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Capítulo IV

“Mi emigro per magnar”

(“Emigro para comer”)

Estudios de geografía italiana señalan un 84% de tierras no cultivables, 5% de tierras con cultivos permanentes, 3% pasturas naturales y 3% de bosques; de modo que el espacio del paisaje natural ofrece escasas posibilidades de desarrollo agrícola.

Los inmigrantes italianos llegados a esta región, en su gran mayoría, nacieron a mediados del siglo XIX y provenían del norte de Italia, eran naturales del Piamonte y Lombardía, regiones con problemas económicos, deficiencias en la producción y afectadas por el problema de la unificación italiana; de modo que, al momento de su partida, en su propia nación se encontraban en proceso de integración y esto aparecía como un rasgo muy notorio a la hora de comprender su identidad, por lo tanto se los asociaba directamente a su comarca natal.

“La historia contemporánea de italiana y argentina señala que la inmigración piamontesa tuvo lugar entre 1876 y 1915, con el indicador de la crisis agrícola como principal factor de migración”.11 Estudios contemporáneos afirman que la crisis agraria en la Italia meridional12 puso de relieve las diferencias regionales en torno a la agricultura afectando las relaciones sociales, estableciendo “una clara distinción entre la economía de montaña (“Iiosso”) y la de la llanura irrigada (“la polpa”), diferenciación que durante la crisis se acentuó al intensificarse el cultivo en esta segunda área y desestructurarse y perder población la primera”.13

“La comida más corriente de la mayoría de los campesinos consistía en polenta (hecha de maíz) en el norte, y en pan de varias clases en el resto del país. Bellotas, castañas, centeno, avena o legumbres eran de uso común para la elaboración de la harina. En pocas ocasiones se comía carne, tan solo en las fiestas o cuando se estaba convaleciente. A la dieta básica podían sumársele las aceitunas, nueces, patatas, verduras, agua con un poco de aceite y sal (l’acqua e sale de Apulia) o, de forma más esporádica, vino y queso. El trigo no estaba al alcance de la mayor parte de la población (Douglas, pág. 171)... Los trabajadores de las fábricas eran objeto de un trato cruel y casi no recibían protección estatal alguna. En 1876 la mitad de estos trabajadores eran mujeres y casi una cuarta parte eran menores de catorce años. Con frecuencia, niños de apenas cuatro y cinco años trabajaban, sobre todo en el sector textil (Douglas, pág. 173)... En muchas ocasiones, si algunos campesinos aprendían a leer y escribir, era gracias al servicio militar... A mediados de la década de 1870 unos 65.000 hombres eran llamados a filas cada año, y en muchos casos los tres años que pasaban en los cuarteles eran más instructivos que cualquier tiempo que pasaran en la escuela. En cierta medida, esto era precisamente lo que se pretendía: el ejército estaba considerado como el instrumento supremo de «crear italianos» y, por otra parte, era más seguro que la escuela del pueblo (Douglas, pág. 177).”14

En 1890, Italia se encontraba bajo el reinado de su majestad Humberto I, de la casa de los Saboya.

Sin duda, Pinin, en su niñez, protagonizó hechos que lo llevaron a buscar alejarse de la tutela de sus padres o como primogénito trazar una meta en busca de nuevos horizontes para ayudar económicamente a la familia, ya numerosa. Otro rasgo de los jóvenes de la época eran las ansias de progreso que se sumaban al espíritu aventurero, así también, hubo otros tantos, que en el intento de evadir el servicio militar obligatorio, avizoraban la salida del país y el viaje al nuevo mundo como la gran posibilidad de cambio en sus miserables vidas y no dudaban en asumir los riesgos; por tal motivo la mayoría de los italianos que se mudaron hacia la Argentina inicialmente fueron campesinos del norte de Italia, de regiones como Piamonte, Liguria, Véneto, Friuli–Venecia Julia y Lombardía; los que una vez llegados a la Argentina se dirigieron a las zonas rurales para sentar sus nuevas bases, mientras que los italianos del sur, como las regiones de Calabria, se afincaron en las grandes ciudades.

11 NOTICIARIO DE HISTORIA AGRARIA N. 3 (1992–1), pp. 173–180. La crisis agraria de fines del siglo XIX: nuevas contribuciones y nuevos enfoques, PLANAS MARESMA

12 NOTICIARIO DE HISTORIA AGRARIA N. 3 (1992–1), pp. 173–180. La crisis agraria de fines del siglo XIX: nuevas contribuciones y nuevos enfoques, PLANAS MARESMA

13 NOTICIARIO DE HISTORIA AGRARIA N. 3 (1992–1), pp. 173–180. La crisis agraria de fines del siglo XIX: nuevas contribuciones y nuevos enfoques, PLANAS MARESMA

14 *14. http://www.fhuc.unl.edu.ar/portalgringo/crear/gringa/itininerarios/pdf/Inmigrantes%20del%20Piamonte.pdf

El inmigrante piamontés I

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