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Objetivo 1

ESTABLECER LA RELACIÓN Y EXPLORAR

El Objetivo 1 tiene que ver con la construcción de los cimientos y la creación de una base sólida sobre la cual la relación de consejería pueda desarrollarse. El objetivo 1 involucra el uso de las microtécnicas relacionadas para construir la relación con el aconsejado. Esta es la tarea principal de la fase inicial de la consejería. Considera tus propias experiencias en la vida y las personas en las que has elegido confiar a lo largo de los años. Ya sea consciente o inconscientemente, rara vez nos sentamos con un extraño y revelamos nuestros secretos más profundos y oscuros antes de tantear el terreno para ver si nos sentimos seguros, oídos y entendidos. Solo porque tengas un puesto formal como “consejero” no significa que el aconsejado debe de poner toda su confianza en ti de manera inmediata. No importa el contexto o la relación anterior, todos los consejeros deben ganarse el honor de escuchar las profundidades de la historia de otra persona para cada aconsejado individual y ganar el privilegio de hablar sobre la historia de otra persona. Un consejero gana este honor y privilegio escuchando bien, mostrando respeto por la historia del aconsejado y no apresurándose en el proceso de consejería precipitándose a dar consejos o confrontar.

En la literatura de consejería, las microtécnicas fundamentales que se tratan en el objetivo 1 se conocen comúnmente como las condiciones de facilitación. Estas condiciones fueron presentadas por primera vez por Carl Rogers (1957/1992). Su descripción inicial incluía seis condiciones necesarias y suficientes para que el cambio de personalidad ocurriera en la relación de consejería (ver más abajo “Las Condiciones Facilitadoras”). Tres de estas se refieren a microtécnicas específicas. Estas técnicas funcionan para establecer la relación de consejería y comenzar la exploración con el aconsejado. Cada una de estas tres condiciones basadas en técnicas pueden encontrarse dentro de las breves descripciones a continuación, pero todas serán ampliadas directa o indirectamente en capítulos separados a seguir.

Las Condiciones Facilitadoras (Rogers 1957/1992)

1.Contacto consejero-aconsejado: debe existir una relación entre los dos, y cada persona debe percibir al otro como importante.

2.Incongruencia del aconsejado: existe una desconexión entre la experiencia del aconsejado y el ideal de sí mismo.

3.Congruencia del consejero, o autenticidad: el consejero es congruente dentro de la relación. El consejero está profundamente involucrado, no está “actuando2 como si se preocupara, y puede basarse en sus propias experiencias (autorrevelación) para facilitar la relación.

4.Aceptación incondicional del consejero: el consejero acepta al aconsejado sin juicio, desaprobación o aprobación. Esto facilita una mayor autoestima en el aconsejado, ya que puede comenzar a tomar conciencia de las experiencias en las que su visión de la autoestima fue distorsionada por otros.

5.Comprensión empática del consejero: el consejero experimenta una comprensión del marco de referencia interno del aconsejado. La empatía exacta por parte del consejero ayuda al aconsejado a creer en la aceptación incondicional del consejero hacia él.

6.La percepción de la comprensión empática del aconsejado: el consejero percibe, al menos en un grado mínimo, aceptación incondicional del consejero y su comprensión empática.

TÉCNICAS NO VERBALES

El uso de las dos primeras técnicas a las que se les da una atención especial cuando se apunta al objetivo 1 no requieren que tú como consejero digas una sola palabra. Sin embargo, se basan en tus poderes de observación tanto del aconsejado como de ti mismo como consejero.

Percibir (capítulo tres). La manera en que tomamos los mensajes enviados por el aconsejado, ya sean verbales o no verbales, es lo que entendemos por percibir. Comenzamos por percibir porque tú, como consejero, no puedes saber a lo que estás respondiendo si no lo has percibido primero. Percibir es una habilidad porque no siempre nos damos cuenta del otro y algunas veces ni siquiera “vemos” a la persona que está frente a nosotros. Esta habilidad implica aprender a hacer observaciones y ser consciente no solo de lo que el aconsejado está diciendo, sino de lo que puede estar mostrándote o diciéndote a través de sus expresiones faciales y lenguaje corporal, o en sus palabras. La habilidad de percibir consiste en escuchar, ver y sentir lo que el aconsejado comparte contigo.

Atender (capítulo cuatro). Así como utilizamos la percepción para captar los mensajes verbales y no verbales del aconsejado, atendiendo aprendemos a prestar atención a los mensajes no verbales que podemos transmitir consciente o inadvertidamente al aconsejado. En otras palabras, tratamos de vernos a nosotros mismos a través de los ojos del aconsejado con respecto a nuestros propios mensajes no verbales. Estos mensajes no verbales se comunican a través de comportamientos de atención específica que, entre otras cosas, incluyen nuestras expresiones faciales, lenguaje corporal, tono de voz y uso del espacio. Si bien la atención es principalmente conductual, es decir, centrada en comportamientos específicos expuestos por el consejero, también hay un elemento autorreflexivo para la atención, porque en última instancia los comportamientos reflejan el mundo interno del consejero. Por lo tanto, la autoconciencia de nuestros propios valores, creencias y actitudes sobre el aconsejado y su situación es esencial para que podamos interactuar genuinamente y respetuosamente con el aconsejado, tanto verba como no verbalmente.

TÉCNICAS REFLEXIVAS

El propósito de las técnicas reflexivas en el objetivo 1 es permitirte a ti, como consejero, reunir toda la información que se necesita para entender la situación del aconsejado desde la perspectiva de este. Estas técnicas se derivan de la información del aconsejado permitiéndole “poner sus cartas sobre la mesa”. Esto ayuda con el aspecto de exploración del objetivo 1.

El proceso de exploración, el segundo énfasis del objetivo 1 se basa en tres técnicas reflexivas claves: Reflejar el contenido, reflejar el sentimiento y la reflexión empática. Estas son llamadas técnicas reflexivas porque las palabras del consejero funcionan como un espejo, mostrando de nuevo al aconsejado lo que se dijo sin agregar, sustraer o interpretar el mensaje del aconsejado.

Con las técnicas reflexivas todavía estamos en la fase temprana de la consejería, en la división superior del reloj de arena, la parte más amplia y más general de la historia del aconsejado. Cada técnica reflexiva nos ayudará a movernos más hacia abajo en ese reloj de arena. Reflejar el contenido es la reflexión más impersonal y superficial, ya que se centra únicamente en los hechos de la historia del aconsejado. Reflejar el sentimiento es dar un paso más en el reloj de arena, atrayendo las emociones superficiales de la historia del aconsejado. La reflexión empática entonces conecta los sentimientos del aconsejado con el contenido de su historia, yendo un paso más allá en el reloj de arena. Si las técnicas del objetivo 1 se han utilizado bien, el consejero y el aconsejado deben tener un buen sentido de lo que el énfasis de la conversación y la relación de consejería serán. En términos del proceso de consejería, en este punto la fase inicial de consejería estará llegando a su fin, y el aconsejado y el consejero están avanzando hacia la fase intermedia.

Cada técnica reflexiva es única e importante a su manera y tiene un propósito crítico en el proceso de consejería. Tal vez notarás que tienes una tendencia natural o aptitud hacia una de estas técnicas reflexivas y, por tanto, puede que tengas problemas con otra. Eso es completamente normal y puede a menudo ayudar a informarte de la orientación teórica y el método para cambiar las estrategias que más probablemente emplearás cuando trabajes con tus aconsejados. Sin embargo, cada consejero debe de trabajar en el desarrollo de técnicas mejoradas y aptitudes en cada habilidad reflexiva con el fin de servir de verdad y beneficiar a sus aconsejados.

Reflejar el contenido (capítulo cinco). Reflejar el contenido es la primera de tres técnicas de reflexión a la que vas a apuntar específicamente en el objetivo 1. Al reflejar el contenido, el consejero está escuchando los hechos de la historia del aconsejado y resumiéndoselos de nuevo al aconsejado. De esta manera, el consejero asegura al aconsejado que los hechos, o el contenido, de su historia son entendidos.

Reflejar el sentimiento (capítulo seis). La microtécnica de reflejar el sentimiento implica profundizar en la historia del aconsejado y escuchar los mensajes emocionales que el aconsejado está directa o indirectamente comunicando.

Reflexión empática (capítulo siete). Esta habilidad final relacionada con el objetivo 1 va aún más allá en la historia del aconsejado, ya que el consejero hace un resume para el aconsejado sobre cómo el contenido y los sentimientos en su historia parecen estar conectados. En cada una de estas tres técnicas que reflejan el consejero no está haciendo suposiciones o interpretaciones, sino que está haciendo las veces de un espejo. Usando el lenguaje de las microtécnicas, el consejero refleja de nuevo al aconsejado lo que ha oído directa e indirectamente sobre la historia del este último.

EL USO DE LAS TÉCNICAS DEL OBJETIVO 1 A LO LARGO DEL PROCESO DE CONSEJERÍA

En la figura T1.1 se ilustra la relación entre los objetivos, las microtécnicas y el proceso de consejería. Las técnicas del objetivo 1 no solo son útiles al inicio de la relación de consejería, sino que son técnicas fundamentales a las que continuamente volverás a lo largo de todo el proceso de consejería. De hecho, las técnicas relacionadas con el objetivo 1 son tan críticas que cuando se trabaja con algunos aconsejados, pueden tener lugar relaciones de consejería completas y tener éxito sin pasar nunca a la fase intermedia de consejería o dirigirse a otras áreas. Esta era la idea de Rogers (1957/1992): las condiciones facilitadoras básicas son necesarias y suficientes para que ocurra el cambio personal.

Para las relaciones de consejería que avanzan a otras fases, el dominio de las técnicas del objetivo 1 es fundamental para ganar el honor y el privilegio de profundizar con el aconsejado y usar apropiadamente las técnicas relacionadas con las metas 2, 3 y 4. Si no se domina el objetivo 1 antes de pasar a otras metas, es posible que realmente se pueda hacer daño al aconsejado y a la relación de consejería.


Figura O1.1. Los objetivos, las técnicas y el proceso de la consejería

Técnicas para una consejería efectiva

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