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REPORTAJE AL AUTOR

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¿Daniel: reconoces que en la vida de las personas hay un factor que comúnmente llamamos “Suerte”? En el caso de que tu respuesta sea positiva, en principio te pregunto qué entiendes tú por “Suerte” -y si me quieres contar algo personal como ejemplo-, y luego, por contraste, qué entiendes por “Mala Suerte” -y de nuevo: si puedes recordar algo de tu vida personal que lo consideres así- .

Sí, Abel, obviamente el factor que llamamos “Suerte” existe. Personalmente, he llegado a estar en el momento justo a la hora indicada para poder aprovechar una oportunidad, y es en un caso como ese, por ejemplo, que muchas veces hablamos de “Buena Suerte”.

Desde mi punto de vista, esas no son casualidades, y la situación se da si uno hizo previamente “la tarea”.

Voltaire decía que la Buena Suerte de alguna manera nace cuando la preparación y la oportunidad se fusionan.

En esta obra definimos a la Buena Suerte como el punto de equilibrio perfecto entre los impulsos íntimos del individuo y las

corrientes de fuerzas invisibles que atraviesan nuestro universo. Es el encuentro ideal, fulminante, imprevisto, entre la oferta y la demanda, el matrimonio de amor entre el deseo y su objeto.

Recuerdo muchas situaciones que le puedo adjudicar a la Suerte (Buena o Mala).

En mi carrera de tenista me tocó jugar un día con un gran amigo y excelente jugador -el que incluso sigue siendo un entrañable amigo 40 años después-. Estábamos jugando un partido estratégico en la cancha más importante del club y su tenis era mejor que el mío, había comenzado su carrera algunos años antes que yo, e incluso por naturaleza le era más fácil el juego. Hubo una pelota decisiva que caminó por arriba de la faja de la red y pareció que no iba a caer nunca, hasta que cayó de su lado, muy pegada a la red, imposible de devolver. Siempre analicé ese momento, y sin pensar en supersticiones, en el fondo yo sabía que de alguna manera fue una respuesta a lo duro que me entrenaba día a día, y al tremendo esfuerzo que personalmente realizaba para superar mis limitaciones.

No recuerdo situaciones que pueda adjudicar directamente a la Mala Suerte, más allá de desencuentros, fallas mecánicas que me dejaron en algún momento en la calle, nada realmente importante...

El libro que tenemos en nuestras manos se llama “Construyendo la Buena Suerte”... suena un poco paradójico, la mayoría de las personas diría que la Suerte “se tiene” o “no se tiene”... ¿Cómo te vino ese título a tu mente? ¿Recuerdas si hubo un hecho, un disparador, una idea madre, que habría sido la que te llevó a ese título?

Soy un convencido de que la Buena Suerte se construye y por eso hace años que quería volcar mis ideas, al respecto, en un libro, junto a los resultados de una investigación que arroja la posición de varios pensadores que se interesaron, a través del tiempo, en este concepto. El título viene directamente de ese convencimiento personal, de que existe una relación directamente proporcional entre la Buena Suerte y las circunstancias que la generan, y que de alguna manera nosotros, al final, somos los únicos artífices de los resultados que obtenemos.

¿Tú te preparas para lo que comúnmente llamamos “Mala Suerte”?

No, Abel, todo lo contrario, creo que me he preparado toda la vida para la Buena Suerte.

El azar hizo que tuviera una niñez dura. Como he contado en otras obras, mi mamá falleció a mis 9 años y mi papá vivía viajando por el mundo, dedicado a sus empresas. En pocos años fallecieron mi abuela y mis tíos abuelos que me adoraban. Viví una soledad muy grande, hasta que comencé a jugar al tenis y me integré a un grupo de amigos increíbles -que aún mantengo- y que de allí en más fueron mi nueva familia, pero jamás esas vicisitudes se las adjudiqué a la “Mala Suerte”.

Yo creo sinceramente que estas experiencias de vida me prepararon para que con el tiempo construyera mi Buena Suerte, y lo hago cuando entro a las seis de la mañana al gimnasio o a la cancha de tenis. Cuando llego a mi oficina con la lista de tareas ya preparada, cuando me cuido en la comida, cuando me hago análisis médicos periódicos, cuando lidero a mi gente hacia objetivos claros, cuando analizo un nuevo emprendimiento con mi equipo de asesores, cuando cumplo con leer un nuevo libro por semana o cuando trabajo un promedio de 12 horas todos los días.

Tengo identificadas, además, diez cualidades que siempre me han ayudado -junto a los equipos de trabajo que tengo el enorme placer de liderar- a construir mi Buena Suerte:

1. Actitud positiva.

2. Entusiasmo.

3. Determinación.

4. Motivación.

5. Confianza.

6. Optimismo.

7. Dedicación.

8. Alegría.

9. Capacidad de escuchar.

10. Paciencia.

En tu experiencia de vida, ¿te encontraste y/o relacionaste con personas que para ti estaban muy marcadas por la “Buena Suerte” o la “Mala Suerte”?

Tengo ejemplos muy claros, Abel, de lo que me planteas, pero a la vez conozco cómo se mueven unos y otros en la vida, y aunque no se den cuenta, en ambas situaciones son ellos mismos los que generan una u otra Suerte.

Tengo el caso muy cercano de un socio y gran amigo, al que siempre le digo que tiene tanta suerte, que cuando se le cae la tostada lo hace con la mermelada para arriba. Pero si lo vemos con proyección... tiene dos carreras, es un excelente negociador, trabaja muchas horas y es un comercial como no hay otro en México. No hay casualidades, él crea su propia “Buena Suerte”. Tengo otro amigo al que todo le pasa. Es un compendio de tragedias. Yo lo llamo y antes de que me diga una palabra, previniendo “la tormenta”, le pido que me cuente algo bueno. Pienso que victimizarse lo ayuda a sacarle energía al otro, y si analizo su vida en perspectiva, está en el grupo de los que hacen más de lo mismo pensando en que en algún momento van a obtener mejores resultados, de los magros que han podido obtener hasta ahora, y nunca se preguntan a fondo por qué han obtenido tan poco hasta el momento.

¿Qué relación (si es que le ves alguna) hay entre “Éxito” y “Suerte”?

Bueno... el genial Henry Ford siempre decía; “Qué extraño es... que cuanto más trabajo más suerte tengo”. De hecho que comienzo esta obra con esa maravillosa frase.

Soy un total convencido de ésto. Cuanto más mayor me voy poniendo, más convencido estoy de que para lograr buenos resultados no existen caminos cortos.

Hay una relación directa entre el esfuerzo, el fracaso y el éxito.

Este mes he leído tres libros muy buenos que recomiendo. Uno sobre la vida de Donna Karan, la diseñadora que creó un estilo de vestir para la mujer americana que trabaja, otro sobre la vida de Abilio Diniz, el magnate brasilero creador del Grupo Pan de Azúcar y el último sobre Amancio Ortega, el fundador de Inditex, el gigante textil español, quien, con cincuenta mil millones de dólares, es uno de los hombres más ricos del mundo. En los tres casos, el gran denominador común es haberse levantado de muchos fracasos a costa de no bajar los brazos y trabajar, trabajar

y trabajar.

En tu infancia y tu juventud, seguramente tuviste factores que se podrían llamar de “Buena Suerte” y de “Mala Suerte”... ¿en qué proporción -y por qué, si te parece contar algunos ejemplos- piensas que se dieron?

Te repito que no siento que hayan sido eventos de Buena o Mala Suerte. Las cartas que me tocaron no fueron las mejores, mirándolas a la distancia, pero me las ingenié para poder jugar una buena partida que sentó las bases para que pudiera convertirme en el padre, esposo, amigo y empresario que hoy soy. Pienso que hablar de Buena o Mala Suerte evaluando cada situación, nos aleja de la verdadera razón que generó la circunstancia. Pienso con asiduidad y como te comenté anteriormente, que la niñez sumamente triste y solitaria que me tocó vivir me preparó para ver “el vaso medio lleno” siempre, y desde allí se fueron generando los resultados.

¿Qué aspecto o aspectos de tu “construcción personal de la Buena Suerte” consideras más destacables?

Sin lugar a dudas la Resiliencia, una palabra que incluso me cuesta mucho pronunciar, y que significa la capacidad que tiene una persona de superar situaciones traumáticas. Jamás bajé los brazos, ni en las circunstancias más duras. Siempre me levanté y con lo que tenía en las manos, fuera poco o mucho, volví a construir. Jamás me di por vencido, porque estoy convencido que las cosas grandes llevan tiempo. El genial Walt Disney decía “If you can dream it you can do it” tengo esa frase en mi mesa de trabajo.

Si hoy conoces a una persona que te dice que las cosas no le van bien, porque viene experimentando una racha de “Mala Suerte”... ¿cómo reaccionas? ¿Qué piensas y qué sientes? ¿Qué le dices?

Generalmente trato de ayudarla a entender cuáles fueron las circunstancias que la llevaron hasta allí, y que erróneamente la hacen pensar que está “maldecida”. Generalmente me encuentro -como dije anteriormente sobre mi amigo signado por la mala fortuna- con que siguen haciendo lo mismo que siempre han hecho, esperando recibir algo diferente a lo que han recibido hasta ahora. Es bien sabido que Einstein definía de esta forma a la locura.

¿Considerás que las personas que creen demasiado en “la Suerte” están en desventaja para alcanzar, en sus vidas, las metas que se han propuesto o lo que desean?

Los otros días estuve reunido por negocios con un reconocido vidente y medium que tiene una línea psíquica muy exitosa. Me contó que una persona gastó 57,000 dólares en su línea de psíquicos, a tal punto que tuvieron que prohibirle que siguiera llamando.

Esa persona en particular quería ganarle la carrera al destino, quería saber qué le iba a esperar a la vuelta de la esquina y correr con una ventaja importante. Soñaba con el “periódico del lunes” y pagó una fuerte suma para obtenerlo. Pero no es así... Eso es como hacerse la trampa al solitario.

Hay gente que puede obsesionarse con la Suerte, en especial, como con cualquier cosa, y por eso te cuento esta anécdota. El foco se debe poner en definir los objetivos que deseamos alcanzar en esta vida y luego delinear el plan de acción para alcanzarlos. Una vez que hayamos hecho esto, nos queda recorrer el camino -la vida- hacia esos objetivos, recordando que no hay caminos cortos y que siempre tenemos la obligación de recorrer ese “kilómetro extra” que nos generará una ventaja destacable para llegar a buen puerto.

Desde tu infancia hasta hoy, ¿sentiste ante algún hecho, o muchos hechos seguidos, que tenías “Mala Suerte”? ¿Cómo reaccionaste? ¿Cómo pensaste y qué sentiste? En términos generales, ¿qué te decías y qué le decías a los demás?

Bueno... como todos, en algún momento de la vida he tenido algunas rachas en las que uno no termina de entender bien qué es lo que está pasando, y dice: “Parece que me compré un circo y me crecen los enanos”... Siempre he tratado de no perder la calma y evaluar qué es lo que ha ocasionado esto... Generalmente hay alguna razón, y si no la hay, dicen que no hay mal que dure 100 años... ¿no?

¿Cuál crees que sea el mejor consejo para darle a un joven, en la actualidad, si quiere “Construir su Buena Suerte”?

Que tenga en cuenta de que no hay caminos cortos, que no vale “chicanear”, que estudie, que se prepare, que se ejercite diariamente, cualquiera sea el camino que ha elegido para desarrollarse en la vida. Que sea puntual, que teja poco a poco, con paciencia y dedicación, su red de relaciones; que sea una persona de bien, de valores, honesta, que defina su visión y su misión en esta vida, que determine con claridad cuáles sus metas.

Que viva a fondo muchas más de “las 10,000 horas” que Malcom Gladwell menciona en su libro que tenemos que ejercitarnos para ser líderes en una disciplina en particular.

Que jamás baje los brazos... aún si ha fracasado varias veces en camino a su objetivo.

A tu juicio, ¿se tienen que manejar la “Mala Suerte” o “Buena Suerte”, o sólo se tienen que aceptar?

Dicen que si uno no toma sus decisiones siempre hay alguien que las toma por uno, y el resultado nunca termina siendo el que nosotros esperaríamos.

Lo que podemos identificar como eventos o rachas de Buena Suerte o Mala Suerte no es para siempre, hay que evaluar qué nos condujo a esta situación y reproducirla -en el caso de la Buena Suerte- o cambiarla radicalmente tomando la experiencia en cuenta -en el caso de la Mala Suerte-.

¿Estarías de acuerdo con esta afirmación: “A veces, tener ‘Mala Suerte’ puede conducir, si es bien manejada, a un curioso fortalecimiento que termina conduciendo a la ‘Buena Suerte’”?

Totalmente, no hay éxito sin fracaso.

El fracaso no significa que hemos fracasado definitivamente, sino que no hemos aún tenido éxito. No significa que no hemos logrado nada, sino que hemos aprendido algo. No es que hayamos actuado mal, simplemente significa que no hemos hecho lo correcto para esa situación en especial. Empresarialmente, he fracasado varias veces en mi vida, y no tengo dudas de que han sido esos fracasos la plataforma de lanzamiento para haber podido lograr lo que logré.

Creeme cuando te digo que no hay éxito sin fracaso.

De alguna manera, cuando hablamos de Buena Suerte o Mala Suerte, también hablamos indirectamente de tener o no tener Éxito, de alcanzar o no alcanzar ciertos objetivos, de que algo salga bien o mal. ¿Cómo definís el Éxito?

Bueno... más allá de la fría definición que pueda darte, algo así como que “el éxito es el feliz resultado de una empresa o acción emprendida”, pienso que para cada uno de nosotros es algo diferente.

Para mí, personalmente, ha sido formar una familia maravillosa y poder darles todas las comodidades, tener amigos con los que hemos compartido 40 años de experiencias increíbles, haber creado desde cero o administrado empresas que le han dado una oportunidad laboral a miles de personas, y en especial seguir adelante trabajando en lo que amo. Con los años, uno va conociendo el verdadero valor de las cosas, y como siempre digo, no podemos manejar diez autos a la vez, dormir en cuatro casas o ver la hora en más de dos relojes simultáneamente. Y por esta razón, a medida que vamos entrando irreversiblemente en la tercera edad -y nos damos cuenta de esto, en especial por el “dolor en las rodillas”- nuestro foco se corre poco a poco de las cosas materiales -que de alguna manera le han mostrado a la sociedad el tamaño de nuestro éxito- y se apunta con toda su luz y energía sobre los afectos, la gente que representa TODO para nosotros.

Para terminar esta entrevista, Daniel, entrevista que considero que será una importante “entrada en calor” como introducción a tu obra te hago la pregunta final... en tu libro hay varias secciones y muchos capítulos, ¿querrías destacar algunos si el lector es muy joven, y recién está empezando una carrera laboral?

Los jóvenes hoy no están acostumbrados a leer. Saben de todo... pero jamás tocaron un libro y disfrutaron del placer de ir poco a poco dejando atrás, con comprensión, sus 250 o 500 páginas, es por eso que trabajé mucho para que este libro fuera ameno, fácil de leer y un compendio sobre el tema. Recomiendo que lo lea por completo, lo raye, escriba sobre él lo que le venga a la cabeza, para que cuando termine, pueda dar los primeros pasos con el objetivo de crear su Buena Suerte... para siempre.

Entrevista realizada a Daniel Cestau Liz por el Prof. Abel Cortese.

Construyendo la buena suerte

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