Читать книгу Dimensiones de la migración en Colombia. - Felipe Aliaga Sáez - Страница 25
La urbanización y el desarrollo como factores de atracción
ОглавлениеLa década de 1960 y los primeros años de 1970 fueron periodos de estímulo a la industrialización, desarrollo de infraestructura, fomento del comercio internacional y mejoramiento social y económico. También mejoraron las condiciones de vida de las familias, se incrementó el empleo, se amplió el acceso a la salud y a la educación, y se facilitó la adquisición de vivienda. Sin embargo, las mejoras se concentraron en unas pocas regiones y ciudades que se consolidaron como principales focos de localización de las actividades económicas. Por otro lado, las extensas regiones de la costa pacífica y los llanos orientales estaban totalmente aisladas del interior y excluidas de los procesos de desarrollo. Siguiendo lo anterior, los principales centros urbanos tomaron protagonismo, mientras que los factores de expulsión continuaban en el sector rural y en la mayoría de las regiones del país. Estas características dan cuenta de que, para los periodos mencionados anteriormente, se presentó un proceso migratorio en el país, caracterizado principalmente por el movimiento de la población rural a los centros urbanos. Martínez (2006) afirma que el proceso de urbanización y la transformación demográfica experimentada por el país están indudablemente interrelacionadas.
Ahora, en cuanto a los datos de las instituciones mencionadas en el inicio, se deben considerar las siguientes estimaciones: de acuerdo con proyecciones del DANE, entre los años 1985 y 2015, 2.749.050 personas migraron a las ciudades. En especial, Bogotá fue la ciudad que recibió históricamente más migrantes internos en el país, según las estimaciones, en ese periodo llegaron a la capital 880.597 personas. Es decir, que a la ciudad llegó aproximadamente el 32 % de los 2.749.050 migrantes calculados en los últimos 30 años a 2015. Según una investigación realizada por Javier Ruiz (2015), de la Universidad Autónoma de Barcelona, la capital del país se convirtió en un centro de acogida de los migrantes internos a finales del siglo XX debido al crecimiento de las grandes urbes y a varios factores sociales, económicos, geográficos y de infraestructura1.
La urbanización en Colombia habría sido, entonces, como en Latinoamérica, un efecto territorial de la acumulación capitalista en una relación de dependencia económica entre el centro (países desarrollados) y la periferia (países en desarrollo). Con esto, la penetración del capitalismo en el campo (agricultura comercial) y el estancamiento de las estructuras agrarias de minifundio y latifundio no permitían que la superpoblación fuera absorbida por el campo, provocando las migraciones y la acumulación urbana (Jaramillo, 2007).
Según Cardona (1968), en Colombia el inicio del proceso de urbanización coincidió con el desarrollo de una situación de violencia política en el campo, sin embargo, no fue un factor relevante de migración hacia las grandes ciudades y, más bien, aquellos habitantes rurales que se veían obligados a desplazarse por razones de inseguridad, si no estaban motivados a migrar a una ciudad grande, lo hacían a conglomerados urbanos intermedios, donde adquirían alguna seguridad y su situación socio-cultural continuaba similar a la del lugar de origen.
Además, independientemente de las razones que motivaban a las personas a abandonar su lugar de origen, era de esperarse que migraran a una región desarrollada industrialmente, urbanizada y con altos niveles de educación. Tal decisión dependía no tanto de las razones que producían la emigración sino, más bien, de las condiciones que ofrecía el sector de destino.
De esta forma podemos ver que los migrantes internos son protagonistas del desarrollo de las grandes ciudades, adicionalmente en su mayoría son población que se encuentra en edad activa, lo cual permitiría impulsar factores económicos. Según el análisis de Torre & Giorguli (2016), quienes diferencian entre los patrones de migración interna y los destinos internacionales, concluyen que durante las etapas más tempranas de la vida (adolescentes y adultos iniciando sus trayectorias laborales) es más común la migración interna, mientras que la migración internacional aparece más como un recurso en etapas laborales posteriores (después de los treinta años).