Читать книгу Las No Personas - Dorian Derek - Страница 8
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Esta es una diferencia entre una sonrisa verdadera como la de Beyoncé y Jay Z y una sonrisa cortés pero falsa en Rosalía. Las emociones son universales e innatas, nacemos con ellas y no importa la edad, raza o cultura a la que pertenezcas. Si mañana vas a visitar a la tribu de los Borana en Etiopia verás que personas alejadas de la civilización mueven los mismos músculos de la cara que tú cuando están tristes, contentos, enfadados o se sorprenden. Existe otro modo de mentir que consiste en decir la verdad de una manera defensiva o con burla, de tal modo que la víctima no lo crea por su ironía, esto es mentir con la propia verdad. Por ejemplo, cuando alguien le pregunta a su pareja "¿con quien hablas por teléfono?" y su pareja le contesta "estaba hablando con mi amante con quien tengo sexo 40 veces al día, como lo hacemos tanto tenemos que estar en contacto permanente!". Si escuchas alguna vez esta respuesta, con gran probabilidad te están siendo infiel. Esta exageración de la realidad haría muy difícil seguir con las sospechas, por norma general pensamos que si de verdad fuera infiel jamás lo confesaría de una manera tan sencilla. Cuando formulamos esta pregunta tenemos que fijarnos muy bien si vemos justo al instante alguna expresión de terror en el rostro, entonces ya no hablamos de probabilidades si no de certezas. También se puede ver la mentira si después de una pregunta de ese tipo la persona se enfada en exceso y lanza otro ataque muy rápido, culpando de lo mismo a la otra persona, algo oculta. Muchas veces, aún teniendo infinitas pruebas no queremos ver la realidad hasta que no nos la confirman, vamos en busca de la verdad y si no está corroborada al cien por cien no existe, pero no la queremos ver, en el fondo la sabemos, es miedo a tener que enfrentarnos a ella.
La mentira es un boggart, puede aparecer de muchas formas, el ocultamiento, el falseamiento, despistar, coger solamente una parte de la verdad y edificar una mentira encima, las evasivas, exagerar o ironizar, etc. Pero la mentira suele dejar huella en una expresión facial, en un movimiento delator, en el tono de voz, en un ademán de tragar saliva, en la manera de respirar... pero, ¿por qué un mentiroso no puede evitar estas conductas que lo traicionan? Por el foco atencional. Por un lado están los pensamientos y por el otro los sentimientos, o le hacemos caso a uno o al otro, a los dos imposible. Ponte unos cascos y escucha por el auricular izquierdo una conversación de dos personas hablando y por el derecho otra de dos personas distintas, jamás podrás prestar el cien por cien de atención en ambas.
Las emociones son automáticas e involuntarias, cuando se encienden puedes tomar conciencia y centrarte en apagarlas, pero para entonces habrás dejado un rastro en tu cara de apenas unos milisegundos. Las cejas son las que más delatan que su portador es un mentiroso, en el ejemplo anterior de la pareja infiel, las cejas se arquean hacia el interior involuntariamente cuando se siente miedo, esa persona lo puede sentir al enfrentarse a la pregunta de con quien está hablando. Si es infiel las arqueará mientras escucha esas palabras unos pocos milisegundos y rápidamente disimulará ese miedo con la ira, para ello sus cejas pasarán de estar arqueadas a estar fruncidas. Esto es una lucha interna entre lo que se siente de verdad y la emoción falsa. La ira es lo contrario a la risa y una emoción que confundimos en infinitas ocasiones con la tristeza, es el comodín por antonomasia al que recurrir cuando queremos mentir, es defendernos con un buen enfado. Una expresión real de cólera se basa en una mirada fija, el ceño fruncido, formado por las arrugas típicas de la nariz, los dientes o los labios bien apretados con gran tensión en la mandíbula. Si vemos estos indicadores en el rostro de alguien no es una buena señal. Cuando sentimos ira se incrementa la frecuencia cardiaca, produce un aumento en los niveles de testosterona y disminuye el cortisol, se altera la actividad cerebral, especialmente en el lóbulo frontal donde se encuentran los impulsos. La ira es una emoción negativa, pero no tiene porque implicar violencia, lo único que implica violencia es la violencia en sí misma. Nicolás Tommaseo dijo: "La ira ofusca la mente, pero transparenta el corazón" y tenía razón. El rostro de Putin es un ejemplo de esta ira, es una foto sacada justo en el momento que dejó traslucir la verdadera emoción que sentía entre sonrisas cordiales y apretones de manos.