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El movimiento hacia arriba

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Se muestra la vista lateral de la transición del movimiento hacia dentro al movimiento hacia arriba de la brazada derecha en la figura 4.5f (véase la página 116). Se ve una vista frontal de esta transición de la brazada derecha en la figura 4.6g y de la brazada izquierda en la figura 4.6o (véanse las páginas 118 y 119). Una vista lateral del movimiento hacia arriba de la brazada derecha se muestra en las figuras 4.5g y h. Se ve desde la vista frontal en las figuras 4.6h e i, y el de la brazada izquierda en las figuras 4.6p y q.

El movimiento hacia arriba es la segunda y última fase propulsora de la brazada del estilo libre. Es la fase más propulsora de la brazada. La mayoría de los nadadores alcanzan su velocidad de avance pico para cada brazada cerca del final del movimiento hacia arriba.

El movimiento hacia arriba empieza al completar el anterior movimiento hacia dentro y es un movimiento de la mano y del brazo hacia atrás, hacia fuera y hacia arriba desde debajo del cuerpo hacia la superficie del agua. El movimiento continúa hasta que la mano se acerca al muslo y empieza a desplazarse hacia delante para la próxima fase de la brazada, el recobro. Los dibujos de la figura 4.11 muestran como creo que se produce la propulsión durante el movimiento hacia arriba.


Figura 4.11. El movimiento hacia arriba del estilo libre. Se muestra este movimiento desde la vista lateral en (a) y desde la vista inferior en (b).

La transición del movimiento hacia dentro al movimiento hacia arriba empieza al pasar la mano cerca de la línea media por debajo del cuerpo. En este momento, se redondea el movimiento de forma circular desde hacia atrás, hacia dentro y hacia arriba hasta hacia atrás, hacia fuera y hacia arriba. Se inicia esta transición rotando la palma de la mano y el antebrazo hacia fuera rápidamente al empujar el nadador hacia atrás. La palma de la mano y la parte ventral del antebrazo se utilizan como una pala para empujar hacia atrás contra el agua durante el movimiento hacia arriba.

Existe el concepto erróneo de que el brazo se debe extender rápidamente durante el movimiento hacia arriba. Esta noción es un resto de la teoría del arrastre propulsor, que pretendía que la mano estaba empujando hacia atrás, no desplazándose hacia arriba. De hecho, la magnitud de la extensión del codo es mínima durante esta parte de la brazada para que los nadadores puedan mantener el antebrazo orientado hacia atrás hasta que se complete el movimiento hacia arriba. El brazo puede extenderse ligeramente durante el movimiento hacia arriba para mantener la presión contra el agua que se desplaza hacia atrás, pero nunca debe extenderse tanto que el antebrazo empuje hacia arriba, en lugar de hacia atrás, contra el agua.

La propulsión del movimiento hacia arriba termina cuando la mano se acerca a la parte anterior del muslo, justo por debajo del extremo del bañador del nadador. En este momento, el codo habrá roto la superficie y el brazo estará avanzando para el recobro. Los nadadores no siguen empujando la mano hacia atrás hasta que llega a la superficie. Para hacerlo tendrían que estirar el brazo, lo que les haría empujar el agua hacia arriba con la parte ventral del antebrazo, que, a su vez, empujaría las caderas hacia abajo y reduciría su velocidad de avance aún más de lo que lo hace normalmente durante el recobro del brazo.

Los nadadores que empujan hacia arriba de esta manera se engañan al pensar que están empujando el agua hacia atrás, porque al hiperextender la muñeca pueden mantener la palma orientada hacia atrás hasta que llega a la superficie. Sin embargo, no pueden mantener el antebrazo orientado hacia atrás y el efecto retardador producido por el empuje hacia arriba del antebrazo anula cualquier propulsión extra que puedan producir con la mano al acercarse a la superficie.

La velocidad de la mano debe desacelerar durante la transición del movimiento hacia dentro al movimiento hacia arriba, y luego acelerar rápidamente durante el resto del movimiento. Para la mayoría de los nadadores, la mano alcanza su mayor velocidad durante esta fase de la brazada, entre 3 - 6 m/s según la distancia de la prueba (Schleihauf et al., 1988; Maglischo et al., 1986; Counsilman y Wasilak, 1982).

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