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ii. Opinión de Escoto sobre la pluralidad de formas substanciales
ОглавлениеLuego de rechazar la doctrina de la unicidad de la forma substancial y el pluralismo en la versión ‘estándar’, el Doctor Sutil propone una interpretación propia del tema: “en otros vivientes (más allá del ser humano) la forma del mixto se diferencia del alma.”72 La justificación de esta intuición se fundamenta en la experiencia que nos ofrece el caso de la corrupción de un ser vivo. Cuando un buey muere, la disolución del cuerpo conlleva un proceso hacia los elementos aunque la forma cadaveris permanece por un tiempo73. Esta forma, sostiene Escoto, es idéntica (idem) tanto numérica como específicamente respecto del cuerpo animal cuando estaba vivo. No se puede decir que, por la acción de la corrupción, se ‘genera’ la forma del cadáver, sino que al abandonar (derelinquere) el alma al cuerpo, la forma de éste se mantiene subsistiendo. Evidentemente, el cuerpo del buey pierde, al morir, las funciones propias dadas por el alma sensitiva.
También apoya Escoto su postura haciendo un análisis de las causas. Como dijimos antes, cada forma se produce por la acción propia de un agente específico. R. Cross reformula este principio de manera negativa74, y así Escoto niega que una misma forma pueda ser el término de agentes diferentes. Sin embargo, la experiencia nos muestra que un animal puede morir por causas diversas, como por ejemplo ahogarse, ser atacado con un cuchillo, o por otro animal75. Y en todas esas mutaciones, los diferentes agentes tienen el mismo término, un cadáver. En conclusión, la forma cadaveris no se genera al corromperse el ser vivo por causa de los diferentes agentes, ya que tampoco se entendería cómo puede un cuchillo ser la causa eficiente de un cadáver. Solo se puede explicar su permanencia, concluye Escoto, si el cuerpo posee de suyo una forma substancial propia.
Pero el Doctor Sutil avanza un poco más en su posición pluralista. En Ord. IV.11.1.2.1 #238 y #254 menciona que es ‘probable’ la existencia de diferentes partes orgánicas en el cuerpo, como el corazón o el hígado, que posean formas substanciales diferentes. El tema es tratado de manera específica y con cierta extensión en QQ. Met. VII.20, donde la pregunta apunta a saber si hay formas substanciales de especies diversas en los compuestos materiales. También se recurre al tema en Lect. y Ord. III.2.3, cuando aborda la cuestión sobre organización y animación del cuerpo de Cristo.
Que los órganos poseen sus propias formas substanciales, puede inferirse de lo expresado precedentemente. Si cada uno de ellos tiene cualidades propias, podemos suponer que esas cualidades siguen a una forma substancial específica. Además, las diversas operaciones corpóreas también se explican adecuadamente a partir de formas diversas. Por otro lado, Escoto da un argumento inequívoco, “una parte del animal se separa de él sin generación, y no permanece en acto por la forma del todo luego de la separación; en consecuencia, [permanece] por otra [forma distinta] de la que tenía antes.”76 Bajo este planteo parecería que cualquier ser viviente, no es más que una suma de partes-substanciales. Por ello, queda ahora por resolver la mayor dificultad que enfrenta el pluralismo en la versión ‘escotista’: la unidad del compuesto. El Doctor Sutil reconoce, como lo propone la postura de la unicidad, que el ente recibe la unidad por el ser (esse), pero no adhiere a que el ser deba darse necesariamente por una sola forma77. Solo se puede entender esta afirmación dentro de la tendencia esencialista que muestra Escoto, donde el ser y la esencia son compuestos. “De esta manera, todo compuesto es un esse, y también incluye muchos esse parciales.”78 Y a continuación aclara, que en todo compuesto se pueden distinguir dos ‘partes esenciales’: una en acto, es decir, la última forma substancial, por la que un compuesto es hoc ens, y otra en potencia respecto de aquel acto, la materia primera con ‘todas las formas precedentes’. Ya hemos mencionado la solución que propone al principio de individuación79, y ese esfuerzo deja ver la primacía que tiene el individuo en toda la filosofía de Escoto, poniéndola en práctica aquí, ya que todo ente compuesto de partes-substanciales tiene una forma superior (y más perfecta) en la que se unifica la multiplicidad de formas-parciales. Pero, ¿cómo puede darse esa unificación?
Recientemente, T. Ward ha hecho notar que las diferentes formas substanciales de las partes orgánicas mantienen una ‘unidad de orden’ 80, y que así lo esboza Escoto en QQ. Met. VII.20 #48. Cada parte-substancial, manteniendo su ser propio, debe estar organizada bajo un orden específico para poder recibir la forma superior, ya sea la forma corporeitatis u otra forma. Ese orden, al que tiende el proceso embriológico, brinda un tipo de unidad mayor a la que tienen los agregados pero menor a la que poseen los accidentes con la substancia. Los órganos y otras partes heterogéneas actúan como causas esencialmente ordenadas a la última forma81, que es la razón de ser de todas las anteriores, tomadas en conjunto y según un orden de naturaleza. De esta manera, responde Escoto, un animal no ‘es’ muchas substancias sensibles, sino que “el alma es la primera perfección del animal por sí, y no sus partes, por tanto, la substancia animada sensible es primero animal y no sus partes.”82 Las partes-substanciales, estando ellas mismas en acto, se encuentran, en virtud de la unidad de orden, en potencia subjetiva para la recepción de una forma superior. Ahora bien, ¿por superior se refiere a la forma corporeitatis o directamente al alma? Aquí se establece una interesante problemática interpretativa que analizaremos a continuación.
En su exhaustivo estudio sobre la física del Doctor Sutil, R. Cross denuncia cierta inconsistencia en el modo de explicar la relación entre la forma corporeitatis y las ‘formas parciales’. Allí muestra que en algunos pasajes Escoto sostiene que las partes están en acto, pero, en otros, que están en potencia, así como a veces el orden les viene dado por la forma corporeitatis y, en otros textos, parece ser por el hecho de poseer ‘cantidad’, como si la extensión fuese una condición necesaria que dispone a la recepción del alma83. Por su parte, T. Ward propone una nueva lectura, las partes-substanciales se ordenan respecto al alma, forma que las asume cuando poseen unidad de orden, y la expresión forma corporeitatis solo es un recurso que usa Escoto para referirse a las partes en su conjunto, sin que ello signifique que el cuerpo posee de suyo una forma distinta a la de sus partes.
¿Es inconsistente el pensamiento de Duns Escoto sobre la forma corporeitatis? Haremos un análisis cronológico de los textos y expresiones más directas con las que se refiere al presente problema. En Lect. II.15 #41-#42 (escrito de juventud, redactado hacia 1298-1299), afirma que los órganos tienen diferentes cualidades y que los compuestos orgánicos poseen cualidades contrarias, por ello su corrupción puede darse por factores intrínsecos. Allí mismo escribe que más adelante se dirá (dicetur) si tienen formas substanciales diversas. En efecto, el tema es retomado en Lect. III.2.3 (escrita hacia 1303-1304), cuando trata sobre la animación y organización del cuerpo de Cristo. Dice el Doctor Sutil, “distingo sobre la organización, porque ella puede decirse en nosotros la disposición precedente al último término de organización o (vel) puede ser esa última organización cuando la forma induce lo último.”84
Es claro que el proceso embriológico se dirige a un fin, que teniendo en cuenta el segundo término de la disyunción es la ‘forma orgánica’, como hemos indicado. Por otro lado, de acuerdo al primer modo de entenderla, sería la disposición (dispositio) que conlleva un movimiento local del semen al lugar adecuado, su alteración y quizás, forte dice Escoto, muchas generaciones de partes orgánicas diferentes85. Es notable cómo insinúa la posibilidad de una formación progresiva de órganos, aunque solo expresa con duda que haya verdadera existencia de partes heterogéneas con distintas formas substanciales.
En el texto paralelo de Ord. III.2.3 (redactado después de 1306), Escoto es un poco más preciso cuando comenta de qué modos puede entenderse la ‘organización completa’ del cuerpo, agrupa por un lado las opiniones clásicas: la inducción de la última forma (la forma corporeitatis), que dispone a la recepción del alma (pluralismo), y la educción del alma misma, que contiene formalmente al cuerpo orgánico (unicidad). Inmediatamente, plantea una tercera vía, que considera el proceso de cambios que precede a la educción de la forma orgánica, dispuesta a recibir el alma, donde habría que poner “partes heterogéneas del cuerpo orgánico según diferentes especies.”86 En el cuerpo de esta cuestión tampoco resuelve la alternativa de opciones, pero en la respuesta a los argumentos principales dice Escoto que “en el último instante de condensación, se inducirían todas las formas parciales y la forma del cuerpo orgánico.”87 Si bien la expresión es condicional (inducerentur), parecería que las formas heterogéneas que componen el cuerpo son diferentes a la forma que tiene él como todo que las agrupa.
Más adelante, en Ord. IV.11.1.2.1 #196 (datada también después de 1306) sostiene que no debe tomarse el cuerpo como algo abstracto sino como aquello que incluye carne, huesos y otras partes cuantitativas. Aquí no queda claro que el cuerpo tenga una forma propia, pero se esboza su relación con las partes en cuanto ‘todo’. Luego, en #280 vuelve a sostener que el cuerpo permanece una vez separada el alma, por lo que debe ponerse una forma propia y distinta al alma, por la cual el cuerpo es cuerpo. Si bien no hay referencia a las partes orgánicas, Escoto sostiene con firmeza que el cuerpo permanece in suo ‘esse’ propio. Y, para apoyar lo anterior, explica en #282 que algunas cualidades siguen a la forma del mixto, y se necesitan en cierto grado para que ella permanezca. Ese grado superior de cualidades necesita, a su vez, la forma intelectiva para informar al cuerpo, de tal manera que una vez corrupta, la disposición de cualidades puede permanecer, aunque por un breve tiempo, junto a la forma del mixto que empieza a corromperse. Si bien no es explícito, parece que el cuerpo tiene forma propia, esto lo indican sus cualidades específicas. Podemos intuir que, lo que tiene presente el Doctor Sutil, son las cualidades contrarias de los diferentes órganos, que coinciden en el cuerpo para darle cierta especie de cualidad propia, por la que decimos ‘está sano’. Esto último se entiende a la luz de Lect. II.15, aunque allí dijo que los elementos se encuentran virtualmente, parecería que aquí los órganos se encuentran realmente unidos en la forma corporeitatis, como causas que disponen a través de ella a la última forma, el alma, por el orden con que se relacionan. Creemos que Escoto le daría al cuerpo un estatus ontológico débil, ya que parece más bien una ‘forma transitoria’88, sostenida principalmente por el alma.
Incluso quedaría confirmado en la expresión de su opinión personal: “digo que el cuerpo de Cristo incluye por sí a la materia, y al menos una forma mixti anterior a la intelectiva, y por aquella forma está en acto parcial y próximo receptivo del alma intelectual.”89 También es notable que, cuando pone como ejemplo a los compuestos de parte integrales, utiliza el tono condicional, incluso en Ord. IV.11.1.2.1 #254 dice que los órganos probablemente (probabile) tienen distintas formas substanciales. Por todo lo dicho, queda claro que Escoto desde el comienzo de su carrera intuyó la presencia de formas substanciales diversas en el compuesto orgánico, pero no es completamente concluyente en sus explicaciones al relacionarlas con la forma corporeitatis. Nos parece, por tanto, que hay una verdadera ambivalencia en su pensamiento tal como lo desarrolla en las obras mencionadas, pero que debe entenderse como el desarrollo de una doctrina que, como afirma T. Ward, se termina cristalizando en QQ. Met. VII.20 donde Duns Escoto elabora con mayor profundidad la doctrina de partes substanciales configuradas según una unidad de orden a la forma substancial última. Si bien aquél escrito es de juventud (antes, al menos, de 1296), se considera muy probable la revisión total del texto –y un hecho la de algunas cuestiones– por Escoto a lo largo de su carrera90. Cualquier inconsistencia que persista creemos que debe atribuirse a la temprana edad de su muerte por la que ha dejado inconcluso muchos de sus pensamientos.
Para cerrar este apartado, podemos esbozar un resumen, diciendo que, según Duns Escoto, todo compuesto orgánico está formado por diversas entidades parciales, cada una de diferente especie según su forma substancial, unificadas con cierto orden que motiva la educción de una forma superior. En esta escala jerárquica de formas, la más perfecta en los seres vivos es el alma, la cual perfecciona directamente a la materia, formando con ella un todo substancial, por la relación de potencia y acto que hay entre ellas. La materia así entendida conlleva la existencia de muchas formas, de las cuales algunas son necesarias para las operaciones del cuerpo y del alma. Si la forma corporeitatis tiene una entidad propia, se comportaría como potencia subjetiva respecto del alma, ya que todo ser humano es un compuesto sustancial. Por lo demás y viendo el tema en prospectiva, pensamos que la versión del pluriformismo substancial, propuesta por Escoto, podría ser incluso hoy un instrumento conceptual de interés para pensar algunos problemas tales como la estructura de las complejidades, donde se pone en juego la relación parte componente-totalidad.91