Читать книгу La Conquista De Glouster - Enrique Laurentin - Страница 8
ОглавлениеCapítulo Cuatro
El agudo sonido de la campanilla de la entrada alertó a Amelia quien a través de la mirilla disimulada que había sido instalada por su esposo observó el no muy agradable perfil de Ava escudriñando todo lo que había en el frente de la casa. Amelia se apresuró a responder, mientras recordaba todo lo conversado con Lexi en su visita durante días pasados.
“Un momento por favor”
Luego de un breve momento y ya habiéndose librado del delantal que portaba previo a la llegada de Ava, Amelia abrió la puerta fingiendo una gran sorpresa.
“Ava, pero que inmensa sorpresa recibirla en mi humilde morada”
“Gracias Amelia estaba apreciando sus hermosas plantas. ¿Puedo pasar?”
“Por supuesto que sí. Considérese mi invitada de honor”
Respondió Amelia, indicándole a Ava por dónde dirigirse a través de la casa hasta un patio lateral con el ambiente perfumado a azahar adónde había una hermosa mesa campestre con sillas de espaldar labrado ubicada debajo de una amplia sombrilla.
“Que hermosa estancia” expresó con evidente sorpresa Ava, quien nunca antes se había aventurado a visitar a Amelia a quien consideraba una mujer dedicada únicamente a su hogar.
“Muchas gracias, considero que este es un pequeño paraíso que me regaló mi esposo cuando nos mudamos a esta casa desde los campos remotos. La vida de los combatientes es por demás abnegada pero cuenta con sus bien merecidas bondades.”
“Ciertamente Amelia.”
“Sí me dispensa, debo ir a alistar el agua para una infusión y traeré biscochos de frutas para acompañarnos mientras la atiendo”
“Adelante Amelia, sin embargo no debes molestarte, gracias.”
Amelia se retiró a la cocina y coloco al fogón un caldero conteniendo agua, bayas de saúco secas, una pequeña porción de mirtilo, flores secas de hibisco, bayas secas de espino blanco y una porción de ralladura fina de naranja.
Tomó un tamiz de tela suave y una vasija, mientras que sobre una bandeja colocó dos tazas, dos cucharitas una jarrita de miel y un plato con diez biscochos alargados en forma de listoncillos de madera color chocolate punteados de pequeñas porciones de frutas, para dirigirse hasta la estancia y dejar todo allí en espera de la infusión que se preparaba en ese momento.
“Nuevamente esta es una muy agradable sorpresa, pues por lo general no recibo muchas visitas en mi casa. La s personas están muy ocupadas con sus propias vidas y tienen el tiempo comprometido en sus propios quehaceres.”
“Tiene razón Amelia, sin embargo suelo romper las rutinas y hacer cosas nuevas que me permitan compartir con diferentes personas de nuestra ciudad de manera inesperada.”
“Sobretodo inesperada, pero a la vez muy grata su visita para mí que me dedico en cuerpo y alma a mi hogar y a mi esposo.”
Se retiró Amelia a la cocina y tomo el caldero cuyo contenido ya hervía, luego coló cuidadosamente todo el contenido y el aroma frutal invadió el ambiente, luego se dirigió a la estancia perfumada a azahar y el aroma de la infusión se mezcló con el aroma original y creo una combinación de olor por demás refrescante y cautivador que llamó la atención de Ava, quien hizo un ademan cerrando sus ojos y moviendo levemente su cara hacia arriba mientras aspiraba el delicioso aroma.
“Amelia está comenzando a cautivar mis sentidos con esa deliciosa y desconocida mezcla de aromas, me obligará a visitarle con más frecuencia. Quizá el resto lo hagan esos tentadores biscochos que siento que están ansiosos por ser comidos.”
“Ja, ja, ja, rió Amelia mientras pensaba que no le agradaba la sugerencia y comenzaba a verter la infusión en ambas tazas. En un momento le explicaré como disfrutar de la infusión y los biscochos para que nunca más olvide esta grata experiencia.”
“Ya la estoy disfrutando y ni siquiera los he probado.”
Al finalizar, Amelia le recomendó mezclar solo 1 cucharadita de miel con la infusión, para dar pequeños mordiscos a los biscochos y una vez triturados dentro de la boca, tragarlos y beber un sorbo de la infusión para inundar el paladar y disfrutar de los sabores resultantes antes de tragarla.
“¡Huuuum!, realmente delicioso Amelia, me temo que tendrá que confiarme los secretos de su cocina”
“Secretos de Tradición familiar”
“Muy bien Amelia mi visita de hoy está motivada por el deseo que le manifesté en días pasados a Lexi, con quien suelo asistir al “Café Antiguo Crestor” adonde solemos compartir una delicia que allá preparan llamada “Vigoroso” y que para gran pesar de ellos acaba de ser destronado como lo mejor que había probado en mi vida. Solo me pregunté varias veces a mí misma, y ¿por qué no incorporar a Amelia a nuestras escapadas de la rutina?, ¿por qué no alejarla un poco de sus oficios del hogar y que disfrute una pausa tal y como solemos hacer nosotras? Esperando lógicamente no ponerla en aprietos con su esposo o nadie de su familia, claro está.”
“Esa es una excelente idea, me encanta y me siento honrada de que así lo proponga. En mi hogar mantengo una comunicación muy franca y directa con mi esposo y él me ha insistido en varias oportunidades que debo salir de casa, que debo socializar más con la gente, sin embargo, es mi naturaleza, quizá mi crianza influyó en que sea yo una mujer reservada y a quien quizá perciban con aires de autoridad.”
“Está bien cada quien es cómo es y eso se respeta. Pero, ¿le parece que la propuesta de acompañarnos le satisfaría?”
“Por supuesto que sí, cuenten con mi participación como nueva miembro de sus ¡escapadas de rutina!”
Al instante Ava terminó de beber la infusión y se levantó, a lo que Amelia sorprendida reaccionó levantándose también.
“¿Se retira?”
“Sí, debo ir a casa a atender a mi pequeña hija Melany de seis años quien está al cuidado de mi madre que ha visto por ella desde que nació y a quien le estaré eternamente agradecida por su dedicación tanto a mí como a mi hija.”
“Es una bendición contar con los abuelos.”
A lo que Amelia le pidió esperarla mientras tomaba una servilleta de tela y envolvió con la misma cinco biscochos que habían quedado enteros sobre el plato para enviárselos a la niña.
“Este es un presente para su pequeña hija y su madre de mi parte.”
“muy agradecida Amelia, aunque le confieso que será bastante duro para mí no comerlos por el camino y llegar sin nada a casa,” comentó riendo.
En la “Hostería Juliette” ya esperaban al Sub Comandante Lewis cuando llegó. Fue atendido por una chica hermosa de estatura media contextura delgada y cabello castaño oscuro quien se presentó a sí misma como Aurora la hija de Juliette, la joven dueña de la hostería.
“Soy Aurora, la hija de Juliette. Mi madre me ha encomendado que le entregue este paquete contentivo de la lencería de cama y de baño que usted necesitará durante su estancia. Al momento que usted nos indique enviaremos a una de nuestras mucamas a tender su cama, si desea cenar la cena ya está disponible.”
“Muchas gracias joven dama. ¿Cuál será mi habitación?”
“Le asignamos la última habitación al fondo del pasillo, por ser la mejor de toda nuestra hostería, bienvenido.”
“Nuevamente gracias, en caso de necesitar algo acudiré a usted. ¡Buenas noches!
El primer canto de gallo anunciaba la hora de levantarse a Lewis quien llevaba una agenda oculta que cumplir visitando a amigos y familiares que vivían en Lambar.
Una vez vestido y antes de salir echó mano de una hogaza de pan y la rellenó con una buena porción de Khlea que era una carne seca especiada de ovejo que preparaba su esposa, una receta que había aprendido de unos antecesores árabes quienes cortaban las porciones de carne en tiras y la marinaban con comino, cilantro y ajo y las dejaba desecar al sol por varios días. Era una excelente fuente de las proteínas que tanto necesitaba para mantenerse vigoroso y activo durante días, los próximos dos días serían bastante exigentes. Luego de comer, enjuagó su boca con agua en primer lugar y sacó una pequeña botella de licor, de la que tomó un sorbo y luego de nuevamente enjuagar toda su boca, lo tragó.
Al salir notó que Lambar era una ciudad no tan diferente de Crestor, sin embargo a tan tempranas horas lucía silenciosa, misteriosa y triste bajo los matices de luz de las antorchas ubicadas en lo alto de los muros a lo largo de las calles, ya la claridad del alba comenzaba a aparecer tímidamente en el horizonte.
Al final de la calle pudo observar a un hombre que venía bajando y apagando las antorchas según un ritual que evidenciaba su práctica en el asunto, cuando pasó a su lado pudo observar que el hombre hizo un discreto intento por ver la cara del transeúnte que a su lado pasaba a esa hora.
Luego de caminar por diferentes calles llegó a una casa de mediano tamaño a través de cuyas ventanas se observaban luces en su interior, golpeo en tres sucesiones de tres golpes a la puerta cada vez, un código que había acordado la familia desde hacía mucho tiempo para indicar a los residentes que era otro miembro de familia quien llamaba a la puerta. Sonidos sobre la madera de la puerta le indicaron que alguien ya maniobraba desde adentro de la vivienda para abrir la pesada puerta.
Una figura de mujer apareció al abrir la puerta y sus grandes ojos enfocaron a Lewis por un breve instante.
“¡Teeeeeooo!” grito la mujer mientras dibujaba una gran cara de felicidad en su rostro.
“July, ¿cómo estás? Me encuentro en Lambar desde ayer, sin embargo se me hizo imposible dispensarles la visita que les había prometido hacía seis meses cuando fueron a Crestor. Heme acá y aprovéchame pues solo estaré dos días incluyendo hoy.” Respondió abrazando nuevamente a su única hermana.
“Siempre tan ocupado hermano. Deberías programar un tiempo para ti y Amelia, se lo merecen.”
“Bueno, mientras Ramsary necesite de mis servicios, allí estaré.”
“Lo sé hermano, siempre has sido muy dedicado a tus cosas, pero recuerda que una pausa de descanso es también necesaria para aclarar los pensamientos.”
“Tienes razón July, sin embargo en este momento hay muchas cosas gestándose, los juegos inter ciudades, el intento de rebelión que hubo acá y los aprendizajes que podamos obtener del hecho. Por cierto ¿Recuerdas al hijo del fallecido Comandante George Buckland?”
“Por supuesto, él está comprometido con mi mejor amiga y nos vemos con frecuencia.”
“Excelente, necesito que lo veas hoy y le digas que le tengo información del medallón y lo esperaré en la Hostería Juliette, pero necesito que solo el aparte de ti sepa eso, adicionalmente te agradezco verifiques si las cajas de aparejos de guerra que guardé hace unos años en el cuarto secreto se encuentran intactos. ¿Cuento contigo, hermana?
“Totalmente, ahora siéntate a la mesa mientras te atiendo. Te prepararé desayuno caliente para que puedas cumplir todas las tareas cualesquiera que sean que debas cumplir.”
Lewis se sentó frente a la mesa ocupando el lugar preferencial y asumiendo el puesto destinado al jefe de la familia, sacó un pedazo de pergamino adonde llevaba varias anotaciones y comenzó a revisarlas en silencio y a hacerles marcas con un cálamo, una a una cada línea repasada recibía una marca y muy pocas quedaban sin marcar.
“¡Servicio hermano!” pronunció en voz alta July mientras rodeaba la mesa cargando dos bandejas con comida y frutas.
“Me disculpo,” respondió Theodore, mientras enrollaba el pedazo de pergamino y guardaba el cálamo en una especie de alforja que llevaba consigo para luego acomodarse frente a la mesa.
“Puedes comer tanto como desees además de que te prepararé una porción para que lleves.” Y se sentó a su lado en la mesa dispuesta a tomar el desayuno junto a su hermano.
Y así transcurrió la velada matutina entre risas y comentarios.
El Sub Comandante Arthur Cross revisaba todas las declaraciones que hasta la fecha habían obtenido sobre la rebelión ocurrida, mientras trazaba mentalmente las conexiones entre los participantes, la rapidez y sigilo con que habían actuado seguía llamando su atención de manera particular, parecían haber aplicado una nueva estrategia en la ejecución de la operación y ninguno de los involucrados había mencionado nada al respecto a pesar de estar colaborando en divulgar todos los datos de información que hasta ahora habían suministrado o se le solicitaban.
Inclinándose sobre la mesa, poso su frente sobre sus manos mientras trataba de ver más allá de las escrituras, escudriñando cada declaración, cada frase. Tenía que obtener algún detalle que le sirviera para descubrir algún eslabón débil en la cadena de hechos.
Con un fuerte golpe sobre los manuscritos detuvo su análisis y se levantó de su silla viendo al vacío evidentemente decepcionado.
La puerta del comando se abrió inesperadamente y el Sub Comandante Cross le ordenó al Grunter que le asistía que llamara al interrogador de nombre Lucas Fraisser, quien fungía como jefe del grupo de investigadores y estaba emparentado con él.
“¡Ordene Señor!” expresó el interrogador Lucas Fraisser al llegar.
“Fraisser sé que pareciera que hemos conseguido mucha información, pero en realidad siento que no nos sirve de nada todo lo que han declarado los involucrados, también sé que no hemos necesitado presionar de ninguna forma a los detenidos debido a que han colaborado ampliamente diciéndonos donde se reunían, como se coordinaban y como seleccionaron a todos los participantes pero considero que todavía existen muchos cabos sueltos. Suspendan todos los interrogatorios y reunámonos de inmediato.”
“Grunter, ubíqueme al Sub Comandante Tom Francis de inmediato.”
“Sí Señor.”
El Sub Comandante Cross estaba ideando lo que a su entender sería un plan maestro para terminar de descubrir los detalles que aun desconocía y que consideraba cruciales para develar el alcance de la acción frustrada.
“Como siempre July, la comida estuvo deliciosa pero debo salir a visitar a algunas amistades y buscar algunos encargos que me hizo Amelia, podríamos reunirnos mañana en la tarde para despedirme de esta visita y por favor no olvides lo que te encargue.”
“Tranquilo Teo considera que ya está hecho.”
Luego de un abrazo y de haber organizado nuevamente su alforja, Theodore Lewis tomó su camino con rumbo desconocido desde la casa de su hermana July.
Ya llegaban los interrogadores cuando ingresó al comando el Sub Comandante Tom Francis.
“Señor, Sub Comandante Francis reportándome a su llamado”
Con un ademán de aprobación con su cabeza, Cross señalo hacia una silla ubicada a su lado invitándolo a tomar asiento. Con el mismo ademan saludaba a cada uno de los interrogadores que llegaban uno a uno hasta que el jefe de interrogadores Lucas Fraisser le informó que ya se encontraban todos presentes.
“¡Grunter!” exclamó en voz alta hasta que el Grunter que le asistía en el comando se detuvo en la puerta del comando.
“Ordene Señor.”
“Retírese al Patio y cierre la puerta de acceso a la oficina del Comando, nadie debe ingresar hasta que terminemos a esa oficina y mucho menos acercarse a la puerta de mi comando.”
“Sí Señor.” Saludó marcialmente y giro sobre sus pies para cerrar la puerta, luego de breves segundos se escuchó el cierre de la otra puerta y el golpe al colocarle el cerrojo respectivo.