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Conocer al cachorro para elegirlo bien
La elección del cachorro

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La elección del cachorro significa el inicio de una relación con un ser vivo que, a partir de ese momento, pasará su vida junto a nosotros. Es una decisión importante, que debe ser valorada y para la que deben tenerse en cuenta muchos factores.

Las motivaciones

Un propietario sensato debe tener presente las motivaciones que lo llevan a decidir la compra de un determinado animal.

Se puede querer un perro para:


1. Tener a alguien a quien canalizar el deseo de dar y recibir cariño.

2. Establecer un contacto directo con el mundo animal.


En la elección del cachorro hay que tener en cuenta muchos factores. (Fotografía de Balistreri)


3. Obtener un compañero para personas solas o para un niño.

4. El deseo de rescatar a un ser vivo de la perrera, o salvarlo de la eutanasia.

5. El deseo de criar un perro de una raza concreta.

6. Participar en muestras caninas.

7. Seguir la moda, es decir, poseer un perro que los amigos envidiarán.


Son muchas las razones para compartir la vida con un perro, unas más nobles, otras menos: lo importante es ser sincero con uno mismo y renunciar si no se está convencido de lo que se hace.

Toda la familia debe ponerse de acuerdo

Además de saber claramente el motivo que nos ha inducido a adoptar un perro, es importante que la elección satisfaga a todos los miembros de la familia. Si no se está de acuerdo con la necesidad de tener un animal en casa, si uno quiere un perro de raza grande y otro lo quiere pequeño, si uno quiere que sea de raza y otro lo prefiere mestizo, si uno cree que debe ser educado y otro considera que tiene que vivir siguiendo su instinto, si uno es partidario de tenerlo dentro de casa y otro en el jardín… Por ello, es fundamental tratar el tema en familia y buscar un compromiso que contente un poco a todos, para estar en condiciones de acoger al cachorro en un ambiente tranquilo.

La raza

La elección de la raza debe tener en cuenta algunos factores:


* La valoración estética: debemos escoger la raza que más nos guste o, en el caso de un mestizo, que tenga un aspecto que nos resulte agradable, pero sin olvidar el carácter.

* El uso que se le va a dar: si queremos un perro de guarda, deberemos orientarnos hacia razas grandes, fieles y obedientes. Es preferible seleccionar las más conocidas y empleadas para esta función; si nos decantamos por una raza menos conocida, es fundamental informarse sobre sus aptitudes (defensa, utilidad, pastor, caza, etc.) y el uso al que se destina en su país de origen.

* El lugar en donde deberá vivir: por ejemplo, no es aconsejable un perro de pastor en un piso, porque estas razas necesitan espacios abiertos para moverse.

* El tiempo que podremos dedicar a su higiene: si trabajamos todo el día y disponemos de poco tiempo no deberemos elegir razas de pelo largo, que deben ser cepilladas diariamente.

* La composición del núcleo familiar: si tenemos niños pequeños escogeremos una raza paciente y con tendencia a la sumisión.

* El dinero que podemos gastar: los perros de raza son caros, no olvidemos este aspecto.

* El tiempo que podremos dedicarle: los perros, y esto es válido para todas las razas, son animales sociables, que viven en grupo y colaboran entre sí; por esto es fundamental dedicar tiempo a nuestro amigo de cuatro patas. No basta con llevarlo a pasear cinco minutos tres veces al día, sino que hay que jugar con él y encontrar la manera de hacer que participe en nuestra vida.


Hechas estas premisas, ya se puede considerar qué raza se adapta mejor a nuestras exigencias familiares. Respecto a las actividades físicas, hay razas más sedentarias que otras, o que, debido a su talla, pueden hacer ejercicio en casa. Otras necesitan correr al aire libre (perros de caza, de pastor, etc.); antes de elegir la raza conviene informarse sobre sus aptitudes y sobre el uso al que está destinada, para saber cómo repercutirá en términos de tiempo la llegada de nuestro nuevo amigo.

Para facilitar la elección hemos elaborado dos clasificaciones que agrupan las distintas razas de perros según sus cualidades psicológicas. La primera es el resultado de un estudio llevado a cabo por dos especialistas americanos en comportamiento animal, Benjamin y Lynette Hart, que clasificaron 56 razas caninas (las más conocidas en Estados Unidos) pidiendo a 48 veterinarios y 48 jueces sus opiniones respecto a trece comportamientos típicos del perro, como el dominio sobre el dueño, la predisposición a la guarda, etc., cuyas respuestas finalmente ordenaron en tres categorías: la agresividad, la reactividad y la predisposición al adiestramiento.


1. Agresividad muy alta – reactividad muy baja – predisposición al adiestramiento muy baja: pastor alemán, dobermann, rottweiler.

2. Agresividad muy alta – reactividad alta – predisposición al adiestramiento media: fox terrier, teckel, chihuahua, schnauzer, scottish terrier.

3. Agresividad alta – reactividad baja – predisposición al adiestramiento baja: san bernardo, dálmata, dogo alemán, boxer, lebrel afgano.

4. Agresividad media – reactividad alta – predisposición al adiestramiento muy alta: caniche toy, caniche pequeño, caniche, springer spaniel.

5. Agresividad media – reactividad alta – predisposición al adiestramiento baja: pequinés, cocker spaniel, setter irlandés, beagle.

6. Agresividad baja – reactividad baja – predisposición al adiestramiento alta: labrador, golden retriever, terranova.

7. Agresividad muy baja – reactividad muy baja – predisposición al adiestramiento baja: bobtail, baset.


Para más detalles sobre este estudio, aconsejamos la consulta del texto de los doctores Hart que figura en la bibliografía.

La segunda clasificación fue elaborada por Stanley Coren, un investigador americano que tomó en consideración tanto la inteligencia relativa al trabajo como la obediencia de un centenar de razas. Puesto que, debido a su extensión, no es posible resumirla, remitimos al lector que tenga interés en consultarla al texto que figura en la bibliografía.

El sexo

Una vez elegida la raza, el siguiente paso es decidir el sexo, ya que machos y hembras tienen sus ventajas e inconvenientes.


* La hembra es más afectuosa y dócil; normalmente no tiende a ser dominante y no se escapa en época de celo o para vagabundear. Es la opción obligada para quien quiere dedicarse a la cría. En cambio, la hembra presenta inconvenientes ligados a su ciclo sexual: las pérdidas de sangre durante el celo, la aglomeración de «aspirantes» al cortejo cuando sale de paseo, las falsas gestaciones y las diferentes patologías uterinas y mamarias.

* El macho tiende a escaparse y a comportarse como un individuo dominante, es excelente para la guarda, y un poco menos para la compañía.


Perros sueltos en una perrera


Aconsejamos a los indecisos que se decanten por una hembra, que la esterilicen y se limiten a tener un solo perro. La convivencia de dos o más ejemplares en un mismo lugar podría originar problemas, sobre todo cuando se inicia la época de celo en las hembras, y después de que el macho alcance la madurez sexual. Manejar un grupo requiere mucha experiencia y disponer de mucho tiempo, sobre todo si los animales son del mismo sexo, para controlar las inevitables luchas por el territorio y por el dominio.

Dónde comprarlo

Una vez decidida la raza y el sexo del cachorro, habrá que encontrar el criadero, el particular, la tienda o la perrera en donde compraremos o adoptaremos al animal. Si queremos un perro de raza, con genealogía, para participar en exposiciones, o simplemente para satisfacción propia, el criadero es el lugar más adecuado para comprarlo.

Para obtener más información sobre los criadores y las razas se puede acudir a la delegación de la Real Sociedad Canina Española (RSCE). Los buenos criadores dan todo tipo de detalles y consejos a los clientes potenciales, siempre que tengan la intención real de adquirir un perro y ofrezcan garantías de criarlo debidamente. Para visitar un criadero y escoger un cachorro habrá que concertar una cita con el titular, para que nos pueda atender con tiempo suficiente. Además, aprovecharemos para ver cómo tiene los animales y para conversar sobre el carácter de la raza que nos interesa.

Todo lo dicho es válido también cuando se negocia con un particular, pero en este caso las posibilidades de elección son más limitadas, ya que sólo habrá una camada. En este caso, habrá que confiar en la persona o pedir consejo a un experto (el veterinario, el criador si es el propietario del padre de los cachorros, o un cinófilo experto).

La tienda de animales es una alternativa al criadero y al particular. Tiene la ventaja de ofrecer una gran posibilidad de elección, y en ella normalmente se venden perros de razas, edades y precios diferentes. Es de lamentar que no siempre es posible documentarse sobre los padres del animal que uno se dispone a adquirir, y que, por lo tanto, se compra un poco a ciegas. Es importante tratar con un comerciante fiable, que cuide a los animales que vende, que tenga las jaulas limpias, que los proteja del sol y de las corrientes de aire y que los tenga vacunados contra las enfermedades víricas.

Normalmente, se va a una perrera cuando no importa tanto la raza y el aspecto físico del perro como el hecho de sacar a un animal de una vida solitaria y carente de afecto. Pero cuidado, se pueden encontrar perros desgraciados, abandonados sólo por egoísmo de su propietario, pero también perros con problemas de comportamiento más o menos graves.

Por consiguiente, si adoptamos un perro de una perrera debemos intentar saber quién era su antiguo propietario y pensar que el animal necesitará un periodo de adaptación a su nueva casa; durante este, deberemos ser comprensivos y estar dispuestos a entender sus problemas, pero actuando siempre con determinación en las correcciones. Si optamos por un cachorro, deberemos comprobar que haya sido vacunado por lo menos diez días antes y que no tenga parásitos intestinales.

Educar o reeducar al perro

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