Читать книгу Nómada de Época - Eduardo Guerra José - Страница 9
ОглавлениеCapitulo 4
Grace que en muy contadas ocasiones se notaba sorprendida, se quedó en un inquietante silencio que agobió más a Mathías que lo que estaba viendo en ese instante. El grito provenía de un grupo de chicos que estaba cerca a ellos, y tras el escándalo de dolor, luna se acercó para ver qué ocurría y lo que vio fue que, un joven se tomó la cabeza en un ademán que sugería solo una picazón en la nuca. Pero ¿por qué algo tan normal como un cosquilleo en la cabeza pondría a aquel chico a dar semejante grito?
—¡Pero qué le pasa a ese muchachito! —dijo Luna con un tono que sugería una leve y justificada queja—, me asustó bastante.
—A mí también —secundó Víctor para rematar—: y parece que lo único que tiene es un peligroso caso de caspa o de piojos.
El chico que usaba como mecanismo de defensa el humor pues, gustaba de aligerar cualquier situación con una broma, esperó notar las reacciones de sus amigos. Luna fue la única que rió, pues Mathías se mantenía atento a su amiga Grace, quien no bajaba la guardia.
—Grace…
La chica miró a su amigo que la llamaba, en su rostro se pudo notar preocupación, quizás exagerada para lo que acontecía.
—Mathías —dijo ya tranquila de cualquier conmoción—, me tomó por sorpresa, uno no espera escuchar un grito como ese en una escuela.
—Sin duda —respondió más sereno Mathías.
Así como la mayoría de los estudiantes, los chicos siguieron observando los sucesos que pasaban con el muchacho que había gritado, quien pese a no soltarse la cabeza, se notaba un poco más repuesto.
—El profesor —anunció Luna.
El adolorido joven, motivo de algunos chismes a media voz, entró al salón junto con los mismos chicos que lo miraban curiosos para saber si estaba más repuesto o no. “Sí, no te preocupes, ya me siento mejor”, escuchó Luna decir a aquel joven a uno de sus amigos.
—Víctor, dice que ya se siente mejor —dijo Luna al oído de su amigo.
Los cuatro amigos se sentaron juntos, estaban estrechando los lazos y eso en muy poco tiempo pues, Luna y Víctor eran un par ameno por integrar a la cercana amistad de Grace y Mathías.
El docente empezó su clase un poco accidentado porque los murmullos no dejaban de correr en el aula, y para colmo, tuvo que pedir orden unos minutos después de iniciada su exposición ya que, el chico había dejado de rascarse y más bien, se tomaba la cabeza entre las manos y empezaba un gemido. Este acto inquieto a todo el salón.
“¡Justo en la clase de astrología y rituales mayas se descompone este tipo!”, si bien Mathías se sentía como todos un poco preocupado por el joven, en sus adentros le reprochaba por estar interrumpiendo una de las clases que más le interesaban. Sabía que ese semestre iniciaría con el estudio del Xibalbá, y por sus ejes de misticismos a Mathías el asunto le fascinaba bastante. De hecho, en su cuaderno se podía encontrar frases en varias traducciones del Popol Vuh, la versión de Georges Raynaud.
Después de salir, regresar y acercarse al chico con el dolor, el profesor le indicó que la enfermería estaba por llegar al salón en una voz bastante audible como para calmar a sus compañeros, quienes además de curiosos, se notaban más y más intranquilos pues, los gemidos y quejas del joven se iban intensificando.
—Me siento mal por haberme quejado, ese muchachito se nota que está muy mal, más mal de lo que supuse.
Víctor abrazó a Luna que por su gran empatía siempre parecía sufrir al unísono de cualquier persona a la que viera pasarla mal. Sin embargo, aquello no hubiera pasado de un simple compañero descompuesto de salud si no fuera por lo que todos estaban por contemplar.
Al llegar la enfermería, tres enfermeros y una doctora entraron al salón de manera un tanto autoritaria, misma que le resultó extraña a Mathías, pues los profesionales de la salud no suelen emplear esas maneras, o eso creía él, aunque no viene ningún pensamiento a su cabeza de una visita a hospital o atención médica. El joven volvió a dar un grito de dolor, y pataleaba con incomodidad, como en un acto en el cual su cuerpo se resistiera a ser atendido, la presencia de los tres enfermeros se justificó de alguna manera pues, entre ellos lo tomaron de brazos y piernas para de una forma ágil aunque bastante forzada sacarlo del salón. Mathías, Grace, Luna y Víctor, así como el resto de sus compañeros, vieron cómo el chico era sacado con exceso de fuerza; además, los de enfermería para el colmo, lo sacaron al parecer, de la zona del campus en la cual se encontraban.
—¿Se lo llevarán a la enfermería o lo van a sacar del campus? —Preguntó Mathías.
—¡Seguro lo llevan a enfermería! —Saltó Víctor a la lógica conclusión.
—Pero enfermería está del otro lado, lo que se pregunta Mathías tiene sentido porque parecen irse del campus…
—Entonces ¿es muy serio lo que le pasa no es así Luna?
—Sí —se adelantó Grace a responderle a Víctor, dejando un poco incómoda a Luna que podía ser indulgente en muchas cosas, pero jamás en las reglas de etiqueta—, seguramente lo que el chico tiene, necesita de una asistencia médica más profesional o inmediata.
—Sea lo que sea —dijo Mathías ansioso pues notó que el profesor estaba retomando la clase—, ojalá se ponga bien y podamos aprovechar lo que queda de esta hora.
Grace que coincidía con Mathías en no perder más tiempo, volvió a su sitio presta, y así lo hicieron sus compañeros también.
La clase fue más rápida y por lo tanto concisa de lo que el maestro había planeado, tanto así que el docente se quedó un poco sin tema para hablar justo en los últimos minutos de la clase, por lo que en una maniobra muy propia de todo profesional de la enseñanza en las mismas circunstancias, preguntó si alguno de los presentes tenía dudas para resolver. Fue Mathías quien levantó la mano antes que nadie.
—Maestro, si bien el libro base que vamos a estudiar el “Popol Vuh” es uno de los varios compendios que existen sobre la naturaleza del mundo y su origen, aspectos de gran importancia como lo son los de historia o los de costumbres, también en conjunto seguro estudiaremos asuntos más subjetivos como la religión y las leyendas, en donde se nos relate el origen del mundo, pero en todo esto también encontramos importantes observaciones sobre la astrología y la civilización, ni hablar de lo que sucede en la naturaleza y como nos iluminan como la forma que tenemos para evolucionar por medio de las estrellas. Increíble
—Y bueno, eh… ¿Cómo es que se llama usted disculpe? —Preguntó el profesor un tanto fastidiado por todo lo hablado por el chico.
—Mathías maestro, mucho gusto.
—Igualmente Mathías —respondió el profesor—. Muy interesante todo esto que nos cuenta, pero dígame por favor ¿cuál era su pregunta?
Mathías en un segundo supo lo que había pasado, ansioso por mostrar su conocimiento y que el maestro de la clase que más le había entusiasmado se fijara en él, había olvidado formular una pregunta en sí, y simplemente había despotricado un tanto en su sermón sobre uno de sus libros favoritos. Estaba en problemas, no graves, pero sí notables si no formulaba una pregunta rápido.
—Las analogías con el Génesis hebreo —dijo a media voz Grace tratando de ayudar a su amigo quien captó de inmediato.
—Sí, disculpe maestro, me distraje en un tema que me fascina como podrá notar. Mi duda era: si bien en el Popol Vuh leemos puntos sobre fenómenos que suceden en la naturaleza, comparados con conceptos puramente mesoamericanos y cristianos…¿No le parece que son bastante similares?. ¿Esas historias están repetidas?, y de ser así… ¿Por qué? Mi pregunta general es, ¿Dialogaremos sobre eso?
—Por supuesto —respondió el profesor—, el parecido que se ha encontrado con el libro de Génesis de la Biblia, ha hecho sospechar con una justificación sensata a mi parecer, una intervención política o de un factor externo que es bastante común en textos de este tipo. Verá Mathías, detrás de cada gran texto, hay siempre una historia real, y una historia manipulada o por lo menos inexplicable, que invita a reflexionar que existe en esos huecos argumentales, digámoslo así, que suceden.
—¿Pero cómo me doy cuenta que una historia ha sido manipulada? —Preguntó Mathías
—Bueno, con mucha investigación, análisis más allá de lo evidente y buscando encontrar el “por qué” de las cosas, responde el profesor haciendo una señal de comillas con sus dedos.
—Cómo si fuera tan fácil —dijo Mathías fingiendo quedar contento con la respuesta del maestro.
—¡Tarea muchachos, tarea! —anunció el profesor—, ¿es nuestra sociedad y la forma en la que vivimos una historia real o una historia manipulada? Si es así ¿Quiénes suponemos tienen esa capacidad de intervención para manipular algo? ¿Es ciertamente posible o somos paranoicos? Cinco cuartillas para la siguiente clase, más las lecturas ya programadas en su plan de estudios.
En ese momento todos miraron a Mathías furiosos, prácticamente por su culpa ahora tenían más tarea de la que por sí, ya se había acumulado ¡y apenas era la segunda clase!
Al notar el enfado que tenía la clase, Mathías se dio vuelta y miró por la ventana. El entorno cambió a uno bastante peculiar donde las pirámides fueron cambiadas por simétricos edificios en hierro fundido y colado, acero y hormigón, así como vidrio, una réplica exacta del Crystal Palace que alguna vez fue sede de la Exposición Universal, edificio típico de la revolución industrial.
Pese a que el cambio externo no era algo nuevo sino, más bien algo a lo que todos los presentes estaban acostumbrados, la mala noticia de la tarea y su estrés, había logrado que el espectáculo del chico con dolores quedara olvidado por completo; esto le sorprendió en mala manera. No era la tarea lo que los había distraído en sí, sino su memoria que era a muy corto plazo, y que incluso, al mismo Mathías le estaba causando intrigas pues, ¿por qué recordaba con detalle el texto maya pero no recordaba la razón por la cual enfermería se llevó al chico?, ¿Era malestar estomacal? ¿Se tropezó y dobló el brazo?, ¿Qué fue lo que le sucedió? Su frustración al no poder recordar lo llenó de mucho estrés. Se sentía como un tonto al pensar que sus recuerdos eran aleatorios.
Pero antes de salir del salón Mathías olvidó sus pensamientos para centrarse en la pequeña picazón que tenía en el antebrazo.
cerca del grupo de amigos, y al voltear curiosos, lo que vieron los inquietó por completo a cada uno de ellos, incluso a la objetiva Grace.