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“El noventa por ciento del éxito se basa simplemente en insistir”.

Woody Allen

LA BUENA SUERTE

La Buena Suerte puede ser definida como ‘el punto de equilibrio perfecto entre los impulsos íntimos del individuo y las corrientes de fuerzas invisibles que atraviesan nuestro universo; es el encuentro ideal, fulminante, imprevisto, entre la oferta y la demanda, el matrimonio de amor entre el deseo y su objeto’.

La Buena Suerte y la Mala Suerte generalmente se alternan en nuestras vidas, pero también alguna de las dos puede ser curiosamente permanente. La propia experiencia nos enseña que algunas personas parecen portadoras de Mala o BuenaSuerte: en los negocios, en las parejas, en su vida personal.

Los que tienen Mala Suerte son o quejumbrosos o resignados. Los primeros, al menor contratiempo, exclaman: ‘¡Qué desgracia! Lo esperaba, esto me pasa siempre a mí, etc.’ Los segundos, rumian en silencio sus decepciones, se complacen en su morosidad, se deleitan justificando su pesimismo al ver que se concretan las desgracias que preveían…

Estos pesimistas contribuyen justamente a atraer la Mala Suerte sobre sus cabezas al afirmar en cualquier ocasión en voz alta, que no los sorprenden los obstáculos, que ningún incidente los asombra, que han hecho una costumbre del fracaso, que son víctimas predestinadas y resignadas de la desgracia.

Esto es lo peor que cada uno de nosotros puede hacer, sea cual sea la suerte que tengamos en el presente. Ante una racha de Mala Suerte tenemos que dejar de pensar en ella, no invocarla, no “cebarnos” emocionalmente por sus consecuencias. Porque siempre, de una manera u otra, podemos mejorarla.

Si uno no tiene músculos, habrá que conseguirlos por medio de una gimnasia apropiada. Si se tiene la nariz torcida, la cirugía estética lo remediará. La constancia puede a veces reemplazar al talento, una estricta higiene compensar la mala salud. En fin, en casi todos los dominios el hombre puede tratar de mejorar: sólo tendrá que elegir entre diversos métodos, disciplinas, ascesis, tratamientos, ejercicios, trucos de todas clases, que deben permitirle compensar de alguna manera su hándicap de nacimiento.

EL MEJOR CONSEJO PARA LA BUENA Y MALA SUERTE:

‘Espere lo mejor. Prepárese para lo peor.

Acepte de buen ánimo lo que venga’.

Anónimo

LOS CAMINOS DE LA SUERTE

No debe ser confundido el ‘azar’ con la ‘suerte’, ya que no son exactamente lo mismo.

Para el tema que aquí nos ocupa, conviene establecer que es NUESTRA RESPUESTA al azar lo que complementa la naturaleza de los eventos, y a este conjunto lo llamamos Suerte.

Debidamente entendida, la suerte es una fuerza continua que modela el destino de todo ser humano. Es la expresión, en la vida humana, de la naturaleza casual o fortuita de lo que nos rodea.

Lo que llamamos ‘suerte’, como puede demostrarse con innumerables ejemplos históricos, es también un estado específico de la mente, que ayuda al individuo a relacionarse de una manera constructiva con las posibilidades que están en juego en su vida.

En otras palabras, HAY CONDICIONES MENTALES QUE FAVORECEN LA ‘BUENA SUERTE’.

Es lo que expresó un gran escritor español al decir que “TODO AQUÉL QUE NO SABE CÓMO OBTENER EL MÁXIMO POSIBLE DE SU SUERTE NO TIENE DERECHO A QUEJARSE SI ÉSTA PASA DE LARGO”.

El éxito en la vida no se logra sólo con una ‘buena mano’ en el juego, sino también cuando se sabe jugar bien una mala mano.

Es decir que LAS CUALIDADES DE UNA PERSONA PUEDEN CAMBIAR UNA ‘MALA SUERTE’ EN ‘BUENA SUERTE’,

Influimos en nuestra suerte por medio de nuestros actos.

La suerte puede aumentarse estando mental y físicamente preparados. El famoso científico Louis Pasteur, que diera al mundo tantos descubrimientos importantes, algunos de ellos obtenidos en forma aparentemente casual, declaró enfáticamente: ‘LA SUERTE SIEMPRE FAVORECE A LAS MENTES QUE ESTÁN PREPARADAS PARA RECIBIRLA’.

Dicen que... ‘El viento y las olas siempre están de parte del marinero más capaz’.

LA SUERTE QUE GRAVITÓ EN EL PASADO NO PUEDE CAMBIARSE, PERO LA QUE GRAVITARÁ EN EL FUTURO, SÍ.

Siempre recordemos que…

EL FUTURO NO ES SÓLO LO QUE ESPERAMOS, SINO TAMBIÉN LO QUE HACEMOS.

Construyendo la buena suerte

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