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En lo emocional.

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Como lo hemos dicho ya, la importancia de este tema radica en que, quien no logra tener claro su DESTINO, quien no puede responder con firmeza a la pregunta: "¿Para qué nací?" Y más bien convierte esa interrogante en una queja diaria... no logrará ser feliz, ni hacer felices a quienes lo rodean. Mientras que por el contrario, aquellos que han logrado descubrir para qué fueron creados; quienes caminan con firmeza hacia ello, o ya tienen la dicha de disfrutarlo; podríamos compararlos con esos grandes árboles frondosos, ¡tienen tanto qué dar!, que todas las personas quisiéramos tener uno en nuestro patio; conservarlo, cuidarlo y estar a su lado para disfrutar de sus frutos, de su sombra, del abrigo que provee, y la paz que irradia. ¡Su existencia es de inspiración para muchos!.

No necesito ser un Psicólogo o Profesor de Psiquiatría para demostrar los efectos negativos que puede causar en la vida de una persona el no tener un DESTINO a dónde llegar, especialmente si utilizo mi propio ejemplo y los estragos que esto causó en mi vida. Para ello quiero hablarte sobre algo que yo llamo: las cuatro "C" de mi DESTINO.

1.- Conocer.

2.- Caminar.

3.- Concretar.

4.- Cultivar.

¿Qué sucede cuando hay una ausencia de estos elementos en nuestra vida? Es decir, cuando no podemos Conocer nuestro DESTINO, ni Caminar hacia él y mucho menos Concretar y Cultivarlo. Te diré lo que a mí me ocurrió y es muy probable que te sientas identificado puesto que estos predicamentos son parte de la vida de todo ser humano. Y de cómo reaccionar ante ellos dependerá en gran parte el éxito para alcanzar o alejarte de tu DESTINO.

CONSTANTE ENOJO.

Una constante hostilidad hacia todo y hacia todos, es una de las características principales que identifican a una persona que no tiene una razón poderosa para esforzarse y avanzar hacia adelante. No existe en su vida un objetivo bien definido por el cual trabajar duro, o una meta establecida hacia la cual caminar, aún en los momentos en que las dificultades y obstáculos se presenten, lo cual es muy frecuente y común. Esto produce una gran frustración al ver que la vida se está yendo de sus manos y no hay un progreso al siguiente nivel de bienestar en su existencia.

Interiormente reconocemos que “hay algo más” para nosotros. Lo podemos intuir, pero no hay una conciencia de qué es “eso” que nos hace falta, lo que nos hará sentir, llenos, satisfechos y felices con nuestras vidas. porque, ¿cómo podemos alcanzar lo que queremos sin no sabemos lo que es? ¿cómo poder moverte hacia adelante si no sabes cuál es tu DESTINO? De ahí la importancia de: Conocer (nuestra primera "C").

Yo recuerdo que la juventud fue una etapa de mi vida muy marcada por el enojo y la hostilidad hacia todo lo que me rodeaba. Pues dentro de mi corazón yo sabía que había algo "más allá" del tipo de vida que yo llevaba. Sí, a mis 28 años yo tenía una esposa, 3 hermosos hijos y la seguridad que mi negocio de construcción podía darme. Pero yo sabía, (aunque no podía explicarlo con palabras) que algo “faltaba”, mi corazón tenía un vacío. Sentía que había algo más qué conquistar pero no sabía qué era.

Mi ahora Esposa Freeda Malacara, tiene una frase muy acertada acerca de esto: “Hay personas que no saben lo que quieren, pero lo quieren desesperadamente”. Así era yo, sabía que había algo más para mi, pero el problema era que no tenía idea de qué era, pero lo quería desesperadamente. ¡Que Locura.! Y ésta es una sensación muy común entre los seres humanos cuando no conocemos nuestro DESTINO. Ese sentimiento de frustración, la sensación de impotencia, el hecho de que sabes que hay algo más, pero no atinas qué es. Y te sientes como que no encajas en la vida que tienes y te estás perdiendo de algo que, aunque no conoces, lo quieres tener ya, desesperadamente. Piensas que la gente a tu alrededor no te entiende y esto crea conflictos emocionales con todas las personas que te rodean. En mi caso,

a pesar de poseer lo que ante los ojos de la gente se considera éxito, en realidad por dentro me sentía increíblemente miserable. Lo cual tristemente comencé a exteriorizar en forma de mucho enojo, resentimiento y hostigamiento hacia mis seres más queridos: mi esposa y mis hijos.

Y no es difícil entender el hecho de que, a las mujeres les llene de frustración y tristeza, el compartir su vida con un esposo que siempre está enojado, y que aunque ella haga lo que haga no hay forma que esto cambie, él siempre continúa hostil hacia ella. Esto lamentablemente es uno de los problemas más comunes en los matrimonios de hoy en día de todas partes del mundo.

En el mismo contexto sucede con los hijos. ¿A qué hijo le es motivo de orgullo el ver a su padre todo el tiempo enojado, frustrado e infeliz? Lejos de atraerlo hacia él con una conducta positiva sucederá exactamente lo contrario. Un rompimiento y alejamiento dentro del núcleo familiar por el sólo hecho de que, en este caso en particular, el esposo no conoce su DESTINO.

Y este es mi punto, acerca de cómo el hecho de no conocer la razón por la que estás aquí en la Tierra, tu propósito, meta, o DESTINO puede llegar a afectar tu relación con las personas que te rodean y que más te aman, y llevarte a destruir exactamente una de las razones más poderosas por la cuales trabajas muy duro: tu familia. ¿No es esto una paradoja? ¿No parece una mala jugada de la vida? Trabajar bastante en algo que no te gusta, con el fin de proveer bienestar para tu familia y terminar haciéndolos infelices... Y si aún no comprendes el porqué, a pesar de tus esfuerzos parece que en lugar de agradecimiento recibes lo opuesto, te explicaré algo: La tensión y el estrés que tú cargas, es contagioso, y tu familia no es inmune.

INSEGURIDAD.

Como instructor de vuelo, recibo continuamente personas que quieren realizar un "vuelo de introducción", con un objetivo; según ellos mismos lo explican así:

- Es que tengo miedo a volar y quiero vencerlo- .

Esto me da una gran oportunidad de enriquecer la vida de esa persona por medio de la aviación; y mostrarle lo mucho que él o ella se han perdido por tener ese miedo. Por supuesto que cada caso es diferente algunos pierden el miedo muy rápido, a otros les toma más tiempo. Pero me alegra tanto que, aunque no soy Psicólogo, encuentro que puedo ayudar en el desarrollo personal de mucha gente, con el simple “toque” que la aviación puede producir en ellos.

Comúnmente inicio la sesión preguntándoles de una forma sencilla y muy directa:

-¿Cuándo fue la última vez que volaste un avión?-

Y siempre con mucha naturalidad me responden:

-Nunca he volado un avión-

A lo cual yo añado con cautela:

- ¿Entonces cómo sabes que tienes miedo a volar si nunca lo has hecho?

Y por supuesto aquí viene la pausa rara, el momento de silencio que produce el darse cuenta de que no tienen una respuesta.

Después de explicarles en mi oficina (lejos del avión) lo que haremos cuando estemos en el vuelo; lo cual incluye que ellos manejen los controles de la aeronave; excepto por el aterrizaje y despegue lo cual debo hacer yo. El resto del vuelo les animo a que sean ellos quienes manipulen los controles del avión. Aquí he aprendido a ser muy cuidadoso pues cada persona reacciona diferente a esta experiencia. Algunos los tocan sólo una vez e inmediatamente me piden que tome los controles. Lo cual hago inmediatamente para no dañar el progreso que hasta ese momento llevamos, pues ya el sólo hecho de que aborden el avión es un gran avance. Otros después de unos minutos de tomar los controles en sus manos comienzan a sentirse mas cómodos y les voy permitiendo poco a poco continuar volando el avión. Finalmente regresamos al aeropuerto, yo aterrizo la aeronave y cuando nos bajamos, ellos, quienes tenían miedo a volar, la mayoría de las veces me dicen, con cara de asombro:

- Es que yo pensé que se iba a sentir algo muy diferente”-, refiriéndose a algo terrorífico que ocurriría en el vuelo.

-No pensé que se fuera a sentir así-, hablando acerca de lo agradable que fue la experiencia. Y esto me asombra mucho... Todos, los que tocaron poco los controles del avión, los que los tocaron mucho y los que nunca quisieron tocarlos; estuvieron expuestos a una experiencia que no pensaron sería tan gratificante y enriquecedora, después de “suponer” que tenían miedo a volar.

Con esto yo descubro que estas personas, en realidad no tenían miedo a volar, sino más bien tenían miedo a lo desconocido. Pues no sabían exactamente lo que sucedería con la aeronave. Camino al aeropuerto se habían imaginado todo tipo de cosas desastrosas, producto de la mala información que las películas de Hollywood nos ofrecen. Pensaban en la posibilidad de que, repentinamente el avión perdiera sus alas. Se imaginaban que el motor se apagaría y nos precipitaríamos al suelo a toda velocidad, y al momento de impactar, el avión estallaría en llamas matando instantáneamente a todos a bordo. Sé que suena muy exagerado esto, pero es lo que ellos me dicen que piensan cuando van camino al aeropuerto. Y una vez que realizamos el vuelo se dan cuenta de que todo esto era en realidad solo miedos infundados, producto, como ya dije, del hecho de no saber qué esperar durante la experiencia.

Y es que, esa es la realidad: “Enfrentar lo desconocido nos produce miedo”. El sólo hecho de pensar que puedes dejar de trabajar en el lugar donde estás ahora, o de hacer lo que estás haciendo para proveer lo básico para tu familia. El hecho de pensar en dejar esa mala relación en la que te encuentras; y tener que enfrentarte a no saber cómo harás para llegar a tu DESTINO, te provocará miedo, mucho miedo, lo cual añadirá más estrés a la situación. Pues el miedo te hace sentir inseguro, y esto provoca tensión emocional con los que te rodean.

De la misma forma en que estas personas han experimentado inseguridad producto del miedo mal fundado de volar un avión. Tú también puedes ser presa de dicha inseguridad al darte cuenta que estás haciendo con tu vida algo para lo cual no fuiste diseñado. Y sentir el miedo que produce lo desconocido, eso que sabes que debes tener en tu vida, dentro de ti, pero no puedes definirlo, ni explicarlo claramente para moverte hacia ello. De hecho, cuando de una forma consciente, tienes la convicción de que hay algo más, empieza el sufrimiento, producto del no saber qué es. Y en ese mismo instante comienzas a tener conflictos con las personas que te rodean y, aunque llegas a resignarte aceptando que la forma en que vives es “la normal” o como dicen muchos “la que me tocó vivir” ... Cuando te das cuenta, sientes y crees, que ya es demasiado tarde para cambiar.

Pero no te preocupes, más adelante te ayudaré a descubrir cuál es tu DESTINO.

DEPRESIÓN

La depresión (del latín depressio, que significa “opresión, encogimiento o abatimiento”) es un trastorno del estado de ánimo, el cual puede ser transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana. Esta es la definición del diccionario médico. Pero si pudiera sintetizarla, diría en pocas palabras, desde mi perspectiva al haberla sufrido mientras ignoraba cuál era mi DESTINO, que la depresión es: “La incapacidad para disfrutar”. Sí, el no conocer la razón para lo cual naciste, te provoca una falta de capacidad constante para disfrutar lo que haces. Nunca te sientes completamente feliz. Siempre hay una queja, algo negativo de lo cual hablar. Esto trae una falta de balance emocional en todas las áreas de tu vida, porque piensas que es una situación injusta todo lo que te sucede, y caerás en el fenómeno de ser “la víctima” con el firme pensamiento de que no hay nada que puedas hacer para mejorar tu vida y por ende estás destinado a sufrir el resto de ella. ¿Por qué crees que hay tantas personas que después de trabajar 8 horas o más regresan a sus casas abatidos físicamente, aunque en su trabajo no realicen ninguna actividad física extenuante? Y buscan un descanso para tomar energías para enfrentar el siguiente día y no logran obtenerlo. Encuentran actividades de “escape” como dormir muchísimo, ver por horas en la televisión programas que no aportan nada bueno, ingerir comida chatarra, sumergirse en el alcohol o el “olvido temporal” que las drogas producen. Todo esto motivado por la tristeza constante, el decaimiento, irritabilidad, sensación de malestar, impotencia, frustración de la vida, lo cual lógicamente disminuye el rendimiento en el trabajo habitual. Bastante desmotivado sentirás como que el tiempo pasa mucho más lento de lo normal, lo cual agrava el efecto del sufrimiento, impidiéndote disfrutar incluso de las cosas buenas que hay en tu vida. Te digo esto con mucha convicción porque fue exactamente lo que me sucedió durante mi juventud, hasta mis 28 años, en que descubrí cuál era mi DESTINO. Y porque sé, que como seres humanos, todos estamos expuestos a enfrentar o padecer algunos de estos efectos.

Así que, repasemos un poco; la depresión, como una de las consecuencias negativas de no conocer tu DESTINO puede afectar tu vida social, laboral y personal. Ya que uno de los síntomas que presenta es un agotamiento el cual se verá reflejado en la falta de interés por uno mismo, y la falta de interés por ser una persona productiva en el trabajo. El caso típico del barbero que te presenté como ejemplo al principio de este libro. La depresión no sólo afectará a quien la padece sino a todos aquellos que lo rodean. Pues te convierte en una persona con muchos cambios en su forma de ser; tu personalidad se vuelve “lenta” , tu voz se hace de “tono bajo”, y se caracteriza por una constante tristeza, llanto fácil o espontáneo, disminución de la atención, ideas pesimistas y alteraciones del sueño.

Ahora dime tú: ¿Quién con un juicio sano desearía pasar tiempo con una persona como la que te describo? Seamos francos, si ésta es tu situacion, urge que te prepares para ser feliz... no es tarde, nunca es tarde para mostrarle al mundo que puedes sonreir.

DESTINO: Tu también tienes uno increíble.

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