Читать книгу mis humores - Fernanda del Monte - Страница 19

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Buscamos ser perfectos. O más bien, buscamos dejar la deformidad real. Nos pensamos diferentes a lo que somos. Nacemos deformes y morimos de la misma manera. Somos una especie de monstruos que guardan en su sonrisa y sus lágrimas lo bello de ser humanos, y aun así pasamos la vida intentado dejar atrás la infancia, la malformidad, la enfermedad y el sufrimiento. Somos seres que nunca aceptamos nuestra naturaleza, quizás por eso hemos inventado que hay ángeles de los que somos descendientes. Pero los fluidos en nosotros nos definen, de forma científica o chamánica. De forma psicológica o psiquiátrica. Los fluidos son inaprensibles y aun así fundamentales. Ya sean vistos desde la perspectiva médica actual, su estudio sigue siendo un foco de atención, antes y ahora. Podríamos comenzar entonces por la sangre, líquido entre viscoso y amorfo, entre pesado y ligero, entre vivaz y mortal.

Todo esto para entender en realidad algo de lo que no hemos hablado hasta ahora de forma limpia: el ser humano es un ser sufriente, ya sea cuando enferma o cuando tiene salud. El dolor y el sufrimiento se relacionan de una forma compleja con la enfermedad y, por lo tanto, con la vida y la muerte de los seres humanos. Hemos pasado toda la historia de la humanidad peleando y haciendo guerras y buscando la forma de dejar de sufrir; una paradoja. Quizás el sufrimiento y la guerra sean los dos grandes temas de nuestra civilización, de ahí se han desarrollado las formas de pensamiento, las relaciones sociales, políticas y económicas, así como la relación con lo divino y lo pagano, con la medicina y con la búsqueda estética, la poesía y la palabra.

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