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DEDICATORIAS

Elisabeth: A Judy Stephen—mentora, consejera y educadora rebosante de gracia, destreza y espíritu. Tú me enseñaste tanto en tu ser como en tu hacer. Estoy muy agradecidamente en deuda contigo por la impresión me dejaste en la forma en que aconsejo, enseño e involucro todo mi ser en la vida.

A mi marido, Stephen—te casaste conmigo en medio de este proyecto y me apoyaste en todo. Tú ejemplificas lo que significa ser un consejero, dejando que ese papel y los dones impregnen cada aspecto de quién eres. Estoy eternamente agradecida por lo que eres y por todo lo que encarnas como consejero, amigo y mi compañero en la vida.


Heather: La Dr. Fran White enseñó en el programa de consejería en la Escuela de Graduados de Wheaton College durante varias décadas. Su demostración de la técnica de la reflexión empática en un ejercicio de demostración en clase, conmigo actuando como aconsejada, fue tan poderosa que siempre afectó mi visión de la importancia de las técnicas que son el enfoque de este libro. Sin esta profunda experiencia, la forma en que practico la consejería, y la prioridad que doy a las técnicas fundamentales en mi enseñanza, sería muy diferente. Ciertamente, no habría participado en este proyecto de libro sin su ejemplo.


Fred: A mis padres, Virgil y Della Gingrich. Mi papá era pastor, misionero y maestro de teología. Mi mamá era la consumada esposa de pastor, que incluso tocaba el piano. Durante las décadas de su ministerio activo pasaron muchas horas a la semana “aconsejando” a las personas. Ninguno de los dos tomó cursos de consejería o de cuidado pastoral, pero ellos eran oyentes naturales y sobrenaturalmente dotados y cuidadores compasivos para cientos de fieles. Nunca me dijeron que fuese consejero, pero tampoco me dijeron que no, así que ¿qué esperaban que sucedería?

Técnicas para una consejería efectiva

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