Читать книгу Temporada con los muertos - Fernando Ángel Lara - Страница 12
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Al terminar de recibir su consejo, me despedí de Don Cuervo, agradeciendo su hospitalidad y aguantándome las ganas de mentarle la madre por la infección que había contraído en su baño. Al estar de nuevo en el exterior, el sol rabioso seguía escupiendo su ardor a la tierra. Por suerte había llenado la botella de agua en la casa del viejo y comencé a beberla. Satisfecho por las nuevas páginas que tenía por delante, inicié mi peregrinar de vuelta.
Pese a estar consternado por la infección, el consejo acerca de Astrid me estrujaba el cerebro, el pecho, el estómago… y el pito. La cabeza de abajo desconoce siempre las preocupaciones de la cabeza de arriba, o sí las conoce, pero le valen madre. Es él, el ser más egoísta que existe en la faz tierra, sólo piensa en su beneficio propio, valiéndole madre las consecuencias.