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“El descontento es el primer paso en el progreso de un hombre o una nación”.

Oscar Wilde

EL DESCONTENTO

Producto de una ley natural, todo organismo alberga una innata fuerza de crecimiento.

Para decirlo con palabras más simples: un organismo trata de realizar todas sus capacidades biológicas.

El hombre, además, cuenta con capacidades y necesidades psicológicas, de las biológicas. Abraham Maslow coloca la necesidad de autorrealización a la cabeza de su lista de necesidades psicológicas. Para Maslow, “ello consiste en el deseo de autocumplimiento del hombre, es decir, en la tendencia a llegar a ser lo que uno es en potencia. Esta propensión podría llegar a ser explicada como el deseo de ser cada vez más lo que uno es, de convertirse cabalmente en aquello de lo que uno es capaz”.

El CONTENTO (del latín CONTENTUS, que a su vez deriva de CONTINERE, contenido) es definido como ‘gozo’ o ‘satisfacción’.

El DESCONTENTO, con el sentido que aquí queremos darle, alude a la inquietud que posee el ser humano cuando siente que algo —él mismo, una situación, un producto comercial, una obra de arte— puede y debe mejorarse.

Charles Becker, exdirector de una de las más importantes compañías de seguros norteamericanas, lo expresó en forma insuperable: “Quisiera animarles a estar descontentos. No descontentos en el sentido del mal humor, sino descontentos según el sentido de aquella ‘divina impaciencia’ que, a lo largo de toda la historia del mundo, ha sido la inspiradora de los auténticos progresos y de las reformas. Espero que nunca estén ustedes satisfechos. Espero que experimenten constantemente el afán de mejorar y perfeccionar, no sólo su propia persona, sino también el mundo que les rodea”.

EL LEGÍTIMO DESCONTENTO PRODUCE INSPIRACIÓN Y ES LA RAÍZ DE TODO PROGRESO

EN EL HOMBRE

El gran poeta Robert Browning dijo: “Cuando la lucha de un hombre comienza dentro de sí, ese hombre vale algo”.

Thomas Edison mostró el otro lado del descontento: “Muéstrenme un hombre completamente satisfecho y yo les mostraré un fracasado”.

EN LAS CIVILIZACIONES

El descontento es lo que hace que los hombres no acepten los límites impuestos por las circunstancias y que se aventuren más allá de los horizontes habituales.

“Todos conocemos a individuos cuya madurez y aprendizaje sólo pueden explicarse en términos de un impulso interno, de una curiosidad, de un elemento de búsqueda y exploración en su personalidad. El capitán William Cook declaraba: ‘Yo tenía la ambición no sólo de llegar más lejos de lo que jamás había llegado antes hombre alguno, sino de llegar hasta donde le fuese imposible

llegar a cualquier hombre’. En la misma forma que la inquieta búsqueda de Cook lo llevó a recorrer la faz de la Tierra, otros hombres se embarcan en odiseas de la mente y el espíritu”.

EN LAS ARTES

Ludwig van Beethoven se expresó de esta manera: “NO ESTAR JAMÁS SATISFECHO. AQUÍ ESTA TODO EL ARTE”.

Y estar insatisfecho puede significar la mejora en un pequeño detalle.

Bruloff, el gran pintor ruso, corrigió en una ocasión el dibujo de un alumno. El alumno exclamó, mientras miraba asombrado el dibujo:

—¡Cómo! Lo ha reformado usted un poquito y, sin embargo, parece otro dibujo.

Y Bruloff respondió:

—El arte comienza donde comienza el poquito”.

El genial pintor Miguel Ángel también sentía esto, y lo dijo así:

“La insignificancia hace a la perfección, y la perfección no es ninguna insignificancia”.

EN LAS CIENCIAS

El descontento puede ser la intuición inspiradora de una necesidad que debe ser cubierta y es el impulso indeclinable de llegar a cubrir esa necesidad, aún partiendo de condiciones desventajosas.

Charles Goodyear, por ejemplo, carecía de formación científica, y no tenía más que instrumentos rudimentarios, como un fogón de cocina, para hacer sus experimentos. Pero no se sentía descontento con su situación, y tenía fe ciega en su búsqueda del proceso de vulcanización del caucho, y persistió a pesar de sus necesidades económicas y los contratiempos personales, hasta que descubrió el proceso.

Y esto no sólo es válido para el pasado. Considere esta apreciación de Dwight Eisenhower: “EL 90% DE TODAS LAS COSAS QUE SE LOGRARÁN EN EL FUTURO, LAS REALIZARÁN PERSONAS QUE NO SE SIENTEN DEMASIADO BIEN CONSIGO MISMAS”.

EN EL DEPORTE

Bill Russell, legendario jugador del equipo de básquet Boston Celtics, llevaba registros de su puntaje personal. Después de cada partido, se autocalificaba con una escala de uno a cien. En su carrera, nunca superó los sesenta y cinco. Dada la manera en que la mayoría pensamos en nuestras metas, consideraríamos a Russell como un total fracaso. El pobre hombre jugó en más de mil doscientos partidos y nunca estuvo a la altura de su propia pauta, que él mismo se había impuesto, pero la búsqueda de esa pauta lo transformó en el mejor jugador de básquet que jamás existió.

EL DESCONTENTO EMPIEZA CON UN SENTIMIENTO Y SIGUE CON DOS PREGUNTAS BÁSICAS

El descontento es “SENTIRSE RESPONSABLE DE ALCANZAR UN CRITERIO MÁS ELEVADO DE LO QUE NADIE ESPERA DE USTED”.

Si usted no tiene este sentimiento, averigüe por qué no lo tiene. Si lo posee, formúlese estas dos preguntas:

Pregunta 1: ¿Qué puedo hacer, que no esté haciendo ahora y que, si lo hiciera regularmente, representaría una importante diferencia positiva en mi vida?

Pregunta 2: ¿Qué produciría resultados similares en mi actividad laboral o en mi empresa?

No olvide el extraordinario consejo del gran escritor Somerset Maugham: “Pasa cuando uno se niega a aceptar nada que no sea lo mejor, muy a menudo lo consigue”.

EL DESCONTENTO NO ES UNA CUESTIÓN DE TAMAÑO

El hombrecito le dice al forzudo de más de cien kilos:

—Si yo hubiese sido tan grande como usted, hoy sería el campeón del mundo de peso pesado.

Y el grandote respondió: —¿Y qué le impide ser campeón del mundo de peso pluma?

LA EXCELENCIA DE UN CÍRCULO ESTÁ EN SU REDONDEZ, NO EN SU TAMAÑO.

Cuidado con el descontento. Como todo, tiene su exacto lugar en la vida. Fuera de lugar, se vuelve en contra del desarrollo de un individuo o de un grupo.

EL DESCONTENTO Y LA CREATIVIDAD

“Frente a cualquier frase hecha, cualquier adagio, refrán o dicho popular preguntémonos: ¿Realmente es así? ¿Por qué? ¿No podría ser diferente?”

“Unos serán válidos”.

“Pero todos deben ser cuestionados. En la vida diaria usamos siempre las mismas frases hechas, que, por lo general, no son más de doscientas cincuenta.

Algo parecido ocurre con las ideas: andamos una y otra vez por la misma vía y, a veces, ni siquiera nos damos cuenta de que es la misma”.

Las claves del éxito

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