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2. Cambio y transformación
ОглавлениеCotidianamente empleamos estas palabras reconociendo en los ellos sentidos sinonímicos.
Se denomina cambio al proceso mediante el que un determinado estado de las cosas se sucede a otro estado. A partir de esta noción básica, cada campo del saber humano adopta un concepto de cambio que le es propio. Así, puede hablarse del uso del término cambio en economía, biología, filosofía, etc. Cada una de estas variantes tiene particularidades que solo se explican en el contexto de ese saber.
La filosofía ofrece otro uso del término cambio. Desde los albores de esta disciplina, el concepto de cambio fue objeto de reflexiones profundas. En efecto, uno de los principales y primeros problemas que surgen para la reflexión filosófica es el de la permanencia y el cambio. La dificultad estriba, en este caso, en establecer la causa por la que un determinado objeto puede mutar su estado y ser, a la vez, el mismo. Así, por ejemplo, una persona está cambiando constantemente y a la vez es la misma. Para este planteamiento se dieron diversas respuestas, las más conocidas son las de Parménides, Heráclito y Aristóteles; el primero negó la existencia de cambio, el segundo estableció que todo era mutable y el tercero sostuvo que algunas cualidades eran mutables mientras que otras no.
En la biología, el cambio está signado por la evolución. Así, cuando las células de un organismo se dividen adoptan mutaciones que pueden pasarse a las generaciones posteriores; si estas constituyen una adaptación al ambiente aumentarán las posibilidades de que esa especie sobreviva y se reproduzca.
El Diccionario de la Lengua Española propone diversas posibilidades para el vocablo:
1. Dar o recibir una cosa por otra que la sustituya:
He cambiado la mesa por un sofá.
2. Convertir en otra cosa, modificar:
La risa se cambió en llanto.
3. Sustituir, reemplazar:
¿Cada cuántos kilómetros cambias el aceite del coche?
4. Dar o tomar monedas o valores por sus equivalentes:
Cambió los dólares en pesos.
5. Intercambiar:
Cambiaron unas palabras de saludo.
6. Devolver algo que se ha comprado:
Voy a cambiar este pantalón porque me está pequeño.
7. intr. Mudar el viento su dirección:
Hoy no podemos navegar, ha cambiado el viento.
8. En los vehículos de motor, pasar de una marcha o velocidad a otra:
Al cambiar a tercera rasca el embrague.
9. Mudar o alterar una persona o cosa su condición o apariencia física o moral:
Ha cambiado mucho desde la separación.
En estos casos se relaciona el sentido de cambio con alguna modificación parcial de un todo, utilizamos lingüísticamente el término del mismo modo.
En el uso tradicional debemos cambiar “lo que está mal”. Para revertir resultados enfocamos lo deficitario para modificarlo.
Reflexiona sobre este punto:
¿En cuáles de las siguientes expresiones te reconoces?
¿En qué situaciones las utilizas? ¿Para qué?
• Esto se hace de esta manera y no, de otra.
• Esa no es manera de vestirte.
• Los semáforos siempre están en rojo cuando debo cruzar.
• No puedo ocuparme de esto hasta que no concluya con este trabajo.
• Es eficiente en su trabajo, pero siempre le falta algo.
• ¡Qué pena ya finalizó la fiesta!
• El tiempo es un obstáculo para cumplir con mi rutina de ejercicios.
• Es tu culpa por no estudiar.
• Nunca logro los resultados que deseo.
Culturalmente el concepto de cambio descansa en opiniones de déficit o rechazo.
• Tendemos a realzar aquello que está mal, la escasez, la falla.
• Nos hacemos cargo del presente, pero desde el pasado y no desde el futuro.
• Generamos cultura de culpabilidad.
• Intentamos llegar a la fortaleza desde la debilidad.
• Cambiar algunas cosas… seguir siendo el mismo.
• Generalmente partimos de una emocionalidad de resentimiento, resignación o frustración.
• Puede generar más de lo mismo. Por ejemplo, las dietas.
• Tiene más que ver con la reacción que con la acción.
• Vivimos en el modelo de resistencia y control.
• Generamos eventos nuevos y sumatoria de eventos.
• Producimos modificaciones externas.
• Construimos cualidades del parecer, no del ser.
• Permite cambiar cosas y, aun así, seguir siendo el mismo, o sea no es garantía de transformación.
• No es malo en sí mismo… es necesario, pero no alcanza.
Te invitamos ahora a que respondas:
¿Cómo estás al finalizar el día?
¿Te sueles encontrar enojado/a con la vida?
¿Sueles pensar que nada resulta como debe ser?
¿Cuál es tu manera de ser para ti mismo, para los demás y el mundo?
¿Si cambio me transformo o me transformo si cambio?
Transformación es la acción y efecto de transformar (hacer cambiar de forma a alguien o algo, transmutar algo en otra cosa). El término procede del vocablo latino transformatĭo . Transformación significa el resultado de un proceso de cambios de forma. Sucede cuando una cosa, hecho o idea es convertida en otra.
El cambio es parte del proceso de transformación.
Los cambios aislados no generan transformación.
Modelo de transformación
Es un modelo mental y de comportamiento de elección y poder, en el cual se incluyen las circunstancias en lugar de pelear con ellas.
Crea contextos de responsabilidad para animarme a ser quien aún no soy. Está conectado con la grandeza, partiendo de la grandeza. No necesita que algo “esté mal”.
No es revolución, sino creación.
Elige lo que quiere en lugar de cuestionar cómo debería ser.
Cambiar no garantiza la trasformación
Es una propuesta más profunda que el cambio.
La emoción predominante es el amor (legitimación).
Una nueva estructura del SER, hacer y parecer.
Un proceso que responde al futuro deseable en lugar de reaccionar a las circunstancias del hoy.
Una cualidad del SER, generativa de nuevas identidades y resultados. El SER se hace cargo del presente desde la visión.
Dimensiones del ser humano. Tener - Hacer - Ser
Los seres humanos obtenemos resultados TENER dependiendo de las acciones que tomamos HACER. Y las acciones que tomamos están íntimamente relacionadas con la manera en que nos observamos a nosotros mismos y observamos el mundo SER.
Esta mirada, observación, se compone de una serie de elementos que habitan en nosotros, dando lugar a la resistencia, dado que las creencias, nuestro bagaje cultural, el devenir histórico, también, el relato personal nos envuelve en sus fuerzas conservadoras, nos preservan de lo desconocido o aparentemente arriesgado, de las fuerzas transformadoras.
Esta pugna interior sustenta cambios parciales que se desdibujan en el transcurrir si no elegimos la posibilidad de transformarnos.
Pensar en el PROCESO DE TRANSFORMACIÓN nos conecta con estos aspectos fundamentales:
• Comprometernos con el proceso.
• Siempre estar para la elección.
• Darnos permiso para cometer errores.
• Paciencia para continuar cuando otros abandonan.
Maturana sostiene que los organismos vivos viven gracias a la conservación, en un estado de continuo cambio. Además de sostener que el proceso es clave, nos regala una pregunta fundamental. La carencia de respuesta a esta pregunta y no actuar de modo coherente, es lo que en muchas ocasiones nos puede impedir adaptarnos. Entonces, nos propone: detenernos, pensarnos, generar un espacio de conversación con nosotros mismos para preguntarnos ¿qué deseamos cambiar para transformar nuestro ser?, ¿para qué elegir esa transformación? y ¿qué elegimos conservar?
Sin esta respuesta, nuestra adaptación y coherencia entre el ser – decir – hacer estarían comprometidos.
Rafael Echeverría en su Ontología del Lenguaje de las transformaciones históricas explica el proceso de transformación histórico:
La historia suele concebirse como la secuencia de las huellas dejadas por los acontecimientos ocurridos en el pasado. Sin embargo, sabemos que no todos los acontecimientos tienen el mismo impacto sobre el futuro, ni todos los momentos de la historia han sido igualmente fecundos en la producción de nuevas posibilidades. Algunos han sido más importantes que otros, y muy pocos han sido capaces de abrir largos períodos históricos para la humanidad.
Hace mucho tiempo, una de esas grandes transformaciones históricas tuvo lugar en la antigua Grecia. Alrededor del año 700 a.C, fue inventada una nueva forma de comunicación: el alfabeto. Este hecho tuvo consecuencias históricas trascendentales al crear las condiciones a partir de las cuales se generó un tipo de ser humano particular: el hombre y la mujer occidentales”.
La invención del alfabeto dio origen a cambios fundamentales en la sociedad. Nuestras nociones de educación, de sabiduría y de convivencia social fueron todas profundamente transformadas. Surgieron nuevas prácticas sociales. Los poetas se vieron pronto obligados a ceder a los filósofos la educación de la juventud. Se inventó la democracia. No obstante, los cambios quizás más importantes tuvieron lugar en un área menos visible: en la transformación de nuestras categorías “mentales”, en la manera en que los seres humanos piensan sobre ellos mismos y sobre el mundo.
Antes de la invención del alfabeto, los seres humanos vivían en lo que llamamos un «lenguaje del devenir». Lenguaje y acción estaban entonces estrechamente unidos. Se reconocía de manera natural que el hablar tenía el poder de hacer que ciertas cosas sucedieran; cosas que posiblemente no habrían acontecido, de no haber dicho alguien lo que dijo. Los poetas, los responsables entonces de la educación, cumplían con su función de enseñar relatando historias épicas o fábulas, narraciones sobre acciones realizadas por humanos, héroes y dioses. De esta forma, se sabía lo que era la piedad, el amor o la perfidia a través de las acciones realizadas por los personajes de esas historias. Por ejemplo, se accedía a la sabiduría obrando a la manera de aquellos a quienes la comunidad, a través de estos relatos, como en el caso de Ulises, consideraba sabios. Se aprendía la valentía obrando según aquellos que la comunidad, en sus historias, consideraba valientes, como Aquiles.(p. 14)