Читать книгу A la sombra del asombro - Francisco Claro - Страница 7

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Prefacio

En una de esas inolvidables correrías en bicicleta por las colinas de Algarrobo, localidad cercana a Santiago, le pregunté a un buen amigo que suele acompañarme, “si leyeras un libro de física, ¿qué debería contener?”. Desde hacía algún tiempo me interesaba la pregunta y quería una opinión. Pensaba yo que me diría “el rayo láser” o “el átomo” o quizás, “el Big Bang”. Reflexionó un momento y luego me dijo, “Mira, lo primero sería que explicaras qué es la física”. Su respuesta me dejó completamente descolocado. ¿Cómo se pueden escribir 200 páginas para explicar qué es la física? No soy filósofo. Además, soy de pocas palabras y me siento más cómodo con las matemáticas que con el lenguaje. ¿Qué hacer?

En andanzas posteriores hice varios intentos por conversarle de distintos temas de la física, buscando diferentes enfoques, diferentes ejemplos, diferentes estilos, siempre tratando de interesarlo y observando sus reacciones. La tarea era ardua porque notaba que las mismas palabras lo echaban todo a perder. Son a menudo tan técnicas y a más de alguno le traen malos recuerdos de la época de estudiante cuando quizás “odiaba la física” o era un suplicio enfrentarse con un problema de presión en gases. Recuerdo a mi sobrina Paz estudiando con su amiga Vesna para un examen y memorizando la ley de Boyle diciéndose mil veces, “Paz y Vesna No Tienen Remedio” (la ley se escribe pV=nTR).

Por esos días el encuentro casual con un amigo y colega de trabajo en la universidad, me obligó a aterrizar la inquietud. “Escribe un libro que pueda entender cualquiera”, me propuso. Además de mis cursos especializados habituales, llevaba yo ya algún tiempo dando esporádicas conferencias para no especialistas. También, aparte de mis escritos técnicos, tenía uno que otro artículo en revistas de divulgación. Sentí entonces que mi amigo me lanzaba el desafío de realizar un esfuerzo más substancial y global, y no pude resistir la tentación de enfrentarlo. Este libro es el producto de haber caído en esa tentación.

Al escribirlo, parto de la base que todos nos hacemos preguntas. Supongo que el asombro ante la belleza natural ha marcado momentos de nuestras vidas. Imagino que algunos se han detenido ante la experiencia para reflexionar y buscar explicaciones. Pienso que unos y otros sólo nos diferenciamos en la atención que prestamos a nuestros “¿por qué?”, en el tiempo que le dedicamos a su estudio y al intento de convertirlos en “Porque…”. Pero todos, alguna vez, nos hemos preguntado qué es lo más pequeño que existe, cómo funciona el láser, o por qué el Sol calienta. Mi intención es tocar esas preguntas y darles un poco de tiempo a través de la lectura. Es que nos detengamos unos minutos a la sombra del asombro.

Tratando de complacer a mi compañero de paseos en Algarrobo y los que, como él, quisieran saber qué es la física, procuro mostrarlo sin decirle al lector que le hablo de esta rama de la ciencia para que sus prejuicios no lo estorben. Sin embargo, mi esperanza es que una lectura completa del libro muestre un panorama de la manera como los físicos interpretamos hoy el mundo. Tenemos una manera de ver las cosas influida por largos años de estudio, en que se combinan las matemáticas y la reflexión sobre la naturaleza. Es una mentalidad especial, entrenada en el uso de una mezcla de intuición imaginativa y rigor intelectual. Cuando observo algo que no entiendo, tengo la tendencia natural a buscarle una explicación inmediata. Los conocimientos de matemáticas y de física acuden entonces en mi ayuda y llenan una especie de caja de herramientas a mi lado para construir la teoría. A veces no sirven demasiado, pero suelen también ayudar. Si lograra en estas páginas transmitir algo de esa manera de pensar, me sentiría contento. Quizás el mundo material no sea como lo vemos. Pero hasta la fecha nadie ha encontrado una manera mejor de entenderlo y por eso vale la pena conocer algo del lenguaje y de los conceptos que dominan la física de hoy.

El ideal sería tener una varita mágica que despertara inquietudes y preguntas dormidas. Pero sé que cuesta mantener la atención del lector en estos temas, y me siento obligado a pedirle que acepte explicaciones algo áridas a veces, o un vocabulario nuevo que necesito ir desarrollando para que nos podamos comunicar. Lo que aquí presento es un panorama global, como un rápido paseo guiado por un museo, sin detenerse demasiado en ningún cuadro en particular. He incluido tópicos que no se encuentran en libros similares, y dejado fuera otros que ya están demasiado cubiertos. Para ilustrar conceptos a menudo menciono números, los cuales deben entenderse siempre como cifras aproximadas solamente. Aparte de informar, ojalá estas líneas estimulen la reflexión en torno a la experiencia diaria con las cosas que nos rodean. El mundo es extraordinariamente diverso y el comportamiento de las cosas nos deja a menudo perplejos. ¿Cómo no observarlo, cómo no detenerse ante tanta belleza, unidad, armonía? Ignorarlo es como jamás haber leído un libro o escuchado música. Se puede sobrevivir así, pero se pierde demasiada riqueza y satisfacción espiritual.

Cuando le conté a un visitante alemán que planeaba hacer un libro sobre toda la física, me preguntó en cuánto tiempo lo iba a escribir. Le dije que en cinco meses, a lo que respondió “serán cinco años”. Me imaginé entonces a Mozart escribiendo la Flauta Mágica en diez días, y luego pensé cuán distante estoy yo de ser un Mozart, de escribir a toda velocidad sin cometer errores, de producir algo genial… Qué depresión. Traté de zafarme con todas las argucias imaginables, pero siempre mi interior dijo ¡No!, hay que hacerlo. Y rápido. El desafío ya lo había aceptado y tenía que cumplir. Me puse un horario de trabajo en las mañanas y poco a poco, golpe a golpe, fueron saliendo palabras, ideas, conceptos. El resultado no es una pequeña serenata diurna mozartiana ni nada que se le parezca, pero ha quedado el tema cubierto.

El libro está pensado para leerse de corrido, más como un relato liviano que como un texto de física. Los temas tratados son tan vastos y diversos que necesariamente los recorremos sin intentar profundizarlos. Quien desee adentrarse en los detalles encontrará una guía en la bibliografía indicada al final del libro, seleccionada teniendo en mente lectores que prefieren no entrar en el lenguaje matemático. También se ha incluido un glosario, y un índice temático que permite ubicar rápidamente en el escrito algún concepto particular. El apoyo de esa inmensa biblioteca contenida en internet es un valioso recurso para complementar esta lectura.

Agradezco el apoyo constante y comprensivo de mi esposa Isabel, de mis hijas Alejandra y Magdalena, y de mi hijo Sebastián. Cada uno me entregó algo valioso a su manera, que aprecio infinitamente. Agradezco también a Bruno Philippi por empujarme a esta aventura, a Carlos Friedli por abrirme los cofres de su informadísimo e inagotable intelecto, a Jorge Alfaro y Hernán Quintana por corregirme en áreas en que saben muchísimo más que yo, a Gisela Hertling y Roberto Musa, por leer pacientemente cada palabra del manuscrito (y sugerirme sin cuenta correcciones).

También expreso mi gratitud a Zdenka Barticevic, Cecilia García Huidobro, Juan Antonio Guzmán, Douglas Hofstadter, Leopoldo Infante, Marcelo Loewe, Nicolás Majluf, Karl von Meÿenn, Mónica Pacheco, Gustav Obermeir, Jorge Ossandón, Julio Retamal, Arturo Reyes, Carlos Rivera y Cristóbal Sánchez, quienes contribuyeron de una u otra manera a lo bueno que pueda contener este libro. Lo malo, es de mi entera responsabilidad.

A la sombra del asombro

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