Читать книгу Emprende tu vida: 7 pasos para ponerte en acción - Daniela Salvitti - Страница 15

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Fran: observar, aceptar, integrar

Darme cuenta y reconocer mi molestia ha sido un largo proceso. Para mí la molestia tomó la forma del perfeccionismo. Aquello que pensaba sobre cómo debían ser las cosas, cómo me debía sentir y qué debía hacer. Un mundo a base de reglas.

La molestia fue la voz de la insatisfacción, la búsqueda de algo distinto. Cuanto tomé conciencia de mi molestia, mi cuerpo colapsó. Entré en un período de agotamiento físico, emocional y espiritual. Durante tres meses tuve mareos y vértigo. Esta etapa rompió mi paradigma de negar, negar, negar y me llevó a crear un nuevo paradigma de observar, aceptar, integrar (hoy, mi mantra personal). A partir de este período de mi vida supe que la mayor bendición es poder ver.

Recuerdo que en ese entonces di con el siguiente fragmento de Reflexiones sobre la vida, de Joseph Campbell:

“Cuando estamos en un punto de nuestras vidas y queremos estar en otro, hay un obstáculo que superar, un umbral que pasar. La estrella de seis puntas, que en el judaísmo es la estrella de David, es un símbolo que aparece también en la India como signo del Chakra IV.


De los dos triángulos, el que tiene la punta hacia arriba (podría usarse la palabra “aspiración” para él) simboliza el principio del movimiento. El triángulo con la punta para abajo es la inercia, y representa el obstáculo. El triángulo que apunta hacia abajo puede ser experimentado ya como un impedimento, ya como la puerta que se abre. Cuando se reconoce su significación psicológica y se efectúa una transformación mental, se puede ver el obstáculo como una abertura.

De modo que podemos experimentar el triángulo que apunta hacia abajo de dos modos: uno, como un obstáculo; y el otro, como el medio por el que haremos el ascenso.

Así, todo lo que en nuestra vida parece obstructivo puede transformarse mediante el reconocimiento de que es el medio para nuestra transformación.”

Mucho tiempo después participé en un retiro de mindfulness y autocompasión y durante una práctica con los ojos cerrados me obsequiaron un cuarzo en forma de triángulo: “tu piedra de la autocompasión”, me dijeron. Al verla recordé las palabras de Joseph Campbell y quedé fascinado por la forma y el color de ese cuarzo verde triangular que hoy siempre llevo colgado.

“El triángulo que apunta hacia abajo es o bien un obstáculo, o el campo por el cual habrá de venir la realización”. Las palabras de Campbell aún resuenan en mí y me recuerdan que donde está el obstáculo, está la práctica.

El siguiente fragmento nos lleva a espacios de reflexión que aparecen solo frente a la toma de conciencia que resulta de poder ver la incomodidad. En El santo, el surfista y el ejecutivo, Robin Sharma describe con claridad su proceso de despertar a través de su molestia:

Hace algunos años era abogado y luchaba por el éxito y todas las trampas que conlleva; creía que ése era el modo de conseguir una plenitud duradera. Pero cuanto más duro trabajaba y más obtenía, caí en la cuenta de que verdaderamente nada había cambiado.

No importaba cuántas posesiones materiales reuniera. El hombre que veía cada mañana en el espejo del baño era el mismo. No era ni más feliz ni me sentía mejor.

Mientras más reflexionaba sobre mi vida, empecé a advertir un vacío en mi corazón. Empecé a prestar atención a los susurros silenciosos de mi corazón: me indicaban que debía dejar mi profesión y empezar una seria indagación de mí mismo. Empecé a pensar por qué estaba aquí, en el planeta y cuál sería mi verdadera misión. Me preguntaba por qué no estaba funcionando mi vida y qué cambios profundos necesitaba para ponerme de verdad en marcha. Observé las creencias más arraigadas, los supuestos y filtros a través de los cuales veía el mundo y decidí eliminar los que me parecían menos saludables.

Cada uno construye su jaula de oro. Aunque sea de oro, es una jaula donde tú expresión se ve cancelada y tu vida deja de estar en coherencia contigo.

ejercicio

Te invitamos a que empieces a trabajar en ti mismo. Esto es el inicio de una reflexión interna que te llevará a tener mayor claridad sobre tu ser, sobre tu situación actual. Nosotros te acompañaremos arrojando luz sobre las herramientas que tienes hoy para entrar en acción y avanzar en la creación de tu vida deseada.

primera parte

¿Puedes identificar tu jaula de oro?

Obsérvate, ¿cómo te sientes ahí dentro?

Si te observas desde afuera, a cierta distancia, ¿qué es lo que ves? ¿Cómo te describirías si tuvieras que hablar en tercera persona? ¿Qué le dirías a esa persona?

¿Qué te gusta de tu jaula de oro? ¿Qué no te gusta?

¿Qué has hecho para cambiar lo que no te gusta? ¿Qué has hecho para sentirte más contento?

¿Quieres cambiarlo? ¿Sientes el pánico inicial de saber que se puede romper? ¿Puedes ver que la llave de la jaula la tienes tú?

¿Qué pasaría si te quedaras dentro?

¿Qué pasaría si salieras de la jaula de oro? ¿Cómo te sentirías?

¿Por qué no lo has hecho hasta ahora?

Sí, hay un precio. Queda un trabajo interno muy intenso por hacer, pero te aseguramos que vale el esfuerzo porque sentirás satisfacción y felicidad al hacer las paces contigo mismo. Te conocerás mucho más al salir de la jaula donde tú mismo te has encerrado y empezarás a crear tu propia realidad. Nuestra misión con este libro es acompañarte en ese proceso. Haber elegido andar este camino es un acto de generosidad contigo mismo.

segunda parte

Identifica la zona de tu principal molestia hoy. Las preguntas que siguen pueden ser utilizadas para orientarte a la hora de indagar dentro de ti y empezar a escucharte. Puedes responderlas internamente o puedes escribirlas, aunque te recomendamos que las escribas ya que la escritura es una herramienta muy simple y muy poderosa. Nos ayuda a sincerarnos. Materializar en palabras nuestros pensamientos es un primer paso para ponernos frente a nuestras inquietudes y deseos más profundos.

A medida que pase el tiempo, vas a tener la oportunidad de revisar las anotaciones y ver también el lugar donde estabas y cómo has evolucionado.

Preguntas disparadoras para ver tu incomodidad

¿Qué es lo que verdaderamente te molesta?

¿En qué zona de tu vida se encuentra? (trabajo, familia, salud, hogar, espiritual, etc.)

¿Qué es lo que más miedo te da de esa molestia?

¿Con qué sientes que te tendrías que enfrentar como mayor desafío?

¿Cómo te sentirías si no la cambiaras dentro de dos años?

¿Cómo te sentirías si pudieras cambiarla? ¿Y si te fuera bien?

Y si te dijéramos que puedes, que realmente puedes cambiarla, ¿qué es lo primero que harías?

Pon atención en tu molestia. ¿Qué puedes hacer ya al respecto? Aunque sea algo pequeño, ¿cómo puedes empezar a trabajar en esa molestia? Procura que sea una acción simple, que puedas resolver hoy mismo y que te saque de la mente y te lleve al movimiento. Una acción que empiece a marcar el camino hacia tu objetivo. Puede ser una llamada, buscar algo en internet, lo que sea.

¿Qué vas a hacer hoy? Escribe tu compromiso contigo mismo. Tienes 24 horas para hacerlo y ese será el primer paso. Así se comienza.

tu cuaderno

Ten tu cuaderno de trabajo para acompañarte en este proceso. Úsalo únicamente para hacer tus anotaciones personales. Ahí podrás escribir tus pensamientos, tus preguntas, tus inquietudes, tus anhelos y todas las emociones que vayan surgiendo en este camino de desarrollo personal. Verás cómo ese cuaderno se convertirá en la referencia de tu proceso personal.

Vulnerabilidad, coraje y vínculos

A lo largo del camino que te estamos proponiendo vivirás un proceso de reconocimiento de ti mismo. Muchas preguntas y reflexiones harán que veas tu vida desde otra perspectiva, y podrás observar tus ideas, tus creencias y tu forma de percibir con una apertura mental nueva, permitiéndote incluso modificar creencias arraigadas.

Cuestionarás muchos aspectos de tu vida. Esa es, precisamente, la propuesta de este libro. Que puedas ver, observar, plantearte y reflexionar sobre distintos aspectos de tu vida y la forma en la que estás viviendo tu día a día. Cuestionarte, justamente, si esta es la manera en la que eliges vivir tu día proyectado hacia adelante o si hay otra forma que va mejor contigo en este momento.

Luego de ese debate interno, podrás elegir. Elegir con conciencia. Elegir con libertad, desde tu ser. Y si la elección es exactamente el mismo camino en el que estás ahora, ¡bienvenida también! Porque la elección será consciente.

Es fundamental abrir la puerta de tu sentir para poder atravesar todo este proceso desde un lugar más genuino. Conectando no solo con tu parte lógica y racional, sino también con lo que sientes en tu corazón. Es un trabajo que se inicia rompiendo muchas barreras y en el que siempre se continúa trabajando.

Es un camino sin retorno. Consiste en amigarse con la vulnerabilidad.

Se trata de comprender la necesidad de conexión que tenemos los seres humanos. Los vínculos son el motor de nuestra vida, lo que le dan significado a nuestra existencia. Somos seres sociales que necesitan relacionarse y generar vínculos basados en la conexión y el amor. En palabras de Eduardo Grecco: “No sostenemos relaciones, sino que las relaciones nos sostienen a nosotros […] es necesario pasar del hecho de que las relaciones nos sucedan, a suceder nosotros a las relaciones”.

En 1938 la Universidad de Harvard inició, dentro del área de Estudio de Desarrollo de Adultos, la investigación más larga en la historia sobre la vida adulta. Se estudió la vida de 724 personas a lo largo de 75 años, preguntándoles sobre su situación profesional, su trabajo, su salud. Realizaron un seguimiento de la vida de estas personas sin saber bien a qué resultados iban a llegar.

Luego de 75 años de estudio, el mensaje ha sido claro y simple: “las buenas relaciones nos hacen más felices y más saludables”.

Se han destacado principalmente tres lecciones:

Las conexiones sociales nos hacen bien y la soledad resulta ser tóxica.

Lo que importa es la calidad de las relaciones más cercanas y no la cantidad de vínculos que tengamos.

Las buenas relaciones y su efecto en la salud no sólo protegen al cuerpo, sino también el cerebro.

Las personas con más vínculos con la familia, los amigos y la comunidad son más felices, más sanas y viven más que las personas que tienen menos vínculos.

TED

Charla TED: Robert Waldinger “¿Qué resulta ser una buena vida? Lecciones del estudio más largo de la felicidad”

La calidad de los vínculos es importante. No se trata solo de tener una vida, sino de generar lazos estrechos, de confianza y de conocimiento mutuo. Como también menciona Grecco: “Los vínculos son el tejido que nos sostiene, que sustentan nuestra personalidad. Hay relaciones que fortalecen el tejido y otras lo debilitan, y el mismo tejido que nos ampara puede sofocarnos. La vida enseña que no hay nada más cercano a un abrazo que el ahogo”.

Vivir en vínculos de conflicto constante es malo para la salud; vivir en relaciones sanas, con corazón, da protección. Esta reflexión no es nueva y tiene mucho sentido sentido común. ¿Entonces por qué, como sociedad, seguimos sufriendo carencias en este sentido? Robert Waldinger lo sintetiza de la siguiente manera:

Pero este mensaje de que las relaciones buenas y estrechas son buenas para la salud y el bienestar, esta sabiduría, es vieja como el tiempo.

¿Por qué es tan difícil de entender y tan fácil de ignorar?

Bueno, somos humanos.

Nos gustaría una solución rápida, algo que nos mejore la vida y que sea permanente. Las relaciones son un lío, son complicadas, y cuidar a la familia y a los amigos no es atractivo ni glamoroso.

Justamente de eso se trata, de cómo elegimos, construimos y mantenemos las relaciones. De cómo nos mostramos. De cómo establecemos nuestros vínculos, partiendo de la relación con nosotros mismos.

Detente un momento para reflexionar: ¿cuántas personas te conocen verdaderamente? ¿Con cuántos has hablado de tus miedos, de tus inquietudes, de tus molestias, de tus preguntas existenciales? ¿Existen este tipo de conversaciones en tus vínculos o sientes que eres demasiado débil si muestras tus sentimientos más profundos?

A todo esto hacemos referencia cuando decimos que te invitamos a abrir la puerta hacia el camino de tu sentir, hacia tu ser maravillosamente imperfecto y vulnerable.

En El poder de la vulnerabilidad, Brené Brown explica que lo primero que aparece cuando nos sentimos vulnerables es la vergüenza. Vergüenza en primer lugar de vernos y aceptarnos como somos y, principalmente, a mostrarnos ante los demás.

Todas las personas sentimos vergüenza de algo. Es un sentimiento universal. Su raíz más profunda es la de sentir vergüenza por mostrarnos completamente como somos, por temor a que no nos acepten y no podamos pertenecer. Es el temor de no ser parte por sentir que algo nuestro no está bien o podría estar mejor. En lo profundo de nuestro ser, es el miedo a no ser suficientes.

No ser suficientemente exitosos. No ser suficientemente ricos. No ser suficientemente bonitos. No ser suficientemente inteligentes. No ser suficientemente extrovertidos. No ser suficientemente creativos. La lista podría seguir, seguro has empezado a recitar en tu cabeza tus “no soy suficientemente...”.

En su charla TED titulada “El poder de la vulnerabilidad”, Brené Brown afirma: “Lo que sustentaba esto era la vulnerabilidad insoportable; esa idea de que para poder conectarnos, tenemos que dejarnos ver, ver de verdad. Entonces somos vulnerables”.

Luego de años de investigación, Brené Brown concluyó que existen, básicamente, dos grupos de personas:

1. Las que tienen un sentido de valía, dignidad y sienten profundo amor y pertenencia.

2. Las que luchan con eso, personas que siempre se preguntan si son lo suficientemente buenas.

Lo que separa a ambos grupos es realmente sorprendente. Las personas que sienten un profundo sentido de amor y pertenencia simplemente creen que son merecedoras de amor y pertenencia. Se sienten merecedoras del amor profundo y de pertenecer a su comunidad. Creen que lo merecen. Simplemente eso. Luego volveremos sobre lo que implica creer, por ahora basta solo con que entiendas que tus creencias son importantes en la construcción de tu realidad.

Brown profundiza su análisis del grupo 1 (al que llama whole hearted, que significa “de corazón íntegro”) en busca de los patrones que lo identifiquen. Lo que estas personas tienen en común se resume en una sola palabra: coraje. El sentido de coraje desde su definición más pura proviene del latín coer, que significa “de corazón completo”. Y su primera definición tenía que ver con contar la historia de quién es uno con todo el corazón (to speak one’s mind by telling all one’s heart). Como asegura Brown en la charla TED, el grupo 1 está compuesto de:

… personas que tuvieron simplemente el coraje de ser imperfectas. Tuvieron la compasión de ser amables con ellos primero y luego con los otros. Porque resulta ser que no podemos practicar la compasión con otras personas si no podemos tratarnos con amabilidad. Y lo último era que tenían conexión, y esta es la parte difícil: como resultado de la autenticidad, estaban dispuestas a dejar de lado lo que pensaban que deberían ser para ser quienes eran, algo absolutamente necesario para lograr la conexión.

Lo otro que tenían en común era esto: aceptaban plenamente la vulnerabilidad. Este grupo de personas aceptaba y convivía diariamente con la vulnerabilidad. Se aceptaban a sí mismas con todas sus imperfecciones y consideraban que aquello que las hacía vulnerables, las hacía también personas hermosas.

El abrirse y mostrarse tal como uno es genera la forma de empatía más pura entre los seres humanos. Ahí inicia verdaderamente la conexión. Cuando uno abre su corazón, genera un campo de confianza. Se derriban las barreras y las corazas que nos ponemos tantas veces para transitar por el mundo y dejamos que aparezca nuestro ser. Así abrimos la puerta de conexión genuina y le damos al otro un lugar de confianza y empatía para poder hacer lo mismo.

Raíces de la vulnerabilidad

Completa las siguientes frases según lo que sientas que significan para ti. Este es un ejercicio que te servirá para identificar cómo interpretas el concepto de vulnerabilidad y, por ende, cómo afecta tu vida:

La vulnerabilidad es:

La vulnerabilidad se siente como:

Crecí creyendo que la vulnerabilidad era:

En el entorno social donde vivo (la comunidad social y su cultura), siento que los mensajes y las expectativas sobre la vulnerabilidad que recibo son:

¿Algo te sorprende acerca de tus respuestas?

¿Cuántas veces te ha pasado que al abrirte y contar un miedo −o una duda o al expresar tus sentimientos− recibiste de la otra persona una apertura igual o aun mayor? ¿Cuántas situaciones consideradas de vulnerabilidad te han unido más en tus vínculos? ¿Por qué crees que esto sucede? ¿Será que mostrándonos humanos nos volvemos más humanos?

Y si al final de cuentas todos somos seres humanos, por lo tanto imperfectos y por lo tanto vulnerables, ¿qué es lo que estamos haciendo? Tenemos tanto miedo de sentir las emociones que consideramos “malas” que creamos una barrera, nos ponemos una coraza y nos protegemos de la emoción.

El problema es que no podemos elegir selectivamente no sentir tristeza y optar por sentir solo alegría. Cuando nos cerramos a la emoción de la tristeza, automáticamente nos estamos cerrando también a la emoción de la alegría porque ambas son emociones y tienen la misma procedencia. Están, ahí, detrás de la barrera que creamos. Detrás de la coraza que nos pusimos.

Si quieres vivir una vida plena, entonces es necesario aprender a transitar y a abrirte a todas las emociones. Volver a conectarte con tu sentir. Amar, sobre todo amarte a ti mismo. Permitirte sentir lo que sientes. Permitirte mostrar lo que eres. Sentirte merecedor de ser. Sentirte merecedor de amor. Sentirte merecedor de pertenecer. Sentirte suficiente.

Walter Riso tituló uno de sus libros Maravillosamente imperfecto, escandalosamente feliz. Para escribirlo se inspiró en las consultas que recibía, en las cuales detectó que muchas de las personas sufrían de lo que Riso denomina “mandatos irracionales perfeccionistas”. Es decir, condicionamientos sociales que establecen que debemos ser excepcionales en algún área. Ser perfectos, no cometer errores y mantenernos en la lista del top ten del algún Récord Guinness social. Estos mandatos generalmente están vinculados al éxito y al reconocimiento, y no dejan lugar al fracaso, a los errores ni a las emociones.

Un ejemplo citado en su libro, describe claramente esta situación:

Una mujer llegó a mi consulta porque el estrés y la ansiedad que sentía habían alcanzado niveles insoportables. Era una madre excelente, una gran esposa, una ejecutiva incansable y eficiente en su trabajo, socialmente encantadora y muy inteligente. El típico dechado de virtudes admirado por la mayoría.

En la primera consulta resumió así su problemática: «Estoy cansada de tratar de ser la mejor en todo lo que hago. Mi marido, mi madre, mis hijos, los accionistas de la empresa y mis amigos, todos esperan mi mejor rendimiento, y que además sea fuerte, que no cometa errores, que me mantenga siempre segura de mí misma, en fin, que jamás les falle... Pero me cansé de exigirme tanto. Estoy agotada de mantener este ritmo. He llegado a esta conclusión después de pensar mucho».

Al cabo de unas citas, mi impresión diagnóstica fue que mi paciente tenía razón, así que la terapia tuvo una meta esencial: aprender a «desorganizarse» un poco y a no tomarse la responsabilidad tan a pecho. O dicho de otra forma: a ejercer el derecho a fracasar y a ser débil. Sin faltar a sus deberes, intentar ser menos implacable consigo misma, más relajada y no tan «ejemplar». Le sugerí que hiciera una reunión con toda la familia y que se declarase, a partir de ese momento, en estado de «solemne imperfección».

Y así lo hizo, ante la sorpresa e incredulidad de los asistentes. Hoy, después de algunos meses de arduo trabajo terapéutico, es una mujer más tranquila y feliz, acepta sus errores y maneja un patrón racional de autoexigencia.

La autoexigencia, sumada a los mandatos sociales que crees propios, generan una idea de lo que “debes ser” que te desconecta de tu verdadera esencia. De lo que quieres ser. De lo que tu ser tiene el potencial para ser y hacer. De tu luz propia. De tu capacidad para compartir tu luz con el mundo a tu manera. De eso se trata. Y para ello, es necesario ir atravesando todas las capas de protección que tú mismo te has puesto, que te ha impuesto la sociedad y que se han transformado en un sistema de creencias que domina y dirige tu vida.

Lo que queremos transmitirte es la necesidad de volver a conectar contigo mismo. Con tu sentir. De escuchar aquello que tú quieres ser, más allá de lo que crees que deberías ser o hacer.

Estamos convencidos de que en la molestia se encuentra el primer despertador de tu ser. La molestia, esa incomodidad, existe para que puedas empezar a despertar, a hacerte preguntas y a escucharte a ti mismo.

Riso propone en su libro diez premisas liberadoras, de las cuales queremos destacar principalmente una de ellas, la número cinco:

1. Maltratarte porque no eres como «deberías ser» es acabar con tu potencial humano.

2. No te compares con nadie. La principal referencia eres tú mismo.

3. Las personas normales dudan y se contradicen: las «creencias inamovibles» son un invento de las mentes rígidas.

4. Desinhibirse es salud: no hagas de la represión emocional una forma de vida.

5. La realización personal no está en ser el «mejor», sino en disfrutar plenamente lo que haces.

6. Reconoce tus cualidades sin vergüenza: menospreciarte no es una virtud.

7. La culpa es una cadena que te ata al pasado: ¡córtala!

8. No te obsesiones por el futuro: ocúpate de él, pero no dejes que te arrastre.

9. Someterte al «qué dirán» es una forma de esclavitud socialmente aceptada.

10. Permítete estar triste de vez en cuando: la euforia perpetua no existe.

En línea con esta premisa, Diego Kerner, en Lunes felices, afirma:

Si existiera un manual de instrucciones del que hubiera que resumir una única consigna para ser más feliz, yo rescataría la siguiente: tratá siempre de hacer más de aquello que te gusta y menos de lo que no.

Una premisa breve, pero que conlleva decisiones, cambios, renuncias y una gran apertura y valentía para salir a buscar lo que realmente nos realiza como personas.

Así como uno no puede elegir de quién enamorarse, igualmente, uno no elige qué le gusta hacer y qué le apasiona. Te pasa, te atraviesa y punto.

No creo que exista la felicidad permanente y total. Pero sí que podemos proponernos ser más felices. Para eso hay que reprogramar nuestro GPS de la felicidad, que viene configurado con las coordenadas que señalan el camino de lo material, del poder, del dinero.

Ahora que hemos recorrido la primera parte de este camino y que te hemos compartido historias y reflexiones, es momento de centrarnos nuevamente en ti.

Recuerda tu molestia y conéctate con tu sentir y con tu día a día actual. Ábrete a la vulnerabilidad. Permítete sentir lo primero que viene. Bríndate lugar para replantearte tus inquietudes. Acepta la vergüenza que te puede generar reconocer ciertas partes de ti.

ejercicio

balanza de disfrute

¿Cuántas veces disfrutas en la semana?

¿Qué cosas te causan placer?

¿Cuánto tiempo dedicas a realizar cosas que no disfrutas o que no te gustan en absoluto?

Si tuvieras que segmentar, ¿qué porcentaje de tiempo utilizas para hacer aquello que disfrutas?

¿Qué puedes hacer para aumentar tu bienestar, tu disfrute? Define una acción de las que más te gustan y agéndala un día de la semana que viene. Por ahora alcanza con que reserves una hora de ese día para llevarla a cabo.

Ahora revisa tu respuesta anterior y toma conciencia de que al cumplir esa acción, vas a aumentar tu bienestar, tu alegría, tu disfrute. ¿Sientes cómo estás empezando a diseñar tu vida y a tomar el timón? Un simple cambio en tu rutina puede ser la puerta de entrada a grandes transformaciones. ¿Qué pasaría si la próxima semana sumaras otra acción más? Recuerda, el foco y los hábitos se construyen de a poco, lo importante es empezar y descubrir, en la acción, cómo lo vas materializando.

Uniendo los puntos

Para sintetizar lo que has visto de ti mismo en este capítulo, completa las siguientes frases:

Mi principal molestia hoy es:

y se encuentra en el área de mi vida relacionada con:

Cuando pienso en modificar esta molestia me da miedo:

La molestia, y como consecuencia la forma de vida actual que tengo, se generó por:

y siento que el principal responsable es:

Para mí la vulnerabilidad es:

y cuando me siento vulnerable pienso que:

Actualmente el nivel de disfrute en mi vida es:

Me propongo empezar a mejorar mi situación actual y para eso elijo hacer más:

porque me gusta y lo disfruto, y menos....

porque no me gusta.

Me escucho. Me veo. Me acepto.

Agradezco el poder estar haciendo este trabajo en mi.

Me respeto. Me quiero. Me abrazo.


Recuerda que tú puedes diseñar tu vida

y que tienes el poder de germinar la semilla

y crear tu propia historia.

Porque la semilla eres tú.


Emprende tu vida: 7 pasos para ponerte en acción

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