Читать книгу Soy el silencio - Gabriel Barrella Rosa - Страница 11

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V

Por no ver más allá de mis ojos

se me escapa del hombre su esencia,

y al buscar en la piel su conciencia

yo concibo tan solo despojos.

¡Ay! Montaña de picos nevados

que no enfrían tus blancos eternos,

desde aquí pareces poseernos,

mas el frío se queda a tus lados.

Y si el sol no derrite tu cresta,

aun calcinando en cada verano

cualquiera valle de él más lejano,

¿cómo sigue la nieve su fiesta?

Tan falaz resulta lo aparente,

tan corto de alma, cuerpo y razón,

si la duda no tiene un rincón

donde echar su promiscua simiente.

Arco Iris que engalanas el cielo

de colores que son rebeldía,

al mutar lo gris claro del día

la ilusión de tocarte es mi anhelo.

¿Dónde encuentro tu extremo en la tierra,

si el horizonte lo oculta lejos,

y al pasar otra cuesta, perplejos,

lo vemos arrullando otra sierra?

¿Serán mis ojos? ¿Yo veo o creo?

¿Es la razón buscando en el mundo,

un sentido real y rotundo?

¿La verdad o tan solo el deseo?

Espejismo que guardas distancia,

si no intento acercarme, tú existes,

de placer y sosiego te vistes,

y puedo olfatear tu fragancia.

Y el dilema que surge en torrente,

si buscar la verdad o dejarla,

si aceptar, perseguir o inventarla,

si dejar volar libre a la mente.

Escarbar superficies ya blandas,

ya macizas, mas siempre con fe,

o aceptar la imagen que se dé

sin siquiera tocar sus barandas.

¿Es más feliz el que busca en lo hondo,

o aquél que acepta lo obvio y lo toma?

¿Quien al mundo tornasol se asoma,

o quien sigue hasta llegar al fondo?

Soy el silencio

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