Читать книгу Otro - Ferny Kosiak - Страница 10

Salto de efecto visual suspendido donde el bailarín hace un movimiento de una pierna en el aire, parecido al golpeo a una pelota, hace una pausa en el aire y desciende ligera y suavemente.

Dos días después, nuestras teorías comienzan a hacer agua. Descubrimos que de alguna manera Él sigue viviendo en su tiempo pero también en el mío. Lo sé por sus cambios de humor. Él no me dice nada. Yo intento contenerlo a través de palabras simples, de decirle que todo mejorará. Trato de no contarle por lo que va a pasar, dejo que lo transite solo. La mierda de esa etapa es algo que nos hará fuertes.

En la semana, hay días en que regreso a un departamento vacío en el que Él reaparece de la nada, sin la necesidad de abrir ninguna puerta. No sé dónde estuvo ni qué hizo. Me cuenta que cuando camina por el pasillo, hacia el ascensor, accede a su tiempo, a su vida. Que los días que estuvo encerrado en el departamento no significaron nada en su tiempo. Hay una metafísica a la que no podemos acceder.

Decidimos hacer un experimento. Caminamos hasta la puerta de entrada, la abrimos, caminamos lentamente por el pasillo que se ilumina de pronto y veo cómo el Otro empieza a desvanecerse, cómo se vuelve borroso, cómo se transforma en jirones. Volvemos unos pasos y todo vuelve a la normalidad. Él vio que me pasaba lo mismo. No podemos compartir el afuera. No buscamos más explicaciones. Me jura que acaba de comprar una bolsa de frutas y verduras en la esquina pero que ahora han desaparecido.

El jueves pasado, intentamos una nueva exploración. Intentamos lo obvio. Jugó a la lotería después de que yo buscara en Google los números ganadores del día que Él me juraba que era allá afuera, más allá de los límites compartidos. Nada. Decidimos no buscar más explicaciones, no pensar más en aquello que nos excedía.

En su tiempo, nuestro ex ya le debe haber dicho que no a todas las súplicas que le hicimos. El Otro lo disimula bien pero sé que hay escondida, debe haber escondida, una mezcla de odio hacia la negativa, hacia sí mismo, unas ganas de llorar incontenibles, la necesidad de gritar todas las puteadas posibles desde una terraza, hacia el mundo, hacia Él, hacia nosotros.