Читать книгу Las claves del éxito - Daniel Cestau Liz - Страница 40
Оглавление“Por grande que puedan ser los errores de un hombre, el mayor es el de sucumbir a la desesperación:todos los demás pueden repararse; éste es irreparable”.
Confucio (s. VI a. C.)
LA FE
La fe es definida como ‘buen concepto, confianza que se tiene en una persona o cosa’.
Un término casi equivalente es el de confianza, cuya descripción es ‘esperanza firme que se tiene de una persona o cosa’. También, ‘aliento, ánimo y vigor para obrar’.
A su vez, la esperanza, significa un ‘estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible aquello que deseamos o nos proponemos’.
Así definidos los términos básicos, es preciso decir que tratamos aquí el tema de la fe como sinónimo de la confianza en sí mismo, ya que
no hay fe en una empresa u objetivo que, directa o indirectamente, no descanse en esa confianza
en sí mismo.
LA IMPORTANCIA DE LA FE
En términos generales, puede decirse que la historia de la humanidad es una historia de hechos producidos por creencias.
Pero no es tema de esta obra la fe religiosa, o las creencias filosóficas o políticas.
Al margen de ellas, la fe o la confianza en sí mismo también han modelado al mundo desde el principio de los tiempos. Todos los autores importantes están de acuerdo en esto.
En el siglo pasado, escribió William James, el famoso psicólogo: “Nuestra confianza, al principio de una empresa dudosa, es lo único (adviértalo: lo único) que asegura el resultado feliz de la aventura”. El aprender a creer tiene una importancia primaria. Es el factor básico para triunfar en cualquier empresa. Cuando usted espera lo mejor, desarrolla una fuerza mental magnética que, por una Ley de Atracción, tiende a acercarle lo mejor; pero si espera lo peor, la mente desenvuelve un poder de repulsión que tiende a separarlo de lo mejor. Es asombroso cómo una esperanza sostenida de que pase lo mejor, pone en movimiento fuerzas que originan la realización de lo mejor”.
Orison Swett Marden, uno de los autores que más se ocupó del tema, dijo hace décadas: “La confianza es la base de toda empresa; pues entraña la enorme fuerza de convicción de que realizaremos cuanto con sana intención nos propongamos. La confianza propia ha sido siempre la piedra angular de toda empresa, y realizó milagros en todos los órdenes de la actividad”.
Y lo recalca un autor contemporáneo, el Dr. Luis Alberto Machado: “PARA ALCANZAR CUALQUIER META, INDIVIDUAL O COLECTIVA, LO PRIMERO QUE SE REQUIERE ES LA MÁS INDOBLEGABLE CONVICCIÓN DE QUE LA META PREVISTA PUEDE SER ALCANZADA”.
Incluso el neologismo “autoeficacia” ha sido definido como ‘confianza en el funcionamiento de nuestra propia mente, en nuestra capacidad de pensar, en los procesos por los cuales juzgamos, elegimos, decidimos; confianza en nuestra capacidad de comprender los hechos de la realidad que entran en la esfera de nuestros intereses y necesidades; confianza cognoscitiva en nosotros mismos’.
Bien puede afirmarse que la confianza es la madre del éxito. Acrecienta la aptitud, redobla la energía, fortalece las facultades mentales y vigoriza las fuerzas interiores.
La intensidad y magnitud de nuestro pensamiento no podrán exceder la fuerza de nuestra convicción, del grado de nuestras determinaciones y del nivel de nuestra confianza. Si estas cualidades son débiles, también será débil nuestro pensamiento y pobres nuestras obras.
Todos conocemos los ejemplos históricos (Cristóbal Colón, Thomas Edison, Marie Curie, Steve Jobs, etc.) de los resultados producidos por la fe en una obra, emprendimiento o proyecto, que, como se dijo antes, en definitiva no es otra cosa que la fe o confianza en nosotros mismos.
“NUESTRAS DUDAS SON TRAIDORAS, Y POR ELLAS PERDEMOS EL BIEN QUE CON FRECUENCIA PUDIMOS GANAR POR MIEDO A INTENTARLO”.
William Shakespeare
“LA LUZ DE LA FE NO DISIPA TODAS NUESTRAS TINIEBLAS, SINO QUE COMO UNA LÁMPARA GUÍA NUESTROS PASOS EN LA NOCHE Y ESO BASTA PARA CAMINAR”.
Papa Francisco
CÓMO DESARROLLAR LA FE EN SÍ MISMO
- EN PRIMER LUGAR, LA FE EN SÍ MISMO NO ES FE CIEGA.
Dijo el célebre empresario del espectáculo, P. T. Barnum, creador del mundialmente famoso circo que lleva su nombre: “La gente sólo tiene que hacer lo que aconsejaba Cromwell: ‘No sólo se debe confiar en la Providencia, también se debe conservar la pólvora seca’. Haga su parte del trabajo o, de lo contrario, no podrá triunfar. Una noche, mientras acampaban en el desierto, Mahoma escuchó que uno de sus fatigados seguidores hacía la siguiente observación: ‘Soltaré mi camello y se lo confiaré a Dios’. ‘No, no es así’, declaró el profeta, ‘¡Ata tu camello y confíaselo a Dios!’ Haga por sí mismo todo lo que pueda y entonces confíe el resto a la Providencia, la suerte o como quiera llamarla”.
- LA FE EN NOSOTROS MISMOS Y EN UNA EMPRESA SE FORTALECE CUANDO APRENDEMOS A RESISTIR LA FRUSTRACIÓN Y EL RECHAZO.
Otro factor parecido es el aprender a superar el rechazo. Otra vez es Anthony Robbins quien nos ilustra el punto: “El desafío más grande para todo aquel que se haya formado en nuestra cultura
es la dificultad de superar un “no”. ¿Recuerda la pregunta que hacíamos en otro capítulo? “¿Qué haría usted si supiera que no puede fracasar?” Piénselo ahora. Si tuviera la seguridad de no fracasar, ¿influiría ello en su comportamiento? ¿No le permitiría hacer exactamente lo que desea? Así pues, ¿qué se lo impide? Es esa palabra de dos letras, el “no”. Para triunfar, usted debe aprender a encajar el rechazo sabiendo cómo despojarlo de todo su poder.
La frustración puede provenir de los errores. Por eso, es necesario aprender a registrar los errores, pero no reaccionar a ellos.
- LA CONFIANZA EN SÍ MISMO SE DESARROLLA GRADUALMENTE.
En la graduación está el secreto: paso a paso se consigue el éxito. Cuando se encontraba en su lecho de muerte, al científico Iván Pavlov se le suplicó que diera un último consejo a sus alumnos para que estos pudiesen triunfar. He aquí la respuesta del sabio: “Pasión, e ir poco a poco hacia las cosas y siempre gradualmente”. Cada éxito gradual va creando condiciones para el siguiente. El psicólogo David McClelland, llama a esto “retroalimentación del logro”; cada etapa da una confianza adicional y nuestra imagen propia promueve una mejora en el rendimiento, lo que a su vez incide sobre el mejoramiento de la imagen propia, que a su vez vuelve a mejorar el rendimiento, etc. Otro buen recurso es comenzar una tarea con una práctica que no implica compromiso o esfuerzo alguno. El Dr. Maxwell Maltz llamaba a esto “práctica sin presión”, porque quien practica no tiene en ese momento nada que perder. Esto facilita el crecimiento de la confianza propia.
CON LA FE SOLA, NADA SE CONSIGUE
TRES SON LAS CLAVES PARA EL ÉXITO:
1. DEDICACIÓN. Poner la mira en las cosas que valen la pena en la vida y establecer un plan para trabajar continuamente hacia su realización.
2. EQUILIBRIO. Mantener la perspectiva adecuada respecto a cada área de la vida. Conservar una perfecta armonía con las leyes de la naturaleza, lo cual produce el equilibrio perfecto. El equilibrio en todo trae como resultado la felicidad.
3. CREENCIA. Poseer fe. Las personas tienen éxito de acuerdo con la medida de su fe.
LA FE SE FORTALECE REVIVIENDO LOS ÉXITOS YA ALCANZADOS
Muchos expertos recomiendan la práctica de revivir los recuerdos de nuestros éxitos y de los instantes de valentía de nuestro pasado como una ayuda imponderable para hacer reaccionar bien a nuestra autoconfianza, cualquiera que sea el caso o el acontecimiento que pueda perturbarla.
La SENSACIÓN DE VICTORIA no habrá de ser la causa, por sí sola, de que la acción se cumpla con total éxito, pero habrá de influir en los actos como una señal o síntoma que guía a la realización del fin propuesto.
La necesidad de afirmar el éxito desde un principio se explica porque fracasar en un comienzo es exponerse a que se pierda la energía para todos los intentos futuros, mientras las experiencias pasadas coronadas de éxito nos dan energía para el futuro.
El gran escritor alemán, Wolfgang Goethe, le dijo a una persona que desconfiaba de sus fuerzas cuando le consultó acerca de una empresa: “¡Ah!, usted sólo necesita ponerse en ello”.
Otro recurso interesante consiste en “recordar” los diversos actos de éxito mediante la repetición de los mismos, siempre que sea posible. Algunos autores dicen que esto es como imprimir moldes de éxito en la materia gris.
ORISON SWETT MARDEN: UN GIGANTE QUE ESCRIBIÓ INCANSABLEMENTE SOBRE LA FE
Quizá no exista un escritor que se haya expresado tan admirablemente sobre la confianza en sí mismo, como Orison S. Marden, cuya vida fue un ejemplo notable de fe, perseverancia y optimismo. Algunos de los pasajes más notables en los que ensalzó la confianza en sí mismo, son estos: “La fe es optimista porque descubre el camino. La duda es pesimista porque no ve dónde afirmar el paso y teme afrontar lo incierto”. “El mundo acaba por admirar al que a todo renuncia o todo lo pierde, menos la fe en la realización de su ideal. Es la fe como un sentido del alma, como una espiritual previsión que penetra mucho más allá de la mirada física y descubre lo que hay al otro lado de los obstáculos”.
“Nos demos cuenta o no, nunca seremos más fuertes que nuestra fe ni acometeremos empresa superior a la que nuestra fe nos dicte. Por otra parte, esta confianza en nosotros mismos intensifica y explaya nuestras facultades intelectuales. Si a un hombre tímido, receloso, apocado y encogido se le enseña a confiar en sí mismo y se le representan las valiosas posibilidades que tiene de ser algo en sociedad, no sólo acrecentará su valor, sino que aguzará todas las potencias de su alma”.
“Las dificultades son mayores o menores según sea menor o mayor la confianza que en sí mismo tenga quien ha de vencerlas. A uno le parecerán montañas lo que a otros colinas”.
El temor mira hacia abajo y presiente lo pésimo; la fe mira hacia arriba y anticipa lo óptimo. El temor augura el fracaso; la fe predice el éxito. La mente dominada por la fe no teme la desgracia ni la pobreza; la duda huye de su presencia y se sobrepone a la adversidad. La fe alarga la vida, porque ni roza ni consume las transitorias turbulencias y discordias, ve lucir la paz como el sol tras las nubes, sabe que las cosas sucederán al fin y al cabo, porque ve la meta que los ojos corporales no alcanzan a ver”.