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4. Éxodo y éxito

Según el relato bíblico, en la historia de la humanidad, algunos pueblos peregrinaron al encuentro de la tierra prometida, éxodo (Del latín: exŏdus, y este del griego: ἔξοδος, significa salida). Entre otros, la salida de la esclavitud de Egipto y la huida del pueblo de Israel. Esta acción concreta salir de un lugar para llegar a otro supone una serie de acciones con el claro propósito de alcanzar una meta. ¿Cuál hubiese sido el presente de estos pueblos sin aquel éxodo?

Los seres humanos poseemos la capacidad de participar en la creación de nuestra propia vida, afirma Rafael Echeverría. Sin embargo, nos resistimos al éxodo. Un importante número de personas se dirige hacia el futuro, ensayando día a día un cómo eficaz.

¿Es esta vida un borrador modificable y perfectible? ¿Postergas tus proyectos para ese futuro lejano o no existen proyectos? ¿El hoy te paraliza?

El futuro es hoy. Es aquel que estás construyendo, en consecuencia, dependerá del presente. Prever el futuro es crearlo.

¿Qué nos detiene en el mismo espacio?

• La seguridad de la vida

• El confort, aun en la elección de la tristeza de lo conocido

• No atrevernos a lo desconocido

• Postergar para mañana

• Falta de confianza

• Nuestra historia de resultados

Un antiguo relato convoca a abrir puertas sin miedo.

En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto. No mataba a sus prisioneros, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre.

En esta sala, los hacían formar en círculo y les decía:

–Ustedes pueden elegir entre morir a flechazos por mis arqueros o pasar por aquella puerta. Detrás de esa puerta yo los estaré esperando.

Todos elegían ser muertos por los arqueros.

Al terminar la guerra, un soldado, que por mucho tiempo había servido al rey, se dirigió al soberano:

–Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?

–Dime, soldado.

–Señor, ¿qué había detrás de la puerta?

El rey contestó:

–Ve y mira tú mismo.

El soldado abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo hacía, entraron rayos de sol y la luz invadió el ambiente. Finalmente, sorprendido, descubrió que la puerta se abría sobre un camino que conducía a la libertad.

El soldado, embelesado, miró a su rey, quien le dijo:

–Yo les daba la oportunidad de hacer una elección, pero por temor preferían morir a arriesgarse a abrir esta puerta.

Los grandes mitos de las diferentes culturas recrean a todos los seres humanos en la figura del héroe, quien diseña un camino desde su salida, atravesando obstáculos para llegar a su meta. No todos eligen abrir esa gran puerta de hierro para sentir la luz de la libertad.

¿Qué puertas aún no abriste? ¿Cómo salimos? ¿Para qué salir?

La falta de resultados que desencadena frustración y tristeza nos distrae en este espacio incómodo, pero seguro y conocido. Mientras acampemos en este lugar el éxito no llegará. Nuestra incapacidad de salir del lugar donde estamos nos limita a más de lo mismo.

El éxito es un constante éxodo.

¿Hacia dónde ir?

Nuestra visión es un destino fértil. Hellen Keller (2008, p. 514), activista política sordociega estadounidense, plantea: “Peor que nacer ciega… Es tener vista, pero no visión”.

La distinción de visión es el norte de nuestra brújula interna. En palabras de Alejandro Marchesán (2012, p. 110): “La visión se entiende como el compromiso con un logro que se visualiza y se declara antes que suceda”.

La visión nos relaciona con un determinado logro, orientado por ese propósito expresado es una imagen, nuestra fotografía de futuro. Seguramente, no lo veremos en el presente, sin embargo, accionamos en relación con esa visión, construyendo un mundo de posibilidades desde el presente y en el lenguaje.

También, según Marchesán: “La visión es aquella distinción que permite componer un futuro y no solo esperar pasivamente su ‘llegada’”. Diseñamos el futuro que elegimos a partir de esta visión. ¿Es seguro? La incertidumbre responde, ser conscientes de esto nos conecta con el cambio desde la posibilidad y la creatividad.

La visión moviliza al ser humano, resta tristeza, convoca el futuro desde otra emocionalidad: la alegría.

Es el momento de preguntarte:

¿Cuáles son tus sueños?

¿En qué visión poderosa podrías expresarlos?

¿Qué éxodo necesitas hacer?

¿Cuáles son las acciones que te conducen al logro?

Si la responsabilidad y el compromiso no ordenan las acciones del presente, el futuro será más de lo mismo.

Te invitamos a reflexionar:

¿En qué parte del camino te encuentras?

¿Qué conversaciones, emociones, resultados te detienen en este lugar?

¿Qué estás dispuesto a dejar para llegar?

¿Qué te pierdes sin ese éxodo? ¿Cómo se vería tu éxito?

¿Qué nueva persona eres en ese futuro que visualizas?

¿Qué nueva realidad encuentras en esa “tierra prometida”?

Ser para crecer

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