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Conceptos fundamentales
Demonomanía

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La demonomanía es una enfermedad psíquica propia de aquellas personas que creen estar poseídas por el demonio. Muchas veces, lo que creemos un demonio es en cambio la imagen reflejada de nosotros mismos, con nuestros miedos, nuestros deseos, nuestros conflictos interiores que asumen la forma de demonios psíquicos. Las tentaciones de san Antonio y la lucha de san Jorge contra el dragón fueron verdaderas batallas internas que sirvieron para eliminar todas las energías negativas que llevaban en su interior, las cuales en su momento determinado explotan en toda su intensidad, creando graves alteraciones psíquicas. El esquizofrénico cree que es otra persona la que habla por él, piensa por él y actúa por él. Es como si alguien le transmitiese las ideas; oye voces que resuenan en su cerebro, cree que lo pilota y lo guía otra entidad. Con frecuencia se trata de torbellinos de hebefrenia, que ataca a los jóvenes que quieren evadirse de la realidad. Así se dobla su personalidad, no consiguiendo individualizarse. También las mujeres frustradas sexualmente encuentran en la posesión la excusa de sus acciones, destinadas a atraer la atención del varón. Una mujer oprimida por el marido inventa inconscientemente la posesión, que se convierte en el pretexto para recibir regalos, atenciones, o incluso para clamar impunemente contra el cónyuge y contra la familia, o lamentarse del comportamiento de alguien en particular.

Para la posesión, la solución más eficaz es el exorcismo que se regularizó a través del Ritual Rommanum de la Iglesia católica, en 1614. Para llevar a cabo este ritual hay que pasar por un proceso exhaustivo que tiene como fin averiguar si es una posesión real o sólo se trata de una enfermedad psíquica; tal proceso recibe el nombre de anamnesis. Una de las pruebas más infalibles de que el poseído es tal es, como se ha dicho anteriormente, el cambio que sufre su fuerza corporal. Una de las posiciones más típicas que demuestran este síntoma es la llamada posición del arco. En ella, la persona yace en posición supina, con la espalda arqueada, completamente levantada del suelo, y apoyando las manos y los pies en él. Los brazos están extendidos más allá de la cabeza, las manos vueltas hacia atrás, y las palmas apoyadas en el suelo. A veces, el poseído se desplaza en esta posición. Si el exorcismo es efectivo, es decir, si está consiguiendo que el poseído deje de estarlo, entonces este empezará a tener reacciones muy extrañas, vomitará (una de las mejores simbolizaciones de la expulsión del mal espíritu), la temperatura ambiental subirá, puesto que estarán saliendo al exterior del poseído las energías negativas. Pero durante este proceso la energía maligna intentará permanecer en el cuerpo del poseído, con lo que este empezará a leer los pensamientos de los que se encuentren con él y hasta es posible que se produzca una levitación de la víctima.

Hechizos, mal de ojo, vampiros, hombres lobo, exorcismo, poseídos… Todos estos conceptos, que no tienen nada de científico, forman parte de algo de lo que hemos oído hablar y seguro que, directa o indirectamente, hemos utilizado: la magia. La magia es, básicamente, un recurso del hombre, una forma de explicar fenómenos, de defenderse, de atacar, de librar los complejos, de sentirse más o menos satisfecho, de coger seguridad. ¡Cuántas veces se ha hablado de una persona mágica! Aunque el tono de las últimas frases parezca escéptico, en lo que a magia se refiere, lo que es cierto es que la magia existe, y en alguna medida, influye en nuestras vidas Por eso, a lo largo de la historia de la evolución cultural del hombre se ha distinguido entre dos magias: la magia blanca y la magia negra.

El libro del mal de ojo y de los hechizos

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