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Capítulo 4

Un mensaje, una sorpresa

(Ella)



Los días pasan y no dejo de darle vueltas a muchas cosas, demasiadas. Jordi me dio un consejo y llevo días valorándolo, me dijo que le escribiera a Lucas para ver si todavía queda algo de lo que sentimos hace tiempo… Y estos días no he dejado de pensar que quizá tenga razón y tenga que dar ese paso porque ahora mismo no me parece tan mala esa idea, por muy descabellada que parezca. Mire donde mire me acuerdo de Lucas, escuche la música que escuche todo me recuerda a él, y creo que debo hacerlo, al menos así sabré lo que puedo esperar de la vida y podré pasar página de una vez.

Mañana es la gala benéfica en la que actuaré por primera vez delante de los medios de comunicación, y no estoy nerviosa… Bueno, vale, sí lo estoy, pero no tanto como en este preciso momento.

Jordi me ha convencido para que haga esta locura, y aquí estoy plantada delante del ordenador intentando pensar en cómo disculparme por borrarle de mi vida, por haberme portado tan mal con él, por haberle dejado y por recriminarle cosas que no debía. Sé que suena de locos, pero a veces creo que lo que nos pasó fue para que me diera cuenta de que lo quería de verdad, aunque fuera demasiado tarde y luego he sido tan orgullosa que no he querido dar marcha atrás. Me cuesta pedir perdón y no sé qué esperar de esta carta o más bien de este correo electrónico y después de lo que me está pasando últimamente no sé si es lo correcto escribirle o no, pero necesito salir de dudas porque pensar en él me martiriza de una manera que ni te lo imaginas.

El otro día después de la sesión de buen sexo que he de decir que duró todo el fin de semana. Porque no creas que Jordi se fue de mi casa el sábado después de acostarse conmigo… No, se volvió a quedar a dormir, vimos dos películas de terror y cada vez que podía el muy cabrón me asustaba. Es un cachondo, me encanta que sea tan divertido, me hace ver la vida de otra manera. Bueno, a lo que iba, me dijo que si no lo intentaba nunca sabría lo que habría pasado y que el que no se arriesga no gana… así que como creo que peor que estamos no vamos a estar… Lo he pensado y aquí estoy.

Mis dedos comienzan a teclear en el ordenador un correo electrónico, solo espero que no haya cambiado la dirección porque para una vez que me decido.

Para: Lucas1984@hotmail.com

De: Ella_stars@hotmail.com

Asunto: Más vale tarde que nunca

Querido Lucas,

Sé que ahora estarás flipando, bueno cuando veas este mensaje… es normal. No sé cómo empezar, bueno, sí lo sé, pero es muy difícil.

Quería pedirte perdón por todo, llevo cuatro años pensando en ti cada día, sé que tendrás tu vida y no tengo derecho a pedirte nada, pero quiero pedirte perdón, por todo. No fui justa contigo, no te merecías que te apartara de mi vida de aquella manera, pero me sentí mal por lo que me dijiste, aunque me lo mereciera de verdad.

Sé que siempre has mirado por mí y que aunque te dejé seguiste siendo mi amigo y dándome tus sabios consejos y me consta que te costaba lo tuyo, quizá igual que a mí aunque no me diera cuenta, pero cuando te fuiste y me dejaste sola, me enfadé tanto… que no me di cuenta de que todo lo que me dijiste lo hiciste porque lo habías guardado en tu interior y ya no podías más. Supongo que me querías, tanto como yo a ti, pero tú has podido avanzar, estoy convencida de que has logrado tus propósitos en la vida, estarás feliz con aquella chica que conociste en Nueva York o donde sea que estés, yo sin embargo no avanzo, algo en mi corazón no me lo permite, aunque sí he cumplido con lo demás, en dos semanas inauguro un bar de copas, aquí en el centro de Madrid, se llama Ohana, lo más importante para mí, y estoy grabando un disco. Al final tenías razón, tenía que seguir los pasos de mi madre… Mañana actuaré en una gala benéfica aquí en Madrid.

Bueno, espero que todo te vaya bien y que algún día podamos hablar, te juro que no te bloquearé, aunque entendería que lo hicieras tú, nunca te merecí.

Espero que sepas perdonarme como siempre has sabido hacerlo, y quiero que sepas que nunca he dejado de quererte.

Besos, Ella.

Y después de leerlo un par de veces le doy a la tecla maldita, la de enviar, ahora ya no hay marcha atrás.


Cojo a Roquet y me bajo al bar. Hoy no tenemos ensayo, así que tengo todo el día para mí, he quedado con Noah luego para tomar un café. Después del día que me emborraché, o me emborrachó él más bien, me pidió perdón por haberme dejado sola. No le dije nada de que Jordi había acudido en mi ayuda, de eso ya se encargó él, pero finalmente no nos enfadamos, le dije que no pasaba nada y estamos como siempre. Él detrás de mí y yo pasando de él, pero de buen rollo.

Llego al bar y comienzo a colocar cosas, ya lo tengo todo. El mobiliario me ha llegado en perfecto estado: los vasos, copas y demás me los trajo mi prima Raquel ayer, tengo que llamar a todos mis amigos que empezarán a trabajar conmigo para organizar la apertura y ver cómo vamos a hacerlo todo. He decidido ofrecerle a mi prima un puesto de encargada, porque necesito a alguien de confianza cuando yo no esté; entre todos mis amigos que quieren venirse a trabajar al bar cuento con dos chicos para la seguridad del local que estarán en la entrada y cuatro camareros. Creo que por ahora está bien, el local es grande pero de momento no sé cómo va a ir, probaremos así un mes y luego ya veremos si necesito más personal.


Al rato de estar ordenando todo llega Noah, mira el local y alucina con lo que ve, no se cree que haya sido capaz de montarlo todo en tan poco tiempo, lo cierto es que me subestima bastante. Nos llevamos bien pero nos falta un punto de conexión que no terminamos de encontrar. Roquet le ladra cuando se acerca a mí, es mi perrito protector, lo curioso es que con Jordi nunca le pasa y mira que se acerca mucho pero que mucho más, debe ser que le cae bien.

—¿Qué te parece el bar?

—Ella, es impresionante y el nombre me encanta, te pega mucho. ¿Cuándo lo abres? Estoy deseando venir con todos mis amigos, y has puesto reservados. ¡Qué guapo! —Se fija en esos sofás esquineros de terciopelo azul, quedan preciosos…

—Sí, pensé que en la parte de arriba podía hacer una sala vip, y por eso está así, no quiero que si viene alguien famoso se encuentre agobiado por la gente —Sí, he dicho famoso, tengo que admitirlo, soy cantante y en el mundo por el que me empezaré a mover espero conocer a grandes celebridades que invitaré a mi local. —El otro día cuando salimos vi a unas cuantas chicas que se te acercaban a pedir autógrafos y aunque no parecías molesto reconozco que cuando sales a divertirte, a veces puede agobiar, así que si están en la sala de arriba pueden estar tranquilos.

—Me parece una idea estupenda. Oye, ¿quieres que te ayude a algo? Porque veo que aún tienes bastante trabajo.

—Pues, mira, si quieres estoy colocando todas las copas y demás.

Seguimos charlando de nuestras cosas mientras seguimos trabajando un poco y nos reímos de las burradas que a veces hacemos cuando de repente llega un mensajero.

Me trae un paquete y me sorprendo, es una merienda a domicilio, que parece que sea para tres personas en lugar de para uno, y viene con una rosa y una nota.

“Supongo que llevas todo el día en el bar. Tienes que alimentarte, no sé qué me pasa pero no he parado de pensar en ti en todo el día. La rosa es porque me parece una flor preciosa y quiero que te traiga suerte para mañana, esta noche no puedo verte, descansa que mañana te espera un gran día. Un beso.

Jordi”.

—Vaya, vaya, Ella, que callado te lo tenías… O sales con alguien o tienes un fan. —Está claro que ni se imagina de quién es y yo tampoco se lo voy a decir. ¿Qué siento en este momento? No lo sé…

—No es un fan, ni es un novio, es solo un amigo, nada más.

—Joder, pues sí que es detallista porque eso yo no lo he hecho jamás ni por acostarme con nadie.

—Ya… Tú eres más de otras cosas… Noah, yo no estoy para novios, ya lo sabes, pero no te negaré que el detalle es bonito.

—Ella, en algún momento tienes que abrir el corazón de nuevo, eres demasiado dura.

—No soy tan dura, es solo que espero a una persona que no sé si llegará y de momento no me conformo con menos.

Lo digo tan convencida como puedo, pero es cierto que el detalle me ha derretido el hielo que tengo incrustado en el corazón. Cuando estoy con Jordi me encuentro a las mil maravillas y cuando no estoy con él lo echo de menos. Lo curioso es que parece ser que a él le pasa lo mismo: cuando no nos vemos me llama para ver cómo me ha ido el día, me anima a hacer cosas que a mí me dan miedo, me da consejos que nadie me daría, pero luego tiene estos detalles que no comprendo y no sé qué pensar.


Después de lo que parece un rato largo, muy largo, nos marchamos cada uno para su casa, tenemos que descansar y mañana darlo todo. Llego a casa, me hago un bocadillo y me pongo música, mientras me ducho me pongo a pensar en mi día. He cometido una locura al hacerle caso a Jordi y mandarle a Lucas un mail, pero ya está hecho y luego pienso en el detalle que ha tenido, en esa rosa… Me encantan las rosas, es mi flor favorita, pero ¿por qué ha hecho eso? Quizá le importo más de lo que dice y Noah tenga razón, quizá me quiere. Pero entonces, ¿por qué me animaría a escribirle a Lucas? Prefiero no pensar en esa posibilidad, porque no quiero hacerle daño ni que él me lo haga a mí.

Doy veinte vueltas en la cama, pensando en todo y en nada, no me puedo dormir… Me pongo música, un poco de Liam Payne para regalarme los oídos. Sus canciones románticas me relajan bastante y al final me duermo.

—¡Ella, cariño! Pensaba que no me cogerías el teléfono. —Me ha despertado mi padre, pero ¿qué hora es? Lo miro y me levanto corriendo, Leopoldo me mata si llego tarde.

—¡Papá! Hola, perdona, supongo que ayer me olvidé de poner el despertador… Soy un desastre. —Y en realidad lo creo y lo confirmo, tantas distracciones en mi mente no son buenas.

—No digas eso… ¿Estás nerviosa?

—No, ¡todo saldrá muy bien! Vas a estar en la gala, ¿no? —Cómo miento… Sí, lo estoy y mucho, sobre todo porque como siga en la cama llegaré tarde, seguro.

—Claro, no me lo pierdo por nada del mundo. —Mi padre siempre está ahí para mí, siempre.

—Pues nos vemos luego, papá, te quiero.

—Y yo a ti, hija.


Llego al Palacio de la Música, me quedo asombrada de cuántos cantantes hay, me presentan a muchos de ellos, como a Alejandro Sánchez, Malena Verdú, David Becker entre otros, y me doy cuenta de que son gente normal y corriente como tú y como yo, son divertidos y me caen muy bien; de repente se acerca a mí Leopoldo y me dice que ha habido un contratiempo de última hora y que necesita que actúe con mi single.

Por lo visto Adeline Matius tenía que actuar pero no ha podido asistir al evento y en su lugar no tienen a nadie, por lo que ha pensado que puedo cantar mi single. Me preocupa que no salga perfecto, ya que no lo hemos grabado definitivamente, pero Leopoldo confía en que saldrá bien, me dice que Jordi me acompañará al piano y eso me da una cierta tranquilidad y una confianza que no esperaba tener.

Hay muchas actuaciones y todas me han gustado mucho, llega mi turno con Noah y todo sale muy bien, nos aplauden. Noah es conocido, yo no… Es normal, conforme va evolucionando la noche se van acercando a mí personalidades del mundo de la música y me felicitan, dicen que esperan ansiosos para oírme en solitario y comienzo a ponerme nerviosa.

—¿Qué tal, preciosa? —Jordi se sienta a mi lado—. No he tenido ni un minuto para estar contigo. ¿Estás bien?

—Sí… Bueno, algo nerviosa, no es lo mismo cantar con Noah, que está muy ensayado, a cantar yo sola.

—No te preocupes, Ella, lo harás genial. —Me coge de la mano y vamos hacia el escenario, es mi turno y tiemblo como un flan, noto como miles de fotógrafos sacan fotografías de nosotros y todavía me pongo más nerviosa, no estoy acostumbrada a ser el centro de atención.

El presentador anuncia mi entrada con naturalidad, me presenta como una brisa fresca y da a conocer mi single titulado No te vayas de mi lado.

La música del piano comienza a inundar la sala, en el escenario está Jordi, como si estuviera en el salón de su casa, desliza los dedos por las teclas como todo un experto, tranquilo, paciente… Y de repente aparezco entonando una dulce melodía, que les dedico a mis seres más queridos, pero sobre todo a Lucas.

En la canción le pido perdón, interpreto un papel, le canto a Jordi aunque en realidad creo que es Lucas, lo miro y le canto, con mi voz le acaricio, me mira solo a mí, no al teclado del piano. Me sonríe y me pierdo en su sonrisa, intensifico más mi canción, la letra me embriaga, le pido que vuelva conmigo, no una noche sino todas, que me perdone por los errores del pasado y que volvamos a ser felices, me mira y me traspasa con la mirada, algo en mí me dice que ojalá no estuviera tan enamorada de Lucas, porque Jordi podría ser la pareja perfecta que siempre he buscado, pero no tengo que olvidarme de que en el escenario interpretamos un papel. Todo este efecto es causado por la magia de la música.

Cuando termina la canción, me abraza y me besa en la frente, todos aplauden y mi padre está llorando… cómo no. Muchos me dicen cuando bajo que les he recordado a mi madre, están orgullosos de mí, el equipo es fantástico, y Leopoldo me dice que no tardarán en sacar mi disco, la noche de hoy promete bastante.

Leopoldo está encantado, voy a mi mesa y me encuentro con un ramo de rosas enorme, miro a Jordi que cuando lo ve deja de sonreír.

—No me mires que no es mío —parece un poco molesto, aunque le dura poco porque me abraza y me da la nota del ramo—.Venga, va, mira a ver quién es tu primer fan.

—Anda, dame, no me creo lo que veo. —Abro la nota para ver de quién será aunque creo que es de mi padre.

“Yo tampoco he dejado de quererte nunca”.

Me sorprendo tanto que me tengo que sentar. Siento que tengo la mirada perdida, y no sé si sonreír como una boba o llorar como una niña. Me decanto por lo primero porque delante de los medios es mejor no llorar, en mi estómago no revolotean mariposas, no, más bien hay un huracán.

—¿Qué, no me vas a contar de quién es? —pregunta Jordi curioso.

—Es… es… de Lucas.

Solo puedo decir eso, no sé dónde estará pero sí que sé algo, es imposible que esté en la otra punta del mundo. Tiene que estar aquí, volvió. Necesito averiguarlo pero ahora no es el momento.

Jordi se ha quedado tan alucinado como yo, me mira y mira el ramo, repite el mismo gesto varias veces y no sabe qué decir. Supongo que no esperaba que me atreviera a escribirle o esperaba un resultado muy diferente. Pues mira por donde va a resultar que voy a vivir la vida que he querido siempre con Lucas.

No dejo de pensar en él en toda la noche, me habla, contesto pero todo es muy mecánico, es como si mi mente estuviera en otro sitio. Y lo está, está pensando en todas las noches que pasé con Lucas, en la pasión, en el amor y estoy encantada con mi ramo.

—¿Vas a dejar de mirarlo? Lo vas a gastar.

«¿Pero qué coño le pasa a este ahora?»

—¿Qué dices? Oye, Jordi, ¿te has enfadado? Porque el que me dio pie a escribirle fuiste tú, además no sé por qué te enfadas.

—No estoy enfadado… Es solo que siento que ahora quizá cambies y no tengas tiempo para mí. Bueno no sé cómo explicártelo, cuando estoy contigo todo es distinto. —Es extraño, pero yo siento lo mismo.

—Jordi, solo es un ramo de rosas, no es una petición de matrimonio, no pienses que dejaré de estar con mis amigos, además ahora mi vida está cambiando mucho, pero intentaré sacar tiempo para todo, en serio, te lo prometo.

—Me dejas más aliviado.

«No le creo nada…».

—Pero es todo muy raro… no me ha puesto ni dónde está ni nada. ¿Cómo sabía dónde mandarme el ramo? Tengo que hablar con él, porque no sé qué significa esto.

—Bueno, Ella, tranquila, que si ha sabido donde mandarte el ramo creo que también sabrá dónde encontrarte. Es una pena porque creí que podríamos pasar la noche juntos, para celebrar tu éxito y eso… —Creo que en mente tenía otra cosa no solo celebrar mi éxito…

—Jordi, lo siento, prefiero irme a casa y pensar, no te enfadas, ¿no? —Espero que no se enfade porque con él me lo paso estupendamente y no quiero perder eso. Tengo unos sentimientos bastante contradictorios.

—No, tranquila, llámame mañana y me lo cuentas todo, ¿vale?

—¡Hecho! —Lo beso en la mejilla y me marcho con mi ramo.


En la puerta me recoge una limusina que me lleva hasta mi casa, al entrar dejo las flores en un jarrón encima de la barra de la cocina y me voy directa al ordenador, tengo un mensaje de Lucas.

Para: Ella_stars@hotmail.com

De: Lucas1984@hotmail.com

Asunto: La esperanza es lo último que se pierde

Querida Ella,

No sé ni por dónde empezar… Llevo tantos años esperando ese mensaje… Tenemos que hablar, ponernos al día, en mi vida al igual que en la tuya han pasado muchas cosas, pero te diré que siempre me he arrepentido de todo lo que te dije. Entendí que me borraras de tu vida porque necesitabas hacerlo.

Siempre tuve la esperanza de que algún día decidiríamos enterrar el hacha de guerra y podríamos volver a estar juntos, quiero que sepas que siempre fuiste mi prioridad, a pesar de estar con Beth, pero yo no parecía ser la tuya y tuve que avanzar, nunca pensé que la vida nos fuera a dar otra oportunidad a pesar de que nunca perdí la esperanza.

Espero que no te haya incomodado mi ramo, aunque parecía que el chico que estaba junto a ti sí que lo estaba, no quería espiarte, pero no tenía planes esta noche y he decidido acudir a la gala para verte.

Viajo bastante a Madrid por trabajo y justamente esta semana estoy aquí, si quieres podemos vernos y ponernos al día, creo que ambos tenemos que hablar de muchas cosas.

Espero tu respuesta impaciente, siempre tuyo.

Lucas.

No tardo en contestarle, y quedo con él al día siguiente en mi bar, porque tengo cosas que hacer, pero sé que ahí estaremos solos, podremos hablar y ponernos al día.

Por su mensaje puedo entender que ha pensado tanto en mí en estos últimos años como yo en él y no sé qué esperar, no quiero precipitarme. Yo ahora estoy bien como estoy, pero no quiero cerrar una puerta con Lucas porque es el amor de mi vida.

Aunque últimamente con Jordi tengo un no sé qué especial… que para nada es romántico… ¿O sí? No, para nada.

Él no quiere una relación y yo la que quiero es con Lucas, él lo sabe y yo también, lo nuestro es un rollo amigos con derecho a roce y ambos estamos contentos, pero tengo que decirte que cuando se queda en casa a dormir y me abraza me siento como en otro mundo y no quiero que ese momento acabe, a veces cuando estamos en el estudio nos miramos sabiendo que el día antes hemos estado juntos y nos comunicamos con la mirada, además puedo hablar con él de lo que sea, es raro acabar de follar con un tío y hablarle de otro, pero estamos muy bien.

Aunque hoy me ha descolocado un poco su actitud, porque parece incómodo ante la posibilidad de que yo comience una relación con Lucas, sabe que si eso ocurre se le acabará el derecho a roce, pero no creo que sea solo eso, él está muy bueno y puede tener a la chica que quiera, no hay más que verlo cuando salimos de fiesta, todas se le acercan… es como si tuviera un imán para cualquier mujer, menos conmigo, aunque no sé cómo lo hacemos que siempre que salimos terminamos la noche juntos.


Y por fin llega ese día tan esperado, estoy en mi bar, mi ropa es la de siempre, aunque quizá la camiseta es un poco más escotada de las que suelo llevar a diario, estoy colocando botellas en los estantes, cuando de repente escucho cómo entran por la puerta. Me giro lentamente con miedo y ahí está él… Sigue exactamente igual que el día que lo acompañé al aeropuerto, lleva una camiseta de tirantes y unas bermudas, los músculos se le marcan por toda la camiseta, lleva el pelo muy corto, moreno, sus ojos marrones me miran y por un momento nos quedamos mirándonos como dos tontos sin saber qué decir.

—Así que este es tu bar, es muy bonito… ¡Ella estás guapísima! —Lucas por fin se ha arrancado.

—Sí, este es mi bar, ¿te gusta el nombre?

—Sí, me encanta, es muy tuyo, la familia, lo que siempre te ha importado por encima de todo, me alegro de que tengas este proyecto aunque ahora estés con la música.

—Sí, yo también, porque no sé cómo me irá; lo cierto es que estoy muy ilusionada con todo, mi vida ha dado un cambio radical, solo me faltabas tú para que fuera perfecta. —Lo he visto y lo he tenido claro, quiero esa relación seria, casarme y tener una familia, lo quiero todo con él, porque después de tantos años no he dejado de amarle nunca.

—Ella, sobre nosotros… Tenemos que hablar. —No me gusta nada cómo suena eso. —Bueno, es que han pasado cuatro años, los sentimientos no han cambiado pero la vida… Eso es otra cosa. Verás, yo vivo en Nueva York, trabajo en una multinacional del sector de las telecomunicaciones, soy el subdirector y eso es lo que me hace viajar tanto a Madrid. Normalmente estoy aquí una semana al mes, porque tenemos una sede y tengo que supervisarla.

»Yo… Joder, es difícil, no sé por dónde empezar… Cuando nos peleamos, lo sentí al día siguiente, pero tú ya me habías bloqueado en las redes sociales y demás y pensé que en un tiempo me pedirías perdón, que se te pasaría, que te darías cuenta de que estábamos hechos el uno para el otro. Pero no fue así, y yo fui un cobarde por no volver a España. Pero en aquel momento acababa de conocer a Beth y yo tampoco veía las cosas con claridad… Con el tiempo todo eso cambió, pasaron cosas y ya no pude volver… Decidí quedarme allí e intentar olvidarte pero nunca he podido.

No sé cómo me siento exactamente, entiendo lo que me dice porque a mí me ha pasado lo mismo, nunca le he olvidado aunque haya estado con otras personas. Y supongo que cuando alguien nuevo entra en tu vida ya no ves más allá, pero necesito saber hacia dónde nos va a llevar esto. Solo viene aquí una semana al mes, de momento creo que podría bastarme, aunque si la cosa se pone seria querría más. Supongo que podría trasladarse, es el subdirector de la empresa, ¿no? O podría trasladarme yo.

«Ella para el carro que te emocionas, te ha dicho que no te ha olvidado, pero no te ha prometido amor eterno, de momento».

Mi mente como siempre poniéndome en mi sitio… Noto cómo me mira y me acaricia la mejilla, su mirada y la mía conectan de nuevo pero no es tan especial como lo esperaba, deben de ser los nervios que llevo encima.

—Ella… Yo te quiero, te quiero desde que te conocí y quiero estar contigo, no hay nada que quiera más en este momento que estar a tu lado. —Nos miramos de nuevo y no puedo evitarlo, nos besamos. Ese beso es tan intenso y tan ansiado que me puedo perder en él durante un año y no volver.

Poco a poco desliza su mano por mi espalda y suavemente me acaricia, me abraza y no me suelta en ningún momento, el beso se vuelve más intenso, estamos muy a gusto, pero decido pararlo, este no es el lugar, así que decido cerrar el bar e ir a mi casa, que por suerte está muy cerca.


Cuando llegamos a mi casa estamos abrazados y no deja de darme besos, qué bien saben sus besos, llevaba tanto tiempo sin saborearlos… En este momento no puedo pensar en nada, solo puedo pensar en él y en mí. No existe nada más. Y pasa lo que tiene que pasar… Llegamos a la cama y no es solo sexo, en esta ocasión hay amor, mucho amor, los dos nos acariciamos y besamos, sin dejar de mirarnos, de sentirnos, de desearnos como nunca lo habíamos hecho, sus caricias se intensifican en mi piel y me pongo encima de él, me dejo acariciar y poco a poco me acoplo a él, le dejo penetrarme, suave y dulcemente, comienza a moverse y nos acompasamos el uno al otro, es como si nunca hubiéramos estado separados, poco a poco vamos haciendo el espacio nuestro y no dejamos de decirnos lo mucho que nos hemos echado de menos. No quiero que este momento termine nunca… Mi teléfono suena en ese preciso instante, lo ignoro, obviamente, continuamos y ambos ardemos de placer, llegamos al clímax y seguimos besándonos, no queremos separarnos por nada del mundo.

—Ella no has cambiado nada, me encantas, me vuelves loco, te juro que nunca nadie se podrá comparar contigo. Te he echado de menos. —Me mira raro, no sé descifrar sus sentimientos, es nostalgia, lo dice como si lo que ha pasado no se fuera a repetir, no sé lo que siento en este momento.

—Lucas, te noto raro. ¿Te arrepientes de lo que hemos hecho? No te entiendo… No tienes que compararme con nadie, yo solo quiero estar contigo porque he estado con otros chicos y siempre los he comparado contigo, a todos les fallaban mil cosas. He llegado a la conclusión de que solo te necesito a ti. Fui una tonta, no me supe dar cuenta de que lo que buscaba y quería ya lo tenía contigo. —Me mira de nuevo, parece feliz pero no puedo decir que parezca tan feliz como yo en este momento, hay algo que no me cuenta—. Lucas, ¿qué te pasa?, ¿qué piensas? Siempre nos lo hemos contado todo, podemos hacerlo de nuevo, ¿no?

—Sí, bueno, es que estos años han pasado muchas cosas y no sé por dónde empezar.

—Cariño, tenemos todo el tiempo que tú quieras, yo hoy no tengo planes, podemos quedarnos aquí y ponernos al día. —Mi teléfono suena otra vez.

—Pues por cómo suena tu teléfono, no lo parece —mira mi pantalla—. ¿Quién es Jordi? —Le voy a ser sincera porque no quiero que haya mentiras entre nosotros, nunca las ha habido y prefiero que no las haya, como él ha dicho en estos años han pasado muchas cosas.

—Jordi es un amigo, él es quien compone mis canciones y también es el que me animó para que te escribiera, quedamos de vez en cuando y nos lo pasamos muy bien, pero nada más, tenemos una regla importante y es que ninguno quiere tener pareja, bueno, en mi caso, ninguna que no seas tú, claro. —Me mira y me sonríe, es buena señal.

—Ella, no esperaba que guardaras castidad por mí, no hay más que verte para desearte y eso le pasa a cualquier tío, le tendré que dar las gracias entonces, ¿no le vas a llamar?

—No, ahora no, ya le contaré lo nuestro después, tranquilo que le daré las gracias de tu parte. Ahora tengo cosas mejores que hacer, lo entenderá. Y, bueno, ¿me dices que es eso que te ronda por la cabeza? que me tienes en ascuas, porque yo tampoco creo que me hayas guardado castidad.

—Cuando discutimos y me eliminaste de todas tus redes pensé en venir a buscarte, de verdad que quería hacerlo, pero entonces pensé que tú estabas enamorada de aquel chico con el que acababas de empezar a salir y yo llevaba con Beth un tiempo, creí que dejarlo estar era lo mejor, que tú hicieras tu vida y yo la mía, luego el padre de Beth me ofreció una oportunidad laboral inmejorable y no la quise desperdiciar, pero aunque haya seguido con ella nunca he dejado de pensar en ti.

«¿Ha dicho lo que creo que ha dicho?».

—¿Sigues con ella? No lo entiendo porque esto que hemos hecho significa algo, ¿no? ¿Cómo has podido? —No sé si estoy enfadada, decepcionada o herida… ¡Nos acabamos de acostar juntos! —Esto lo cambia todo, ¿no?

—No quiero mentirte, sí, sigo con ella, pero la relación que tenemos es más por interés que por otra cosa, no estamos enamorados ni nada de eso, nos tenemos cariño pero nada más. No es como contigo, pero no puedo dejarla de la noche a la mañana, Ella. Por eso por ahora solo puedo ofrecerte estar contigo cuando venga a Madrid, una semana al mes; si aceptas eso te prometo la semana en exclusiva para ti, lo que ha pasado, ha pasado porque te quiero, porque llevo cuatro malditos años pensando en ti, no he podido evitarlo. Sé que te molesta que esté con Beth, pero créeme, ella no significa nada, no cómo lo significas tú, dame la oportunidad de poder volver contigo, por favor. —Lo que hago es una locura y llámame tonta si quieres pero mejor eso que nada, y me ha dicho que no tienen una relación sino que están juntos por interés, por lo que no estoy tampoco destrozando una familia ni nada de eso.

—Lucas, yo te quiero, te quiero de verdad y me conformo con eso, pero entiende que no me voy a conformar eternamente. Si me quieres tienes que arreglar las cosas y dejar a Beth, no te pido que sea mañana pero sí en un periodo no muy largo, no quiero ser la otra…

—Ella, tú nunca podrías ser la otra, siempre has sido la primera, para todo pero entiende que después de que me alejaras de tu vida yo tuve que seguir con la mía… Lo arreglaré, pero dame tiempo, ¿vale?

El amor no es para mí

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