Читать книгу Técnicas para una consejería efectiva - Fred C. Gingrich - Страница 13

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CAPÍTULO 3

¿QUÉ HAS NOTADO?

Como mirándose en el agua, el rostro responde al rostro,

Así el corazón del hombre responde al hombre.

Proverbios 27:19

Enfoque del Capítulo

TÉCNICA: percibir

PROPÓSITO: desarrollar la habilidad del consejero para captar la comunicación no verbal del aconsejado

FÓRMULA: Noto ________________ en este aconsejado

En medio de una acalorada conversación con su padre, una hija adolescente pregunta: “Papá, ¿por qué estás tan enojado?” En respuesta, el padre grita, con los dientes apretados, la cara roja y el ceño fruncido, “¡No estoy enojado!” ¿Qué mensaje piensas que creerá la hija, las palabras de su padre, que niegan cualquier sentimiento de ira, o su tono de voz y expresiones faciales, que comunican exactamente lo contrario?

Piensa en una conversación en la que notaste una discrepancia entre lo que alguien dijo verbalmente y lo que esa persona trasmitió de manera no verbal. ¿Cuál fue el resultado?

»Escribe tu respuesta

¿Recuerdas alguna situación en la que alguien con quien estabas hablando mostrara una discrepancia entre las palabras que dijo y lo que expresaron su tono de voz y lenguaje corporal? ¿Fuiste capaz de reconocer tus verdaderos sentimientos?

»Escribe tu respuesta

Ahora que has pasado algún tiempo en el capítulo dos reflexionando sobre la persona que Dios ha hecho que seas y estás empezando a tener una idea del tipo de “instrumento” que podrías llegar a ser en el proceso de consejería, es hora de comenzar a centrarnos más en las microtécnicas específicas necesarias en este viaje. Percibir es la primera microtécnica necesaria dentro del proceso de consejería. Percibir es la habilidad de entender con exactitud los mensajes obvios y encubiertos trasmitidos por el aconsejado sin juzgar, distorsionar o prejuzgar esos mensajes. Si bien percibir implica captar la comunicación tanto verbal como no verbal, en este capítulo nos centraremos en la comunicación no verbal porque los capítulos futuros ponen su punto de mira en percibir cuidadosamente el significado de palabras específicas.

Un estudio comprobado, conducido por Mehrabian (1971), mostró que las palabras representan solamente el 7% de los mensajes que la gente recibe de otros, mientras que la voz supone el 38%, y las expresiones faciales contribuyen con un asombroso 55%. A la luz de estos hallazgos, es importante que los consejeros afinen su capacidad de percibir con precisión los mensajes no verbales de sus aconsejados.


Figura 3.1. Arte frente a ciencia: Percibir

Este capítulo analizará el proceso de comunicación y los cuatro elementos básicos involucrados que contribuyen no solo a lo que se dice sino a cómo se recibe y se percibe. Ser conscientes de cómo funciona este proceso contribuirá a que el consejero pueda percibir no solo los mensajes hablados del aconsejado, sino también los no hablados, y evitar percepciones erróneas. A continuación, echaremos un vistazo a las varias vías por las que los mensajes no verbales son transmitidos y cómo identificar la subyacente solicitud de ayuda o necesidad expresada en el mensaje del aconsejado. Esta aptitud para captar los mensajes no verbales que envía el aconsejado proporciona una capacidad básica sobre la que se construirán cada una de las otras técnicas.

EVITAR PERCEPCIONES ERRÓNEAS

La capacidad de percibir depende de la aptitud del consejero para tomar los mensajes no verbales del aconsejado de una manera que no añada o distorsione la intención del aconsejado. Una manera de ayudar a evitar las percepciones erróneas es ser consciente de cómo funciona el proceso de comunicación, quiénes son los actores y las piezas que están involucradas. En una relación de ayuda, los “actores” son generalmente el consejero y el aconsejado(s); las “piezas” incluyen cualquier cosa que pueda ayudar o dificultar el proceso de comunicación. Sabiendo todo esto, el consejero puede así explicar mejor lo que está recibiendo del aconsejado y de la relación de consejería en cualquier momento dado. En la literatura sobre comunicación, se describe un modelo de comunicación que se compone de cuatro elementos distintos: el emisor, el receptor, el mensaje y el ruido, donde “ruido” es cualquier cosa que distorsiona el mensaje del emisor (Anderson y Ross, 1987). Muy a menudo la gente asume que la comunicación es unidireccional, va solamente del emisor al receptor, y que el mensaje llega al receptor exactamente como el emisor lo envió:


Figura 3.2. Mensaje unidireccional

La realidad, sin embargo, es que la comunicación no es unidireccional, sino bidireccional. En la comunicación bidireccional tanto el emisor como el receptor están desempeñando simultáneamente ambos roles. Por ejemplo, el aconsejado puede estar hablando, pero el consejero también está respondiendo a través del contacto visual, las expresiones faciales y el lenguaje corporal al aconsejado, quien a su vez está alterando su mensaje o la entrega del mensaje basado en lo que acaba de recibir del consejero. Al mismo tiempo, el consejero también está ajustando su mensaje al aconsejado y reaccionando según el mensaje recibido. Ambos participantes están enviando y recibiendo al mismo tiempo.


Figura 3.3. Mensaje bidireccional y la retroalimentación

El concepto de “ruido” también debe ser tenido en cuenta por el consejero, pues es donde las prácticas de reflexión y conciencia de sí mismo se vuelven importantes. El ruido es cualquier cosa que el emisor o el receptor experimentan o traen al proceso de comunicación que puede alterar o dificultar la entrega o recepción del mensaje. Los factores ambientales pueden ser determinantes. Sin una reflexión propia continua y una conciencia de uno mismo bien desarrollada, los consejeros pueden inadvertidamente confundir el ruido como parte del mensaje propuesto por el aconsejado, pueden descartar parte del mensaje del aconsejado como poco importante o pueden interpretar el ruido en base a sus propios prejuicios y experiencias en lugar de comprender el ruido a través de la perspectiva del aconsejado. Cada vez que tienes una conversación con alguien en donde uno de los dos dice: “Espera, yo no dije eso”, es producto del ruido, alterando el envío o la recepción del mensaje. Le corresponde al consejero ser consciente de estas barreras potenciales en el proceso de comunicación y adaptarse en la medida de lo posible.

Consideremos el siguiente ejemplo: Yo (Elisabeth), estaba trabajando con Lindsey, una aconsejada adolescente que había sufrido de abuso severo y además de eso tenía algunos retrasos de sociabilidad. La mayoría de las personas encontraron difícil trabajar con Lindsey, ya que llegaba a ser desafiante y bastante extraña en su comportamiento. Después de nuestras primeras dos citas me di cuenta de que había algo en Lindsey que me incomodaba profundamente. Mientras reflexionaba sobre todas las peculiaridades sobre la forma como Lindsey se presentaba—cómo movía los ojos, su contacto visual incongruente, su forma de vestir tan desaliñada y sus movimientos físicos exagerados—todo eso me chocó de repente: ¡Lindsey me recordaba a alguien que yo conocía que se llamaba Karen! Estuve interpretando los comportamientos de Lindsey, como habría interpretado los mismos comportamientos en Karen. En realidad, Karen y Lindsey tenían algunas similitudes en cuanto a retrasos sociales y algunos comportamientos extraños, pero los motivos eran muy diferentes en cada una de las chicas. El ruido en mi cabeza vino porque estaba saltando a conclusiones e imponiendo a Lindsey mis pensamientos y sentimientos acerca de Karen. Cuando venían de Karen, las conductas que yo percibía eran a menudo signos de pereza, desafío y falta de voluntad para asumir la responsabilidad por sí misma. Por el contrario, esos mismos comportamientos en Lindsey eran indicadores de su trauma, y ​​hablaban de lo herida que estaba, de su miedo y soledad en la vida. Una vez que pude reconocer lo que estaba sucediendo en mi interior, pude interpretar mejor el ruido que impedía que pudiera percibir adecuadamente la manera de presentarse de Lindsey pudiendo así conocerla mejor con respecto a sus necesidades como aconsejada.

¿Es el ruido solo ruidoso?

Un bebé que llora en un avión no es más que un ruido irritante para la mayoría de los pasajeros, quienes harán todo lo posible para bloquearlo. Pero para la madre del bebé, el llanto es una fuerte señal de que algo está mal y necesita atención. El ruido no es solo ruidoso, sino que es un signo de angustia. Una vez que el problema se identifica y resuelve (p. ej., se alimenta al bebé, o se cambia el pañal), el ruido desaparece.

Del mismo modo, el “ruido” que nuestros aconsejados añaden al proceso de comunicación puede ser un indicador de problemas ocultos. La teoría de consejería que tenga el consejero determinará en parte qué ruido simplemente ignorar o qué aspectos requieren un análisis profundo. Por ejemplo, un terapeuta cognitivo-conductista tenderá a enfocarse en el ruido mental, trabajando para cambiar los patrones de pensamiento que interfieren con un funcionamiento saludable, incluyendo una buena comunicación. Las teorías que se centran más en las emociones o en la experiencia subjetiva tienden a centrarse en el ruido emocional. En los círculos psicodinámicos, las respuestas emocionales que los aconsejados transmiten al consejero se denomina transferencia. Desde algunas perspectivas psicodinámicas, trabajar a través de la transferencia se considera el núcleo del proceso terapéutico, sin duda mucho más que simplemente ruido de fondo.

El ruido puede ser mental, incluyendo pensamientos sobre otras personas y eventos, o preocupaciones y expectativas con respecto a la entrevista de consejería. El ruido también puede ser emocional. Para el consejero, el ruido emocional incluiría sentimientos acerca del aconsejado (buenos o malos), sentimientos sobre el proceso de consejería, sentimientos acerca de personas o sucesos fuera de la sala de consejería, o sentimientos sobre uno mismo. El ruido mental y emocional en el consejero tiene similitudes con el concepto psicodinámico de contratransferencia al que nos referimos en el capítulo dos. La respuesta inicial de Elisabeth a su aconsejada, Lindsey, es un ejemplo de contratransferencia. Por supuesto, los aconsejados también tendrán reacciones emocionales que pueden interferir para una comunicación clara. El ruido también puede ser físico, incluyendo el ambiente y tu propio estado físico. El ruido ambiental incluye cosas tales como la temperatura ambiente, asientos, iluminación y ruidos literales, mientras que tu condición física incluye cosas como tener hambre, estar cansado, enfermo, o sentirse físicamente mal o con dolor.

Hemos creído útil para los estudiantes tomar entre treinta segundos y cinco minutos antes de entrar a una consulta de consejería para “analizarse” a uno mismo, tomando nota de las cosas que pueden añadir ruido a la conversación para que puedan eliminar todo el ruido posible en un intento de crear un ambiente donde el aconsejado pueda ser escuchado y entendido con tanta claridad y pureza como sea posible.


Figura 3.4. Nubes del mensaje bidireccional y la retroalimentación

Toma un momento para hacer una pausa. En el espacio de abajo, escribe el ruido que notas en tu mente, emociones y espacio físico en este momento. ¿Cómo puede afectar este ruido a tu capacidad de recibir correctamente los mensajes de otra persona?

Ruido mental:

Ruido emocional:

Ruido físico:

Posible efecto en la comunicación:

ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN NO VERBAL

Ser conscientes del modelo de comunicación que acabamos de describir y de cómo el emisor, el receptor, el mensaje y el ruido actúan juntos, proporciona la estructura de lo que vamos a ver a continuación. La comunicación no verbal consiste en una suma de factores, además de las palabras habladas reales, que contribuyen tanto al mensaje como al ruido en cualquier intercambio de comunicación. Incluye el cómo se usa la voz (ritmo de voz, tono, volumen e inflexión), el lenguaje corporal y el uso del espacio personal, las características físicas y la presentación personal (vestimenta, higiene, estilo). La interacción entre padre e hija descrita en las líneas iniciales de este capítulo es un ejemplo de discrepancia entre los aspectos no verbales de la comunicación y las palabras dichas.

La comunicación no verbal es crucial para el proceso de consejería porque da una idea del inconsciente del aconsejado. También sirve para confrontar o validar los mensajes verbales que el aconsejado pueda enviar. En la comunicación no verbal, se ven y se expresan a menudo los estratos de significado, se canaliza la falta de honestidad y ante todo se expresan los sentimientos. Como Mehrabian (1971) concluyó, el 93% de un mensaje se comunica de forma no verbal, por lo que se debe prestar mucha atención a lo que un mensaje no verbal podría estar diciendo.

En relación a la voz. El hecho de que algo no sea verbal no significa que sea inaudible; la percepción incluye el cómo el aconsejado dice algo, no solo qué dice. Percibir el timbre de voz, el tono, la velocidad de la voz y el uso de la inflexión todo eso se convierte en fragmentos de datos informativos que son útiles para obtener una comprensión más exhaustiva de los aconsejados y sus situaciones.

El tono de voz se refiere a si la voz de alguien es aguda o grave. Mientras que la voz de todo el mundo tiende a funcionar dentro de un rango dado, el tono dentro de ese rango puede variar dependiendo del estado de ánimo y de la intención. Además, se ha demostrado que el tono vocal influye en la percepción del receptor sobre el dominio, las capacidades de liderazgo y el atractivo del emisor (Klofstad, Anderson y Peters, 2012). Similar al tono es la entonación. La entonación tiene que ver con la actitud del emisor. Por ejemplo, alguien puede hablar con una entonación formal o jocosa. La entonación también puede a menudo comunicar la emoción oculta que el emisor siente con respecto al tema en cuestión, la persona a la que está hablando o la persona de la que se está hablando.

La velocidad de habla tiene que ver con la rapidez con la que alguien habla, ¿es la persona un hablante rápido o un hablante lento? Las velocidades de expresión de los individuos pueden ser influenciadas por su personalidad, cultura y estado emocional. Por ejemplo, las personas que están realmente emocionadas a menudo aceleran su ritmo de expresión, mientras que aquellos que están tristes o deprimidos pueden ralentizar su discurso. La ansiedad puede resultar en un discurso acelerado o lento, dependiendo de la persona. En última instancia, percibir la velocidad de las palabras en un aconsejado consiste en observar, en términos generales, cómo habla tu aconsejado y notar cuando su velocidad del habla aumenta o disminuye.

La inflexión tiene que ver con dónde el aconsejado pone el énfasis vocal dentro la oración, y dónde en cada palabra concreta, o si su tono sube o baja. Por ejemplo, para cambiar una declaración en una pregunta, el orador cambia su inflexión. Compare, “comió un sándwich para el almuerzo”, con “¿comió un sándwich para el almuerzo?” Cuando se habla en voz alta, la calidad vocal que marca una frase como una declaración y la otra como una pregunta es la inflexión. La inflexión también se puede notar cuando se hace hincapié en una o más palabras en una oración determinada. Por ejemplo, “¿Fuiste al cine con él?” Comunica un énfasis diferente al de “¿Fuiste al cine con él?” En cualquier caso, cuando el orador hace hincapié en la palabra en cursiva, elevando así su inflexión, el significado de la oración se altera.

En relación al cuerpo. La capacidad de percibir también incluye la capacidad de observar e interpretar con exactitud la forma en que un aconsejado usa o presenta su cuerpo. Esto puede incluir su uso del espacio físico, así como respuestas autónomas.

La forma en que los aconsejados usan el espacio físico es de particular importancia. Por ejemplo, ¿hablan con sus manos, expandiendo su idea de sí mismos en el espacio físico que les rodea, o parece que intentan ocupar el menor espacio posible en la habitación o en la silla? ¿Qué supones o interpretas de cómo usan su espacio: ¿Ves los gestos grandes como un signo de confianza o arrogancia? ¿Interpretas el uso reducido del espacio como timidez, inseguridad o humildad? ¿Crea la aconsejada una barrera física entre ella y el consejero al sostener una almohada, cruzar los brazos o poner muebles entre ella y el consejero como una forma de comunicar el deseo de distancia emocional o de protección? Al igual que con cualquier tipo de percepción, para desarrollar una comprensión correcta de la intención y de lo que significa el comportamiento del aconsejado, necesitas ser consciente de tus prejuicios personales, preferencias y experiencias pasadas.

Otros componentes a percibir relacionados con el cuerpo son las respuestas autónomas del aconsejado. Las respuestas autónomas son respuestas físicas que no siempre son controladas conscientemente por el aconsejado, como la dilatación de la pupila, la transpiración y el ritmo cardíaco. Las respuestas autónomas están influenciadas por los factores cognitivos, físicos y emocionales, y se conectan con el mecanismo de defensa de “pelea o escapa” (Chudler, 2014; University College London Institute of Cognitive Neuroscience, 2011). Por ejemplo, ¿se empiezan a ruborizar la cara o el pecho del aconsejado cuando habla de algo embarazoso o emocional? ¿Se dilatan sus pupilas, como si tuviera miedo, cuando habla de un suceso traumático? ¿Parece el aconsejado agitado y “espasmódico” mientras habla acerca de un hecho imputable? En póquer, los jugadores llaman a estas respuestas “tells”—comportamientos, momentos o respuestas físicas que el aconsejado suele ignorar y que reflejan una emoción esencial subyacente.

Implicaciones del diagnóstico

Si bien existe una preocupación general en la cultura más general y en las profesiones de salud mental sobre la posibilidad de que se diagnostique en demasía el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), está claro que ha sido y sigue siendo una manera muy útil de entender un complejo conjunto de síntomas, a menudo observados por primera vez en la infancia. La identificación de un niño con TDAH puede ayudar a maestros y familias a reconocer que ese niño tiene dificultad con aspectos relacionales, lo que algunos autores llaman inteligencia social (Goleman, 2006), que se consideran normales para muchos otros niños.

Una de esas funciones asumidas que otros pueden hacer sin ni siquiera pensar en ello es captar, reconocer como significativas, y utilizar señales sociales en conversaciones y situaciones sociales. Las personas simplemente difieren en su capacidad para hacer esto. Para algunas personas, las limitaciones en estas áreas superan una línea, haciéndolas diagnosticables con TDAH o algún trastorno relacionado. También hay una tendencia opuesta a la que podríamos llamar la persona sensible en exceso, un individuo que está tan pendiente de las señales sociales que es incapaz de filtrar las señales sociales más importantes de las que lo son menos. Ambos constituyen un reto en las relaciones de consejería, pero nos centraremos aquí en la baja percepción de los consejeros y los aconsejados.

Consejeros. Hay consejeros que, por la razón que sea, no son por naturaleza dados a percibir el matiz verbal y no verbal en las conversaciones de consejería. Afortunadamente, hasta cierto punto, esta es una capacidad que se puede aprender y mejorar haciendo ejercicios como los que se adjuntan a este capítulo. Sin embargo, para algunos consejeros nunca será tan fácil como lo es para otros. Si tú eres así, eso no quiere decir que no deberías ser consejero. Una estrategia simple e intencional puede ayudar enormemente: alentar a los aconsejados a que piensen en las relaciones de consejería como un tipo diferente de relación—en la que no hacemos suposiciones e identificamos lo que podría ser obvio en otras relaciones. La concreción, la aclaración del significado o la repetición de las cosas importantes pueden requerir de un mayor énfasis para un consejero que tenga más facilidad en pasar por alto las señales verbales y no verbales. Esto puede resultar en una comunicación realmente clara y es verdaderamente un buen consejo para muchas parejas y familias, que a menudo hacen demasiadas suposiciones automáticas sobre lo que el otro quiere decir.

Aconsejados: Es frecuente que los aconsejados tengan dificultad para percibir correctamente a los demás. Al menos una parte del problema para muchos aconsejados es la incapacidad de leer las señales sociales o la tendencia a interpretar mal las señales sociales. Esos aconsejados tal vez ni siquiera sean conscientes de que no están asimilando muy bien las señales sociales. En cierto modo, no tener en cuenta esta dinámica interpersonal puede ser un regalo, en el sentido de que no se agobian por cosas por las que otros podrían llegar a ofuscarse—los matices infinitos y sutiles de las relaciones complicadas. Sin embargo, con más frecuencia de la que quisiéramos, el proceso de consejería se centra en ayudar a los aconsejados a ver y escuchar correctamente lo que otros en sus vidas están tratando de comunicar, minimizar las suposiciones automáticas sobre lo que observan y desarrollar maneras de hablar de ello en sus relaciones. La relación de consejería se convierte en el laboratorio en el que se pueden aprender las técnicas de la inteligencia social.

Presentación personal. Cada uno de nosotros hace suposiciones basadas en la presentación personal de otros. Si bien hemos sido advertidos contra los estereotipos y el “juzgar por la apariencia”, todos lo hacemos—y muchas veces por razones arraigadas en experiencias pasadas. Por ejemplo, ¿qué suposiciones instintivas harías acerca de la inteligencia, el decoro y la cultura de una mujer con pelo largo, maquillaje perfectamente aplicado y un acento sureño? ¿Qué hay de un hombre al que le falta una de las paletas, tiene una “barriga cervecera” y pantalones vaqueros harapientos? La parte importante de percibir en este campo es reconocer nuestros prejuicios y suposiciones y luego proceder con cautela, dejando que el aconsejado corrobore o contradiga nuestras presuposiciones. Puede ser difícil reconocer y articular los prejuicios de uno sobre un supervisor o un compañero, ya que pueden parecer “políticamente incorrectos”, críticos o despectivos, pero es importante recordar que lo que se deja sin reflejar y no se reconoce, es lo que en última instancia se impone sobre el aconsejado. Las predisposiciones y suposiciones acerca de la presentación física de un aconsejado también pueden ser positivas, llevando al consejero a asumir rasgos y habilidades valiosas o positivas en el aconsejado sin evidencia o apoyo empírico. Tanto si nuestros prejuicios son negativos como positivos, recuerda que la capacidad de percibir consiste en entender correctamente los mensajes del aconsejado, sin añadir ni quitar.

Si bien nunca, o casi nunca, resulta apropiado compartir esos prejuicios con un aconsejado, es necesario reconocer y trabajar a través de esos prejuicios con un consejero o un profesor. Cada persona, y por lo tanto cada consejero, tiene presunciones, estereotipos, y gustos y aversiones con respecto a la presentación no verbal de otros. El consejero eficaz puede reconocer sus prejuicios y aprender a trabajar tanto con ellos como por medio de ellos.

Áreas de consideración respecto a la presentación física:

 Altura del cuerpo: ¿Qué suposiciones, impresiones o juicios haces de los hombres bajos? ¿Y de las mujeres altas? ¿Hombres altos? ¿Mujeres bajas?

 Peso corporal: ¿Qué suposiciones, impresiones o juicios haces de los hombres/mujeres que tienen sobrepeso u obesidad? ¿Qué hay de los hombres larguiruchos? ¿Mujeres delgadas? ¿Aquellos con posible cirugía plástica?

Considera los siguientes casos

Siendo completamente honesto contigo mismo, ¿qué percepciones tienes de los siguientes aconsejados? ¿Qué suposiciones haces con respecto a su inteligencia, aportación al proceso de consejería, habilidades sociales, rasgos de la personalidad, simpatía, sexualidad, logros laborales y así sucesivamente?

Jamie es una mujer de cuarenta y cinco años, un metro y medio de estatura y aproximadamente 115 kilos (sobrepeso importante según los estándares occidentales). Siempre aparece aseada, no usa maquillaje y normalmente viste vaqueros de estilo masculino y una camisa de franela abrochada con botones. Su pelo, aunque largo, es liso y despuntado, y siempre con coleta baja. Sonríe fácilmente, pero es escueta y directa al hablar, ofreciendo poca variación en el tono o la inflexión.

Basado en esta descripción, ¿te gusta Jamie? ¿Te sientes cómodo con ella? ¿Qué suposiciones haces de ella? ¿Qué te atraería de ella, y qué te haría dudar o ser aprensivo con ella? ¿En qué cambiaría tu impresión si Jamie fuese caucásica? ¿De color? ¿Latina? ¿O asiática? ¿Y si Jamie fuese varón?

Andy es un hombre de veintiocho años de edad, metro ochenta, con un físico muy tonificado, bronceado y atractivo. Su pelo siempre está perfectamente peinado, y su ropa es a la vez elegante y bien arreglada. Lleva suficiente colonia para no pasar desapercibido, pero no inunda toda la habitación con el aroma. La postura de Andy es perfecta, y parece que ocupa más espacio en la habitación de lo que su cuerpo por naturaleza necesitaría. Su rostro es serio, aunque sonríe con facilidad, y habla rápidamente.

Según esta descripción, ¿te cae bien Andy? ¿Te sientes cómodo con él? ¿Qué suposiciones haces de él? ¿Qué te llamaría la atención de él, y qué te haría dudar o ser aprensivo acerca de él? ¿Cómo cambiaría tu impresión si Andy fuese caucásico? ¿De color? ¿Latino? ¿Asiático? ¿Qué pasaría si Andy se presentara como Andrew y no como Andy? ¿Y si Andy fuese mujer?

 Ropa: ¿Qué suposiciones, impresiones o prejuicios haces de los aconsejados que se visten a la moda? ¿Y de quién se viste según las normas de un grupo marginal? ¿Los que se visten sin combinar los colores? ¿O de aquellos que visten ropa arrugada o sucia?

 Higiene: ¿Qué suposiciones, impresiones o juicios haces sobre un aconsejado cuya higiene no está a la altura de los estándares culturales? ¿De alguien que tiene el cabello siempre grasiento? ¿Y de alguien que desprende un fuerte olor corporal? ¿De quién usa colonia o perfume que es demasiado fuerte para tu gusto? ¿De quién presenta el vello corporal descuidado (un hombre cuya barba está “descuidada”, o una mujer que lleva camisetas con las axilas sin depilar o faldas con las piernas sin afeitar)?

TIPOS DE PETICIONES

Hasta ahora nos hemos centrado en percibir los aspectos no verbales de la comunicación. En esta sección nos centramos un poco en prestar atención a lo que los aconsejados están realmente pidiendo de nosotros, sean o no conscientes de lo que se esconde detrás de su solicitud aparente.

El concepto de tipos de peticiones (Gazda et al., 2005) tiene que ver con la lectura del tema general de una conversación. Dentro de cualquier conversación, el aconsejado está implícita o explícitamente haciendo uno de los cuatro tipos posibles de peticiones al consejero. Corresponde al consejero discernir apropiadamente lo que el aconsejado está realmente pidiendo y luego proporcionar una respuesta de consejero apropiada. Los cuatro tipos de peticiones de consejería y las correspondientes respuestas del consejero son las siguientes (Gazda et al, 2005, p. 51):

1 Petición de actuación acción adecuada

2 Petición de información información adecuada

3 Petición de comprensión y participación respuesta facilitadora

4 Petición de interacción inapropiada declinación cortés de participación

Petición de actuación. Una petición de actuación implica que el aconsejado quiere que el consejero haga algo activamente. La petición puede ser explícita, por ejemplo, “¿Puede prestarme un bolígrafo, por favor?” O puede ser implícita, como “No tengo una cita programada con usted la semana que viene”. En la petición implícita, el aconsejado está insinuando que le gustaría hacer una cita con el consejero, pero puede no estar seguro de cómo realizar tal petición o puede temer que la petición sea denegada. A diferencia de una petición explícita de actuación, que es fácil de identificar, una petición implícita puede sonar más como si alguien te estuviera dejando entrar en su proceso de pensamiento interno. Independientemente de cómo se haga la petición de actuación, es necesario que el consejero discierna cuidadosamente si el cumplimiento de la petición sería lo más conveniente para el aconsejado y la relación terapéutica.

Petición de información. Una petición de información no le pide al consejero que haga algo por el aconsejado, aparte de compartir su conocimiento sobre un tema en particular. Similares en muchos sentidos a una petición de actuación, las peticiones de información pueden ser formuladas implícita o explícitamente: “No sé cómo llegar al aeropuerto desde aquí” frente a “¿Puedes darme instrucciones para llegar al aeropuerto desde aquí?” A medida que continúes desarrollando tus capacidades como consejero, serás cada vez más capaz de oír y de discernir no únicamente la petición superficial que se hace sino también la necesidad oculta en dicha petición.

Petición de comprensión y participación. Es probable que la mayoría de las conversaciones de consejería estén dentro del ámbito de las solicitudes de comprensión e implicación. La mayor parte de este libro de texto está destinada a proporcionar a los consejeros las herramientas para responder a estas peticiones en formas que sean honrosas y facilitadoras para el aconsejado. Este tipo de petición puede que no suene mucho como tal, sino que más bien puede sonar como alguien que está “aireando” o compartiendo sus pensamientos en voz alta. Las peticiones de comprensión y de participación son las que más comúnmente surgen en la relación interpersonal, ya que cada individuo invita al otro a comprender mejor los pensamientos, los sentimientos y las experiencias del otro. El desafío para muchos consejeros es que, en su deseo de “ayudar a la gente”, terminan convirtiendo una petición de comprensión y participación en una petición de actuación o una petición de información, lo que inevitablemente dará como resultado que el aconsejado se sienta frustrado y malinterpretado.

Un ejemplo típico se ve en el caso de una esposa que llega a casa y comienza a quejarse con su marido sobre lo mucho que le disgusta su jefe y lo grosero o controlador que llega a ser. A cambio, su esposo, malinterpretando la petición de comprensión y participación de su esposa, comienza a ofrecer sugerencias sobre cómo la esposa podría hablar con su jefe (una solicitud de actuación) o mejorar la situación en el ámbito del trabajo. Al hacerlo, lo que el marido escuchó fue una petición de acción (respondiendo con “¿Has intentado…?”) y una petición de información (respondiendo con “Sabías que legalmente...”). En el contexto de la consejería, a menos que estés seguro de que la petición hecha por el aconsejado es para actuación o información, se debe de asumir que es una petición de comprensión y participación.

Petición de implicación incorrecta. El último tipo de petición es mucho menos atractiva o agradable para el consejero. Una petición de implicación incorrecta es cualquier petición que pida al consejero que haga o diga algo que viole las normas, la ética, las leyes o los estándares sociales en un contexto de ayuda particular. Esto también puede incluir, pero no se limita a, chismes o rumores, queja excesiva o “queja crónica”, “petición de una relación de dependencia” o “fomento de actividades contrarias al beneficio de otras personas o de la organización” (Gazda et al., 2005, p. 52).

Por ejemplo, un aconsejado podría decir algo así como, “He oído que Sara es también una aconsejada tuya. Ella y yo trabajamos en la misma oficina juntos. No sé si sabes esto acerca de ella, pero ¡ella está completamente mal de la cabeza!” Es una petición de implicación incorrecta porque se trata de un chisme e implícitamente le pide que rompa la confidencialidad sobre quién es o no es su aconsejada. Uno puede sentirse tentado a afrontar este tipo de peticiones con una objeción o refutación de algún tipo, queriendo defender a la persona (conocida o desconocida) de la que se habla. Por el contrario, también puede sentirse uno inclinado a tratar de ignorar lo que el aconsejado dijo, esperando que el silencio permita a la conversación pasar a otros temas. Desafortunadamente, el silencio también puede servir para socavar la relación entre ti y el aconsejado y puede pasivamente animar a éste a continuar tales conversaciones en lugar de evitarlas. En su lugar, las peticiones de interacción inadecuada deben abordarse directamente, pero con cortesía. En el escenario anterior, tú como consejero puedes responder con algo como, “Estas sesiones que tenemos juntos es para hablar de ti y de lo que está pasando en tu vida. No es éticamente correcto que yo hable de si alguien es o no un aconsejado mío, y no me parece que hablar de Sara sea beneficioso para los objetivos que has identificado con respecto a nuestro tiempo juntos”. Es importante recordar que la mayoría de los aconsejados saben si su petición es de algún modo incorrecta, y cuando se reorienta la conversación es probable que se sientan avergonzados. No es tu trabajo proteger a los aconsejados de sus sentimientos, pero sí el trasmitir respeto, claridad en los límites y afirmarlos a ellos como personas siempre que sea posible.

Independientemente del tipo de petición que el aconsejado haga, es responsabilidad del consejero percibir lo que le está pidiendo el aconsejado y responder adecuadamente dada la situación, la relación y el contexto de la conversación. A lo largo de este libro podrás desarrollar tus aptitudes para alcanzar este objetivo, pero por el momento es suficiente que puedas simplemente identificar el tipo de petición con exactitud.

PERCEPCIÓN, INTUICIÓN Y YO COMO INSTRUMENTO

La capacidad de percibir suele ser difícil de explicar, y mucho más concretamente de enseñar, debido al alto grado de “arte” que requiere. La percepción incluye todos los conceptos y principios que hemos analizado hasta el momento, pero también implica la percepción. Mientras que una buena percepción tiende a ser vista como algo que las personas tienen o no por naturaleza, la percepción puede desarrollarse realmente a través del aprendizaje que ha tenido lugar en situaciones previas (Witteman, Spaanjaars y Aarts, 2012). Por ejemplo, tus experiencias pasadas con los niños probablemente te dirán que un niño que viene corriendo hacia ti con los brazos abiertos y una sonrisa en su rostro significa que quiere ser abrazado o que lo tomes en brazos. No hay que ser un individuo altamente intuitivo para percibir lo que ese niño está comunicando de manera no verbal. Sin embargo, se necesitará una mayor capacidad intuitiva para que una persona perciba que un niño tímido expresa el mismo deseo de afecto simplemente siendo capaz de identificar el anhelo aparente en el rostro del niño. De esta manera, la percepción te ayuda a “descodificar” lo que estás percibiendo y te da una comprensión de lo que puedes esperar que signifiquen unas expresiones faciales concretas, tonos de voz u otros mensajes no verbales, basado en tus experiencias almacenadas y en las observaciones del pasado. Recuerda las buenas noticias que, incluso si no eres muy intuitivo por naturaleza, puedes cultivar tu capacidad de sintonizar con la percepción que tienes para usarla mejor.

Inténtalo

En los espacios que siguen, identifica el tipo de petición que el aconsejado está haciendo. Las respuestas se pueden encontrar en el apéndice A al final del libro. Las opciones incluyen (1) petición de actuación, (2) petición de información, (3) petición de comprensión y participación y (4) petición de interacción incorrecta.

1.Aconsejado: Antes de sentarme y sumergirme en lo que ha sucedido esta semana, necesito usar su baño urgentemente. ¿Dónde está?

Tipo de petición

2.Aconsejado: ¡No te lo vas a creer! ¡Esta semana recibí una beca completa para la universidad de mis sueños! ¡Estoy muy emocionada!

Tipo de petición

3.Aconsejado: Hoy tengo una migraña terrible. ¿Podríamos apagar las luces de arriba y solo tener las lámparas de mesa encendidas?

Tipo de petición

4.Aconsejado: Ni siquiera sé por dónde empezar, ¡esta semana ha sido tan horrible! Mi niñera renunció anoche. ¡No sé lo que voy a hacer la próxima semana porque se suponía que ella iba a cuidar de los niños de miércoles a viernes, mientras mi marido y yo estamos en viajes de negocios!

Tipo de petición

5.Aconsejado: ¡Uf!, acabo de conocer a la otra consejera en el pasillo. No sé cómo puedes trabajar con ella. Parece muy mala y bastante presumida también.

Tipo de petición

6.Aconsejado: Acaban de diagnosticar a mi hijo con TDAH. Sé que es una de tus especialidades, así que ¿me puedes contar un poco sobre eso?

Tipo de petición

7.Aconsejado: Acaban de diagnosticarle Alzheimer a mi madre, y estoy tan agobiada. No sé nada acerca de cómo cuidar a alguien con demencia, y hay tantas cosas de las que hacerse cargo. Ojalá hubiera un libro de Alzheimer Para Novatos que pudiera leer.

Tipo de petición

Al igual que cualquier capacidad artística, percibir pertenece más a la historia del consejero, su personalidad, estado de ánimo o estado físico. Por estas razones, la constante consciencia del consejero sobre el impacto de este tipo de cosas sobre su capacidad para percibir correctamente lo que está pasando con un cliente en particular es un elemento esencial para perfeccionar el “yo” como instrumento.

Percepción, capacitación y el Espíritu Santo

¿Cómo sabes si la posible percepción que tienes acerca de lo que está sucediendo con tu aconsejado es el Espíritu Santo que habla contigo, tu percepción o el resultado de la capacitación en consejería que has recibido? ¡Creemos que puede ser todo lo anterior! Si le pides al Espíritu Santo que te guíe en tu papel de ayudador, Dios puede responder a tu oración aumentando tu sentido intuitivo. Él también puede utilizar el conocimiento que has adquirido a través de la formación y la experiencia, trayendo a tu mente ciertos aspectos que son relevantes para una situación dada.

Anteriormente mencionamos el concepto de contratransferencia, que puede definirse ampliamente como la “respuesta emocional de un consejero a un [aconsejado]” (Corey, 2013, p. 77). La contratransferencia es una respuesta emocional que parece que esté basada únicamente en el aconsejado, pero también puede ser influenciada por experiencias con alguien que el consejero identifica, a menudo inconscientemente, como similar al aconsejado de una manera u otra (por ejemplo, Elisabeth reaccionando emocionalmente a Lindsey como si fuera Karen). Este último tipo de contratransferencia puede obstaculizar significativamente la capacidad de un consejero para percibir correctamente lo que está sucediendo con un aconsejado. Sin embargo, la contratransferencia también puede ser una herramienta muy informativa y beneficiosa cuando se aborda con altos niveles de reflexión propia y, en última instancia, la conciencia misma del consejero sobre su persona. Por ejemplo, si te diste cuenta en medio de una sesión de que te sentías enfadado, podrías hacerte las siguientes preguntas: “¿Por qué me siento enfadado ahora? ¿Está mi enfado relacionado con lo que esta persona en particular está diciendo o haciendo, o estoy reaccionando a algo o contra alguien más? ¿Cómo puede mi enfado ayudarme a percibir correctamente a mi aconsejado?” En esta situación particular, podría ser que el aconsejado exprese abiertamente tristeza o depresión, pero que, al identificar tus sentimientos de enojo, seas capaz de percibir el enojo oculto en tu aconsejado.

Percibir no es

asumir que el comportamiento de un aconsejado signifique lo mismo para él que para ti

llegar a la conclusión de que tú sabes lo que el aconsejado quiere decir

imponer los pensamientos, sentimientos o creencias del consejero sobre el aconsejado

Cuando tratas de usar la contratransferencia de esta manera, existe el peligro añadido de que pudieras estar proyectando tus propias emociones sobre tu aconsejado, ¡emociones que realmente en ninguna manera son recomendables! Una percepción correcta no supone que las expresiones faciales, los movimientos corporales y otras comunicaciones no verbales del aconsejado signifiquen para él exactamente lo que significarían si las hicieras tú. Además, la contra-transferencia no significa que seas libre de proyectar alguna connotación sobre un aconsejado solo porque esa acción significó algo para alguien más en alguna ocasión anterior. Percibir es tomar el comportamiento no verbal del aconsejado y usar tus propias emociones y experiencias pasadas fundamentadas en tu comprensión de quién es el aconsejado para dar sentido a lo que has observado. Este arte requiere un equilibrio hábil que requiere aprender quién es tu aconsejado y qué significa para él un comportamiento dado o una respuesta sabiendo también quién eres tú como consejero y el significado que intuitivamente atribuyes a los comportamientos no verbales.

Conexiones bíblico/teológicas

En las culturas occidentales, es común ver a una persona, y a nosotros mismos, como si estuviésemos divididos en partes: cuerpo, alma, espíritu, mente y así sucesivamente. La distinción de Freud entre el ego y el superego, junto con la mente consciente y la subconsciente, se suma a esta tendencia a definir las partes del yo. Por lo tanto, en términos de comunicación, es común suponer que hay lenguaje explícito (por ejemplo, declaraciones verbales) y metalenguaje (comunicación sobre el lenguaje explícito—tono, ritmo, etc., así como sentimientos subyacentes y motivaciones). Todas estas suposiciones sobre “las partes de uno mismo” pueden ser muy útiles en la consejería, pero a veces pueden conducir a una visión de la persona que resalta una parte de la persona por encima de las otras, en la que el avance y la curación son solo superficiales.

En el pensamiento cristiano a menudo leemos las Escrituras a través de la lente de las partes de nosotros mismos y rápidamente nos confundimos porque la Escritura habla de las partes de manera diferente en varios pasajes. Por ejemplo, lee el conocido versículo “Y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Dt. 6:5). Este versículo puede usarse para sugerir que las personas están compuestas de partes, identificadas como corazón, alma y fuerza. Sin embargo, un estudio cuidadoso de este versículo y de los otros pasajes en las Escrituras donde se hace referencia a este nos proporcionará un cuadro diferente (Beck, 1999). En Mateo 22:37, Jesús nombra las “partes” corazón, alma y mente. En Marcos 12:30 las “partes” se llaman corazón, alma, mente y fuerza. Marcos 12:33 se refiere al corazón, entendimiento y fuerza. Lucas 10:27 se refiere al corazón, alma, fuerza y ​​mente. Añádase a esto que estos versículos fueron escritos en dos lenguas, hebreo y griego, y que es un desafío afirmar la equivalencia entre palabras en diferentes idiomas.

Entonces, ¿cuál es el asunto? Lo que subrayan estos versículos no son las partes de la persona, sino que debemos amar al Señor con todo lo que somos, con toda nuestra personalidad, incluyendo nuestras emociones, pensamientos y comportamientos. Una parte no está por encima de las otras. Creados a la imagen de Dios, los seres humanos se entienden mejor como un todo, seres integrados, y no seres compuestos de partes. Sin embargo, es útil, en ciertos contextos tales como la consejería, reconocer las motivaciones y los significados ocultos, e incluso las propias contradicciones internas, en nuestro camino hacia la plenitud personal.

Os animamos, como clase, a comentar formas en las que habéis trabajado, o podríais trabajar, para desarrollar vuestras capacidades de percepción. Algunos ejemplos que sugerimos incluyen las actividades enumeradas al final de este capítulo.

APLICACIÓN MULTICULTURAL

Ser capaces de captar las señales verbales y no verbales es la base para percibir lo que los aconsejados están experimentando. Sin embargo, el problema de percibir correctamente lo que les está pasando a los aconsejados que son de un trasfondo cultural diferente que sus consejeros es que las mismas señales pueden tener significados totalmente diferentes en el contexto cultural particular de un aconsejado (Garrett y Portman, 2011). Lo mismo ocurre con el género (Robinson y Howard-Hamilton, 2000). Por lo tanto, hay una alta probabilidad de interpretar de manera totalmente errónea al aconsejado.

Las diferencias en el significado de las palabras, incluso dentro del mismo idioma, pueden ciertamente variar entre grupos culturales. Abordaremos las implicaciones multiculturales del uso de las palabras en el capítulo ocho. Mientras que la adaptación en la diferencia de cómo se entienden las palabras es básica, las diferencias en la comunicación no verbal pueden ser aún más complejas. El uso del espacio personal e interpersonal (proxémica) varía mucho. Por ejemplo, los árabes, los latinoamericanos, los africanos, los sudamericanos, los franceses, los afroamericanos y los indonesios se sienten generalmente más cómodos con la proximidad de otra persona que los anglosajones (Nydell, 1996). Esto tiene implicaciones sobre cómo se distribuye el espacio de la oficina y qué tanto permitirás que un aconsejado acerque su silla a la tuya.

El género también puede desempeñar un papel. Yo (Heather) recuerdo haberle preguntado a mi terapeuta, un hombre, si no le importaba acercar un poco su silla a la mía con el fin de aproximar lo que se sentía como un gran abismo interpersonal creado por los más de dos metros de distancia que había entre ambos. Cuando se acercó a mí, me sentí más relajada. Por supuesto, el consejero tiene que sentir que sus propias fronteras interpersonales no están siendo violadas aceptando tal petición.

El uso de movimientos corporales (cinésica), incluyendo la cantidad de contacto visual, tipos de gestos, expresión facial y postura, también varían según la cultura (Chan y Lee, 2004). En la cultura anglosajona, por ejemplo, evitar el contacto visual puede ser interpretado como incomodidad, resistencia o falta de respeto, mientras que en otras culturas el contacto visual se considera indeseable e irrespetuoso (Pedersen e Ivey, 1993). Sonreír puede indicar vergüenza o cortedad en algunas culturas, y la risa puede tener diferentes significados (Sue y Sue, 2016). Fue solo después de muchos años en Filipinas que yo (Heather) llegué a entender que cuando unos hombres se rieron cuando mi hijo se cayó de su bicicleta y se lastimó, no estaban siendo maleducados e insensibles, sino que estaban tratando de mostrar simpatía. Incluso el grado en que se muestra la expresión facial se valora en mayor o menor grado dependiendo de la cultura.

Me costó muchos meses comenzar a percibir las variaciones sutiles de la expresión facial con un aconsejado que era chino. Los movimientos de cabeza (Jensen, 1985), los movimientos vibratorios de las manos (Sue y Sue, 2016) y gestos concretos (LaBarre, 1985) también varían según la cultura.

Las señales vocales (paralenguaje), tales como pausas, silencios, sonoridad de la voz, inflexiones, ritmo del habla y silencios también están motivados culturalmente (Sue y Sue, 2013). Hay que tener cuidado de no malinterpretar las señales vocales. Por ejemplo, en la cultura europea, una voz suave podría ser percibida como inseguridad, timidez o baja autoestima, mientras que en el contexto asiático una voz suave podría tener estos mismos significados o connotar meramente respeto y buenos modales.

Cuando trabajes con diversos aconsejados, tendrás que comprobar continuamente si lo que estás percibiendo es correcto. Esto puede significar el uso frecuente de contenido y sentimientos reflejos (ver capítulos cinco y seis), así como pedir aclaraciones (capítulo ocho). Esto ciertamente significa llegar a la relación de consejería con la mentalidad de un alumno y una actitud de humildad.

CONCLUSIÓN

La técnica de percibir está basada fundamentalmente en el arte, construida sobre la capacidad del consejero para hacer observaciones sobre la comunicación no verbal de un aconsejado y luego atribuir un significado correcto a esas observaciones. Percibir incluye, entre otras cosas, escuchar el tipo de petición que subyace bajo las palabras del aconsejado, recoger el significado detrás de las características vocales del aconsejado (como tono, inflexión y ritmo de las palabras) y tener indicios sobre cómo un aconsejado se comunica a través de sus características físicas y el uso de su cuerpo. Percibir no es proyectar, sino que por el contrario demanda que el consejero aprenda qué significan ciertas conductas no verbales para un aconsejado en concreto dada su propia personalidad, trasfondo y cultura. Cuando se trabaja con aconsejados multiculturales, se necesita un cuidado especial para asegurarse que lo que se percibe sea correcto.

PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN

1 En una escala de uno (más bajo) a cinco (más alto), ¿qué nivel de captación tienen tus técnicas de percepción? Da tres ejemplos.

2 Si tuvieras que suponer, ¿es probable que te distraigas más por tu propio ruido mental, emocional o físico? ¿Por qué?

3 De los temas que se tratan en este capítulo, ¿cuáles son las características no verbales de otros de las que tiendes a estar más consciente? ¿Por qué crees que es así?

Técnicas para una consejería efectiva

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