Читать книгу El viaje de César - Emelyn J. Domínguez - Страница 8
ОглавлениеAntes de mí
Para llegar a mi alumbramiento, Julio y Emelyn, mis padres, se casaron el nueve de diciembre de 2011. Seis años de novios; como todas las historias de amor, con encuentros y desencuentros. Al final, lograron consolidar una familia.
No son personas entregadas a la iglesia o a la religión, si bien es cierto que son católicos de nacimiento, pero creen en Dios por convicción. Van de vez en cuando a la misa.
Tengo un hermano arcoíris, Julem Pilar. Tiene cuatro años. Llegó después de la pérdida de un embarazo previo de mi madre; y es que, de verdad, la vida los ha puesto a prueba muchas veces. Coloquialmente, en mi pequeña familia “están salados”.
Pero, entre todas esas pruebas que han enfrentado juntos, dos han sido las más difíciles, las que han transformado su forma de ver la vida. La primera, la pérdida del primer hijo. En este punto, para la ciencia, los niños no tienen nombre, no existen. Para dos jóvenes recién casados, era una ilusión, la consolidación de su matrimonio.
Y para una madre, un hijo deseado existe desde el primer día de la concepción y, cuando los planes se distorsionan, para ella su duelo es como caer a un precipicio sin fondo; de donde solo ella, si así lo decide, puede salir.
Este episodio me recordó que en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) yo era, para algunos, el número de un cunero: “el 306”. Es entendible: nadie se quiere encariñar con un bebé prematuro y grave. En el primer caso, menos les importa un embrión de pocas semanas de gestación, pero a mi madre y a mi padre los marcó para siempre.
Y la segunda batalla: cuando tuve que dejar el útero de mi madre de manera prematura y sin previo aviso. Después de una visita rutinaria al hospital, mi mamá fue diagnosticada con preeclampsia severa, desprendimiento y descalcificación de placenta; y yo, con síndrome de distrés respiratorio neonatal. Fueron las primeras batallas. Yo no nací: un día, sin aviso, fui arrancado del vientre de mi madre.