Читать книгу Dimensiones de la migración en Colombia. - Felipe Aliaga Sáez - Страница 16
Inmigración 1926-1965
ОглавлениеDurante este subperíodo, el stock de inmigrantes, reflejado en los cuatro censos correspondientes, cuyos resultados se presentaron en la tabla 1, mostró tendencia al crecimiento, aunque descendió entre 1938 y 1951.
Al contrastar los saldos anuales (tabla 6) con las variaciones intercensales (21177 de 1928 a 1938; -9459 de 1938 a 1951; 27094 de 1951 a 19647), afectadas no solo por las entradas y salidas, sino también por la mortalidad, se observa que los órdenes de magnitud (centenas o pocas decenas de miles) y las tendencias de los saldos parecen, a primera vista, consistentes con los que se requerirían para que ocurrieran tales variaciones.
No obstante, es claro que los saldos subestiman la contribución de los ingresos y egresos a los cambios de stock, que podría deberse a dos circunstancias: los subregistros de entradas y salidas y al hecho de que los nacidos en el exterior que se nacionalizan no son tenidos en cuenta como extranjeros en los registros migratorios, o sea que se está frente a dos categorías cercanas pero distintas. En tales condiciones, podrían redefinirse los saldos migratorios como una cota mínima de las variaciones de los stocks, con los mismos órdenes de magnitud de estas.
Tabla 6. Colombia, saldos migratorios anuales de extranjeros (entradas menos salidas de no nacionales colombianos), 1926-1965
Fuente: elaboración propia a partir del Anexo 2.
La Gran Depresión, iniciada en 1929 y continuada durante la década del treinta, así como la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) tuvieron manifestaciones globales, incluso migratorias, que afectaron los flujos y stocks de extranjeros en Colombia, cuyas variaciones podrían explicarse, en buena medida, por la dinámica de ambos hechos, particularmente del segundo.
Con referencia a la guerra y al ascenso del nacional socialismo asociado a ella, cabe decir que la persecución de los judíos por el nazismo en Alemania y su continuación en los países ocupados hizo que muchos de ellos y otras personas de esos países emigraran a territorios que consideraban seguros, incluso a Colombia. Avanzada la guerra, al entrar Estados Unidos, Colombia se alineó en el bando de los Aliados, estableció restricciones importantes a la inmigración y definió medidas de vigilancia y control sobre los inmigrantes de los países del Eje (Alemania, Italia y Japón) y sus “simpatizantes”, que obligaron o indujeron a la salida del país de muchos europeos.
Enfocando la mirada en los alemanes, Biermann, con las cifras de los anuarios, mismas fuentes de nuestros saldos, contrastadas con otras, incluso alemanas, presenta la siguiente narrativa de lo ocurrido con ellos en Colombia en la época referida, que se refleja en la figura 3:
El año de mayor afluencia de inmigrantes alemanes es 1938 […]. A partir de 1939 el número desciende […]. Es de suponerse que la marcada disminución de inmigrantes alemanes que comienza en el 39 se debe a una muy fuerte restricción al número de permisos de entrada al país. Además, es el año del estallido de la Guerra. En 1941 se proclama la ruptura de relaciones diplomáticas entre Colombia y el Tercer Reich lo que da comienzo, en 1942, a la expatriación de muchos alemanes […]. Debe observarse, además, que 1943 es el año en que se declara el estado de beligerancia entre la Alemania de Hitler y Colombia… (2001, p. 75)
Figura 3. Colombia, saldos migratorios anuales de nacionales alemanes, 1926-1955
Fuente: elaboración propia a partir del Anexo 2.
La narrativa puede complementarse con la vinculación de italianos y japoneses, con extractos de Sanmiguel (2006, p. 90):
Sobrevino el ataque aéreo a Pearl Harbor y luego la Guerra del Pacífico, lo que afectó a los japoneses que estaban viviendo en los países extranjeros. Colombia rompió relaciones diplomáticas con Japón un día después de lo ocurrido en Hawai. Las reuniones de los de Barraquilla se terminaron, puesto que quedó prohibido que se reunieran más de tres japoneses. Los habitantes del Valle del Cauca perdieron la libertad de movimiento sin el salvoconducto expedido por la Policía. Colombia permitió la repatriación de todos los funcionarios de la Legación japonesa y de otros residentes a través de los Estados Unidos. […] Algunos de los inmigrantes de la colonia El Jagual y otros pocos de Barranquilla fueron detenidos y trasladados al Hotel Sabaneta en Fusagasugá. El hotel fue convertido en un campo de internamiento para los ciudadanos alemanes, japoneses e italianos hasta que terminó la guerra en Europa y Asia. Los últimos en abandonar el lugar de detención, de la cual tuvieron que pagar los gastos de hospedaje y alojamiento, fueron los japoneses. El 6 de septiembre de 1945, cuatro días después de que el General MacArthur aceptara la declaración formal de la derrota de Japón, los dejaron en libertad.
En suma, para los japoneses residentes en Colombia, la guerra no significó otras cosa que sufrimientos, separación de las familias y dificultades económicas. El cierre del crédito y las transacciones bancarias, la congelación de sus bienes y la inclusión de sus nombres en la llamada lista negra, significó pérdidas de lo que con tanto esfuerzo y sacrificio habían alcanzado con su trabajo. En algunas partes les negaron hacer las compras y en las calles les profirieron palabras ofensivas.
Algunas normas de control sobre poblaciones extranjeras, que incluían administración fiduciaria de sus bienes por parte del Estado, como los decretos 59 y 147 de 1942, no hacían referencia solo a naturales del Eje, sino a “los nacionales de las siguientes naciones y de sus colonias y territorios bajo mandato: Alemania, Italia, Japón, Polonia, Checoslovaquia, Austria, Bélgica, Holanda, Francia, Dinamarca, Noruega, Luxemburgo, Yugoeslavia, Grecia”, incluyendo, así, los países europeos ocupados por Alemania, con lo que el número de inmigrantes afectados se ampliaba.
También podría relacionarse, aunque en menor medida, la guerra civil española (1936-1939) y la inmigración de refugiados europeos de la guerra mundial, gestionada por el Comité Internacional para las Migraciones Europeas (CIME), hoy OIM, al cual Colombia anunció formalmente en 1953 su disposición de adhesión (Mejía, 2011). Se ha estimado que, entre febrero de 1952 y marzo de 1974 (ya en el subperíodo siguiente), llegaron, con la intermediación del CIME, 7094 profesionales y técnicos europeos con sus familias, 40.8 % españoles (Rueda et al., 1974).
Cabe resaltar que el Decreto 1697 de 1936, aclarado por el 398 de 1937, al nombrar las nacionalidades de quienes podían ingresar a Colombia, con el cumplimiento de algunos requisitos, estableció, en la práctica, restricciones para las no mencionadas, entre las cuales estaban: búlgaros, estonios, griegos, letones, lituanos, polacos, rumanos, rusos, turcos, libaneses, sirios, palestinos, chinos, marroquíes, egipcios, árabes, filipinos y mesopotámicos, de los cuales se contabilizaron 15.631 en el censo de 1938 (Colombia, 1942).
Figura 4. Saldos promedio anuales positivos, por territorio de nacionalidad, y contribución acumulada a la inmigración total, 1926-1965
Fuente: elaboración propia a partir del Anexo 2.
Al ordenar en un diagrama de Pareto los valores medios (positivos) de los saldos por nacionalidad de los inmigrantes durante todo el periodo, se tiene la contribución media de cada país y el acumulado porcentual en la curva (figura 4). En este caso, se destaca que España, Venezuela, Ecuador y Norteamérica (mayoritariamente Estados Unidos) aportaron cerca del 50 %.
Los stocks de los que conocemos la distribución por sexo muestran una creciente participación femenina: 42.6 % en 1938; 43.9 % en 1951; y 45.5 % en 1964 (Anexo 1). Pero con diferencias importantes por nacionalidades, entre las que se destaca, por lo baja, el caso de Italia (figura 5), que se mantendrá, como se verá adelante, hasta el censo de 2005.
Figura 5. Colombia, participación porcentual de las mujeres dentro de la población censada nacida en el exterior, 1951 y 1964
Fuente: elaboración propia a partir de datos de Anexo 1.
En la tabla 7 se evidencia una paulatina e importante interiorización de la inmigración, a costa de la pérdida del predominio de las áreas costeras del Atlántico, próximas a los puertos marítimos de entrada y de Norte de Santander, proceso que, entre otras circunstancias, debió ser favorecido por el desarrollo de la aviación comercial y la facilitación de la llegada al centro del país. Bogotá/Cundinamarca, Valle y Antioquia, concentran en 1964 la mitad de los nacidos en el exterior.
Tabla 7. Colombia, distribución porcentual de inmigrantes censados, por departamento de residencia, según división administrativa actual, 1938, 1951 y 1964
Fuente: elaboración propia a partir de Colombia (1942, 1954 y 1967).