Читать книгу Mariposas - Edinson Coley Coronado - Страница 15
¿Por qué proteger las mariposas?
ОглавлениеLas mariposas son indicadoras de la salud de los ecosistemas (Vélez y Salazar, 1991). Basta con hacer algunos recorridos por diferentes ambientes para verificar este principio. Por ejemplo, en gran parte del corredor Minca-Marinka, ubicado en la parte noroeste de la SNSM, a unos 650 m de altitud, se halla un bosque conservado con árboles de gran porte que brindan sombra y mantienen la humedad del suelo, permitiendo el desarrollo de helechos y muchas hierbas. Una quebrada recorre en un tramo importante de este sector y es alimentada por algunos riachuelos que desembocan en ella. Al adentrarse un poco en la sección del bosque menos intervenida por el humano, se puede detallar que el suelo está cubierto por una alfombra verde de hierbas; los arboles están adornados con enredaderas, algo de musgo y algunas orquídeas epífitas. A medida que las personas se desplazan, montones de mariposas de vuelo pausado, que descansaban o se alimentaban del excremento de un ave o de otro material en plantas del sotobosque, se espantan, moviéndose en cortos trayectos para posarse nuevamente en otra planta del mismo estrato. En algunos puntos del dosel, los rayos de sol se filtran, abriéndose paso a través de la sombra densa y uniforme que generan los árboles, y son aprovechados por algunas mariposas para calentar sus cuerpos. El silencio de la selva es interrumpido ocasionalmente por el ruido inconfundible del aleteo de las oropéndolas (Psarocolius decumanus).
Este ambiente algo sombrío y húmedo es propicio para encontrar mariposas como Mechanitis lysimnia, Greta andromica, Hypoleria ocalea y Pseudoscada troetschi. Sin embargo, si se acabara este fragmento de bosque para dar paso a la agricultura u otras actividades, convirtiendo esta región en un área abierta, con más pastos que árboles, las especies de mariposas anotadas arriba desaparecerían de esta zona o al menos se verían con mucha menos frecuencia que en la actualidad. En su defecto, estas áreas abiertas e intervenidas darían paso a otras especies, o al menos será más probable encontrar otras especies como Anartia amathea, Pyrisitia venusta o Tegosa anieta. Es decir, las poblaciones de mariposas son el reflejo de la vegetación de una región.
Foto 23. Bosque primario en el trayecto Minca-Marinka
Fuente: elaboración propia.
No todas las plantas sirven como fuente de alimento a las orugas de una especie; es más: muchas mariposas son selectivas al colocar sus huevos. Incluso muchas especies de plantas consideradas como malezas son utilizadas como plantas nutricias (planta hospedera o planta huésped) por algunas especies.
En Santa Marta es común en cierta época del año ver las inconfundibles orugas de la monarca con sus anillos amarillos y negros y sus apéndices que parecen antenas, alimentándose del algodón de seda (Calotropis procera). Muchas veces estas orugas se ubican en el envés de las hojas para pasar desapercibidas. Después de varios años observando estas orugas en su hábitat natural, nunca se han hallado en una planta diferente al algodón de seda, y nunca se ha registrado una monarca poniendo huevos en otra planta. Todo esto sugiere que la relación entre la vegetación y las mariposas es evidente.
Foto 24. Oruga de monarca (Danaus plexippus) en hoja
de Calotropis procera
Fuente: elaboración propia.
Por otro lado, las mariposas prestan el servicio de la polinización: “más del 65 % de las plantas con flores son polinizadas por insectos, y de estos las mariposas ocupan el segundo orden en importancia de polinizadores de plantas” (Andrade-C., 1993, p. 10).