Читать книгу Las No Personas - Dorian Derek - Страница 10

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Alguna vez te habrás preguntado (y si no es así es momento de que lo hagas), ¿Por qué se odia?, muchas veces encontramos las respuestas a lo que buscamos poniendo el foco en todo lo contrario, en su antítesis ¿por qué se ama?. El sentimiento de amor es subjetivo para cada uno e injustificado, no sabemos por qué motivo nos enamoramos de alguien ni qué característica posee esa persona para enamorarte a ti y no al resto de personas del planeta, es un sentimiento extremo de empatía por otra persona. El odio es igual de subjetivo, pero en este caso se centra en unas características específicas de la otra persona o grupo, el objetivo del odio suele dirigirse a personas que te han insultado o agredido (a ti, a tu entorno o a tus ideas), pero su expresión también se dirige hacia personas que tienen un color de piel distinto al tuyo, por tener otra orientación sexual, se odia por razones religiosas u económicas y por un millón de motivos irracionales más. Las personas odian a otras personas por historia, porque sus antecesores lo hicieron y ni siquiera saben el porqué, piensa en el símbolo de la V, es algo que hacemos sin saber su origen, el odio funciona igual. El amor en su sentimiento que proyecta al futuro, el odio al pasado, son dos extremos, un espectro con muchos niveles intermedios y distintas formas subjetivas de experimentar.

Podemos confundir muy fácilmente dos emociones, la tristeza y la ira. Ambas emociones comparten síntomas como: la frustración, el malestar o la fatiga. Desde la psicología consideramos a estas dos como hermanas siamesas. A diferencia de la ira, la tristeza es una emoción pasiva, centrada en la introspección hacia el interior y no la proyección al exterior, puede ser mejor controlada que la ira y sirve justo para eso, para sanar el dolor, para reflexionar. Ambas son emociones desagradables y depende de cada uno afrontar la situación con una u otra. Muchas veces estas hermanas te utilizan como un campo de batalla y luchan por revelarse, por ejemplo, cuando rompemos con una pareja y comenzamos a sentir sentimientos de ira y tristeza. Las dos son la consecuencia de una pérdida, puedes perder el respeto de alguien, puedes perder a una persona, el trabajo o cualquier cosa importante para ti. La irá brota cuando esa pérdida la creemos recuperable y la tristeza saldrá siempre que esa pérdida no se pueda recuperar, como una muerte. Una persona puede soportar ambas emociones. Cuando una de estas emociones se instala en tu interior, dicta tu conducta y se prolonga mucho en el tiempo notarás resultados desagradables, en el caso de la ira sentirás odio indiscriminado y mal humor como referencia, con la tristeza profunda prolongada en el tiempo vendrá la depresión.


Si para observar ira en el rostro de alguien hay que fijarse en su entrecejo fruncido y en su mandíbula, para la tristeza nuestro foco se centrará en la frente y la boca. Si nos fijamos en las tres generaciones de papas, la emoción se identifica fácilmente en el papa Francisco y en el papa Ratzinger, lo habitual es bajar las cejas hacia el interior cuando los párpados se elevan y activamos el músculo que forma las arrugas en la frente. Cuando estamos tristes nuestro cuerpo y cabeza decae unos milímetros hacia abajo y nuestra boca también baja (en ningún caso hacemos presión en los labios como ocurre en la ira si sentimos verdadera tristeza). En la imagen del papa Juan Pablo II observamos una tristeza más profunda, una desesperanza, su cabeza se levanta para saludar a los fieles, intenta controlar sus ojos y párpados pero hay una gran actividad en la frente y un gran decaimiento de los labios, parece el rostro de una depresión. Si no hay actividad en la frente y vemos una boca triste, la persona miente, no siente en absoluto tristeza. Anteriormente cuando hablábamos de los manipuladores de las manos decimos que los usamos para ocultar emociones, si volvéis a la página 29 podréis reconocer que emoción ocultan las dos últimas personalidades. Fíjate en la frente de un Bill Clinton que está a punto de perder la presidencia, oculta una clara tristeza. Observa el entrecejo de un Pablo Iglesias que está perdiendo el debate porque no le dejan hablar, profunda ira. Aunque ambos deban tener una posición de seguridad y un talante hacia el público las emociones dejan restos en los intentos fallidos por ocultarlas, los delatan. Todas las emociones son adaptativas, exteriorizar la tristeza nos ayuda a desahogarnos y superar una conmoción de pérdida, funciona como llamada de auxilio en busca de la empatía de los demás, pero cuando se intenta ocultar, cuando se reprime la tristeza podremos identificarla con leves y rápidas expresiones faciales. Es muy importante saber identificar una tristeza verdadera de una falsa, la tristeza es el "as en la manga" de la manipulación cuando se usa para tener una influencia de manera racional, si no quieres ser víctima de esta manipulación abre bien los ojos. Es la emoción que más usamos para manipular, la utilizamos desde que nacemos, con nuestros lloros conseguimos captar y acaparar la atención de nuestros progenitores para expresarles necesidades tan básicas como hambre o malestar, aprendemos y asociamos en el cerebro que si lloramos ellos aparecen en escena y conforme vamos creciendo ¿qué hacemos cuando queremos conseguir algo?. Lloramos, expresamos tristeza para conseguir lo que queremos.


Existen casos donde las emociones son muy difíciles de hallar en un rostro. Si miramos fijamente esta imagen de Michael Jackson no podemos ver la profunda tristeza que siente y podemos pensar que está mintiendo, no hay actividad en la frente ni en su boca, sin embargo tenía más que motivos para vivir en una profunda tristeza. ¿Por qué su rostro no refleja ningún rastro de tristeza aunque la esté experimentando? La explicación es muy sencilla, porque lleva Botox para suavizar las arrugas y Restylane para realzar los labios, cuando alguien usa estos inyectables difícilmente veremos una emoción real o falsa en su cara.

La expresión de asco utiliza un poco de la ira y un poco de tristeza cuando se revela en humanos, el entrecejo se frunce, la boca decae y se estira al exterior tensando los músculos superiores de la cara, está muy relacionada con el desprecio porque es la repulsión hecha emoción, pero a diferencia del desprecio su expresión es una exclusivamente y no toma diferentes maneras de manifestación. El asco es una emoción primitiva que utilizan muchos animales para protegerse del peligro, por ejemplo, si comen algo que no está en buen estado experimentarán esta emoción, les hará tomar una conducta de evitación para no enfermar y podrán huir de los peligros de contaminarse. En la condición humana existe este asco biológico y también otro social que funciona de la misma manera, alejarnos de las cosas que nuestra sociedad considera nocivas. El asco social proviene casi en exclusiva de la cultura más que del propio individuo.

La emoción que más deslices muestra en un mentiroso es la culpa, la propia culpa del acto de mentir. La culpa se expresa con lo que anteriormente conocimos como "manipuladores" y tiene una forma clara ¿qué hacemos cuando nos invade la culpa? La tapamos. Hay gente que se siente muy culpable en su vida, se siente fracasada, vacía y siente que nadie les quiere porque han cometido muchos errores, piensan que solamente toman malas decisiones y tapan esa culpa refugiándose en el alcohol o las drogas. Esto ocurre porque tenemos una tendencia a tapar defectos, cosas que no nos gustan se tapan, si no se ve no existe, de la misma manera que alguien con una autoestima muy baja tapará un complejo corporal con celibato, otra lo hará con sexo excesivo. La tapa puede ser distinta, lo tapado es lo mismo. Al ver aumentar las tasas de paro en nuestro país tapamos una negligencia política con los inmigrantes a los que culpamos, tapamos la soledad comprando, cuando nos cogen desprevenidos y nos van a sacar una foto tapamos la cámara, el silencio lo tapamos con música... tapar, tapar, tapar. Una persona que siente culpa mientras habla tapará esa culpa de una manera muy sencilla, tapándose la cara. Taparse en sí indica culpa, esconder algo, si hablas con alguien y ese alguien se tapa la cara significa claramente que oculta algo y si se tapa mientras te escucha pensará que le estás ocultando algo tú. Decimos que es culpa lo que se oculta al mentir porque la emoción de culpa aparece cuando rompemos o creemos haber roto ciertas normas, tanto individuales como sociales, sin importar su significado ético, natural, religioso, sexual o existencial, la culpa al fin y al cabo es lo comúnmente conocido como "sentirse mal".

El actor británico Hugh Grant, protagonista de Notting Hill fue detenido en el año 1995 en las calles de Los Angeles mientras mantenía relaciones sexuales con una prostituta en su coche. No olvidemos que el Sr. Grant era todo un ejemplo a seguir en Hollywood tanto personal como profesionalmente y sobretodo que tenía pareja. Este evento llegó al público, a la prostituta le pagaron millones de dólares por hablar sobre Hugh y se convirtió en uno de los escándalos más comentados de Hollywood en un momento donde no había Internet en las casas. Pasó de ser visto como una persona con un comportamiento modelo a una persona con un comportamiento obsceno. Hugh Grant, que en aquel momento tenía que presentar su última película "cuatro bodas y un funeral" asistió a un late night para promocionarla y no pudo ocultar su verdadera emoción entre sonrisas burlonas, poses neutras y una postura segura.

El nombre de Marilyn Monroe no solamente resonó por su belleza, sino también por el polémico rumor que giraba en torno a su romance por el entonces presidente John F. Kennedy. Nunca se descubrió la verdad, como nunca se descubrió la verdadera muerte de Monroe ni se esclareció el asesinato de Kennedy un año después. Pero, ¿por qué no se descubrió su romance? Porque necesitamos que ellos resuciten y lo reconozcan, necesitamos corroborarlo con sus palabras, porque si no hay imágenes o no lo expresan con palabras nunca existió, pero sí que hubo un romance entre ellos. Quizás nos dimos cuenta de este romance cuando vimos el rostro de Marilyn interpretando su famoso "Happy Birthday Mr. President", sus nervios delatores cuando un símbolo sexual de la época como ella, una mujer devoraba escenarios casi a diario, sonreía de repente nerviosa al caminar al lado de Kennedy. Nos dimos cuenta de ese romance cuando vimos en su cara sus sentimientos.

El expresidente francés Nicolás Szarkozy fue acusado de tráfico de influencias hace unos años y aunque lo ha negado hasta la saciedad no es el único delito que se le imputa. Otros delitos son la financiación irregular, su participación en el caso Tapie y en el caso Bettencourt. Su respuesta siempre es la misma "No tuve nada que ver".


Ningunas de estas personalidades se conocieron jamás, sin embargo vemos en sus rostros culpa, culpa y muchísima culpa. Los tres mienten sin importar su profesión o género, cuando mentimos la verdad intenta salir.

Las palabras que acompañan los gestos en el caso de la culpa o el ocultamiento también son muy importantes, por eso debemos prestarles un poco de atención. En la página 31 tenemos un claro ejemplo, si puedes ver el video de la rueda de prensa de Bill Clinton antes de ver su famoso interrogatorio sobre el caso Lewinsky, se grabó al final de la etapa de su presidencia antes de dimitir, ¿puedes detectar sus señales al mentir o le hubieras creído?. El dijo "no tuve relaciones sexuales con esa mujer", esa mujer era su secretaria en la Casa Blanca, no una simple mujer, con lo que dirigirse a ella de esta manera nos puede dar una pista de su mentira, la separa emocionalmente de él cuando en el fondo tenían una relación cercana, muestra una frase defensiva y deshumanizante que no se corresponde con la verdad. Para detectar mentiras en las formas verbales en el inglés debemos saber que a las palabras sólo le agregas el "no" en casos extremos como en este caso "I did NOT have sexual relations with that woman". En inglés se usan abreviaturas, en este caso es usual que al mentir no las use, podría haber dicho perfectamente DIDN'T en lugar de DID NOT. También menciona "relaciones sexuales" y "esa mujer", distanciándose de la situación. Si Bill Clinton no hubiese tenido relaciones sexuales con Monica Lewinsky hubiese dicho "I didn't have sex with miss Monica".

Desde que nacemos nos acostumbramos a las palabras, tus padres no recuerdan tu primera sonrisa pero sí tu primera palabra, desde ahí aprendemos que la gente presta mucha atención a ellas, les da más importancia, porque hablar es la mejor comunicación que tenemos y las emociones quedan en segundo plano. Cuando hablas puedes elegir perfectamente lo que dices y lo que no dices porque somos dueños de nuestras palabras, pero no de nuestras emociones. Es más fácil escuchar las palabras que estamos pronunciando que vernos el cuerpo o el rostro, por esa razón nos delatan. Por eso también es la mayor vía de manipulación, es más fácil negar que uno haya tenido una expresión emocional contradictoria que una frase que haya dicho, por ejemplo, si en el ejemplo del principio la pareja dice "te has asustado cuando te he preguntado con quien hablabas!" le podrían responder que lo ha interpretado así o le ha parecido verlo, que para nada estaba asustado.

El tono de voz es importante a la hora de detectar mentiras, porque según la emoción que tengas puedes hablar más fuerte o más flojo, si tenemos un estado de ánimo triste solemos hablar en voz baja, en contraposición si estamos enfadados hablamos más fuerte, por eso cuando alguien está enfadado grita. Los ojos son el espejo del alma, pero no son como los pintan, no son espejos que revelan el interior de uno, a veces son como esas habitaciones de espejos donde no encuentras la salida. Los ojos son los más mentirosos de nuestra anatomía con diferencia, con ellos puedes estar prestando la mayor atención a alguien sin que en realidad estés prestando atención alguna. Es paradójico, en el lugar más difícil donde detectar una mentira es en los ojos, sin embargo las personas siguen diciendo que mirándote a los ojos sabrán la verdad, y ¿por qué es tan fácil mentir con los ojos? Justo por esa frase, porque sabemos que todos miran ahí. La dirección de la mirada se aparta en una serie de emociones, la bajamos cuando estamos tristes, miramos a lo lejos cuando nos sentimos culpables y la levantamos cuando estamos pensando, pero el mentiroso te mirará fijamente tanto si se siente culpable o si está pensando en un plan, controlar la mirada es lo más sencillo. Tampoco es el arma perfecta, puedes manipular la dirección, en ocasiones el parpadeo, las lágrimas o la atención, sin embargo cuando alguien siente una emoción intensa se le dilatan las pupilas, eso no se puede controlar porque lo gobierna el sistema nervioso autónomo (SNA) y si detectamos esa dilatación es momento de mirar otros indicadores corporales. El parpadeo en la mentira tambis se ﷽﷽﷽﷽﷽eo en la mentira tambiasiones elos y distintas formas subjetivas de experimentar. quiera lo saben, piensa en el sn senén se dispara, lo genera el propio nerviosísimo, a veces puede controlarse, pero en su mayoría de veces resulta imposible si la mentira es vital y nada piadosa. Los síntomas más fieles son justo los que gobierna ese sistema nervioso autónomo, no se pueden controlar de ninguna manera voluntaria, hablamos de la respiración, la salivación o el sudor, etc., lo malo que tienen estos indicadores es que no revelan de qué emoción se trata. Las lágrimas también las gobierna el SNA pero podemos llorar voluntariamente. Si queremos saber si alguien llora de verdad o de mentira lo más correcto es fijarse en sus cejas y su frente, indicarán tristeza siempre, si queremos llorar voluntariamente tenemos que centrar todos nuestros esfuerzos en hacerlo y ponerle bastante empeño, entonces olvidaremos mantener en sincronía el resto del cuerpo. El secreto vuelve a estar en las cejas, durante breves microsegundos se arquearán y los ojos se abrirán, en consecuencia la frente dejará de estar arrugada durante esos microsegundos, porque si lloramos falsamente hacemos una y otra vez el mismo proceso fisiológico. Generamos una fuerza interna para llevarlo a cabo, pero como no sentimos tristeza real las lágrimas no son infinitas, tenemos que reanudar el lloro una y otra vez para que no se pause. En un lloro verdadero se frunce el ceño y no se abren mucho los ojos, si alguien llora de verdad lo más normal es que baje la cabeza, se tape la cara o se de la vuelta. Si alguien llora y se expone ante el emisor con la cabeza alta, mirándolo a los ojos y realizando cualquier movimiento en busca de atención, esa persona está muy interesada en que la vean llorar.

El tiempo también nos da muchas pistas sobre la mentira, son las que descartan que se sienta una emoción u otra. El tiempo que tardan en aparecer y desaparecer ciertas emociones son la base de la mentira, si una de estas emociones dura en el rostro más de 5 segundos es falsa, una expresión emocional auténtica no dura tanto en la cara a no ser que quien lo experimente esté en pleno éxtasis, en depresión o en un momento de furia violenta, pero en ningún caso las expresiones duran más de unos pocos segundos. La sorpresa es la más breve de todas, dura hasta el momento que el sorprendido se ha enterado de lo ocurrido, si alguien se sorprende durante más tiempo ya sabía de que se trataba eso que lo "sorprende" y está fingiendo, esta emoción tiene un arranque rapidísimo y un desvanecimiento igual de rápido.


Estos son los ejemplos de una sorpresa verdadera en el rostro de Beyoncé y una sorpresa fingida en el de la presentadora Ophra Winfrey. La primera se sorprende porque un fanático irrumpe en el escenario mientras está actuando, dura menos de un segundo en su cara, luego siente miedo. Ophra se sorprende 8 segundos en uno de sus shows ante una sorpresa que previamente venía escrita en su guión. El tiempo también manda en la sincronía de la emociones, si alguien grita y después aparece una emoción de ira es probable que esa ira sea falsa, ya que una emoción verdadera de ira aparece al mismo tiempo que la acción de gritar. La vergüenza es el paso posterior a la culpa o una prolongación de la propia culpa, la vergüenza se mostrará después de que una mentira es descubierta. La vergüenza es un sentimiento de pérdida de la dignidad por una falta cometida o por una humillación, también se puede sentir ante la incomodidad de hacer el ridículo ante alguien.

Desde pequeño te entrenan para mentir y los primeros profesores son tus padres. No niego sobre la honestidad de ellos, pero dime, seguro que has escuchado: "¿Por qué no sonríes a tu tía que te acaba de hacer un regalo?, "¡No pongas esa cara de enfadado!", ¿Qué te pasa que tienes esa cara?". Te piden indirectamente que mientas, te enseñan a reprimir las emociones y que te adaptes a unas reglas de exhibición donde aprendes que al final lo que cuenta es la apariencia, no como te sientas, esto con el paso del tiempo se convierte en un hábito. La mentira es un pasaporte al éxito en una sociedad en la que no se condena una mentira, se condena la diferencia y la debilidad. La mentira existe también en el reino animal, se puede ver en las pieles de camuflaje que muchos animales tienen de manera innata para camuflarse o cazar, serpientes que fingen ser venenosas para ahuyentar a sus depredadores y orugas que fingen ser serpientes con el mismo fin. Existen plantas que tienen flores que parecen avispas hembra para atraer a los machos, estos se lleven pegado el polen a otra flor y así logran polinizarla. El croar de las ranas verdes indican a otras lo grandes que son, el croar de un gran macho es suficiente para espantar a otros machos, para que no les desafíen, aunque la mayoría de esos cantos sean sinceros no siempre son así, algunos machos pequeños modifican el tono de su croar a más grave para parecer más corpulentos e intimidar a otras ranas que les vencerían en un combate limpio. Mienten desde los crustáceos a las plantas, desde los pájaros hasta las medusas, ¿qué quiere decir esto? Que la mentira es adaptativa, no hay que olvidar que los seres humanos somos animales y tenemos que tener aún más claro que las mentiras no son todas iguales, se puede mentir para no hacer daño a alguien, por vergüenza, para quedar bien o para ligar, pero de todas formas las personas mienten en exceso.

Tenemos un lado del rostro más expresivo que el otro, el lado izquierdo es mucho más expresivo que el derecho y está relacionado con los hemisferios cerebrales que funcionan contralateralmente, el hemisferio derecho está asociado con el procesamiento emocional y el hemisferio izquierdo con el lenguaje. Una persona que miente mejor procesa información de manera más organizada, rápida y eficaz. El cerebro está siempre preparado para decir la verdad, para mentir se necesita justo eso, organización. Nuestra mente construye un recuerdo falso, los recuerdos a su vez están muy conectados con las emociones, tanto cómo lo está la conciencia y la atención. Como nuestra memoria es algo parecido a un editor de contenidos, no evocamos solamente aquello que recordamos haber vivido, sino también lo que pensamos que hemos vivido, esto da como resultado esos falsos recuerdos y por eso dos personas distintas ante una misma vivencia común, pueden recordarla de manera distinta según las emociones que hayan vivido uno u otro, de ahí esa fuerte conexión entre recuerdos y emociones, aunque los recuerdos sean inventados. Contaminamos así la memoria con la mentira y recordarla durante mucho tiempo es propio de una mente prodigiosa, cuanto más estiramos una mentira en el tiempo más se agrieta y más fallos cometemos para defenderla, para mantenerla la memoria debe soportar el seguimiento coherente de una enorme cantidad de información. Un truco que no falla para detectar una mentira, sobretodo en interrogatorios, es pedirle a la persona que cuente lo ocurrido con pelos y señales, hacer que se detenga en todo tipo de detalles. Una vez concluida su historia hay que pedirle que cuente la misma historia al revés, al no tener memoria sobre unos hechos que son inventados de la nada, le será imposible relatar una historia en la dirección contraria, porque no la ha vivido, se la ha aprendido en una sola dirección. La mentira necesita mucha memoria, la verdad mucho valor. En el caso anterior, en el contexto de un interrogatorio, la persona puede haberse aprendido una historia previamente, pero... ¿y si la pregunta le coge por sorpresa?. Ante esto podemos revelar algo muy común cuando le preguntamos a alguien y este te responde "¿qué?", cómo si no lo hubiese escuchado, pero realmente escuchado la pregunta sin ningún tipo de problemas, porque se ha realizado a una distancia suficientemente cercana. A veces te responde después de ese "¿qué?" a la pregunta que le has formulado sin necesidad de que le repitas la pregunta de nuevo. Si alguien te responde "¿qué?" después de una pregunta, lo que venga después será mentira, ese "¿qué?" de apenas unos microsegundos le hace ganar tiempo para inventar algo ante una pregunta que le coge por sorpresa. Ocurre lo mismo cuando se detienen mucho en el discurso y estiran las palabras a la vez que no terminan de conectar una frase con la siguiente "Me levanté pronto yyyyyyy pues cogí el coche, entonces, eeeeh fui al centro mmmmm que estaba lleno de trafico y me pasé una hora para aparcar". Estiramos los "yyyyyyy", "eeeeeeeh" y "mmmmm" para ganar tiempo e inventar lo siguiente que vamos a decir, porque no vamos a decir la verdad, no hemos generado aún el embuste y estamos presionados a crearlo rápido. Responder con otra pregunta también hace ganar tiempo, al igual que repetir en exceso un "yo no, yo no...", son necesarias para encontrar una respuesta entre los escombros de la verdad. En el otro extremo nos encontramos a personas que dan mucha información, en exceso, pero esto no se hace en balde, se da en exceso para saturar y colapsar la mente del otro, para que pierda la capacidad de valorar que es mentira. Funcionamos así, las personas al igual que las matemáticas y la gramática tienen algunas excepciones, pero esta forma de comportamiento pasa muy desapercibida por los que miran pero no observan.

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