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Capítulo 1
Se necesita…
Una escatología del Evangelio

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Este es un libro sobre profecía cristiana, técnicamente llamada escatología, una palabra que significa la doctrina o el estudio de las últimas cosas. Es, por lo tanto, un libro sobre lo que muchos llaman profecía bíblica. No es un libro teórico. Es un libro escrito a raíz de varias convicciones profundas: que la escatología es profundamente importante, que el sistema escatológico de la Biblia es básicamente simple y que las perspectivas populares de la profecía en nuestros días son profundamente no-bíblicas.

Más de dos décadas en el ministerio cristiano (y una vida entera en iglesias evangélicas), me han convencido de que hay dos actitudes frecuentes hacia la escatología o la profecía en nuestro tiempo. Podemos personificar esas dos actitudes frecuentes en dos personas míticas (pero muy verosímiles): Fascinado Fran y Práctica Pam. Fascinado Fran representa a todos los fanáticos fascinados con la profecía. Práctica Pam encarna a aquellos que están quemados y hastiados por la escatología. Fascinado Fran se ha leído cada una de las series multi-volumen de novelas sobre los últimos días que comienzan con la titulada Dejados Atrás. Observa los acontecimientos en Oriente Medio y en el mundo con un entusiasmo que lo deja sin respiración, buscando señales sobre la llegada de los últimos días y de la tribulación. Por otro lado, Práctica Pam tiene una inclinación más práctica y no consigue ver mucha utilidad para la vida cristiana en esta fascinación. Su actitud es: “¡Olvídate de la profecía! ¡Enséñame algo práctico para el hogar y la familia!” Pam es una será-milenarista. (Todo será como tenga que ser al final. Así que, ¿por qué preocuparse?)

Mi convencimiento es que el problema doctrinal que ha infectado tanto a Fran como a Pam son la misma cosa. Es el responsable de ambas actitudes. Este problema es el divorcio práctico del evangelio de Cristo y la escatología en las perspectivas proféticas populares de nuestros días. La idea es (y yo he escuchado decir esto): Nosotros predicamos el evangelio para que la gente se salve.

Una vez que son salvos, y si están interesados en una doctrina cristiana más profunda, podemos enseñarles de profecía. En tales perspectivas, el divorcio del evangelio y la escatología está claramente implícito. No es de extrañar que con esas ideas en la calle, uno acabe con los Fascinados Frans, por un lado o con las Prácticas Pams, por el otro.

No obstante, el hecho es que la escatología popular que se enseña ampliamente en las iglesias evangélicas en nuestros días realmente tiene comparativamente muy poco que ver con el evangelio de Cristo. En la iglesia evangélica en la que yo me crié se enseñaba la profecía con frecuencia. Una de las cosas que recuerdo intensamente que se enseñaba era que la edad de la iglesia en la que vivimos era un gran paréntesis en la profecía bíblica, un período-de-misterio imprevisto por la profecía bíblica. Acabaría con el rapto de la iglesia por la venida secreta de Cristo en el aire antes del período de la tribulación. Puesto que esta venida era inminente, es decir, que puede ocurrir en cualquier momento, no estaría precedida por ningún acontecimiento profético. Sólo con este rapto secreto se pondría en marcha de nuevo el reloj profético. Con el rapto secreto de la iglesia los acontecimientos importantes de la profecía bíblica comenzarían a desplegarse. Estos incluían la aparición del Anticristo y su imperio mundial, la reedificación del templo en Jerusalén, una tribulación de siete años, una aparición gloriosa de Cristo, y un reinado de mil años de Cristo en la tierra – todo ello teniendo que ver con el otro pueblo de Dios, terrenal, la nación judía, no con Su pueblo celestial, la iglesia. Recuerdo haberme sentido decepcionado por vivir en un período tan vacío o desprovisto con respecto a la profecía bíblica.

Ahora bien, yo no era el único enseñado en ese sistema. Por aquel entonces dominaba las iglesias evangélicas. A pesar de muchas críticas, aún mantiene su popularidad. Desde novelas best sellers a películas repletas de afectos especiales asombrosos, aún domina la imaginación cristiana en nuestros días.

Tal sistema de profecía realmente tiene muy poco que ver con el evangelio de Cristo. No nos sorprende que la reacción del público cristiano sea de fascinación o de irritación. Si la iglesia es un paréntesis misterioso en la historia del mundo, y si el reloj profético sólo comienza a marchar de nuevo con el rapto de la iglesia sin peligro a la dicha del cielo, y si la profecía bíblica es realmente acerca del plan de Dios para los judíos, entonces la reacción de los cristianos sólo puede ser de fascinación por lo especulativo, por un lado, o de irritación por lo práctico, por el otro.

Este libro provee una presentación simple, pero sistemática de la escatología cristiana. Mostrará que este sistema popular es erróneo y sin base bíblica en todas sus características distintivas. Esto sorprenderá a muchos lectores que pensarán que es una afirmación increíble. ¡Pero recuerda al niño que exclamó que el precioso conjunto nuevo del emperador realmente no lo era! Si tienes paciencia conmigo y me prestas un oído bíblico, tal vez adoptes la misma opinión sobre la ropa del emperador.

En contraste con el emperador desnudo, mi esperanza con este libro es que provea a los cristianos un conjunto de vestidos escatológicos. Este conjunto de vestidos proféticos no es una enseñanza que vaya más allá del evangelio ni está apegado a él de manera artificial. El evangelio cristiano tiene todo que ver con la escatología, y la escatología tiene todo que ver con el evangelio cristiano.

Lo que quiero decir es, brevemente, esto: Jesús habla del objetivo de la escatología como “la regeneración” (Mat. 19:28). Pedro la llama “la restauración de todas las cosas” (Hech. 3:21). Pablo habla de ella como “la creación… libertada de la esclavitud de corrupción” (Rom. 8:21). La escatología tiene que ver con el llevar a la creación y a la humanidad a su destino original propuesto por Dios. La escatología tiene que ver con la derrota de los propósitos destructivos de Satanás y con la victoria de los propósitos redentores de Dios. La escatología, por tanto, tiene todo que ver con el evangelio que proclama el propósito de Dios de “por medio de él (de Cristo) reconciliar consigo todas las cosas… haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Col. 1:20). La profecía bíblica, pues, no tiene que ver con ninguna otra cosa que no sea el evangelio de Cristo. Tiene todo que ver con la cruz de Cristo, con la iglesia de Cristo, y con la venida de Cristo.

Eso sería algo, ¿verdad? ¡Una escatología simple, bíblica! ¡Supón que el emperador realmente no tiene vestiduras! ¡Supón que la profecía realmente es acerca de Cristo, Su cruz, y Su iglesia! Escucha al niño, mira al emperador, y examina la Biblia por ti mismo.

El fin de los tiempos

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