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ОглавлениеPalabras para Almendros
Ya tenía yo noticias de ese rebrote de interés por las técnicas Freinet en Valencia. Me informó Freinet cuando estuve dos días en su casa, unos meses antes de su muerte. También me habló de ello M. Bertrand, su colaborador.1
Amigo Herminio Almendros:
¿Por qué, ahora, el libro? Qué mejor oportunidad para la aparición de este texto, que se había de publicar en 1976 y que por causas diversas quedó guardado en una carpeta, que ahora, en el quincuagésimo aniversario de tu visita a Valencia en 1970. Así pues, he retomado sus páginas y quiero dejarlo terminado para posibles lectores.
Con la calma de los ochenta y tres años y el tiempo que me queda por mi confinamiento a causa del coronavirus, he terminado la obra. Emprendo el camino de destacar y recordar tus consejos, notas, artículos, junto con las cartas de tu esposa, María Cuyàs, las de tu hijo Néstor y también las de algunos de tus amigos, como Julián Caparrós, Antoniorrobles, Francisco Alvero, R. Costa Jou, J. Blat Gimeno, Josep Alcobé y otros…
Comencé el proyecto de este libro en 1975. En el transcurso del tiempo aparecieron otros documentos que desconocía, y por ello ahora vienen a completar aquella primera narración. Entre ellos me gustaría señalar tres publicaciones tuyas: una, el Diario 1939-1940, testimonio del sufrimiento de la derrota republicana y el exilio; otra, tu declaración sobre lo sucedido en la programación de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, que dejaste a tus hijos y que fue editada en Cuba y presentada por tu hija María Rosa con el título La Escuela Moderna, ¿reacción o progreso? (1985); y, también, el folleto Cuba: pedagogía y sectarismo (1986) que escribió tu hijo Néstor, con el que mantuve correspondencia y alguna llamada telefónica. De estos temas también tuve ocasión de hablar con tu hijo Sergio en nuestro encuentro en Almansa en 1998. Una larga historia que tuvo un desenlace no amistoso entre los hermanos, algo que siempre he lamentado. Amigo Almendros, ahí va mi obra, con todos los recuerdos e ideas de un amigo y compañero en este «bracear» en el oficio de maestro.
1. Carta de Herminio Almendros a Ferran Zurriaga (F. Z.), 11 de diciembre de 1967.