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El trazo en el cuadro
ОглавлениеAntoni Tapies (nacido en 1923) es uno de los máximos exponentes del Informalismo europeo surgido a mediados del siglo xx. Como su nombre indica, esta tendencia, muy transgresora en sus orígenes, se orientó contra lo formal, contra todo academicismo, fuera figurativo o abstracto. En ese momento histórico, el arte viró hacia la búsqueda de la materialidad de la propia obra de arte; la obra de Tapies lo manifiesta en una percepción de la materia en un estado constante de transformación que tiene su base en el pensamiento y la espiritualidad orientales. Su trabajo, comúnmente denominado “pintura matérica”, configura un universo propio donde la acción física sobre los materiales despliega un riquísimo abanico de recursos: pintar, dibujar, pegar (collage), ensamblar (ensamblage), rascar {grattagé), frotar {frottagé) y muchas otras intervenciones menos tradicionales como quemar, agujerear, arrugar, romper, coser, doblar, etc. Tierra y azul es una pintura en técnica mixta sobre tabla, de 146 x 114 cm, cuya estructura geométrica representada trata el símbolo de la cruz, recurrente en su obra, y recuerda el tradicional juego infantil de la rayuela. El cuadro es una metáfora del camino espiritual en la vida: aunque aparece la casilla del cielo como lógico final del recorrido, su propuesta como casilla final es el desierto y la soledad, lugar de encuentro consigo mismo y de evolución personal.
“Cuando miráis no debéis pensar nunca que la pintura -o cualquier otra cosa en el mundo- ‘debe ser’ lo que muchos quieren que se limite a ser. La pintura debe serlo todo. Puede ser una claridad solar en medio de un soplo de viento. Puede ser una nube en la tormenta. Puede ser la huella del pie de un hombre en el camino de la vida, o un pie que ha golpeado en el suelo -¿por qué no?- para decir ‘basta’. Puede ser un aire dulce de la alborada, lleno de esperanzas, o un aliento agrio que despide una cárcel. Pueden ser las manchas de sangre de una herida, o el canto en pleno cielo azul, o amarillo, de todo un pueblo. Puede ser lo que somos, el hoy, el ahora y el siempre. Yo os invito a jugar, a mirar atentamente... yo os invito a pensar. “ Antoni Tapies
Las intervenciones de Tapies en este cuadro son un perfecto resumen de su obra, ya que muestran el equilibrio entre dos mundos: el orden -o lo mental- (símbolo, geometría, abecedario) y el caos -o lo emocional- (juego Infantil, azar, gestualldad Impulsiva).
A. Carga de arena: tierra con cola vlníllca dispuesta sobre la tabla de forma Irregular para reforzar su carácter cambiante, como la de un suelo corriente sobre el que se juega a la rayuela
B. Trazos pictóricos: por un lado, la casilla azul del cielo y, por otro, la descripción gestual de un salto virtual (un doble salto mortal) con rápidos brochazos orgánicos y enérgicos.
El número uno Indica el ¡nielo del salto y varios números amontonados (número de Intentos) su final.
C. Dibujo: mediante el trazado de líneas con una barra de cera y letras con carboncillo, se han dibujado las casillas del juego, así como leyendas escritas (“B-soledad, A-deslerto” en la casilla F-H) que recuerdan un graffitti primitivo. Unos segmentos en la casilla de cielo expresan la ¡dea de empequeñecerse en el espacio.
D. Rascado (grattage): al Igual que en el juego, la retícula se ha trazado señalando su dibujo sobre ¡atierra. Arañar la capa de materia refuerza su corporalidad.
E. Plantillas: pequeñas letras pintadas con la ayuda de plantillas señalan los límites del territorio en un escrupuloso orden ascendente. Las letras I, J, K y L, no visibles, se corresponden con los vértices de la casilla de Intersección, el espacio de fusión entre horizontal y vertical, cielo y tierra, materia y espíritu.
Antoni Tàpies,
Tierra y azul, 1973.
Colección particular.