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Trazo y expresión personal

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En cada período de la historia de la pintura hallamos claras diferencias entre sus pintores, es lo que denominamos “estilo”. El estilo es esa caligrafía personal del pintor, que a menudo dice más de sí mismo y de su visión del mundo que los temas que trata. La pintura ayuda a expresar contenidos difíciles de explicar de otro modo, como dirá Arman: “Si mi intención fuese intentar demostrar, creo que hubiese usado más la pluma que el pincel”. Como vimos en páginas anteriores, al igual que la entonación en un discurso oral, o la caligrafía en un manuscrito, el trazo afecta directamente al sentido expresivo de la imagen que contiene un cuadro. En pintura “el cómo” es, finalmente, más elocuente que “el qué”.


Los trazos densos, vaporosos y atmosféricos de William Turner (1 775- 1851) son un paradigma del Romanticismo. Un conocido relato expresa muy bien esta conexión entre trazo y vivencia. Cuenta la historia que, en cierta ocasión, una dama y un desconocido de edad avanzada viajaban en una diligencia por un camino de montaña en medio de una Intensa tormenta. De repente, el caballero abrió la ventana y sacó medio cuerpo fuera durante un largo rato. Cuando regresó empapado a su posición, sólo repetía: “es extraordinario, sublime, fantástico...”. Invitó a la dama a tener la misma experiencia que él y ésta, olvidando el decoro, accedió. Años más tarde, la dama visitó en Londres una exposición del gran Wllllam Turner, y en los cuadros de éste reconoció su experiencia en aquel extraño viaje. Le presentaron al pintor y, cuando le estrechó la mano, se acordó de él: era el caballero de la diligencia.

William Turner, Sombra y oscuridad, la tarde del diluvio, 1843. Tate Gallery (Londres, Reino Unido).


La aparición de la fotografía en el siglo xix supuso un giro en la pintura hacia la búsqueda de territorios propios. El Impresionismo fue el primer movimiento de ruptura de un academicismo basado en la fiel representación de la realidad ajustada a unos cánones. Dos son los ámbitos de exploración de este período: el color y el trazo. La pincelada suelta, fresca y sensible de Mary Cassatt (1844-1926) es un claro ejemplo de expresión personal impresionista, la plasmación lírica y tierna de un tema que ella trató en toda su carrera artística: la maternidad.

Mary Cassatt, Emmle y su niño, 1889. Wichita Art Museum (Kansas, EE.UU.).


Karel Appel (nacido en 1921) es quizás el pintor más conocido del grupo Cobra. La serpiente cobra, peligrosísima y sagrada a la vez, fue elegida como símbolo de este movimiento combativo nacido después de la Segunda Guerra Mundial en los Países Bajos y en los nórdicos. Sus miembros entendían la expresión creadora como un derecho universal y la herramienta reconstructora de un mundo mejor. Bebieron de las fuentes primigenias de la creatividad humana aún no contaminadas por las normas y convenciones occidentales: tótems y signos mágicos de culturas primitivas, la caligrafía oriental, arte prehistórico y medieval, arte popular, arte naíf y creaciones de niños y personas con dlscapacldades psíquicas. Buscaban una regresión consciente a esas Imágenes arquetíplcas que el psiquiatra suizo Cari Gustav Jung localizaba en las capas más profundas del subconsciente.

Karel Appel, Desnudo bárbaro, 1957. Museum van Hedendaagse Kunst (Gante, Bélgica).

“Estoy haciendo una vigorosa obra primitiva, más vigorosa que la de los artistas negros y la de Picasso. ¿Por qué? Porque yo sigo el siglo xx, procedo de Picasso... He atravesado el muro de la abstracción, del surrealismo, etc. Mi obra lo contiene todo. No tienes que sentirte encerrado en un compartimiento.”

Karen Appel, Carta a Corneille, Navidad de 1947-1948


El trazo expresionista y trágico de Goya (1 746- 1828) en sus conocidas “pinturas negras” es la caligrafía personal de un pintor que experimentó en ese período un doble drama: la sordera y la persecución política. En esta serle de pinturas murales realizadas en la Quinta del Sordo, su estancia-refugio, se demuestra un sentido de libertad de expresión avanzado a su tiempo. No en vano los pintores del movimiento expresionista alemán “Dle Brücke” (El puente, ¡nielado en 1905) le consideraron el verdadero padre del Expresionismo.

Francisco de Goya, Peregrinación a San Isidro (detalle), 1820-1823. Museo del Prado (Madrid, España).

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