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La operación antiteológica

Leonardo Gorostiza

Hay una pregunta que se hace Patricia: ¿acaso equiparar la función del padre al síntoma permite superar lo que la teoría conserva de religioso? Recordemos que en “La equivocación del sujeto supuesto saber”, Lacan plantea que la teoría es del orden de la teología, que el dios de los filósofos y de los sabios es el sujeto supuesto saber. Y él lo opone, allí mismo, a lo que llama la diología. En lugar de utilizar el término griego teo-logía, utiliza el término latino dio-logía, es decir que pasa del registro del ser al registro de lo pragmático. Miller una vez dijo que los romanos se encargaban de hacer cloacas, etc. Es decir que diología implica una dimensión pragmática y ubica en esa serie, serie de los padres, a Moisés, Joyce, pasando por el Maestro Eckhart, místico alemán que es una referencia reiterada de Lacan. Creo que esa operación, que se liga con la pregunta de Patricia, estaría en la perspectiva de una cura más allá del Edipo, es separar lo que del padre como S1 va hacia el sujeto supuesto saber y aislarlo como S1 en tanto tal. Es decir sería llevar al padre no al lugar de sujeto supuesto saber sino hacia el síntoma. Sería una primera operación antiteológica, una operación en contra de la religiosidad del sujeto supuesto saber.

Luego Patricia mencionó la “creencia fantasmática”. Es una buena fórmula. O sea que hay creencias que podemos ubicar según el régimen, registro o lugar donde las ubicamos, por ejemplo en relación al objeto a. Creer en el objeto a que puede ser el Dios de los judíos, el enigma mismo de lo real. Ahora bien, creer en “una mujer”, eso ya no es del mismo registro, tienen un punto de parentesco pero no son lo mismo, según entiendo. Y es muy importante esa referencia que Patricia traía, planteada por Éric Laurent también, acerca de la diferencia que hace Lacan entre la-croire, creerla, cuando un hombre de una mujer hace finalmente LA mujer, al y croire que es creer allí, creer en algo. El movimiento hacia el ateísmo viable tal vez iría de la-croire, que en francés es “creerla”, a ella, a creer ahí, en una.

Y luego al pasar, Patricia ubicaba esto que no es tan sencillo: creer en el inconsciente que no hace semblante, creer en el inconsciente real. Es lo que Lacan plantea casi como una obsesión para hacer frente a lo que habría de creencia en la religión, si pensamos que religión es religare, como decimos siempre, religar S1 y S2, hacer una articulación. Esa operación de Lacan va en contra de la magia; porque la magia es la acción del S1 sobre el S2, del significante sobre el significante. Y también objeta la piedad, ya que habíamos visto que la piedad se ubica en el eje a–a’; es decir, poner en cuestión todo lo que es del orden del semblante, su vertiente simbólica, pero también imaginaria. Esto se deduce del contexto de la “Proposición del 9 de octubre…” de Lacan.

Leyendo el texto de Patricia que conversamos en el cártel es que se me ocurrió que si la Escuela vale como objeto a, como realidad libidinal para cada uno, ¿no haríamos de la Escuela nuestro Dios? Y en este sentido no hay que olvidar que Miller dijo en una oportunidad que la Escuela es un instrumento para el discurso analítico y que si no sirve, se puede cambiar por otro.

La última cuestión que agregaría es la siguiente: no es lo mismo creer en el padre que hacerse incauto del padre para la operación analítica, porque es hacer uso de algo que es del orden de la estructura sabiendo que uno como analista ya no cree más en eso. Hacerse incauto y no serlo para que el analizante pueda llegar a dejar de creer para hacer, a su vez, uso del padre. Por eso no podemos prescindir del padre, sino sirviéndonos.

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