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ОглавлениеPREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN
LA EDICIÓN ORIGINAL DE ESTE LIBRO se publicó en 2002. Para un libro cuyo contenido comienza en 1940, los dieciséis años transcurridos entre esta edición y la anterior suponen una porción significativa de la historia que aborda. Ha sucedido mucho en África, y han surgido nuevos trabajos académicos con una variedad de perspectivas.
Nos hallamos ahora a una cierta distancia de las expectativas para el nuevo milenio que muchas personas en todo el mundo tenían del año 2000. Bastantes africanistas se quedaron anclados en esas expectativas. Por un lado, surgieron perspectivas de una nueva era de capitalismo «del milenio»: un nuevo mundo de conexiones globalizadas que vinculaban África con las tendencias económicas y culturales de otros puntos del planeta, y que fragmentaban el tejido social. Por otra parte, apareció el programa Milenio 2015 con el apoyo de instituciones financieras internacionales y de economistas; pero que, a pesar de su nombre —y a pesar del propósito de alcanzar sus metas dentro del plazo de quince años—, apelaba a una vuelta a los conceptos de desarrollo que habían sido dominantes durante las décadas de 1950 y 1960, si bien habían quedado eclipsados por el fundamentalismo mercantil de los años 1980. El modelo de mercado se había impuesto en gran parte de África bajo el nombre de «ajuste estructural», con desastrosas consecuencias que mucha gente tenía en la cabeza cuando salió la primera edición de este libro.
Durante algo más de una década del nuevo milenio, los defensores de una vuelta al esfuerzo por un desarrollo pujante parecía que estaban abriéndose camino: África se hallaba entonces experimentando un patrón de crecimiento económico «normal» —o incluso mejor—, y atraía la atención y la inversión de personas interesadas por igual tanto en los beneficios como en la mejora del bienestar de los africanos. Pero a mediados de la segunda década del siglo XXI, iba quedando cada vez menos claro que la naturaleza de la economía y de la sociedad en África se correspondiera con el modelo capitalista del nuevo milenio, o con el antiguo modelo de desarrollo. Resulta más consecuente con las evidencias el reciente planteamiento del especialista en historia económica Morton Jerven, el cual identifica un patrón a largo plazo de «rachas de crecimiento» en las economías africanas; es decir, periodos que responden rápidamente a los mercados externos y que acarrean crecimiento en ciertos sectores de economías regionales, pero que, al cabo de un tiempo, alcanzan su tope y abocan a un relativo estancamiento. El desafío consiste en explicar tanto esas «rachas» o ráfagas —lo cual no resulta complicado— como sus limitaciones —lo cual no resulta fácil. Pero lo que hay que explicar es algo bastante diferente de una condición característica e inherente a largo plazo de «África». Es posible que hayamos presenciado otra de las rachas de crecimiento de Jerven: el rápido crecimiento en las exportaciones de productos del sector primario, debido en gran medida a la demanda de las economías emergentes de China e India, seguido de una desaceleración conforme la demanda se ha estancado, al tiempo que la diversificación y los cambios estructurales en las economías nacionales continúan siendo limitados.
Pueden identificarse otros tipos de «rachas» o ráfagas; por ejemplo, en iniciativas cívicas, como sucedió en Senegal en 2012 o en Burkina Faso en 2014, cuando ciudadanos corrientes, sobre todo jóvenes, organizaron contundentes manifestaciones que obligaron a dar marcha atrás a los jefes de estado que querían prolongar su etapa en el poder. También hay que buscar ejemplos de pautas relativamente duraderas de gobernanza democrática; como en Ghana desde la década de 1990, donde los partidos en el gobierno a veces han perdido las elecciones, en comparación con otros lugares donde avejentados dictadores se aferran al poder, o señores de la guerra que contienden por el control de grandes regiones. Esta edición de Historia de África desde 1940 se fija en dinámicas conexas de aperturismos y regresiones, movimientos hacia modelos políticos más democráticos y pretensiones de control dictatorial, conflictos violentos que estallan y conflictos violentos que se resuelven. Hace hincapié en la irregularidad de los patrones históricos, pues «África» no es un solo lugar en dirección hacia un destino particular. La naturaleza de sus conexiones con el resto del mundo es variada y volátil.
Un objetivo básico de la segunda edición de Historia de África desde 1940 es muy similar al de la primera: comprender el pasado del presente. Sin embargo, para llegar al presente, no podemos proceder como si la historia debiera conducir inevitablemente a lo que hoy vemos. Los hombres y mujeres que, en cualquier momento del pasado, han hecho historia no sabían cómo acabarían las cosas, y actuaron basándose en qué podían tener en cuenta y qué querían, a pesar de las restricciones de su tiempo. Los senderos que siguieron pueden haber resultado ser callejones sin salida o autopistas hacia un futuro prometedor, pero la gente de cualquier época ha puesto en marcha recursos, ha forjado relaciones y ha tomado decisiones basándose en un conjunto de posibilidades y limitaciones en continuo cambio. Necesitamos reconstruir esos mundos cambiantes, si pretendemos entender cómo ha llegado África a estar donde está hoy.
A cada capítulo le sigue una breve lista de lecturas sugeridas, así como referencias a trabajos académicos que se citan en el texto. Parte del material de mi propia investigación también aparece en el texto; además, se pueden encontrar referencias completas, sobre todo de archivos franceses y británicos, en mis libros Decolonization and African Society: The Labor Question en French and British Africa (Cambridge University Press, 1996), y Citizenship from Empire to Nation: Remaking France and French Africa 1945–1960 (Princeton University Press, 2014). Una bibliografía más exhaustiva, específica para cada capítulo de este libro, está disponible en la página web de Cambridge University Press http://www.cambridge.org/CooperAfrica2ed. Se irá actualizando periódicamente.
Dongil Lee reelaboró los gráficos y tablas para esta edición, utilizando conjuntos de datos actualizados. Las fuentes para los gráficos actualizados (Tablas n.º 1–5, 7–15 y 18–19) están todas en internet, y son el Banco Mundial, con sus Indicadores de Desarrollo Mundial; la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con FAOSTAT; las Naciones Unidas, con su Anuario Estadístico; y la UNESCO, con UIS.Stat. Le estoy agradecido al señor Lee por su cuidadoso trabajo. La gráfica estadística de la Tabla n.º 6 está calcada de la primera edición de este libro.
El prefacio de la primera edición se reproduce en este volumen, y la ayuda que, en aquel momento, recibí de mis colegas merece nuevamente reconocimiento. Además, me gustaría agradecer a Eric Allina, Lisa Lindsay, Kate Luongo y a un lector anónimo en prensa, por su lectura crítica del texto de esta edición. Agradezco a Maria Marsh y a Marty Klein por darme ánimos para acometer esta nueva edición.