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Оглавление«Sentí por ella un algo raro que me atraía»
Prólogo a Confesiones de Dorish Dam
A la memoria de la profesora
Esther Castañeda Vielakamen
A fines de los años noventa, en su curso de Literatura peruana escrita por mujeres, la profesora sanmarquina Esther Castañeda nos presentó la que se considera la primera novela lésbica del Perú: Confesiones de Dorish Dam. Recuerdo el impacto que nos causó su lectura, especialmente por esas imágenes que representan el deseo lésbico de un modo inédito en la literatura peruana del siglo XX: «Y el deseo lujurioso de la Baronesa se revelaba en la mirada ávida por ver y palpar nuevamente mis senos que saqué a su vista para convencerme de lo que iba a hacer. Enseguida sus manos los cogieron y los acariciaron. Y luego los besó».
La leímos, como buena parte de nuestros libros universitarios, en fotocopias que circulaban anilladas. No fuimos muy conscientes de que en realidad los originales de la novela eran prácticamente inubicables. Desde su publicación, en el año 1929, no volvió a ser editada y había caído prácticamente en el olvido. De no ser por ese rescate en el curso de la profesora Castañeda, el acceso a esta novela hubiera sido bastante difícil. Poco se ha hablado de ella en la tradición de la literatura peruana y poco también se ha hablado (o se conoce) de su autora Delia Colmenares. Ambos silencios, sin embargo y tristemente, no son sorpresivos. Corresponden a lo que ha sido una constante práctica de la crítica tradicional en el Perú, al menos hasta inicios del presente siglo: relegar a un segundo plano la escritura de autoras mujeres. Y si a esto le agregamos que su temática se refiere a la pasión lésbica y a las sexualidades fluidas, es un doble motivo para su exclusión del canon literario.
De los pocos datos biográficos que constan sobre Delia Colmenares, sabemos que nació en Piura en 1902 y falleció probablemente en 1968. Sus primeras publicaciones fueron los poemarios Iniciación en 1922 y Meteoros: versos en 1926. Además de Confesiones de Dorish Dam publicó otros libros de narrativa: Con el fusil al hombro. Epistolario del soldado desconocido en 1926 y la colección Cuentos peruanos en 1964. Cabe destacar que en la edición original de las Confesiones no consta el año de publicación, pero ciertas referencias de la novela como la alusión a la Primera Guerra Mundial o la mención al gobierno del presidente Augusto B. Leguía, y también la dedicatoria al historiador Jorge Guillermo Leguía (en el ejemplar que se conserva en la biblioteca de la Universidad de Wisconsin, Madison) permiten ubicar como fecha original de su publicación el año 1929, lo que la hace anterior a Duque la novela de José Diez-Canseco considerada la primera novela peruana de temática gay, publicada recientemente por la Editorial Gafas Moradas.
La novela se presenta como un manuscrito que la bella Dorish Dam entrega a una joven escritora a la que conoció en un barco durante una travesía por el Pacífico de vuelta al Perú. En esos papeles, estructurados a manera de una confesión, la protagonista revela aspectos de la que ella llama su «vida infernal». Este proceso de contar su propia vida articula la novela como un bildungsroman.
A contrapelo de la típica educación recibida por las jóvenes limeñas, la educación de Dorish es bastante laxa, en parte por su origen extranjero y en parte por su clase social. Sus padres, unos aristócratas ingleses fascinados con los viajes, dejan su cuidado en manos de una tía. Luego de este abandono, al alcanzar la mayoría de edad, la Baronesa de Solimán aparece en la vida de Dorish como una especie de maestra en la vida del hedonismo y el pacer erótico. La Baronesa convierte a Dorish en el centro de sus fiestas con intelectuales y artistas: «En una noche del mes de julio, la Baronesa daba en su palacio un banquete a la usanza romana, remontándose a la lejana época neroniana. En aquel banquete hubo derroche de los siete pecados capitales. Los convidados no pasaban de cien. No había uno solo que no fuera artista. Había poetas, pintores, músicos, bailarinas, dramaturgos, novelistas, etc.».
La sexualidad ocupa un lugar primordial en estas Confesiones y su figuración recala en expresiones artísticas como la danza y la escultura. Confesiones de Dorish Dam es un hito en la representación literaria de las subjetividades lésbicas en el Perú. La representación de esta sexualidad participa de los imaginarios literarios de la época: una de las dos asume el rol pasivo y la otra el rol activo. Por otro lado, la protagonista también declara una visión fluida del deseo: «Que se amen como mejor les parezca. La forma es lo de menos»; y también siente que «todos se enamoran de mí, hasta las mujeres». Visibilizar este deseo del modo explícito en que lo hace, coloca a esta novela en una situación bastante transgresora para la época en el Perú y con muy escasos pares en América Latina.
Dorish Dam, la protagonista, es una mujer aristocrática que transgrede diversas convenciones a las que estaban sometidas las mujeres peruanas a inicios del siglo XX: es una mujer independiente, que vive su sexualidad de la manera en que lo desea, de manera desbordada y decadente. Sin embargo, si bien el impulso del deseo parece acercar a la protagonista a una libertad irrestricta, tal posibilidad se ve constreñida en ciertos momentos por el discurso de la culpa religiosa del catolicismo. Esa constante tensión entre la libertad y el moralismo ponen en evidencia la complejidad de la situación de las mujeres y su experiencia de la sexualidad. Por otro lado, la libertad de la que disfruta depende en gran medida de su posición aristocrática. La voz narrativa es consciente tanto de aquella tensión, así como de esta posición privilegiada y presenta una serie de crónicas costumbristas de la vida limeña donde la clase alta será el objeto principal de su mirada crítica. La propia Dorish Dam declara en el epilogo de su manuscrito: «Seguramente habrá gente de la sociedad “dorada” que traten mis confesiones de perversas porque alcé el velo para mostrar la llaga y quité el guante blanco para enseñar la mano sucia. La verdad desnuda es chocante, no se soporta, pero lo perverso está en el hecho y no en lo que se dice. […] que yo anduve en el mundo de la gente “dorada” y desgraciadamente me contaminé de la podredumbre que tenía».
Delia Colmenares era consciente de las reacciones que esta novela podía provocar. De ahí que Confesiones de Dorish Dam se inicia con una página titulada «Paréntesis» en la que figura una cita de Oscar Wilde: «No existen libros morales y libros inmorales. Hay libros bien escritos y libros mal escritos». Esta cita proviene de El retrato de Dorian Gray, texto de Wilde con el que estas Confesiones ejercerá un interesante contrapunto sobre las relaciones entre arte y moralidad. La estrategia de Colmenares al recurrir a la autoridad literaria de Oscar Wilde es explícita: intenta enfocar las lecturas de la novela en una perspectiva estética y tratar así de eximirla de cualquier juicio de valor moral. Sin embargo, la novela fue relegada al olvido de la crítica.
En la segunda década del siglo XX, Lima apenas iniciaba su proceso de modernización, mientras que Confesiones de Dorish Dam está en sintonía con otras escrituras lésbicas de la época. Particularmente, en el año 1928 aparecen diversas novelas como El pozo de la soledad de Radcliff Hall, novela que fue considerada por muchos años como una referencia inevitable de la literatura lésbica; inicialmente fue objeto de cierta controversia por ser considerada inmoral. También destaca El almanaque de las mujeres, donde Djuna Barnes subvierte la historia patriarcal e introduce una manera distinta de pensar las relaciones entre mujeres. Ese mismo año se publica la maravillosa Orlando, novela de la gran escritora inglesa Virginia Woolf, dedicada a su amante Vita Sackville West. En esta novela, Woolf crea un personaje que cambia de sexo durante la historia y discurre sobre cuestiones como la situación de las mujeres, la sexualidad femenina y la creación literaria.
Es poco probable que Delia Colmenares haya leído algunas de estas novelas mientras escribía las Confesiones, pero situarla en este contexto destaca su relevancia para la representación de sexualidades disidentes y pone en evidencia el olvido en que ha caído por tanto tiempo. Olvido del cual es rescatada, por fin, con esta nueva edición. Escuchemos estas Confesiones sobre la complejidad de sentir «por ella un algo raro que me atraía».
Claudia Salazar Jiménez
Nueva York, solsticio de verano 2021