Читать книгу El parasimpático - Edgardo Dorby - Страница 12
ОглавлениеVerano interior
1.
Cuando la charla perentoria terminamos
quedé a la vez ingrávido y pensante.
Seguí sentado y con la ventana abierta,
te molestaba en la casa olor a humo.
Aprovechaste el momento y saliste
volando y me miraste desde una rama
del olivo que contemplábamos, de mañana,
la taza en la mano, la tostada en la mesa.
2.
“La tostadora nos espía, te lo dije.”
“¡Otra vez, caray, tus fantasías!”
Pero lo que te conté en el lavadero
sobre las rebajas segundas convenientes
en las camisas lindas de lino pastel,
¿por qué se anuncia ahora
—Take advantage of up to 70% off—
al margen de la página sin tinta?
Está bien, no cabe alarma: felicidad
de nosotros es como un dado sólida.
Podemos desayunar hasta pan crudo,
“¡Lástima que ya tiramos también la exprimidora!”.
3.
¿Cómo es que el grillo se durmió
y su afiladora a pedal sigue chispeando?
Cada vez que entra un vecino
la puerta de la calle hipnotizada
relincha a la indolente luna
que de un estornudo la despierta.
Nos tiramos al agua del colchón
confiando en la flotación de las almohadas:
las abrazamos fuerte. El verano
no tiene cuartel y calcina las analogías.
4. LLEGA LA TORMENTA
El viento hace de casa una ocarina:
toca a la vez la entera escala; ¿afina?
Que vaya al fin del cielo el astronauta,
yo: vivo encerrado en una flauta.
5. UNA SALIDA
Tiempo camina sobre el agua y llora
escamas que funden plomo y plata.
El agua, reducido día, abolla
contra la piedra olvido, insiste, vuelve.
El mar tiene en los bordes labio y ojo.