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Introducción

Catherine Ortiz Morales

El libro Nuevas propuestas de integración regional: tendencias y retos de transformación es resultado de la ardua labor académica y de investigación de los autores que aquí se presentan. Sus contribuciones son aportes desde la academia y como miembros del Grupo de Reflexión sobre Integración y Desarrollo en América Latina y Europa (Gridale), abordan los grandes desafíos generados con las nuevas tendencias internacionales y regionales que han surgido a partir de las transformaciones del actual sistema internacional y los recientes acontecimientos.

La integración regional como fenómeno y objeto de estudio, así como estrategia de desarrollo e inserción internacional, enfrenta grandes desafíos ante los recientes cambios nacionales, regionales e internacionales, entre los cuales en términos generales se pueden resaltar la relativa pérdida de peso de Occidente, el relativo repliegue de Estados Unidos como paymaster, la consolidación de nuevas potencias emergentes, las nuevas estrategias de inserción internacional como el interregionalismo (transregionalismo) y los efectos de la globalización que ante las externalidades negativas generadas con la creciente interdependencia demandan mayor cooperación internacional para una acción colectiva, obstaculizada por el creciente unilateralismo.

Frente a este contexto internacional, una de las principales características del proceso de integración en América Latina para responder a dichas tendencias ha estado reducida a esquemas de concertación política y cooperación económica marcada por la flexibilidad institucional desde una visión de integración negativa, entendida como un proceso en el cual las políticas han sido dirigidas más hacia la eliminación de barreras y la promoción de la liberalización comercial. Por otra parte, esta tendencia ha coexistido con otras propuestas de regionalismo —poshegemónico o posliberal— en un marco institucional de un “nuevo” multilateralismo regional acotado —revisionista, afirmativo y cooperativo frente a un multilateralismo defensivo— en el siglo xxi, que ante el cambiante escenario político regional ha dado paso a un retroceso de dicha tendencia planteando un escenario de crisis —desorden— de la región latinoamericana en materia de integración regional, limitando su proyección mancomunada como actor regional cohesionado en el sistema internacional para responder a las nuevas tendencias y desafíos internacionales.

A partir de este marco de referencia de un escenario internacional cambiante como eje central del libro, los autores analizan y reflexionan acerca de los desafíos internos —regionales— y externos —internacionales— para la construcción de una región real resultante de un fuerte proceso de interdependencia económica dado a partir de las relaciones económico-comerciales intrarregionales (regionalización), y también para la construcción de una región formal sobre la base de principios organizadores (principios generales de conducta) en un multilateralismo regional resultante de las convergencias de propósitos, fines e intereses en un proyecto político (regionalismo) y sobre bases institucionales sólidas que los blinde ante el cambiante escenario político latinoamericano.

Pese al agotamiento, la crisis o el caos de los procesos (regionalización) y proyectos (regionalismo) de integración latinoamericana, los autores resaltan escenarios de oportunidad para superar la encrucijada del estado actual en materia de integración regional. De esta manera, el libro comprende ocho capítulos organizados en dos grandes apartados. La primera parte responde a los análisis de la dimensión económico-comercial de la integración latinoamericana (regionalización) y el segundo apartado responde a la dimensión político-diplomática de las relaciones internacionales en el marco de la institucionalidad de la integración latinoamericana (regionalismo).

Regionalización, interdependencia económica y región real

Sergio Caballero, en el capítulo 1 sobre “Regionalismo latinoamericano, multilateralismo y transregionalismo: divergencias, retroalimentaciones y potencialidades”, presenta un amplio análisis a partir de la correlación conceptual entre regionalismo, interregionalismo —en particular, el transregionalismo— y multilateralismo. En su abordaje académico, argumenta que existe un desacompasamiento en tres sentidos: (1) a nivel de políticas exteriores que han dado paso a la divergencia de intereses y valores opuestos; (2) entre las tendencias de regionalismo y multilateralismo a partir del cual el interregionalismo surge como nueva tendencia internacional; y, (3) entre las estrategias de orden internacional y las regionales dado el cambio de la variable política a partir de acontecimientos como el ascenso de Donald Trump con medidas proteccionistas y el Brexit que a nivel regional se contrapone con el escenario político latinoamericano actual. En el último caso, el autor resalta que se asiste a un escenario caracterizado por una fuerte incertidumbre, dadas las crecientes tendencias proteccionistas y de renacionalización de las prioridades de política exterior que han dado paso a una revisión y a un replanteamiento del regionalismo y del multilateralismo dado el desacompasamiento entre políticas proteccionistas y la vía media del transregionalismo selectivo —transregionalismo a la carta o globalización selectiva— excluyente del comercio internacional y nueva estrategia de inserción internacional ante los posibles costos de exclusión.

En materia de integración latinoamericana, el autor expone las dos maneras de inserción internacional que tuvieron lugar en la primera década del siglo xxi. Por una parte, una estrategia basada en el liberalismo, aperturismo y multilateralismo, de la cual surge la promoción de un transregionalismo económico sobre la base de una integración negativa entendida como eliminación de aranceles y barreras. Por otra parte, en el marco del regionalismo posliberal, el autor identifica una estrategia a partir de la redefinición de prioridades del proyecto regional que incluye agendas ampliadas y multidimensionales, enfatizando el retorno de la política y del Estado. Sin embargo, su origen y desarrollo tuvo lugar en un contexto económico internacional favorable a partir de la bonanza regional con el boom de los precios internacionales. Este contexto ha dado paso a un repliegue a partir de lo que el autor denomina péndulo ideológico, dándose un retorno al aperturismo y la liberalización económica con el desgaste del regionalismo posliberal; es decir, un nuevo ciclo regional que se contrapone con la retórica actual estadounidense sobre proteccionismo y guerras comerciales.

En el capítulo 2, Gneviéve Marchini presenta su artículo “La Alianza del Pacífico y Asia del Este: relaciones económicas, alcances del comercio intraindustrial y perspectivas de mayores encadenamientos productivos”. Su análisis parte de la tendencia actual con la firma de acuerdos comerciales entre países o grupos de países como un fenómeno relativamente reciente en la economía global y que pueden ser entendidos desde distintas perspectivas como “agrupaciones transnacionales” o “regionalismo cruzado”, entre otras. Estas nuevas tendencias han traído ventajas y desventajas para el regionalismo latinoamericano. Desde este contexto, el propósito de la autora es analizar el potencial de integración económica y productiva entre los miembros de la Alianza del Pacífico y tres socios asiáticos claves en este relacionamiento transregional: China, Corea y Japón.

A partir de un análisis de la evolución de las relaciones comerciales y financieras entre estos actores interregionales, la autora resalta dos aspectos de una nueva estructura. En primera medida, la activa inserción en la región de Asia del Este por medio de la firma de acuerdos de Chile y Perú, con lo que se espera que las relaciones se vean fortalecidas a partir del nuevo marco tpp (cptpp). El segundo aspecto de esta revisión histórica es que para el año 2000 se presentó un incremento en los intercambios comerciales de carácter interindustrial; sin embargo, una fuerte asimetría a partir del tipo de exportaciones primario por parte de los miembros de la Alianza del Pacífico en relación con las mayores importaciones de contenido tecnológico desde Asía que han generado un déficit comercial a nivel agregado, en especial para México y Colombia.

Desde este diagnóstico, la autora resalta la voluntad política de los países miembros de la Alianza del Pacifico para responder a esta debilidad con el documento “Visión Alianza 2030”, a partir del cual se ha buscado adoptar metas que fortalezcan las cadenas de valor regional dada la baja participación en las cadenas globales de valor (cgv) manufactureras, resaltando en su análisis las oportunidades de fortalecer sus vínculos con los socios asiáticos a partir de un mayor comercio intraindustrial y conexiones productivas que son medidas sobre la base del índice de Grübel-Lloyd o igl. Sin embargo, el análisis de las oportunidades que la autora identifica y expone no es ajeno a las nuevas tendencias y cambios en la configuración del orden internacional dadas las perspectivas de un sistema internacional cambiante.

María Inés Barbosa Camargo y Ricardo Buitrago contribuyen a esta serie con el capítulo 3 “La razón de ser de la Alianza del Pacífico: ¿integración profunda o integración estratégica?”. Para los autores, el bloque de países denominado Alianza del Pacífico (ap) es la propuesta de integración más reciente del continente americano; sin embargo, su conformación ha sido objeto de críticas y de halagos desde su misma conceptualización. Los autores analizan los principios conceptuales en los que se fundamenta el bloque regional para contrastarlos con los marcos de análisis de la integración y determinar así, con mayor claridad, bajo qué esquema se pretende desarrollar esta iniciativa y sus posibles repercusiones en los procesos integradores de América Latina.

Los autores proponen un enfoque multidimensional desde las dinámicas comerciales, de inversión y migratorias que la misma ap propone en su declaratoria de constitución. Esta aproximación busca evidenciar: si efectivamente los objetivos de mayor crecimiento, desarrollo y competitividad para las economías del bloque se han cumplido (por lo menos parcialmente); si se han desarrollado esquemas de convergencia política, económica y social; y cuál es la senda que se vislumbra en el futuro de esta propuesta de integración a partir del nivel de integración de la ap que los autores miden y analizan desde seis factores: (1) comercio de bienes y servicios, (2) grado de movilidad de capital, (3) grado de movilidad laboral, (4) nivel de importancia de la institucionalidad, (5) grado de coordinación de la política monetaria y (6) grado de coordinación de la política fiscal.

Francisco Santos Carrillo es autor del capítulo 4 denominado “De integración a cooperación regional. Aprendizajes a partir del análisis de las políticas regionales de la integración centroamericana”. En este capítulo, analiza de forma crítica la evolución del proyecto integracionista centroamericano a través del catálogo histórico de políticas sectoriales formuladas en el ámbito del Sistema de Integración Centroamericano (sica). Los resultados muestran cómo el diseño institucional y el modelo de gobernanza intergubernamental resultante obstaculizan la implementación de políticas comunes que permitan avanzar hacia mayores niveles de interdependencia y regionalización. Ante estas dificultades, la ejecución de la práctica y la totalidad de iniciativas, terminan condicionadas por los intereses y la financiación de la cooperación internacional.

Según el autor, la lógica de la integración centroamericana termina sustentándose sobre una abigarrada y costosa estructura institucional de carácter político que no hace políticas, generando con ello importantes dosis de descrédito. De facto, su papel queda reducido al de una organización internacional de cooperación entre países vecinos que compite por la captura de fondos con otros espacios de cooperación multilateral. Para el autor, se debe tener en cuenta que el intergubernamentalismo es el modelo predominante en el complejo escenario del regionalismo latinoamericano, en el cual se plantea si la vía de la cooperación multilateral y los acuerdos comerciales son suficientes para promover una integración más efectiva en términos de interdependencia y regionalización que dé respuesta a los problemas del desarrollo de la región y la convierta en un actor de peso en la gobernanza global.

Regionalismo, institucionalidad y región formal

Los autores Karina L. Pasquariello Mariano y Roberto Goulart Menezes presentan el capítulo 5, que se titula “Reflexões teóricas sobre a integração regional: a construção de novos pressupostos”. Proponen un nuevo esquema analítico para comprender, a partir de las especificidades, los procesos de integración regional no europeos. De esta manera, la integración puede ser entendida en dos sentidos opuestos. El primero, en su sentido más amplio, el fenómeno de la integración representa un mecanismo de adaptación al sistema internacional; es decir, un instrumento de ajuste y acomodación. En el segundo sentido, la integración hace referencia a una estrategia a largo plazo para alterar la inserción y el peso internacional del país/región dentro del orden mundial; un intento de alterar el statu quo desde una visión geopolítica y estratégica. Así, a partir de este marco de referencia se plantean dos tipos de integración: (1) una integración pasiva que busca solo el acoplamiento al orden mundial (lógica de acomodación) y (2) un tipo de integración para la autonomía como estrategia de contestación (lógica de autonomía).

Los autores identifican dos grandes tendencias. (1) En la primera década del siglo xxi, se asistió a una multiplicación de procesos regionales y a una tendencia a la consolidación de una lógica multilateral en todos los continentes; sin embargo, algunos de estos procesos enfrentan situaciones de crisis. (2) Actualmente, se asiste a un reordenamiento del sistema internacional a partir del comportamiento de actores centrales, en particular, Estados Unidos y su proteccionismo económico, a lo que se suma el ascenso de nuevos actores en el sistema internacional como China. Estos factores externos (tendencias) traen nuevos elementos para el análisis del actual orden mundial. Uno de los principales aportes del capítulo se centra a nivel institucional en la propuesta de una descentralización decisoria y una democratización que le permitan mayor estabilidad y dinamismo al proceso de integración, limitando la posibilidad de cambios bruscos con la llegada al poder de nuevos gobiernos con visión contraria a la de sus antecesores.

Catherine Ortiz Morales y Carlos Alberto Chaves, en el capítulo 6 “Grupo de Lima: ¿expresión renovada del multilateralismo latinoamericano?”, abordan el multilateralismo latinoamericano a partir de su origen, evolución y tipología para analizar el actual escenario regional retomando el debate denominado “nuevo” multilateralismo latinoamericano que tuvo lugar en la primera década del siglo xxi y parte de la segunda. Los autores reflexionan acerca del surgimiento del Grupo de Lima como escenario de concertación política de carácter ad hoc que responde a un tipo de multilateralismo beligerante a partir de algunos de sus elementos y estrategias, siendo considerado un punto de inflexión dentro del debate del nuevo multilateralismo latinoamericano del siglo xxi.

El rol institucional ejercido por el Grupo de Lima en el actual contexto político ha estado marcado por una estructura normativa de rivalidad, contexto en el cual su acción colectiva se ha reducido a una estrategia presión-cerco diplomático que no ha representado en sí una instancia efectiva y eficiente para la salida de la crisis intraestatal venezolana, ni ha permitido alterar y modificar la estructura normativa y el rol estructural a nivel regional como en su momento se logró en escenarios como: (1) la alianza político-diplomática del Grupo Contadora frente a la crisis centroamericana, (2) la tensión diplomática Colombia-Ecuador en el marco del Grupo de Río y (3) la crisis intraestatal boliviana en el escenario multilateral de Unasur.

Fabio Sánchez, en el capítulo 7 denominado “Unasur y Prosur, el dilema suramericano”, aborda los efectos de algunos acontecimientos que han tenido lugar en la segunda década del siglo xxi y que han desafiado a la Unasur. Según el autor, esta organización de carácter subregional constituye el punto de partida para proponer un marco analítico denominado surlateralismo que puede ser de referencia para las organizaciones y para la construcción de una agenda en la Suramérica contemporánea. Este concepto —surlateralismo— es entendido como un proceso de aprendizaje institucional y normativo que busca fortalecer el diálogo suramericano, así como la concertación de una agenda a partir del ritmo propio de los actores regionales, destacando actividades en infraestructura, cultura, seguridad y observación electoral, a lo que se suma su participación para mediar y resolver, en su momento, crisis intra e interestatales.

Pese a las capacidades tangibles de la región suramericana, el autor argumenta que para el desempeño en el orden internacional se requiere de una organización como la Unasur para promover y proteger la democracia, los derechos humanos y salir del subdesarrollo y la pobreza. Para el autor, el multilateralismo latinoamericano emergente de una “nueva ola latinoamericana” se caracteriza por un marcado aire de autonomía; su carácter intergubernamental, con énfasis presidencialista, busca destacar una agenda social y promover la construcción de una agenda regional. Sin embargo, se ha sufrido una ralentización a partir del cambio en el escenario político del denominado giro a la izquierda o marea rosa, que en su origen y desarrollo los potenció. Actualmente, la Unasur enfrenta un progresivo apaciguamiento ante la falta de capacidad de respuesta institucional; se plantea el debate de un escenario de crisis de la Unasur manifestada de manera explícita por los cancilleres de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú al dejar de participar temporalmente.

Por último, Eric Tremolada Álvarez presenta su capítulo “La Alianza del Pacífico: ¿marketing sin contenido?”. El autor hace un análisis de lo que él denomina “la irrupción ruidosamente mercadeada de la Alianza del Pacífico”, que va más allá de la atracción que genera en líderes políticos y empresarios del mundo en medio de la coyuntura inestable de una Latinoamérica marcada por la coexistencia de distintos modelos políticos —cargados ideológicamente— que ofertan distintos esquemas de integración.

Su escrito parte de cuestionar si realmente la Alianza del Pacífico está configurando un bloque nuevo y pragmático como esquema de regionalización en América Latina. Para contestar este interrogante, el autor aborda el estudio de su Tratado Constitutivo a la luz de las teorías económicas y jurídicas de la integración frente a sus desarrollos, avances y retos. El capítulo, en términos del autor, “transita por los rimbombantes desafíos del preámbulo, se centra en los deslumbramientos de sus objetivos, continúa con los anunciados marcos cooperativos para, finalmente, analizar su escaso andamiaje institucional” cuestionando si como organización internacional goza de personalidad jurídica.

Algunas de sus conclusiones y reflexiones se enmarcan en señalar que la Alianza del Pacífico tendrá escaso contenido sin una explícita voluntad política al más alto nivel y un rediseño de la estructura institucional. Por ahora, para el autor, la Alianza no es más que una sumatoria de zonas de libre comercio pactadas de forma bilateral y en la Comunidad Andina, y solo configura una tradicional zona de libre comercio que se recoge en su Protocolo Adicional; de ahí que sus principales desarrollos sean eminentemente cooperativos —integración superficial—. Pese a su proyección (Visión 2030), dista mucho de ser una integración trascendental y profunda, aunque los gobiernos de los Estados que la componen insistan en esto y en que son más que un simple tlc. ¿Mucho marketing y poco contenido?

Nuevas propuestas de integración regional

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