Читать книгу Construyendo la buena suerte - Daniel Cestau Liz - Страница 19

Оглавление

“La suerte del genio es un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de transpiración”.

Thomas Edison

LA SEMILLA DEL ÉXITO

EL ÉXITO ES SEGUIR UN IMPULSO INTERIOR.

Porque el comienzo del éxito es la habilidad de SER LO QUE EN SU INTERIOR TIENE CAPACIDAD DE SER.

“La mediocridad es algo que se espera en todo momento sin la autorización de nadie. Pero la excelencia, según parece frecuentemente, requiere la aprobación expresa de alguien más.

La creencia quizá proviene de la conformidad que nos inculcan desde la infancia. Los educadores lo llaman ‘proceso de socialización’. Es el tiempo que se necesita para que un niño aprenda a permanecer silencioso en las filas; para contestar cuando pronuncian su nombre siguiendo un orden alfabético; para hablar sólo cuando se le pide que lo haga y para que en todas las demás circunstancias se ajuste a los códigos y expectativas que se le imponen.

Pero para tener éxito se necesita que nos separemos de la fila, que nos alejemos de la multitud y que marchemos al son de nuestro propio ritmo. De manera que esperamos escuchar la voz de algún maestro subconsciente. Y sin embargo, esa voz jamás se escuchará, a menos que surja de nosotros mismos”.

EL ÉXITO TAMBIÉN DEPENDE DEL CONOCIMIENTO DE LOS LÍMITES.

“Basando mi opinión en años de observación y experiencia, he llegado a la conclusión de que el número de individuos que fracasan porque tratan de hacer demasiado es casi igual al de los que fracasan porque no hacen lo suficiente.

“Sí, lo sé, quizá esto suene un tanto paradójico y con cierto dejo de herejía, pero desafortunadamente es verdad en el caso de muchas personas. Sus debilidades básicas pueden ser descriptas muy brevemente. En cualquiera, o en ambas esferas de su existencia, la vocacional o la personal, tratan de realizar y de lograr, pero sencillamente son incapaces de determinar lo que es posible conseguir, dentro de su capacidad, y lo que es imposible o está más allá de su alcance no importa lo mucho que se esfuercen”. Así se expresó, hace muchos años, John Paul Getty.

ÉXITO.

Estos versos pertenecen al gran poeta y escritor norteamericano Henry Wadsworth Longfellow:

No tenemos alas, no podemos elevarnos,

Mas tenemos pies para trepar y escalar

Paso a paso, más y más,

Las nubosas cumbres de nuestros tiempos.

Las imponentes pirámides de piedra

Que hienden como cuñas el aire del desierto,

Cuando se ven de cerca y se examinan

Son sólo gigantescos tramos de escaleras.

Las distantes montañas, que elevan

Sus sólidos bastiones a los cielos,

Están cruzadas por senderos que aparecen

a medida que ascendemos a lo alto.

Los grandes hombres no alcanzaron cimas

Mediante un vuelo repentino;

Mientras sus compañeros dormitaban,

Ellos trajinaban para escalar en la noche.

Construyendo la buena suerte

Подняться наверх