Читать книгу Días y noches de amor y de guerra - Eduardo Galeano - Страница 36
ОглавлениеY de coraje
Una noche, hace añares, en un cafetín del puerto montevideano, estuve hasta el amanecer tomando tragos con una puta amiga, y ella me contó:
—¿Sabés una cosa? Yo, a los hombres, en la cama, no los miro nunca a los ojos. Yo trabajo con los ojos cerrados. Porque si los miro me quedo ciega, ¿sabés?