Читать книгу Intensas decisiones - Delfina Falzone - Страница 8
ОглавлениеCapítulo 4
Mi teléfono comenzó a sonar insistentemente y cuando lo cogí advertí que tenía cinco llamadas perdidas de Brittany y tres mensajes de Noah, aquel chico que había conocido el primer día que estuve aquí.
Eran las diez de la mañana, por lo que me levante velocidad rayo puesto que era tardísimo y si no me daba especial prisa perdería la primera clase del día.
El ritmo del bar y la universidad me estaban agotando, y eso que recién iban dos semanas del larguísimo semestre que me esperaba por delante.
Llamé a Brittany cinco minutos después de terminar de cambiarme y salir disparada hacia el edificio donde se dictaban las clases.
— ¿Qué haces que no estás aquí? — Gritó mi amiga al otro lado del teléfono un tanto alborotada. El día de hoy debía exponer ella sola un tema muy importante, el cual nos había costado dos noches enteras sin dormir.
— ¡Me he dormido! — Le dije consternada — En menos de cinco minutos estoy ahí — y corté antes de que pudiera decirme nada —.
Comencé a correr por los senderos del campus hasta llegar al maldito edificio. Para mi fortuna el aula de la clase que comenzaba dentro de un minuto se encontraba en la plata baja así que me apuré lo más posible para llegar a tiempo.
Entré sin más y allí estaba parada Britt con cara de pocos amigos, cruzada de brazos. Sabía que iba a regañarme por dejarla sola aquella mañana, pero de verdad no lo había hecho adrede.
— ¡Eres una pésima amiga! — Me dijo totalmente enojada, pero aun guardando las composturas.
— ¡Lo siento tanto! Mi alarma no sonó esta mañana — Le puse la cara que sabía que no fallaba en estas situaciones. Revoleó los ojos y me tendió los brazos para que la abrazara. Estaba super nerviosa, pero sabía que le iría bien, yo misma me encargué de que todo estuviera perfecto para que se sacara un sobresaliente —. Tú puedes — Le dije mirando hacia la puerta, donde se encontraba el profesor parado esperando a que todos nos acomodáramos en nuestros asientos —.
Todo salió según lo planeado y Brittany recibió sus respectivas felicitaciones por parte del profesor.
Así concluyó la clase y cada una se fue por su lado. La siguiente clase no la teníamos juntas así que nos veríamos más tarde.
Era la última hora y me encontraba en los pasillos de la universidad cuando me encontré con Jeff, aquel amigo de Brittany.
— Que hay Li, ¿Qué tienes ahora? — Le sonreí amablemente como respuesta a su saludo. No lo había visto desde el sábado en la fiesta.
— Mmm...— Realmente no recordaba que clase me tocaba ahora — Creo que tengo clases de historia de las ciencias jurídicas, no lo recuerdo — y solté una risa ante mi escasa memoria —.
— Excelente, te acompañaré, si no te molesta.
— ¡No, claro que no me molesta!, vamos.
En el camino, que por cierto era un poco largo, charlamos sobre la universidad, nuestros planes para la semana, le comenté que estaba trabajando en el bar de Joe’s y me dijo que con gusto se pasaría a verme hacer el ridículo.
Cuando llegamos nos despedimos y cada uno entro a su respectivo salón.
Esta clase me tocaba nuevamente con Brittany así que no sería tan aburrido, siempre nos sentábamos en el medio de las filas, concordábamos con que desde allí se veía y escuchaba mejor.
Pero cuando divisé nuestros lugares advertí que junto a Britt estaba sentado Luca. ¿Es que ahora también debía compartir clases con él? Que pesadilla.
— Pero miren nada más a quien tenemos aquí — Dijo con una sonrisa malvada en el rostro —. Parece que el paseo del sábado te gustó, ¿verdad? No puedes separarte de mí.
— ¿Estás escuchando lo que dices? Me das pena — Le solté con desagrado —.
— La que da pena eres tú, que no paras de seguirme. El bar, la fiesta, ahora en clase...
— En el bar trabajo, a la fiesta me llevo Brittany y a clase es la primera vez que asistes, ¿Qué estás diciendo? — Me fastidia más de lo impensado.
— Vale, vale, no te alteres pequeña, va a salir humo de tu cabeza — Mire a Brittany para que interviniera, al fin y al cabo, era su amigo, no el mío —.
— Basta ya ustedes dos, Luca muévete a otro asiento, ¡capullo! — Le doy las gracias internamente a mi amiga por eso. Luca salió de mi lugar y se movió a otra fila, una llena de chicas; todas y cada una de ellas trataron de llamar su atención, y déjenme decirles que no entendía aquello, si era un idiota.
La clase transcurrió normal, como todas las clases de la semana.
Cinco minutos antes de terminar la clase el profesor anunció que debíamos hacer un trabajo en grupos de a dos personas; quise elegir a Britt, pero el profesor escogió las parejas por su cuenta.
Rogué a todo ser existente para que me toque con ella, pero desgraciadamente me tocó con Luca. Iba a ser la peor semana de mi vida.
Al terminar quise salir lo más rápido posible de allí, pero algo no me lo permitió.
— Estas de suerte hoy, ¿no crees? — Apareció por detrás obligándome a parar.
— Querrás decir de mala suerte — Le espeté —.
— ¿Qué te parece si quedamos en mi apartamento el viernes por la noche y hacemos el trabajo? Será fácil.
— Bien, espero que sea rápido, así que empieza a buscar información si no quieres terminar enterrado cinco metros bajo tierra.
— Tranquila, pequeña. Tienes un carácter del carajo, me gusta — Me contestó riendo —.
— No me digas <<pequeña>>.
— Quedamos el viernes después de que termines en el bar, te recojo por allí — Y se fue tan rápido que no pude negarme —.
La semana pasó demasiado lenta, quede con mi amiga para estudiar varias veces, pero seguía sin lograr que comprendiera la constitución estadounidense.
Llegó el viernes y tuve que prepararme mentalmente todo el día, debido a que por la noche tendría que realizar el maldito trabajo con el maldito Luca.
— Cielo, tu paga de la semana — Teresa me tendió un sobre con cuatrocientos dólares, la verdad es que no me podía quejar, pagaban bien y la gente era de lo más agradable —. He oído por ahí que Luca viene a recogerte hoy — me lanzó una mirada cómplice —.
— Si, pero no es lo que crees, por desgracia tengo que hacer un trabajo con él para la universidad. Es una verdadera pesadilla.
— Bueno pues, ándate con cuidado, no es un chico muy normal.
— ¿A que te refieres con eso? — Pregunté intrigada.
— No se cariño, dicen las malas lenguas que anda metido con gente muy pesada — Que extraño me resultaba aquel comentario, igual ya lo averiguaría de alguna forma u otra —.
Me despedí de Teresa y salí del local. Allí estaba parado él, con una camisa blanca arremangada, unos jeans oscuros que se le pegaban muy bien a sus piernas y unas vans; arreglado, pero no tanto. Era sin dudas muy guapo, empezaba a comprender un poco más a las mujeres que se quedaban pasmadas viéndolo.
Esta vez vino con un carro, un Audi R8; sabía de autos, o por lo menos conocía aquel, porque era el mismo que me había regalado mi padre cuando me gradué; lo sé, exagerado.
— Hola, pequeña — Puse los ojos en blanco ante aquel apodo —.
— Hola — Le contesté sin más, cortante —. Un R8, ¿eh? — Alcé mis cejas y lo miré sorprendida; soltó una pequeña risa, incrédulo.
— Así que conoces de coches...
— No hay que ser muy experto para darse cuenta de que coche es — Hice una mueca en su dirección, me encogí de hombros y esperé que me contestara. La única respuesta que obtuve fue una seña para que me monte en el carro —.
Subí al auto y arrancó. Su apartamento quedaba a un par de calles del bar así que fue un recorrido corto, pero incómodo debido al silencio que había en el auto.
Llegamos a un edificio hermoso, la fachada era más bien rústica, esas que aparentan vejez pero que en realidad son más jóvenes que uno mismo.
Sacó de su bolsillo trasero un aparatito que supuse sería para abrir el garaje del edificio. Como mis sospechas eran ciertas, el portón comenzó a abrirse dejando a la vista una hilera de coches impresionantemente caros. Me llamó increíblemente la atención, pero me limite a quedarme en silencio, no me interesaba aquello y tampoco me interesaba nada que tuviera que ver con ese sujeto.
Aparcó el coche en el número 10, supongo que es el número de su piso o apartamento o que se yo.
— ¿Te apetece salir del auto o prefieres quedarte encerrada aquí? — Volví a revolear los ojos, parece que ese será mi estado de ánimo siempre que esté cerca de él.
Salí del auto y lo seguí hacía el ascensor. Todo parecía muy sofisticado y caro. Me resultaba extraño que un universitario pudiera llevar este estilo de vida, aunque pensándolo bien, si ese universitario venía de una familia con mucho dinero, quizás no lo sea tanto.
Llegamos a su apartamento y era realmente bellísimo, tenía un ventanal inmenso, del piso al techo y del ancho de la pared. Todo estaba pintado de negro, gris y blanco, sobrio pero hermoso. Estaba todo pulcramente limpio, producto, seguramente, de una persona contratada para esa tarea.
Me encantaba, era un lugar donde querrías quedarte a vivir. La televisión era enorme y el sillón lucía de lo más cómodo.
Puse mis cosas sobre una silla y esperé a que el trajera las suyas para poder empezar con el trabajo y poder largarme de allí cuanto antes.
— Lina, ¿te gustaría tomar algo? O comer, o lo que sea.
— No en este momento, quizás luego — Me encontraba rebuscando entre las cosas que había traído, mis lentes; sin ellos me dolería la cabeza y eso no terminaría nada bien. Cuando los encontré, me los puse y apareció Luca por la puerta de su habitación. Me observó detenidamente y se echó a reír —.
— ¡Que bien te quedan las gafas, Li! — Siguió riéndose.
— No veo la gracia del asunto, pero como sea, ¿podríamos comenzar? — No les voy a mentir, su presencia generaba cosas en mí que nadie había generado nunca. Era un hombre hermoso, despreocupado, divertido y su mirada escondía algo que sin dudas me gustaría descubrir.
— Parece que no te agrada mi presciencia — Dispuso, algo molesto —.
— Disculpa no es eso — Le contesté suspirando —, es que... — y noté algo, algo que llamó mi atención más de lo que podría llamar cualquier cosa; era una cadena muy sutil que contenía un dije, una cruz dentro de un círculo ahuecado, la recuerdo porque mi padre y Benny, su hasta ese momento mejor amigo, la traían consigo todo el tiempo- ¿De dónde sacaste esto? — Se lo puse en frente de su cara.
— Un regalo de un viejo amigo, no tiene importancia- Y me lo arrebato de las manos. Parecía nervioso —.
Decidí volver a lo que vine, a hacer el maldito trabajo y marcharme. Pero no logro sacarme de la cabeza el porqué de lo que acabo de ver, ¿Conocería Luca a mi padre? ¿A Benny? Me molesta la idea de no poder descubrir que hay detrás de esto, a mi padre es imposible localizarlo, ¿Cómo hablaría con él si ni siquiera tenía teléfono celular? Esto comenzaba a extrañarme cada vez más.
Luca notó mi incomodidad porque no paró de hacerme preguntas al respecto.
— Lina, de verdad, no tiene ninguna relevancia, deja de pensar en eso por un momento, céntrate en el trabajo y así acabaremos rápido.
No volví a darle importancia al asunto del dije y nos pusimos a investigar y a preparar la presentación.
Media hora más tarde terminamos todo, había quedado espectacular. Era un trabajo sobre cárceles importantes, con historia y relevancia para el mundo, elegimos Alcatraz, era impresionante la cantidad de historia que poseía ese lugar.
Al parecer Luca era una persona muy inteligente, casi que realizó todo el trabajo él. Me gustaba porque congeniábamos bastante bien en relación al estudio, pensaba que iba a ser tedioso, pero resulto interesante.
— Te propongo que vayamos a comer algo por ahí, sin compromisos, como dos personas normales. Creo que no hemos empezado del todo bien, me gustaría compensar mis comentarios de los últimos días — Me ofreció Luca, algo entusiasmado. No es que me hiciera total gracia ir a comer con un chico que tenía novia, pero moría de hambre y la verdad es que tenía razón, podríamos empezar de nuevo, quizás podríamos ser buenos amigos después de todo —.
— Bien, pero cuando terminemos me llevarás a la residencia - Le advertí señalándolo —.
— Me parece una buena idea — Me dijo sonriendo. Era encantador, de verdad, pero no caería como todas las demás; además está en pareja, imposible. Ni siquiera se fijaría en mi de esa forma —.
Llegamos al cabo de 15 minutos a un restaurante más bien apartado del campus, discreto. Aparcamos el coche y salimos rumbo a la entrada del lugar.
En el camino Luca parecía un poco más cercano, no sé cuál fue la razón. Sentí que quería estar cerca mío.
Cuando entramos nos recibió una moza que parecía conocer a Luca, de hecho, le preguntó si quería la misma mesa de siempre.
— Parece que traes a muchas chicas aquí — Le dije en un tono burlón. Me sentí un poco celosa, hubiese deseado que no haya traído a más nadie a este lugar. Parecía tan íntimo... —.
— De hecho, eres la primera que pisa este lugar conmigo — Me respondió y noté su sonrisa. Y digo que noté porque no quise mirarlo directamente a los ojos, no quería que notara la ilusión que me hacía su comentario. Y luego, otra vez, volvieron mis dudas, ¿con quién habrá estado en este lugar tantas veces como para que la moza le haya ofrecido la misma mesa “de siempre”? —.
— ¿Gustan una carta o ya saben que van a pedir? — La señorita que nos atiende me sacó de mis pensamientos.
— Pediremos dos cortes de carne americanos con espárragos salteados — Contestó Luca enseguida —.
— De hecho, me gustaría pedir spaghettis a la carbonara — Mire desafiante a Luca, nadie pide y hace por mí. Se hacer las cosas sola —.
— Bien, entonces que así sea.
Esperamos un rato, hablamos de trivialidades, me preguntó porque había venido desde Italia a estudiar aquí, entre otras cosas. Me limité bastante en mis respuestas, no quería que supiera más de lo necesario.
— Me parece que me toca a mí, en esta oportunidad, preguntarte sobre ti — Lo miré mordiéndome el labio inferior, deseosa de saber sobre su vida, seguía con la sensación de que ocultaba muchas cosas —.
— ¿Qué te gustaría saber? — Me respondió algo incomodo.
— No lo sé, ¿por qué me trajiste a este lugar? — Él tenía pareja, porqué mejor no me llevaba a un McDonald’s y ya.
— Me gusta este lugar, es especial y hacen muy rica comida, ¿por qué no te traería?
— Bueno, no lo sé, dices que no has traído a nadie más aquí, pero tienes novia... ¿Qué me hace diferente? — Trato de que por una vez me dé una respuesta consistente.
— Deja de darle tanta importancia Lina — Contestó molesto—. Si hay algo más que quieras preguntar, pues este es el momento, de lo contrario no responderé ninguna de tus dudas.
— Me gustaría saber de dónde vienes, porque estudias en esta ciudad, qué haces de tu vida, si vives con tus padres, no lo sé...
— Bueno, la verdad es que no tengo mucho que contar... Soy de aquí, estudio en esta universidad porque me ha gustado desde siempre, no trabajo y no, mis padres no viven aquí conmigo — Claro sí, eso va a servir para calmar todas mis dudas... —.
— ¿Por qué tus padres no están aquí? ¿Te refieres a que no están en NY y están en otro estado?
— Me refiero a que están muy lejos de aquí...
— ¿Qué hay del dije que encontré en tu apartamento? — Aunque quisiera, no podía sacar esa imagen de mi cabeza.
— Deberías dejar de preguntar y comer de una vez, si no quieres que se enfríe tu maldita comida — Su tono cambió completamente, parecía muy molesto, como si ya no quisiera hablar de nada más —.
— ¿Qué es lo que escondes Luca? — Hice caso y comí sin volver a emitir un solo sonido. Al parecer la conversación había terminado. Algo escondía, y me asustaba la idea de que mis sospechas sean ciertas. Me asustaba pensar en que podía llegar a estar relacionado con el maldito Benny.
Terminamos de cenar y nos dispusimos a volver a mi residencia. Para ser sinceros, resultó más incómodo de lo que esperaba.