Читать книгу El arte de persistir - David Bueno - Страница 4

PRÓLOGO A ESTA EDICIÓN

Оглавление

Pensemos en esta última semana. Fijémonos en lo que queríamos hacer y comparémoslo con lo que finalmente hemos terminado haciendo. ¿Ya lo han pensado? Bien, este ejercicio es solo un precalentamiento para activar las neuronas de nuestro cerebro, especialmente las relacionadas con la memoria y con la capacidad de fijar la atención en aquello que nos interesa. Ahora viene la pregunta importante. Hagamos un repaso rápido de nuestra vida y fijémonos en algunos de los objetivos que nos marcamos durante la adolescencia o la juventud. Posiblemente hemos alcanzado algunos o muchos de ellos, mientras que otros han resultado ser muy escurridizos. Y ahora planteémonos la siguiente pregunta: ¿qué nos resulta más satisfactorio, alcanzar completamente los objetivos que nos planteamos o el hecho de ir anticipando su consecución a medida que íbamos avanzando y de habernos esforzado por conseguirlo, aunque al final a lo mejor solo los alcanzásemos parcialmente?

El azar sin duda juega un papel importante en que consigamos nuestros objetivos, y parece que poco podemos hacer a este respecto. Muy bien, demos inicialmente por buena esta afirmación; ya la matizaremos más adelante, en uno de los capítulos del libro. Expresado de forma mucho más poética, cuando pienso en el azar y en las incertidumbres que nos rodean y que de alguna manera van condicionando nuestra vida siempre me viene a la cabeza una de las estrofas de la famosa canción de Rubén Blades, «Pedro Navaja»: «La vida te da sorpresas, sorpresas te la da la vida, ay, Dios». Para quien no le conozca, Rubén Blades, conocido como «el poeta de la salsa», es un cantautor, músico, actor, abogado, político y activista panameño que ha desarrollado gran parte de su carrera artística en Nueva York. Ciertamente la vida nos da sorpresas. Pero más allá del azar que salpica nuestra existencia, la mejor manera de llevar a cabo nuestros objetivos vitales ante un futuro que nos es desconocido es analizando y buscando la manera de superar los obstáculos que se presentan a través de...

No, no voy a nombrar aquí la palabra, no ha llegado todavía el momento, pero sin duda el lector sabe cuál es. Escribo este prólogo para puntualizar cuatro aspectos que creo interesantes en esta edición que el lector tiene entre las manos. El primero es que la capacidad que tenemos para marcarnos objetivos y buscar estrategias para conseguir hacerlos realidad reside en un órgano muy curioso de nuestro cuerpo, el cerebro. El cerebro es especial por diversos motivos: por su forma de funcionar; por la manera como se construye y reconstruye durante toda nuestra vida; por el hecho de que cualquier experiencia pasada deja una huella que de algún modo puede influir en cómo afrontamos las experiencias futuras; y porque es capaz de convertir impulsos eléctricos y señales químicas en pensamientos e ideas etéreos, pero extraordinariamente complejos. De un órgano físico de naturaleza cien por cien biológica surge la mente, que engloba procesos tan sutiles y a la vez cruciales como la percepción, el pensamiento, la conciencia, la memoria, la imaginación, la creatividad, la resiliencia, la capacidad de planificar y de tomar decisiones, etcétera. Por este motivo, conocer las bases de cómo es y cómo funciona este órgano de nuestro cuerpo sin duda nos ayudará a conocernos un poco mejor a nosotros mismos. El cerebro es, pues, uno de los protagonistas de este libro.

Segundo, a pesar de su transcendental importancia, el cerebro sigue siendo un gran desconocido. ¿Qué pasa en su interior cuando nos enfrentamos a un cambio inesperado? ¿Cómo es capaz de gestionar las incertidumbres asociadas al azar, al mismo tiempo que mantiene los objetivos que nos hemos marcado? ¿O por qué a veces renunciamos a nuestros objetivos? ¿Cómo es que hay personas a quienes les cuesta aceptar los cambios y tienden a rehuirlos mientras que otras se adaptan con mucha más facilidad? ¿Y qué consecuencias tiene todo ello en la forma como nos percibimos a nosotros mismos y a nuestro entorno, y en cómo nos relacionamos con los demás? Como he dicho, para conocernos mejor a nosotros mismos debemos saber más cosas sobre el órgano que genera nuestra mente. Por ejemplo, una de sus funciones principales es anticiparse a los cambios, a las novedades y las incertidumbres que puedan representar una amenaza. Y también a los que pueden suponer una oportunidad. Sin embargo, si no lo gestionamos correctamente puede aumentar la sensación de miedo, y este estado mental nos conmina a escondernos o a huir, no a decidir. Así que ¿hasta qué punto seremos capaces de alcanzar nuestros objetivos si las inevitables incertidumbres que nos acechan nos llevan a escondernos o a huir? ¿Cómo podremos aprovechar las oportunidades si, por temor, no nos atrevemos a analizarlas? ¿De qué manera los mensajes que nos llegan de la sociedad influyen en cómo se construye nuestro cerebro y, por consiguiente, en cómo es nuestra mente? ¿Hay alguna manera de compensarlo? Conocer cómo es, cómo se construye y cómo funciona nuestro cerebro nos puede ayudar a comprender no solo cómo somos, sino muy especialmente cómo queremos ser. Y esto incluye analizar nuestro entorno y cómo se van sucediendo las novedades y los cambios. Así que otros de los protagonistas principales van a ser el entorno donde vivimos, especialmente el entorno social, y los azares que inevitablemente conllevan los cambios que se producen.

Porque posiblemente este sea el quid de la cuestión: cómo queremos ser. Este es el tercer punto que quiero especificar en el prólogo de esta edición. Para ser lo que queremos ser, para avanzar hacia nuestros objetivos vitales, necesitamos buenas dosis de empoderamiento. Pero resulta que a nuestro cerebro le resulta mucho más fácil y cómodo seguir la corriente que buscar sus propios objetivos y cavilar sobre cómo hacerlos realidad. Más aún, el cerebro no solo necesita marcarse objetivos y ver cómo conseguirlos, sino también disfrutarlos por el camino, porque no siempre los vamos a conseguir al cien por cien. Las sensaciones de placer y de recompensa que obtenemos por el camino van a ser una de las claves que nos permitirán continuar adelante sin enrocarnos. Y es aquí donde se presenta la dualidad entre resistir y persistir. Esta es la palabra que no quería mencionar todavía en los primeros párrafos: persistir. Esta es la estrella principal del libro, qué ventajas vitales conlleva el hecho de persistir, en base a los conocimientos actuales en neurociencia.

Este libro que el lector tiene entre las manos trata, precisamente, de las ventajas mentales y emocionales de ser persistentes en nuestra vida. Una persistencia que implica necesariamente flexibilidad y adaptabilidad, sensaciones de recompensa y de placer, y que conlleva un incremento de optimismo. De nuevo, como ya he dicho antes, para tomar consciencia de la importancia de todo ello creo que es útil conocer algunos aspectos del cerebro, que de forma sencilla irán saliendo a lo largo de los capítulos. Este es el tema fundamental, entender qué implica la persistencia para el cerebro y qué ventajas tiene en nuestra vida.

Finalmente, hay un cuarto punto que considero importante clarificar. Empecé a escribir el libro durante el confinamiento obligatorio al principio de la pandemia de covid-19, una época excepcional que creo que nos ha demostrado la importancia de la persistencia. A mí, personalmente, escribir este libro, tener un objetivo cada día sin saber a ciencia cierta si terminaría fructificando, me hizo mucho más llevaderas las horas. Tener la mente ocupada en un proyecto que llevaba meses acariciando fue muy recompensante. Disfruté cada minuto de escritura y cada segundo de búsqueda de información. Por este motivo, en algunos puntos de los distintos capítulos he aprovechado esta experiencia colectiva como paradigma para ejemplificar los conceptos y las reflexiones que incluye. Por supuesto que contiene otros muchos ejemplos, pero este va apareciendo con cierta periodicidad.

Ahora bien, y pienso que aquí es donde reside el punto fuerte de este trabajo, no se trata de un libro sobre la pandemia. El objetivo es mucho más íntimo y al mismo tiempo completamente extrapolable a la sociedad. Se trata de aprovechar los conocimientos actuales que tenemos sobre el cerebro para ver de qué manera las sensaciones de recompensa, el optimismo y la persistencia se relacionan dentro de este órgano, para que cada uno lo pueda aprovechar de la mejor manera posible. Crecer a través del conocimiento y la reflexión. Porque siempre hay, y siempre habrá, situaciones complejas que debemos superar, en muchos aspectos de nuestra vida. Y la manera como lo hagamos hoy influirá en cómo seremos mañana. Empoderarnos de cómo queremos ser. Este es el arte de persistir. Espero que disfruten leyendo tanto como yo disfruté escribiéndolo.

DAVID BUENO

Barcelona, julio de 2021

El arte de persistir

Подняться наверх