Читать книгу Causalidad y contingencia en la filosofía de Juan Duns Escoto - Enrique Santiago Mayocchi - Страница 8

INTRODUCCIÓN

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En un estudio reciente, M. Bastit1 ha sostenido que en el pensamiento de Juan Duns Escoto hay un desarrollo de la metafísica paralelo a la teología pero sin una scientia physica antecedente. Si bien el autor se ocupa allí específicamente sobre el objeto de la metafísica y su relación con la teología, propone que el interés general del Doctor Sutil es asegurar la independencia de la primera respecto de cualquier otra ciencia, y especialmente de la physica, por la que sólo se puede alcanzar la existencia de un primer motor y no un primer ser. Más aún, afirma que “el conocimiento aportado por la metafísica es más exacto y más inmediato que el que proporciona la física.”2 En este sentido, la metafísica se apoya en proposiciones sobre los entes que son conocidas propter quid, pero a partir de ellos solo se puede llegar a poseer un conocimiento quia acerca de Dios.

A nuestro juicio, esta interpretación es verdadera en parte. Por un lado, reconocemos que Duns Escoto tiene un interés especial en elaborar una metafísica en paralelo a la teología. Esto es así, porque cualquier especulación teológica requiere de ciertos principios y conclusiones descubiertos por la metafísica, de lo contrario no se podría hacer verdadera ciencia sobre lo divino. Por otro lado, sin embargo, no pasan desapercibidas las cuestiones referidas a la scientia physica a lo largo de la obra del Doctor Sutil, no solamente en textos filosóficos sino también en aquellos de índole teológica, como pueden ser sus diferentes comentarios a las Sentencias. En estos escritos, además de cuestiones dedicadas específicamente a discutir temas de filosofía natural, como por ejemplo sobre la materia primera en Sentencias II.12, también encontramos excursus más o menos amplios en medio de debates teológicos, como el tema de la traslación en el contexto angélico de Sentencias II.2. Es evidente, también, que Escoto no ha sido un gran ‘físico’ ni ese fue su interés primordial, a pesar de haber estado en relación con el ambiente oxoniense, en el que la physica tuvo un gran despliegue, durante muchos años de su vida académica.

Según nuestra mirada, se puede encontrar en la doctrina del Doctor Sutil la elaboración de una scientia physica en la que confluyen tres elementos: el conocimiento que nos proporcionan los sentidos ayudados por la inteligencia, el poder especulativo de ella para conocer las causas, y el marco de la revelación cristiana, a la que adhiere por la fe. Este último punto nos parece de suma importancia, porque así como su metafísica va en paralelo con la teología, nuestra sugerencia es que lo mismo sucede con la physica, pero en su propio campo de estudio. En efecto, Duns Escoto busca entender el modo de ser y de funcionar que pertenece al mundo físico, teniendo en cuenta el conocimiento que aporta la revelación, como sucede con los milagros. Esas ‘excepciones’ que pueden parecer casos aislados en los que las reglas universales no se aplican, pueden ser, en realidad, un indicio para conocer la configuración esencial propia de lo creado, tanto en su ser como en su actuar. En esta línea, nos parece que Escoto se esfuerza en mostrar una filosofía de la naturaleza en conexión con la metafísica y la teología. Todo esto lo realiza sin dejar de prestar atención a las evidencias que podamos encontrar a partir de nuestro conocimiento experiencial y el razonamiento que aplicamos a esos datos. Podemos resumir estas ideas diciendo que el Doctor Sutil, teniendo como marco de referencia las verdades de fe, se esfuerza en proponer una explicación filosófica a los fenómenos físicos (también a los propiamente humanos) de tal manera que haya una integración completa entre los conocimientos que aporta la filosofía con la revelación. Además, el mundo físico (y lo mismo se puede decir del ser humano) es producto de la creación divina, y allí radica la piedra de toque donde la experiencia, el razonamiento y la fe encuentran la unidad necesaria para entrar en diálogo.

Los estudios sobre la scientia physica en Duns Escoto no son abundantes. Quizás el estudio más importante hasta el momento sea la monografía preparada por R. Cross, The physics of Duns Scotus, en la cual sigue el esquema de las categorías aristotélicas: los primeros capítulos abordan los principios de la substancia, materia primera y forma substancial, y los restantes tratan sobre los principales accidentes, cantidad, cualidad, relación, espacio, tiempo. Además, estudia allí las diferentes especies de unidad, particularmente la unidad substancial y accidental. Es interesante hacer notar que el problema del movimiento se estudia desde dos perspectivas muy parciales, en relación con la continuidad y el tiempo, y como medio para justificar la existencia de la materia primera respecto de los cambios substanciales.

Recientemente, T. Ward ha publicado el trabajo John Duns Scotus on parts, wholes, and hylomorphism, en el que profundiza sobre la teoría hilemórfica, el pluralismo de formas substanciales y la unidad del mundo físico, desde la perspectiva de las relaciones entre partes que tienen los diferentes elementos de un todo. De esta manera, el autor analiza de cerca los argumentos de Escoto sobre de la causalidad intrínseca de la materia primera y la forma substancial para componer una substancia corpórea. Por otro lado, aplica la idea de orden esencial a las relaciones entre partes y entre ellas y el todo que componen, con especial interés respecto a la formación de los seres físicos. Nuevamente, no encontramos en este estudio una evaluación del ser material en perspectiva dinámica sino solamente de los componentes que podemos llamar ‘estáticos’ de la substancia.

En efecto, estos importantes trabajos no consideran el aspecto dinámico del mundo y las entidades corpóreas con el detenimiento que el tema merece. Otros autores han avanzado en el estudio del dinamismo pero de manera fragmentada, a partir de investigaciones parciales sobre cuestiones puntuales y problemáticas del pensamiento de Escoto. En relación a esto, la doctrina que ha suscitado más interés a la historiografía es la propuesta para comprender qué coordinación hay entre la causalidad divina y la humana, para resolver problemas como, por ejemplo, la precisa causa del mal en los actos humanos. Lo que se encuentra en juego allí es la misma libertad humana y la voluntad como su causa, la cual de algún modo depende, a su vez, de la voluntad divina. Ahora bien, la relación entre ambas pasa a ser un tema fundamental, no solo para el análisis ético-filosófico sino también teológico, porque es ese mismo esquema el que se utilizará para explicar la comunicación de la gracia divina.

Pero no se registran estudios amplios, en el orden de la scientia physica, sobre cómo influye la actividad voluntaria divina en la configuración del mundo creado y el dinamismo propio que acontece entre los seres físicos. En este sentido, los datos que la visión cristiana le aporta a Duns Escoto, junto con los conocimientos experienciales, le llevan a buscar nuevas explicaciones filosóficas. Es por ello que, en este trabajo, deseamos enfocar nuestro estudio en el tema de la causalidad, y más específicamente desde la perspectiva de la causa eficiente, para ofrecer al lector una visión completa de la manera en que el Doctor Sutil entiende la actividad física y, junto con esto, su visión ontológica del mundo creado. La metodología que utilizaremos es hermenéutica, busca entender al autor desde el autor mismo, señalando posibles filiaciones intelectuales y sus motivaciones originales. El análisis se sitúa en un nivel que haga justicia tanto a las circunstancias históricas materiales como a las estructuras universales a-históricas. Se hará uso, también, del método histórico-genético, cuando se presente dirimir la proyección de la teoría causal de Escoto, formulada desde el plano de la contingencia, en el pensamiento posterior.

Nuestro aporte al estudio de la causalidad se verá afectado por una característica fundamental que Duns Escoto encuentra como evidente a partir de la experiencia que tenemos de la creación: la contingencia. Es fácil reconocer la contingencia ontológica de las entidades físicas, por su caducidad y emergencia a partir de otras, lo que representa una novedad para la historia del cosmos en un momento determinado. Sin embargo, también sus causalidades se encuentran sometidas, en cierto modo, a la contingencia, porque dependen de la actividad libre de la voluntad divina. En esta línea, Escoto propone una explicación original para comprender aquellos acontecimientos que parecen ser contrarios al orden establecido por el creador, según lo percibimos con más frecuencia. Mostrar esa coordinación entre actividades causales, sus consecuancias ontológicas, y el modo de compendiar la revelación con una explicación filosófica de la scientia physica, será nuestro principal objetivo, a fin de completar una visión de conjunto sobre la causalidad física en el pensamiento de Duns Escoto.

Comenzaremos, en el Capítulo I, a introducirnos en estas cuestiones partiendo de la consideración de los elementos configuradores de la substancia física. A grandes rasgos, estudiaremos la recepción de la doctrina hilemórfica aristotélica y la generación de nuevas formas substanciales. Hay tres grandes problemas involucrados en relación con esos temas: la unidad en la pluralidad, las relaciones causales y la aptitud para ser. El Doctor Sutil nos presenta una posición fundamentada, por la cual sostiene que la materia primera no es pura potencialidad, sino que sus numerosas funciones nos indican que existe y posee una realidad diferente a la de la forma substancial. Ahora bien, si materia y forma son realidades distintas, la unidad de la substancia queda comprometida y puede ser reducida a una unidad accidental o, incluso, a la de un agregado. Algo semejante acontece con la explicación de la pluralidad de formas substanciales en la composición de los seres vivos. Por otro lado, la doctrina de la generación entre los vivientes nos ofrece un primer acercamiento al tema de la coordinación causal, y particularmente nos deja observar que hay diferentes modelos causales según las actividades que realicen los agentes intervinientes. El tercer problema es el que presentan los accidentes en el sacramento eucarístico, ya que desafían la definición clásica como ‘aquello que existe en otro’. Aquí veremos con claridad, cómo un dato revelado puede afectar el modo de entender las realidades desde un punto de vista filosófico.

Continuaremos en el Capítulo II con la búsqueda del elemento dinámico en la configuración de la substancia física. Para ello, ahondaremos en la noción de ‘potencia’ y sus múltiples sentidos, que nos permitirán comprender la profundidad con que las modalidades metafísicas se encuentran presentes en el pensamiento del Doctor Sutil. La primera cuestión que se plantea es la distinción entre potencia lógica y metafísica. La primera se extiende hacia todo lo que se puede comprender sin contradicción, se conecta con el ámbito de la posibilidad y origina la controversia de si ella depende o no de la esencia divina. La potencia metafísica se describe en relación al campo de lo extramental, y según su sentido propio, como opuesta al acto según una mirada estática. Por otro lado, Escoto diferencia la potencia metafísica en cuanto es entendida como un principio, ya sea pasivo o activo. Será relevante para nuestro estudio la última de ellas, como fundamento por el cual un ente es capaz de desplegar sus actividades. Veremos que el Doctor Sutil realiza una particular interpretación de las potencias racionales e irracionales aristotélicas, lo que le permitirá diferenciar a la voluntad de cualquier otro principio activo. Esta original reformulación, planteará el dilema de cómo entender la libertad con la que actúa toda voluntad, ya sea divina o humana. Otra cuestión consiste en poder argumentar a favor de la actividad libre como un movimiento de autodeterminación, o como lo explica muchas veces Escoto, un automovimiento. Un desafío que se le presenta aquí radica en no desconectar absolutamente la voluntad del intelecto, algo ante lo que el Doctor Sutil está alerta y le lleva a dar una respuesta particular, según veremos. También deberá compaginar el aspecto metafísico de la libertad con el ético, es decir, una explicación de cómo puede la voluntad ser libre, pero a su vez actuar persiguiendo el bien como su fin propio. Según hemos indicado, el tema de los principios activos está estrechamente vinculado con el desarrollo de las modalidades metafísicas. Tal es así, que Duns Escoto deberá diferenciar la necesidad y la contingencia según el modo de ser y de obrar, tanto en las creaturas como en el creador. De allí podremos ver mejor aún la relación que se da en el mundo físico entre el ámbito ontológico y el causal.

El tema central del Capítulo III será el orden causal según la visión de Duns Escoto. Abordaremos esta cuestión desde el marco del orden esencial, que se divide en orden de eminencia y orden de dependencia, el cual, a su vez, se subdivide según esa dependencia se de entre causa y efecto o entre diferentes efectos que poseen una causa remota en común. Una primera dificultad a resolver apunta hacia la teoría de las relaciones, porque el orden es una especie de relación. Por tanto, deberemos esclarecer los diferentes tipos y sus características, tarea que nos ayudará también en la descripción de la coordinación causal. De la misma manera, veremos que para el Doctor Sutil el orden implica cierta anterioridad y posterioridad de naturaleza entre partes, lo que nos llevará a profundizar en su teoría de los trascendentales disyuntivos. Avanzando en la línea del orden de dependencia causal, Escoto busca diferenciar la subordinación causal de la conjunción esencial de causas. Tendremos oportunidad de seguir los ejemplos que nos ofrece, para darnos cuenta del minucioso estudio que formula sobre los diferentes modos en que dos o más causas pueden influir en la producción de un efecto. Las cuestiones que se presentan frente a esta temática, buscan determinar si el agente es propiamente activo, si recibe la causalidad o el poder causal de otra causa, si tiene una incidencia directa o mediata en el efecto, entre otras, que requerirán encontrar el sentido en que se dice que una causa actúa de manera principal y otra de manera secundaria o como causa segunda. Las diferentes coordinaciones entre causas desafiarán la idea de ‘unidad’, que el Doctor Sutil deberá ampliar y conectar con la noción de orden. Otra cuestión, que también plantearemos, versará sobre las relaciones entre las causas extrínsecas e intrínsecas. Particularmente, nos interesará determinar la prioridad entre la causa eficiente y la final, ya que algunos intérpretes parten de aquí para justificar un voluntarismo arbitrario en el pensamiento de Escoto.

Una vez expuesto el cuadro general de la causalidad, el Capítulo IV será la ocasión propicia para plantear el funcionamiento de las causas específicamente en el mundo físico. A partir de esta cuestión se desprenden tres dificultades a contemplar con detalle. En primer lugar, su vinculación con la omnipotencia divina. Desde una mirada superficial, puede parecer extraño comenzar por el orden divino, pero estudiando el contexto histórico se comprenderá que es un paso fundamental. En efecto, el desarrollo del pensamiento de Escoto está relacionado fuertemente con el ambiente académico de su época, en el cual destaca la famosa condena de 1277 establecida por el obispo de París. Este hecho permitió un desarrollo amplio de la contingencia como respuesta al necesitarismo filosófico de corte averroista. En este sentido, será determinante abordar qué conocimiento de la omnipotencia divina podemos tener y establecer el sentido en que el Doctor Sutil utiliza la distinción entre potentia ordinata y potentia absoluta, en su relación con la actividad divina ad extra, especialmente hacia las causas segundas. Luego, profundizaremos en la categoría ‘acción’, para comprender cómo se despliega la causalidad propia de los seres físicos, qué implica su modo de actuar según ‘naturaleza’, cómo les afectan los impedimentos extrínsecos y la unidad que todos ellos poseen formando un solo universo. La tercera cuestión abordará el conocimiento experiencial que podemos tener del mundo creado. El problema radica en que la omnipotencia divina y su posibilidad de actuar impidiendo las causalidades propias de los seres físicos, podría generar la falta de certeza humana sobre la actividad concreta de una naturaleza específica, y así desencadenar un cierto escepticismo.

En el Capítulo V tendremos la oportunidad de estudiar la causalidad y su vinculación con la contingencia. Duns Escoto explica su posición indicando, en primer término cuál es el origen de la contingencia, para luego elaborar una doctrina sobre la actividad libre de la voluntad en la que sobresale como característica primordial lo que actualmente conocemos como ‘contingencia sincrónica de voliciones’. En este camino, surgirán algunos interrogantes importantes, como justificar el paso de la experiencia que poseemos sobre la contingencia hacia la actividad de la voluntad divina como su fuente. Además, el Doctor Sutil deberá explicar cómo conoce el intelecto divino de manera inmutable y perfecta aquello que de suyo es contingente. Otra cuestión, más compleja aún, consistirá en detallar por qué la contingencia sincrónica no atenta contra el principio de no contradicción, lo que requiere de una explicación lógica además de metafísica. Seguiremos a continuación, dos líneas de planteos, una acerca de la contingencia ontológica y su incidencia en la configuración del mundo creado, la otra sobre el modo en que la causalidad contingente afecta a los seres físicos. La primera requerirá redimensionar las relaciones de creación y conservación de las creaturas hacia el creador. Por otro lado, Duns Escoto le dedicará un esfuerzo significativo a la explicación de la sentencia aristotélica ‘todo lo que es, cuando es, es necesario que sea’, para no caer en la necesidad ontológica de los acontecimientos presentes. Nuevamente, deberemos preguntarnos por la explicación lógico-modal de tal proposición, junto con el aspecto ontológico. El segundo planteo tendrá como problema central evitar caer en las posturas extremas del ocasionalismo y el conservacionismo, como consecuencia de introducir la contingencia en la actividad de los seres físicos, en pos de una fundamentación adecuada de la concurrencia entre la causa primera y las segundas.

En el Capítulo VI, último peldaño de nuestro trabajo, ofreceremos una prospectiva del pensamiento de Escoto, desde la generación posterior hacia la modernidad. Pensamos que es fundamental detenernos en la recepción que hizo Guillermo de Ockham, por la influencia que tuvo en los siglos continuos y el interés que prestó al pensamiento del Doctor Sutil. Por su parte, el Venerabilis inceptor criticará la noción de contingencia sincrónica, lo que nos implicará evaluar su posición y la efectividad de sus argumentos. De la misma manera, estudiaremos la propuesta que Ockham ofrece para justificar la acción libre. A continuación, nos avocaremos a comparar las doctrinas de la causalidad concurrente entre Escoto y Ockham, sus modos de entender cómo actúa una causa total y el campo de la posibilidad que abre la potentia Dei absoluta para ambos autores. Luego, pasaremos a valorar la asunción que hacen Luis de Molina y Francisco Suárez sobre las tesis de Escoto acerca de la causalidad y contingencia. Nos parece oportuno fijar la mirada en estos autores, que florecen intelectualmente casi dos siglos después que Ockham, porque gracias a ellos las ideas de Duns Escoto han llegado a ser conocidas y han influido en muchos autores modernos, como R. Descartes o G. W. Leibniz. Podemos decir, entonces, que ciertas tesis originales elaboradas por el Doctor Sutil hacen su aporte a la configuración de la modernidad. Veremos, por un lado, hasta qué punto Molina y Suárez adoptan la idea de contingencia sincrónica. Si bien se inclinan por la solución de Escoto, es problemático saber si lo hacen asumiendo todas las consecuencias. Finalmente, analizaremos sus doctrinas causales para comparar, nuevamente, cómo entienden la actividad causal y la influencia divina en el mundo físico.

Muchos trabajos de investigación, sobre todo en idioma español, han optado por dedicar varios apartados o capítulos a explicitar las grandes tesis de Juan Duns Escoto, como la univocidad del concepto de ens o la distinción formal, por nombrar algunas. Por nuestra parte, hemos decidido no explicarlas en detalle, sino mirar cómo funcionan en relación con la doctrina de la causalidad y en el marco de una ontología de la contingencia. Por ello, solo haremos las referencias necesarias para recordar al lector en qué consisten, esperando que nuestro estudio pueda contribuir a obtener una visión integral de las causas físicas en relación con el pensamiento metafísico y lógico que tan conocido hizo al Doctor Sutil.

Causalidad y contingencia en la filosofía de Juan Duns Escoto

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