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ОглавлениеCapítulo 3
Recuerdos que vuelan
por mi mente
(Ella)
Hoy hace un día estupendo, voy camino del local y he quedado con Maka en el parque de al lado. Ayer hablé con ella después de pasear a Roquet y quedamos en vernos hoy para que la pusiera al día y me ayudara con la elección del local.
La veo a lo lejos, lleva una camiseta de tirantes negra y una falda que más que una falda parece un cinturón, como se agache se le va a ver todo… Está loca, mucho más que yo, ¡qué ya es decir!
—¡Hola, perraca! Ayer no me especificaste mucho a cerca de tu relación con el compositor… Hubo tema, ¿eh? Qué bien que te haya quitado las telarañas, porque, hija, ya te iba haciendo falta… y, ¿qué tal?
—Pues, chica, solo te puedo decir que hacía mucho que no me corría dos veces en tan poco tiempo. Está muy bueno y encima es un maestro, ¿qué más puedo pedir? Me mira alucinada. No suelo ser tan explícita pero entre nosotras nunca hemos tenido secretos.
—Joder, nena, sí que te ha cambiado un poco, sí… Y qué, ¿ya has pensado si vas a salir con él otro día?
—No, lo mejor es que de momento nos limitemos al trabajo y a ser amigos, no quiero engancharme, y me conozco, me engancharía porque es guapísimo, y además muy majo.
—Pues chicos así no hay muchos. Por cierto, el otro día me fui a cenar con tu compañero de cante y, ¡joder!, que tío más soso. Solo quería saber de ti, qué capullo…. Ves, a ese también le pones. Que chasco más grande me llevé, así que ya sabes, cuando quieras puedes trincarte a este también, que lo tienes en el bote.
—¿Qué dices, tía? Yo paso, aunque lo cierto es que me lo apunto en mi lista, que nunca se sabe. —Ves, si ya te lo había dicho, me quiere liar también con el cantante, esta Maka nunca se cansa.
Llegamos al local y nos espera Jesús, es agente inmobiliario. Entramos y es todo tal cual me lo esperaba, habrá que arreglarlo e invertir bastante dinero pero prefiero hacerlo así y dejarlo a mi gusto.
Jesús mira el estado del local y se lleva las manos a la cabeza.
—Ella, perdona, no sabía que estaba tan mal… Tenemos otro local, no es tan grande pero está mucho mejor que este, la zona no es tan buena pero quizá te pueda gustar. —Jesús me conoce desde que tengo unos diez años, es amigo de mi tía Lola.
—Tranquilo, ¡es perfecto! —Lo calmo un poco aunque me mira extrañado.
—¿En serio? ¿No prefieres mirar otro?
—No, este está muy bien, es muy grande y está en el sitio indicado, rodeado de las mejores discotecas de Madrid, es justo lo que estoy buscando, sé que necesita arreglos pero no me importa, sabes que me lo puedo permitir y así lo dejaré a mi gusto.
—Pues en ese caso negociaré el mejor precio que te pueda conseguir, porque hace mucho que está a la venta y en estas condiciones creo que podemos conseguirlo a un precio mejor.
—Perfecto, lo dejo en tus manos. Maka, ¿a ti qué te parece? —Maka me mira y mira el local, quizá piense que estoy loca por comprarlo, lo cierto es que esta casi en ruinas.
—Tía, la zona es inmejorable y conozco a unos colegas que te lo dejarán perfecto. La barra esta la quitarás, ¿no?
—Sí, lo quitaré todo y lo pondré todo nuevo. Oye, Jesús, ¿crees que podríamos firmar esta semana? Te lo digo porque quiero empezar con las obras cuanto antes, ¿qué oferta les harás?
—Pues voy a intentar que te lo dejen en cincuenta mil euros, porque piden setenta y lo veo mucho, ¿tendrás que pedir un crédito?
—No, sabes que no lo necesito, tengo dinero de sobra, pero si lo consigues por ese precio te estaré infinitamente agradecida, porque tendré que invertir bastante en él, ya sabes.
—Si lo consigues en ese precio te hacemos un carnet VIP. —Miro a Maka y me rio, tiene unas ideas de bombero retirado, más que nada porque no veo a Jesús a sus casi sesenta años en un bar de copas del tipo que será mi bar.
Quedamos en hablar al día siguiente y yo ya me he hecho a la idea de que ese local ya es mío, llamo a mi padre para contárselo y que me dé su visto bueno.
—Papá, ¿te pillo ocupado?
—No, cielo, ¿qué pasa? ¿Todo bien?
—Sí, es solo que ya he cogido el local del que hablamos, quería que lo supieras. He decidido que voy a abrirlo y también me dedicaré a la música, quiero tener algo mío por si la música no me va tan bien como debería.
—Cariño, eso no pasará, pero está bien que tengas tu propio negocio, ¿qué vas a hacer al final?
—Pues ahora tengo que arreglar todo el local y comprarlo todo, supongo que eso me llevará un par de meses antes de que inaugure, tengo que ir pensando en un nombre, ya te contaré.
—¿Hoy tienes que ir al estudio?
—Sí, tengo que grabar con mi compañero, que ayer no estaba, y estuvimos con el compositor que me han asignado. Tiene unos temas muy bonitos y estuve hablando con él de componer algo para mamá, ¿te parece bien?
—Claro, mi niña, a ella le hubiera encantado. —Su voz ahora suena apagada, sé que han pasado años pero la echa de menos como el primer día.
—Perfecto, papá, te dejo que tengo cosas que hacer, hablamos otro día. —En parte no es cierto, pero sé que cuando se pone así yo también acabo poniéndome triste y prefiero no hablar del tema.
Mi madre lo era todo para nosotros. Era una mujer divertida, apasionada, cariñosa, y ellos siempre fueron la pareja perfecta, eran mi punto de referencia y es por eso que no quiero estar con nadie, quiero lo que tenían ellos o no quiero nada. Por eso tengo a Lucas en un pedestal, y te dirás, si tan maravilloso era, ¿por qué le dejaste? Pues te lo confesaré, POR TONTA, y además con mayúsculas, porque no hay un solo día de toda mi vida en que no me arrepienta de ello. Pero volviendo a lo de mis padres te diré que jamás les vi ni les escuché discutir, y siempre se han demostrado su afecto y su cariño. Me parece admirable pasar tu vida junto a alguien que en todo momento del día te demuestre lo que significas para él y yo no quiero conformarme con menos, pero eso es muy difícil de encontrar.
Con Lucas tenía esa conexión, pero cuando se comenzó a centrar en su carrera me sentí desplazada e imagino que me asusté y salí corriendo, vi a otra persona que me prestaba más atención y me equivoqué. Él me perdonó en su día pero yo no he sido capaz de hacerlo, y así me va.
Te preguntarás qué ha sido de Lucas, pues te diré que vive en Nueva York. Sí, has leído bien, porque conoció a una chica en un viaje que hizo y decidió quedarse allí. Después de que terminara nuestra relación, necesitó su tiempo, porque te diré que quizá le rompí un poco el corazón… Y claro, le costó sobreponerse, pero quiso mantener nuestra amistad por lo que significábamos el uno para el otro. Supongo que nunca dejas de querer a alguien por mucho daño que te haga cuando lo has querido tanto y seguimos siendo amigos. Pero nunca pasó nada romántico entre nosotros, yo siempre tenía pareja, él comenzó a salir con chicas, y al terminar los estudios quiso viajar, me propuso acompañarlo, pero yo acababa de comenzar una relación y no quise irme con él. Fui tonta, pero tonta de capirote. Él se fue, entonces conoció a Beth, y bueno, no sé si seguirán juntos o no, ya no hablamos. La última conversación que tuvimos fue bastante dura, así que decidí dejarlo ahí, pero desde entonces es como si mi mente se negara a olvidarle.
Maka me está esperando con el coche para ir al estudio, se viene conmigo porque no tiene nada mejor que hacer, pero en el fondo es porque no quiere estar sola. Hace poco que se peleó con su ex, un machista empedernido que no la dejaba ni soplar una vela… y ahora tiene miedo hasta de su sombra, aunque nunca la escucharás admitirlo. Parece una chula, y en cierta manera lo es con todo el mundo pero no lo pudo ser con su ex, él la intimidaba de una manera que nunca entenderé, la anuló como persona, aunque por suerte ya no están juntos y ella vuelve a ser la que era, nunca hay que cambiar por nadie.
—Venga, que vas a llegar tarde. —Esta lo que quiere es ver a Jordi, que ya me la conozco.
—Ya, tarde… Bueno, vamos, pero ya te aviso, no digas ni una sola palabra de lo que hemos hablado, por favor, quiero hacer como si nada hubiera pasado, tampoco me interesa que en el estudio me vean como una chica fácil ni que se enteren de nada.
—¡Vale, prometido! —Sé que lo dice de verdad, porque Maka es una loca, pero es mi mejor amiga del mundo mundial, sé que puedo confiar ciegamente en ella.
Llegamos a la discográfica y cuando subimos a la sala de grabación, solamente veo a Jordi que me mira desde la puerta de su estudio, no veo a nadie más, se acerca a mí y me da un ligero beso en la mejilla, muy tierno, como si nos conociéramos desde siempre y es que no puedo negar que hay un magnetismo especial entre nosotros, pero borro de mi mente cualquier pensamiento lascivo por muy bueno que sea, aquí venimos a trabajar.
—Ella, estás preciosa, tienes una sonrisa especial hoy, ¿no se deberá a que ayer lo pasaste muy bien con alguien? —pregunta Jordi con una pícara sonrisa.
«¡Lo mato, yo lo mato!».
—¡Joder! —dice Maka—, y eso que a mí no me dejabas comentar nada. Tú, ¿qué eres?, ¿de esos tíos que van de listos? Porque te las puedes ver conmigo. ¡Qué mi amiga no es una sueltecita, ¿eh?! Y los tíos sois unos bocas.
—Tranquila, Mike Tyson… No hay nadie y me he imaginado que a ti te lo habría contado. Por cierto, soy Jordi y supongo que tú debes de ser Maka. —Qué listo que es, claro que ya le había hablado de ella.
—Eh… Sí y perdona, es que no me gusta que se den cosas por hechas, ya me entiendes, que luego las chicas somos las fáciles y los chicos los machotes. —Esa es mi amiga, la chula con todos menos con su ex.
—¿Dónde están todos? —Miro a mi alrededor y esto está más vacío que un bar de copas a las nueve de la mañana.
—Pues están en el estudio de abajo, grabando con Noah sus canciones en solitario. Como ayer no estaba tienen que recuperar el tiempo perdido, por cierto, Ella, ¿pudiste mirar las canciones que te dejé? —Sigue mirándome con esos ojos que me encantan.
—Sí, he escogido unas cuantas, ¿quieres que te diga cuáles?
«Te lo puedo decir en privado si quieres…» Cállate, mente maldita.
—Sí, oye, he pensado que podríamos quedar mañana para tomar unas copas, tengo un amigo que viene el fin de semana por Madrid y quizá podríamos salir los cuatro. A tomar una copa, ¿eh?, no pienses mal.
—Bueno, si está bueno tu amigo aceptamos, porque a mí me viene bien, aunque sea solo para una copa. —Maka y sus comentarios tan oportunos, qué más dará si el amigo está bueno o no, íbamos a quedar igualmente, Jordi lo está y con eso me vale.
—Claro. Oye, ¿sabes que hoy he ido a ver ese local que te comenté ayer? Y si todo va bien es mío. Tengo que arreglarlo mucho, pero quedará estupendo, así que cuando lo inaugure ¡ya sabes que estás invitado!
—Pues tengo unos amigos que me deben un par de favores, podría decirles que se acerquen al local, y por la reforma no te preocupes, seguro que te lo hacen muy bien de precio.
—Bueno, Maka también tiene unos amigos, que vengan los dos y veremos con cuáles me quedo.
Escuchamos unas voces de fondo. Ya vienen Noah, Leopoldo y los chicos de sonido, así que vamos a la pecera y comenzamos a grabar.
No sé qué le pasa a Noah, no da pie con bola, Leopoldo le ha echado un broncón del quince, así que venga a repetir y a repetir… Nada, hoy no sale, mi parte está bastante bien pero él… es una incógnita para mí, no entiendo qué le pasa. Parece estar enfadado con el mundo, así que propongo un descanso porque ya estoy un poco harta de los malos humos de todos y me llevo a Noah a tomar un café a un saloncito que tienen en la discográfica.
—¿Qué te pasa? Te noto muy estresado, sé que no ayuda que Leopoldo esté así contigo, pero me puedes contar lo que sea, quizá te ayude. —Lo noto un poco triste o nervioso, no sé identificar lo que es.
—Lo siento, Ella, sé que lo estoy jodiendo, pero es que me presionan mucho con mi disco, no te imaginas lo que es. Teníamos una fecha de lanzamiento y no la voy a poder cumplir, mi hermano tuvo un accidente, por eso estoy así y Leopoldo no me deja irme de viaje para verlo. Solo sabe decir que no llegamos y que tengo que grabar y ya no sé qué hacer. Cuando tú grabes tu disco verás la realidad, es bonito cantar e intentar llegar al público, los conciertos son apasionantes, pero la presión a la que a veces te expones es muy dura, ve haciéndote a la idea. Además quiere que en menos de un mes saquemos esta canción en una gala benéfica que se celebrará aquí en Madrid, cree que es una buena oportunidad para darte a conocer, que lo veo bien, pero no sé si en un mes podré.
—Sí que podrás, no seas tonto, yo te ayudaré, solo tienes que relajarte, cuando estás contento todo fluye mejor. La semana pasada lo estábamos haciendo muy bien, tú no te preocupes por nada, canta y vive la música, siéntela, verás como si cierras los ojos y te dejas llevar todo sale mejor. —Se lo digo convencida, y en parte porque no me gusta verlo así.
Noah es un chico bastante sincero, no me cuesta llevarme bien con él. Es guapo, sí, pero no me interesa en ese aspecto, cuando estoy cantando con él me evado del mundo y solo estamos él y yo, dejo que la canción me haga volar. Mi madre siempre me decía que cuando cantas algo que te gusta y que te llega al corazón te transporta a un mundo mágico donde solo estás tú con esa hermosa melodía, y así me siento cuando canto la canción con Noah, es como si nuestros mundos se juntaran y solo existiéramos nosotros. Conectamos mucho y eso es lo que queremos transmitir.
A partir de ese momento ensayamos mucho más y muy duro, Leopoldo está contento, sabe que la gala se acerca y que lo haremos estupendamente. Noah deja de estar tan estresado y nos convertimos en un equipo genial, una semana antes de la gala ya tenemos la canción perfecta y Noah me invita a cenar para celebrarlo. Antes de acudir a nuestra “no cita”, sino a nuestra cena de colegas —no vayáis a pensar lo que no es—, paso para ver cómo van las obras de mi local, porque no te lo he dicho, pero finalmente aceptaron la oferta de Jesús y firmé las escrituras muy rápido.
Las obras van genial, al entrar hay un espacio muy amplio con un par de espejos enormes, el suelo ha cambiado, y en lugar de un suelo gris oscuro que parecía un parking, ahora hay unas baldosas color arena, las paredes son de color marrón muy suave y el techo es azul con estrellas hechas con pintura que solo brilla en la oscuridad; las mesas y los taburetes ya han llegado, son geniales, y la barra es enorme, tiene unos colores espectaculares: azul turquesa con unos toques blancos y azules más oscuros, con los bordes plateados; ha quedado muy bonito, toda la parte trasera de la barra es de espejo y con muchas estanterías para botellas, las neveras y demás me llegan en una semana, el hilo musical ya está instalado y la cabina está al fondo en una esquina, rodeada de altavoces, tiene una pinta tremenda. ¡Estoy deseando bailar aquí!
Se acerca la hora en la que he quedado con Noah y de camino me encuentro a Jordi con unos amigos. Desde nuestro encuentro han pasado casi tres semanas y tengo que decirte que nos hemos vuelto inseparables, es un tío genial, además de estar muy, pero que muy bueno, es un chico amable, simpático, fiestero y un dios del sexo, pero eso ya lo sabes. Bueno, a lo que iba, quedamos a los días para hablar, y decidimos tener una amistad muy sana porque ninguno de los dos busca relaciones y en eso somos muy parecidos, pero tengo que deciros que pecar nos está permitido siempre que surja la ocasión, aunque de momento no ha surgido de nuevo.
—¡Ella! ¡Pero qué guapa estás! ¿Dónde va mi bombón favorito tan sola? —Que zalamero es cuando quiere.
—Pues lo cierto es que he quedado para cenar con Noah. —Vaya careto que me ha puesto. ¿Estará celoso? No, no creo… ¿o sí?
—Vaya, veo que Noah no pierde el tiempo, aunque si te soy sincero mucho has tardado en cenar con él, creo que le gustas desde el primer día. ¿A dónde vais? —lo dice con un tono un pelín malhumorado, aunque sabe disimular bien pero sí, lo confirmo, está molesto.
—Aquí cerca, vamos a cenar al restaurante de su tío y luego vamos a bailar por aquí, seguramente acabemos en el Joy Eslava. Vamos a celebrar que ya por fin tenemos nuestra canción grabada, no pienses mal.
—Piensa mal y acertarás… Ella, no seas tan inocente, que ese lleva queriendo meter las manos bajo tus pantalones mucho tiempo.
—¿Estás celoso? —pregunto sin pestañear y con una sonrisa de bruja perfecta.
—¿Celoso yo? —lo dice con un punto de chulería—. Que va, es solo que no lo veo un chico para ti, ya sé que no buscas nada con nadie pero quizá él sí lo hace y no quiero que luego estéis de mal rollo. —Casi parece sincero.
—No te preocupes que no es mi tipo, es guapo y eso, pero ya sabes lo que pienso, además hoy no tengo mi mejor día para irme a la cama con nadie.
—Bueno, te dejo porque si no llegaras tarde a tu no cita. —Conoce muy bien mis denominaciones de citas—. Luego igual nos vemos en la discoteca.
—¡Perfecto!
Me voy porque si no seguro que empieza a preguntarme. En este tiempo que nos hemos ido conociendo nos lo hemos contado todo a cerca de nuestras relaciones, y sabe cuál es mi punto débil en el amor, Lucas, y yo sé que él no quiere novia hasta los cincuenta por lo menos, por eso estamos tan bien juntos.
Voy a cenar con Noah, porque se lo había prometido, aunque muchas ganas de salir hoy no tenía y te diré por qué. Como sabes, de un tiempo a esta parte, me negué al amor por completo, porque solo hay una persona con la que quiera pasar el resto de mi vida, casarme y crear una familia, pues bien, tenía sus recuerdos un poco presentes y un poco apartados pero cuando los tengo presentes como es hoy no doy pie con bola… Y dirás, cómo una chica como tú, guapa, divertida, que es un cañón de tía… «No tengo abuela…», que tiene lo que quiere, puede estar así por un chico… Yo tampoco me lo explico. Pero hoy encontré un archivo en mi ordenador con fotos del instituto, lo he abierto, en él estaban nuestras fotos y me he puesto muy ñoña.
Hace muchos años que no hablo con Lucas, que no somos amigos porque en una conversación algo dura que tuvimos me dijo cuatro verdades que me merecía y no las quise aceptar, así que decidí borrarlo de mi vida. Pero al parecer, mi mente y mi corazón no estaban muy de acuerdo y fracaso tras fracaso amoroso ellas estaban ahí recordándome lo bien que estuve con Lucas y creo que lo he idealizado tanto que sé que nunca encontraré a nadie mejor, por eso no quiero estar con nadie. Aunque es complicado estar con él. Primero, porque soy muy orgullosa y no sé cómo volver a hablarle, y segundo, porque por lo que sé él vive en la otra punta del mundo con otra chica y serán muy felices, por lo que no puedo entrar en su vida y destrozársela de nuevo… Pero claro, Noah no tenía la culpa de que yo hoy esté de bajón, así que he pensado que divertirme puede ser lo que necesite, pero queda claro que no tendremos nada de sexo.
Llego al restaurante y me sorprendo: es un sitio de lo más fino, de esos a los que suelo ir con mi padre y no con mis amigos, que suelen ser de menos poder adquisitivo que yo.
—Ella, pensaba que ya no venías. —Miro el reloj… Bueno, solo he llegado media hora tarde, me disculparé.
—Perdona, Noah, es que he parado en mi bar a ver cómo iban las obras y se me ha ido el santo al cielo.
—Tranquila, no pasa nada, estas guapísima. —Sí que me mira como si quisiera desnudarme con la mirada, al final van a tener razón tanto Maka como Jordi.
—Gracias, ¿nos sentamos? —No voy a darle pie a nada, aunque mirándolo bien, se ha puesto muy guapo, y no está nada mal, deben de ser las hormonas que las tengo revolucionadas y muy necesitadas.
—¿Y cómo van las obras? ¿Ya has pensado un nombre para el local?
—Tengo varios candidatos y las obras van genial, con un poco de suerte en dos semanas podré abrir.
—Y esos candidatos, ¿cuáles son?
—Pueden ser Ocean, Crazy, Mandala o Tropic, no sé, aún le doy vueltas.
»Hay un nombre que me gusta mucho porque significa mucho para mí pero ese me lo guardo porque si decido ponérselo no quiero desvelarlo aún.
—Pues eso es que lo tienes claro ya, los que me has dicho me gustan casi tanto como tú; tenía muchas ganas de quedar contigo fuera del estudio. El día que quedé con tu amiga no me lo monté muy bien, en realidad es que quería saber más cosas de ti, me supo mal luego por ella.
—Ya me lo contó. Mira, Noah, no quiero que esto sea algo que no es, no te lo tomes a mal pero yo no busco relaciones en mi vida, no quiero conocer a nadie, no sé si me entiendes.
—Maka me contó que estabas cansada de los tíos, pero quizá yo pueda hacerte cambiar de parecer. No creo que quieras pasar el resto de tu vida sola.
—No, pero si quiero disfrutar un tiempo de la soltería, hacer lo que quiera sin darle cuentas a nadie. —Su cara ha cambiado, este se las prometía tan felices esta noche.
—Bueno, no importa, ¡vamos a celebrar que por fin hemos grabado nuestra canción a tiempo!
Después de cenar pedimos unas copas, otras y unas cuantas más. Vamos a la discoteca y me abraza, yo me dejo, porque en ese momento no sé si ando o levito, creo que me he pasado bebiendo, pero es que estaba todo tan bueno y entraba tan bien… Y miraba a Noah y pensaba en Lucas y necesitaba más. Llegamos a la discoteca y me encuentro a Carol, mi amiga esa que siempre me lía con sus amigos que luego resulta que son unos capullos, por no decirles algo peor, mira a Noah de arriba abajo, los presento a todos y me aparta del grupo.
—¡Joder, Ella! Que llevamos sin hablar ni vernos un montón, que calladito te lo tenías, guarra, no veas cómo está tu novio… A ver si este te dura más.
—Oye, guapa, que no era yo quien los dejaba, ¿eh? Y Noah no es mi novio… «¿O sí? Porque con lo borracha que voy todo podría ser y yo sin enterarme…».
—Ay, chica, como le he visto tan acaramelado contigo y te mira de esa manera, pensaba que salíais juntos.
—Que va, es mi compañero de trabajo, bueno, el chico con el que hago el dúo en aquella canción que te comenté. Porque te lo comenté, ¿no?
«Ya no sé si le dije lo del disco… lo de la canción… ni sé nada…».
—Sí, claro… Oye, ¿vas borracha? Tía, estás fatal… ¿Qué te pasa?
—Nada, es que beber me iba bien para dejar de pensar en Lucas e igual me he pasado un poquito.
—¿Un poquito? Dirás un pocazo. No me extrañaría que hubieras dejado sin existencias de alcohol al bar de donde venís.
—Bueno, no pasa nada, es del tío de Noah.
—Anda, vamos al lavabo a que te refresques un poco.
De camino, se acerca Noah, le dice algo a Carol que no escucho muy bien y Carol se va.
—¿Qué le has dicho a mi amiga? —le digo con cara de pocos amigos.
—Que te llevaba a que te diera el aire, nada más, si no te encuentras bien te llevo a casa. —Me mira y se acerca, sigue acercando su cara a la mía.
«¿Qué coño hace?».
—No… Noah… voy a vomitar. —Salgo corriendo al baño y en efecto lo echo todo, lo que he bebido ahora, lo de hace un rato, lo de ayer… y creo que echo hasta el biberón de cuando era un bebé porque no paro.
—Ella, ¿eres tú? ¿Estás ahí?
«¿Ese es Jordi? Joder, sí que estoy mal…».
Como puedo me levanto de la taza del váter.
—Jordi… ¿Eres tú? Joder, qué vergüenza…
—Qué pasa, que te han dado garrafón, ¿no? —Se echa a reír… Esto es humillante.
—¿Está Noah por ahí? Qué vergüenza, casi le vomito encima.
—No, está con unas fans, creo que se ha olvidado de ti. —Salgo y es cierto. ¿Dónde coño está? Claro, este ha dicho… «Esta noche no mojo» y ya le he dado igual…
—Qué fuerte… y me ha dejado tirada con lo mala que estoy.
—Normal… Anda, vamos que te llevo a casa, espera aquí sentada que voy a despedirme de los chicos.
Se va y no tarda ni cinco minutos en volver y eso que veo que una morena despampanante quiere tema con él. Le mando un mensaje a Noah al móvil y le digo que me voy, que lo veo ocupado y no le quiero molestar, ni se entera.
Jordi me coge por la cintura, me mete en su coche y conduce hasta mi casa. Cuando subimos le invito a pasar, no a una copa, porque creo que si ahora bebo algo más me da un coma etílico… pero a él no le importa, se conforma con un café.
—Ella, para salir a beber hay que saber… ¿Cuánto has bebido?
«Ya estamos… Claro, como somos chicas, con dos copas ya vamos contentas…».
—Pues no sé, creo que a la décima copa perdí la cuenta.
—¿Diez? ¿Estás loca o qué?, pero ¿cómo se te ocurre?… Y, ¿cómo se le ocurre a Noah dejarte beber así?
Parece que está enfadado de verdad… Joder… Qué miedo me da, parece mi padre…
—Oye, no te pongas así, es que estaba hecha polvo, no tendría que haber quedado con Noah pero me sabía mal dejarlo tirado, y a él no le ha importado que beba porque imagino que ha pensado que así se acostaría conmigo, lleva toda la noche tirándome la caña, pero es que a mí no me interesa.
—Joder, Ella, sí, estás mal, porque cualquier chica estaría deseando acostarse con Noah…
«Pero yo no soy cualquiera, chato».
—No lo dudo, es un chico que está muy bueno, pero no estoy de humor, además es mi compañero, si nos peleamos no podemos cantar como cantamos, porque estaremos resentidos, ¿lo entiendes? —Me escucho a mí misma y no quiero ni que me conteste porque él y yo somos compañeros también, él me compone las canciones y eso no me impidió acostarme con él.
—Ella, invéntate otra excusa, sabes que eso no es impedimento, pero me alegro de que no hayas caído rendida a sus pies, te mereces algo mejor, a alguien mejor. ¿Me vas a contar por qué estás así? ¿Qué es lo que te causa tristeza? Tienes la vida que quieres, un pisazo increíble, un bar que ya mismo abrirás y estás grabando el disco de tus sueños y, aun así, estás triste, no te entiendo.
—Es por Lucas… Hoy he estado viendo fotos nuestras, mira… —Le enseño mi despacho y las fotos del ordenador, me mira con cariño—. No puedo evitarlo. Hay veces que pienso que fui una tonta y no me lo puedo perdonar, yo le eché de mi lado. ¿No lo entiendes? Y le perdí.
—Ella, mira, yo no conozco a Lucas pero sí que te conozco a ti y aunque hubieras hecho una tontería y cada uno hubiera seguido con su vida, si le importaras de verdad no te habría dejado, quiero decir que seguiríais siendo amigos, no sé lo que os pasó y sé que es delicado para ti pero creo que el destino existe y que las personas están hechas para estar juntas si sus vidas se entrelazan de alguna manera, además quizá algún día te sorprenda si de verdad te quiere.
—Anda… deja al destino… ¿Quieres ver una peli? —Sí, he cambiado de tema, pero es que no me gusta el cariz que está tomando nuestra conversación, no quiero hablar más de Lucas.
Nos ponemos una película, hacemos palomitas y compartimos un buen rato, parece que se me ha pasado un poco la tontería de la borrachera, estamos muy bien juntos. Lo cierto es que en este poco tiempo que nos conocemos nos hemos convertido en muy buenos amigos, y parece que nos conozcamos desde siempre, sabe lo que estoy pensando al igual que yo sé lo que él piensa, nos divertimos juntos sin compromisos de ningún tipo y me gusta estar así con él y parece que a él le pasa igual.
Estamos tan tranquilos viendo la película y me pasa el brazo por el hombro, no me importa porque estamos muy a gusto, yo acomodo mi cabeza en su hombro y me relajo, cierro un poco los ojos… descansando la vista, no creas lo que no es, bueno, sí, vale me duermo… Pero es que se está tan bien aquí tumbada con su calorcito y mi cabeza todavía está pensando en cubatas cuando de repente noto como se levanta muy poco a poco pero lo noto.
—¿Dónde vas?
«¿Qué hace? ¿Con lo bien que estamos y se va a ir? No quiero…».
—Ella, es tarde… Me voy, no quiero molestarte.
—Oye, Jordi. ¿Por qué no te quedas a dormir? Te juro que no te tocaré ni me aprovecharé de ti, es solo que estaba muy a gusto.
—Ella… si me lo pides así no me puedo negar. ¿Dónde quieres que duerma? «Vaya pregunta me hace… Parece tonto este también…».
—¿Pues dónde vas dormir? Conmigo, Jordi, somos amigos, no pasa nada, además, nos conocemos muy bien y ambos sabemos que ninguno de los dos busca nada romántico, por lo que sabes que no va a pasar nada. —Aunque ahora que lo veo aquí en mi sofá, cómodo, sin preocupaciones y con ese cuerpo tremendo… me arrepiento de lo de que no pase nada.
—¿Sabes que nunca he dormido con ninguna chica? Bueno, quiero decir… sin que seamos nada.
—Ya, pero nosotros sí somos algo, amigos, y no pasa nada.
Vamos a mi habitación a dormir, porque ambos estamos supercansados, mañana es sábado y podemos dormir todo lo que queramos. Jordi se quita la ropa y se queda en bóxer, y lo miró sin perder detalle, madre mía, cómo está… Pero seré buena… Yo me pongo un pijama, nada del otro mundo, camiseta de tirantes y pantalón corto, nos acostamos, cada uno se gira para un lado y nos dormimos, pero al rato noto como se gira y me abraza. Me gusta estar así y notar que podemos compartir cama sin que haya nada más… Que no te negaré que también me gustaría, pero estar así de bien con alguien con esta complicidad me tranquiliza, caigo en un sueño profundo y me pongo a soñar con, cómo no… Lucas.
A la mañana siguiente me despierto con el sonido de mi móvil, es Maka, lo cojo rápido porque veo a Jordi durmiendo y no quiero molestarle.
—Joder, ya era hora…, tía, lleva el móvil sonando un montón de rato… ¿Qué hacías? —Mira que es cotilla.
—¿Dormir? ¿Qué quieres que haga un sábado por la mañana?
—Pues no sé, pero Carol me llamó anoche y me dijo que habías ido a la discoteca con Noah, ¿la noche prometió? Porque tiene pinta de empotrador.
—Maka, mira que eres burra.
«Y cotilla también» añado mentalmente.
—No, no me empotró, me llevó a cenar al restaurante de su tío y se pasó la noche tirándome la caña, dejó que me emborrachara como una cerda, intentó besarme pero casi le vomito encima, y cuando me fui al baño me dejó tirada. Suerte que Jordi estaba por ahí y me trajo a casa.
—Joder, Ella, qué cabrón, ¿no? Ese pensó que ya no pillaría cacho, seguro. Oye, pues qué suerte que Jordi estuviera por ahí, ¿y qué? ¿Follasteis otra vez?
—No, lo invité a dormir, de hecho, aún sigue durmiendo. Vimos una peli y nos fuimos a la cama pero sin sexo ni nada.
—Joder, pues vaya plan. ¿No te apetecía acostarte con él o qué? De verdad que no te entiendo, Ella, a ver si te vas a volver monja.
—No es eso, Maka. Mira, con Jordi estoy muy a gusto, la verdad es que hacía mil años que no estaba así con nadie, se lo puedo contar todo, no se enfada por nada, me sabe dar consejos… Se ha convertido en mi mejor amigo, no te negaré que el sexo con él es genial, pero siempre y cuando los dos lo queramos, él no quiere relaciones y yo tampoco… Y ayer se portó muy bien conmigo, hemos dormido juntos sin que pase nada, ¿sabes por qué? Porque me respeta. —Y me lo repito a mí misma mientras pienso en lo bien que lo hubiéramos pasado.
—Bueno, pues nada, me alegro de os llevéis tan bien… Pero Ella, no es bueno que te obsesiones con ya sabes quién, no va a volver a buscarte… Y en el caso de que realmente quieras que vuelva quizá deberías pedirle perdón tú… porque ya sabes quién fue la que lo borró de su vida…
—Tienes razón, ya pensaré lo que hago, te dejo que voy a hacer café.
Qué razón tiene Maka, no se lo puedo negar. Te contaré lo que pasó con Lucas porque seguro que no entiendes nada y creo que ya me toca contarlo para que así me puedas entender un poco más. Ya te he dicho que se fue a vivir fuera, pues cuando se marchó y decidió quedarse allí con aquella chica yo me enfadé y discutí con él, sé que no tenía derecho a pedirle nada, porque yo fui la que lo dejó y la que lo apartó de su lado, pero en ese momento me sentí traicionada, éramos amigos y me había dejado aquí sola y él ya no aguantó más y me dijo verdades como puños pero que a mí me dolieron en el alma, por eso decidí perder el contacto con él, lo bloqueé en las redes sociales, en el móvil y puse fin a nuestra amistad.
Al principio estaba muy enfadada con él pero con el tiempo se me pasó y aunque rehíce mi vida de nuevo, empecé a castigarme por haberme portado tan mal con él, tenía razón en todo lo que me dijo, nunca quise escucharle, ni le di una sola oportunidad mientras que él a mí me las había dado en otras ocasiones. Pero no fui capaz nunca de pedirle perdón.
Un ruido me hace salir de mis pensamientos y me giro para ver a Jordi con una sonrisa de oreja a oreja.
—Ella, llevaba mucho tiempo sin dormir tan bien. Huele a café, ¡qué bien! ¿Llevas mucho rato despierta? —Lo miro y no se ha molestado ni en vestirse y está como todo hombre recién levantado… ¡Madre mía!, ya me entiendes.
—No, es que me ha llamado Maka y no te quería molestar, por cierto, tápate un poco que te vas a resfriar —Y lo miro otra vez… «¡Madre mía!»… lo veo poner una sonrisa pícara.
—He pensado que si no tienes planes hoy, ya que estás mejor podríamos quedarnos aquí y ver alguna película… Eso sí, sin que te duermas.
—Me parece una idea perfecta.
—Así me cuentas más cosas de ese chico que te tiene tan loca, no me has contado mucho de él y yo sí que te conté cosas de mi ex, es lo justo, además entre tú y yo hay algo, no sé cómo decirlo, pero contigo no necesito tener secretos, no sé si me entiendes. —Y sí, le entiendo muy bien, a mí me pasa lo mismo, es como si algo me atrajera a estar con él y contarle todos mis problemas.
—Bueno, vale, te contaré cosas de Lucas. ¿Qué quieres saber? —Prefiero que me pregunte y responderle a narrarle toda mi historia, entre otras cosas porque los recuerdos me ponen triste.
—Bueno, como os conocisteis ya lo sé y que se fue también, pero no me queda claro por qué le dejaste si era tan maravillosa vuestra relación. Porque nunca me cuentas cosas malas.
—Es que no tengo recuerdos malos, en serio… Solo dos veces lo pasé mal porque me dejó él a mí pero al día siguiente volvimos. Yo sin embargo nunca le di la oportunidad a él, fui egoísta… Le dejé porque estaba insegura, era una época de mucha presión en sus estudios y yo me sentí desplazada, la verdad es que es de ser bastante tonta, pero conocí a otro chico que me calentó la cabeza y me hizo creer cosas que no eran y sin pensarlo dos veces le dejé.
—Vaya… Me parece muy precipitado dejar a alguien con quien estás bien así, sin pensarlo, entiendo que te arrepientas. Mi relación con Lorena era muy distinta, estábamos mal, nuestra vida se convirtió en pura rutina y se acabó el amor, pero tú todavía sigues enamorada.
—Sí, y lo peor de todo es que creo que nunca más podré avanzar, creo que las relaciones me salen mal en parte porque yo no estoy lo ilusionada que debería, y claro, los chicos pierden interés.
—Anda, vaya tontería, Ella. Mira, en toda relación siempre hay imperfecciones, y si te gusta alguien de verdad luchas. ¿Por qué no le escribes a Lucas y le pides perdón? No tienes que pedirle matrimonio, solo hacer las paces y volver a ser amigos, ha pasado mucho tiempo… ¿Quién no te dice que él sienta lo mismo por ti?
«Ojalá fuera tan fácil».
—Jordi, nos dijimos cosas muy feas… no creo que quiera perdonarme, no es tan solo por la discusión, es porque después le borré de mi vida como si nunca me hubiera importado. —De repente me mira como si yo fuera una niña pequeña que necesita consuelo, y su mirada es como si penetrara en mi alma. Siento un deseo irrefrenable de besarle, me acerco a él y lo hago.
Jordi no se retira, al contrario, contesta a mi beso, sé que en el fondo él lo desea tanto como yo, porque siempre me mira de una manera tan especial… Somos amigos sí, pero nos une algo más. No solo las canciones, cuando estamos juntos es como si estuviéramos hechos el uno para el otro, ojalá fuera tan sencillo… pero ninguno quiere nada serio y yo estoy demasiado enamorada de Lucas.
Jordi me envuelve en un abrazo y me acaricia, yo le respondo de la misma manera, le cojo la mano y lo arrastro hacia el dormitorio, le necesito, necesito tener una buena dosis de sexo.
—Ella, ¿estás segura? No es que no quiera, al contrario, ahora mismo es lo que más quiero, pero no quiero que pienses en Lucas mientras estás conmigo… aunque solo sea sexo —lo dice como si sintiera algo más profundo por mí, algo que yo no le puedo dar, pero creo que no es eso, porque él lo dijo muy claro: no quiere nada con nadie
—No, pero lo necesito. —Ambos nos sumergimos en un torbellino de caricias, besos, más caricias y más besos por donde no te puedo ni nombrar, llegado el momento me penetra con fuerza, como sabe que me gusta y ambos gemimos de placer, te puedes imaginar cómo sigue todo… No, no puedes porque ya te digo yo que Jordi es un dios, y no me canso de decirlo, es atento y cariñoso, pero sabe dar donde hay que dar, activa mi botón mágico casi sin despeinarse, me vuelve loca en la cama, solo con imaginármelo ya estoy mojada, y lo mejor de todo es que parece que yo le causo el mismo efecto, nos entendemos a la perfección.