Читать книгу Las claves del éxito - Daniel Cestau Liz - Страница 35
Оглавление“Nunca te conceden un deseo sin concederte también la facultad de convertirlo en realidad. Sin embargo, es posible que te cueste trabajo”.
Richard Bach
EL DESEO
La definición de DESEO es: ‘Impulso, movimiento enérgico de la voluntad hacia el conocimiento, posesión o disfrute de una cosa’.
EL DESEO TIENE POR OBJETIVO ALGO QUE PROPORCIONA PLACER O AHUYENTA EL DOLOR, INMEDIATA O REMOTAMENTE, BIEN DEL INDIVIDUO O YA DE OTRA PERSONA POR LA CUAL SE ESTÁ INTERESADO. La aversión o la repugnancia que inspira algo es, meramente, una forma negativa del deseo.
Si hay algo indiscutible para decir acerca del deseo, es lo siguiente:
EL DESEO ES EL PRINCIPIO DE TODOS LOS LOGROS HUMANOS.
Esta es la importancia fundamental de este hecho psicológico que llamamos deseo. Por eso conviene repetirlo:
EL DESEO ES EL PRINCIPIO DE TODOS LOS LOGROS HUMANOS.
El deseo, en realidad, es el combustible de la voluntad.
Lo que llamamos VOLUNTAD, en ciertos hombres fuertes, no es, con frecuencia, otra cosa que un DESEO INSISTENTE.
Reparemos en el hecho de que quienes barren los obstáculos y se encaraman sobre toda obstrucción que se les oponga son, precisamente, los hombres que DESEAN ALGO INSISTENTEMENTE. Recordemos el adagio: “uno puede alcanzar todo cuanto desea con sólo desearlo persistentemente”. O en su variante más gráfica: “Si quieres ser obispo, póntelo en la cabeza”.
Otra verdad indiscutible es que TODOS LOS SERES HUMANOS DESEAMOS.
Desear es natural. Es lo más fácil del mundo. ¿Cuál es la diferencia, entonces, entre las personas que realizan sus metas y aquellas que no lo hacen?
Ocurre que una gran cantidad de personas no saben REALMENTE qué desean, son atraídas aquí y allá por distintos objetos de deseo, tienen anhelos diversos, son tironeadas en distintas direcciones.
Además, puede decirse con propiedad que, más allá de los distintos grados de intensidad del deseo, puede hacerse una clasificación en dos tipos básicos: el deseo activo y el deseo pasivo.
EL DESEO Y LA ACCIÓN
El deseo pasivo consiste en anhelar algo y, simplemente, limitarse a esperar. No hay energía para hacer intervenir la voluntad y, por lo tanto, no hay acción.
Francisco Boezio estableció la analogía del deseo activo con la fuerza del vapor: “El deseo pasivo es semejante al fuego lento, que calienta sólo el agua de la mente un poco menos que hasta el punto de ebullición y que, por lo tanto, no produce vapor. El deseo activo es el fuego vivo que, rápidamente, calienta hasta producir el VAPOR DE LA VOLUNTAD; entonces el vapor se precipita en las válvulas y, en un momento, se ponen en movimiento los émbolos, y empiezan a girar las grandes ruedas de la acción”.
Ordena toda acción consciente e inconsciente del hombre y de otros seres inferiores a él.
Quisiéramos imprimir, de manera indeleble, en la mente del lector que el DESEO ES EL REAL PODER MOTOR DE LA MENTE, ES LA ENERGÍA DE LA VOLUNTAD QUE PRODUCE LA ACCIÓN.
El autor antes citado, desarrolla aún más la relación entre el deseo y la acción:
“Un hombre puede poseer otras cualidades superiores, puede tener otras dotes de carácter o inteligencia; si el fuego del deseo languidece en él, fracasará en la obtención del fin propuesto. Es preciso desear una cosa hasta el grado máximo antes de desplegar las energías para obtenerla. Los grandes caracteres de la historia, tanto antigua como moderna, los hombres y mujeres que han hecho ALGO, han demostrado un insaciable e insistente deseo por la conclusión u obtención, y el fuego del deseo ardía vivamente en sus almas, y las explosiones en acción eran constantes y poderosas. Hablamos con frecuencia de la fuerza de voluntad de las personas; pero imaginemos por un momento cuán pronto podrían concluir estas voluntades de hierro no siendo movidas por el insistente deseo que está siempre detrás de la fase de acción de la voluntad”.
Cada lector puede ver esta cuestión por sí mismo; es importante que cada uno procure darle forma en su propia conciencia a la importantísima parte desempeñada por el deseo insistente. Considere cada cual sus propias acciones, pasadas y presentes, y encontrará que toda obra importante que ha llevado a cabo ha sido sólo en aquellos casos en que su deseo era firmemente estimulado y retenido, en aquellas ocasiones en que “deseaba tenazmente”.
“Corazón débil no conquista dama hermosa”, y el débil deseo tampoco alcanza para nada.
Desígnese este deseo con otro cualquier nombre: aspiración, ambición, necesidad, ansia, empeño o cosa semejante, y se verá que está siempre presente en todos y cada uno de nuestros actos. ¿Ha convocado alguien sus más enérgicos poderes, excepto ante la urgencia de un fuerte, vivo e insistente deseo? Creemos que no. No hay vapor sin fuego, no hay acción importante sin un deseo intenso e insistente. No es de sorprenderse, pues, que muchos psicólogos digan que el deseo es el umbral de la voluntad.
Pero vivir sólo en el mundo de los deseos es vivir en un mundo intermedio que, de por sí, no puede precipitar nada. Es preciso que la persona, toda entera, se pronuncie respecto al deseo. Y la persona toda entera es la mente, la afectividad y la voluntad.
El deseo, sin intensidad y duración, es necesariamente pasivo o, expresado de otro modo: EL INTERÉS (O DESEO) ES LA MEDIDA DE LA ACCIÓN.
“A MENOS QUE UNO NECESITE UNA COSA POR ENCIMA DE TODO, Y DÉ A ESTE DESEO LA FORMA DE UNA ENÉRGICA FUERZA IMPELENTE, NO PODRÁ CONTAR CON UNA VOLUNTAD QUE LE LLEVE A LA OBTENCIÓN DE LO DESEADO. NO BASTA CON DESEAR HACER UNA COSA, SINO QUE ES PRECISO DESEARLA A TODO TRANCE. ES PRECISO DESEARLA COMO DESEA PAN EL HAMBRIENTO; COMO DESEA AIRE EL QUE SE ASFIXIA. Y SI UNO DESPIERTA EN SÍ MISMO UN VIVO, ARDIENTE E INSACIABLE DESEO, LA VOLUNTAD PONDRÁ EN ACCIÓN UNA DE LAS MÁS POTENTES FUERZAS MENTALES DE LA NATURALEZA”.
“EL AZAR SUELE FAVORECER CASI SIEMPRE A LAS PERSONAS QUE DESEAN ALGO CON TODAS SUS FUERZAS”.
Honorato de Balzac
EL DESEO Y NUESTRAS CAPACIDADES
Jean Baptiste Lacordaire, uno de los más grandes oradores franceses del siglo pasado, habló del deseo en estos términos:
“‘QUIERO’ ES LA PALABRA MÁS RARA DEL MUNDO, AUNQUE LA MÁS USADA. EL QUE LLEGA A ENCONTRAR EL TERRIBLE SECRETO DEL QUERER, AUNQUE HOY SEA POBRE Y EL ÚLTIMO, PRONTO AVENTAJARÁ A LOS DEMÁS”.
Si el deseo racional, sensato, no estuviera ligado a nuestras capacidades, no sería de tanta importancia cultivarlo.
Pero son muchos los autores que destacaron el vínculo entre el deseo y capacidad.
Prentice Mulford, señaló, por ejemplo:
“Desear hacer una cosa es prueba de que se posee la capacidad para hacerla”.
Y nada menos que el célebre escritor alemán Wolfgang Goethe, se expresó así:
“Nuestros deseos son presentimientos de las facultades que están dentro de nosotros, indicios de aquello que seremos capaces de realizar. Lo que podemos y lo que deseamos, se presenta ante nuestra imaginación como algo futuro y que está fuera de nosotros; anhelamos lo que ya poseemos en secreto. Una apasionada anticipación trastoca, así, lo materialmente posible en una realidad soñada”.
Orison Swett Marden, dejó escrito, por su parte: “Nuestras facultades se vigorizarán en proporción a la intensidad de nuestros pensamientos y anhelos”.
CÓMO CREAR, CONSERVAR Y ESTIMULAR EL DESEO
1) EN PRIMER LUGAR, ES ALGO TAN ELEMENTAL, QUE PARA ELLO NO HAY REGLAS NI CONSEJOS: HAY QUE SABER QUÉ SE QUIERE, Y QUERERLO DE VERDAD.
Sin conocimiento de una cosa, no puede haber deseo. El conocimiento da origen al deseo, y el deseo señala un camino para la voluntad.
HAY QUE DESEAR LAS COSAS COMO SE DESEAN LOS ALIMENTOS COTIDIANOS, ES DECIR, “CON VERDADERA NECESIDAD”.
“El deseo es una necesidad de naturaleza mental. El deseo mental atrae lo que ama; y amar es desear, por eso en ninguna lengua como la española se expresa en una sola palabra como es QUERER, toda la complejidad de sentimientos que envuelven el concepto. Lo que es amado es deseado”.
2) PARA QUE SE CONVIERTAN EN ACCIÓN COHERENTE, LOS DESEOS HAN DE SER POCOS, Y NO CONTRADICTORIOS ENTRE SÍ.
“El hombre con pocos y potentes deseos tiene mayores posibilidades de lograr la felicidad en la vida que el impulsado por muchos deseos. Esto es aritmética pura. Si Juan desea cinco cosas y Pedro veinte, las probabilidades están a favor de Juan. Es más difícil que Juan encuentre dificultades serias para alcanzar sus cinco deseos, que Pedro para lograr sus veinte. Es más probable que las circunstancias estén en favor de aquél, por la misma razón que es más fácil recibir dos ases que cuatro en una mano de póker. Además, si Juan y Pedro poseen el mismo caudal de energías, Juan tiene más probabilidades de alcanzar sus cinco deseos que Pedro de lograr sus veinte, pues, como ven ustedes, Juan concentra toda su potencia en cinco puntos, mientras que Pedro dispersa la suya entre veinte. Cuanto más trabajo penoso requiere un objetivo, tanto más azaroso será perseguir varios objetivos a la vez”.
3) ENTENDER QUE, PARA LA REALIZACIÓN DE UN DESEO, HAY QUE QUERER TAMBIÉN LOS MEDIOS QUE CONDUCEN A ESA REALIZACIÓN.
“SI QUIERES ALGO, DATE LOS MEDIOS DE OBTENERLO”, dijo acertadamente Gilles Quenehervé, subcampeón del mundo en 200 m en 1987, y medalla de bronce en 4 x 100 en los Juegos Olímpicos de Seúl.
Es obvio: si sueño con ser médico, pero detesto ir a la universidad, es imposible que pueda recibirme.
Ignacio Staricco precisa al respecto:
“Nunca alcanzamos de golpe el objeto de nuestros propósitos; tan sólo se consigue QUERIENDO también los medios”.
Un atento estudio nos indicará cuáles son los más apropiados.
Es indispensable querer estos medios, y toda volición implica una resolución, y estas resoluciones parciales llegan a ser extraordinariamente fáciles cuando la resolución principal ha sido debidamente tomada: se desprende de esta como los corolarios del teorema. “Existe una tendencia en la Naturaleza a atraer y arrastrar hacia el centro de un Deseo las cosas que son necesarias para la realización de este Deseo”.
4) A VECES UN DESEO PUEDE SER FORMULADO NEGATIVAMENTE, PERO NUNCA SE QUEDE EN ÉL, SINO QUE MUÉVASE —PSICOLÓGICA Y FÍSICAMENTE— HACIA EL DESEO POSITIVO.
El DESEO NEGATIVO, “no quiero seguir así”, debe ser apoyado por el DESEO POSITIVO, “quiero hacer tal y cual cosa”.
5) ALIMENTAR EL DESEO SENSORIAL PSICOLÓGICAMENTE.
Todo lo que DESEAMOS está asociado a una experiencia sensorial o psicológica. En definitiva, a sensaciones internas. “Cuando alguien le besa, ¿qué le hace sentirse bien en ese momento? ¿Es acaso el tejido húmedo en contacto con su propio tejido húmedo lo que pone en marcha esa sensación? ¡Pues claro que no! Si eso fuera cierto, besar a su perro lo volvería loco”.
Tener siempre presente la meta y nuestra satisfacción de alcanzarla, tanto de manera sensorial —representada por una foto, una frase, etc.— como psicológica, pensando en todos los aspectos de ella asiduamente.
6) COMENZAR A ACTUAR INCENTIVA EL DESEO.
Ralph Waldo Emerson lo dijo en forma brillante: “HAGA LO QUE QUIERA, Y OBTENDRÁ LAS FUERZAS NECESARIAS PARA ELLO”.
7) RECUERDE QUE, FINALMENTE, LA META DEL DESEO ES DISFRUTAR.
“HAY DOS COSAS QUE DEBEN PERSEGUIRSE EN LA VIDA: LA PRIMERA ES CONSEGUIR LO QUE SE QUIERE, LA SEGUNDA, DISFRUTAR DE ELLO. SÓLO LOS MÁS SABIOS LOGRAN LA SEGUNDA”.
Logan P. Smith
UNA COMBINACIÓN PODEROSA
Hace algunos siglos, uno de los antiguos maestros en materia psicológica, formuló un axioma con los principios prácticos de la acción mental, axioma que es hoy tan verdadero, como cuando fue formulado, y tan aplicable a los problemas de la vida febril de nuestro tiempo, como a los problemas de los antiguos filósofos. Libremente traducido, dice este axioma:
Esta es la clave para obtener las siguientes virtudes:
I) DESEO INSISTENTE,
II) EXPECTACIÓN CONFIADA,
III) VOLUNTAD PERSISTENTE.
“¡Qué potente combinación (o llámela ‘secuencia’) son el DESEO, la CREENCIA y la EXPECTATIVA!
¡Influyen, en una proporción comprobada, hasta en el poder de la vida y de la muerte!
He aquí CÓMO USARLAS:
1. Deberá desear apasionadamente su meta en la vida.
2. Deberá creer intensamente que alcanzará su meta en la vida.
3. Deberá esperar confiadamente que la logrará con seguridad”.