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LAS FORMAS DEL AIRE

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e había puesto mi gabardina de lona, no porque tuviera frío, o calor, sólo me sentí segura con ella. Las gabardinas son como madres protectoras que, de haber lluvia, la aíslan, como si nos llevaran a un mundo lejos de ella; y si no hay lluvia, entonces estarás en ese otro mundo, protegido de cualquier peligro. El sol penetró con fuerza por la puerta de vidrio y corrí mi pie hacia sus rayos para tener la impresión de que todo mi cuerpo estaba tendido en ese pequeño cuadrado luminoso en el suelo. Una mosca de abdomen amarillo se posó en mi rodilla, y fui consciente, por un instante, de que el tiempo es esa transparente substancia que nos mueve. Ahí presencié las formas del aire, volutas como aves en cortejo excitadas al contacto del sol.

Las formas del aire

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