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Introducción

Leonardo Gorostiza: Bienvenidos a esta nueva serie de tres noches abiertas convocadas una vez más bajo el significante “Lacan en bloque”. En esta oportunidad en torno al tema surgido de una cita de Lacan del año 1975 que abordaremos bajo la forma de una interrogación: ¿Todo el mundo es religioso? Se trata, por la tanto, de sostener una conversación que, tal como corresponde a un trabajo de Escuela, es y debe ser continuada. Esta noche van a presentar Gabriela Basz, Patricia Moraga y Kuky Mildiner, como parte del estado de trabajo de este nuevo cártel que conformamos. Por lo tanto, no esperen ideas absolutamente conclusivas. Queremos que ustedes participen luego activamente.

De este modo, una vez más afirmamos que la propuesta de tomar la enseñanza de Lacan en bloque, es la única oportunidad de captar qué fue para él el significante del Otro barrado, y ver de qué manera él mismo se embrolló y desembrolló ante ese real al que la práctica analítica día a día nos convoca. Un real que es lo que precisamente debería poner en cuestión lo religioso que siempre anuda en el corazón del parlêtre, del hablaser. Porque si como decía Lacan en el 75, la religión es un síntoma, no va de suyo que su función como tal sea fácilmente eliminable. En otros términos, nos preguntaremos: ¿cuánto de religión aún perdura entre nosotros, en el uso de nuestros conceptos, en nuestra práctica y aún en el lazo a la Escuela? ¿Podremos al menos no contradecirnos todo el tiempo?

El teísta y el ateo son religiosos

Tal como fue anunciado, hoy vamos a ubicar el eje de las presentaciones en torno a la noción de la creencia. El lunes 7 de octubre, que será la segunda reunión, el eje será en torno al amor. Y el lunes 11 de noviembre trabajaremos en torno al término jaculación, que implica una reconsideración de la noción de interpretación.

Para ir concluyendo, no voy a leer la frase extensa de Lacan en esa respuesta a los estudiantes en una Universidad en los Estados Unidos de donde proviene esta cita y que merecería ser trabajada con mucho detenimiento, porque podremos retomarla luego. Pero lo que sí quiero es hacer mención a una referencia que Éric Laurent –algunos de ustedes deben recordarlo– planteó como la referencia que estaría presente en esta fórmula de Lacan de que “todo el mundo es religioso”. Eric, en la Primera Jornada Zadig, luego de mi intervención en la mesa que se llamaba El ateísmo viable de Jacques Lacan, se refirió a un libro de Alexandre Kojève titulado El ateísmo (1), del cual no sé si hay edición castellana. Es un texto muy antiguo, del año 1931. Quien lo presenta y hace la introducción de este texto de Kojève, un tal Laurent Bibard, resume muy bien lo que luego dice el autor. Veamos si se los puedo trasmitir y lo pueden seguir. Dice así: la filosofía del ateísmo distingue tres objetos en el mundo. Primero, el hombre considerado en el mundo; segundo, aquello que en el mundo no es el hombre –serían los objetos del mundo–; tercero, lo que no es ni el hombre ni el mundo y que en consecuencia se encuentra afuera del mundo, implicando al hombre. Es una suerte de otredad. El hombre entonces se encuentra siempre espontáneamente puesto sobre una vía que lo guía hacia fuera del mundo y que Kojève llama vía hacia Dios, ya sea para el ateo un camino hacia la nada o para el teísta, el creyente en Dios, un camino hacia algo. Sin embargo, es esta proyección hacia un afuera del mundo lo que es considerado por Kojève como un fenómeno específicamente religioso del ateísmo. Así, todos estaríamos orientados a una suerte de trascendencia. Dicho de otro modo, todos los hombres son, según él, en primer lugar y antes que nada, religiosos, ya sea que ellos consideren en un segundo tiempo el afuera del mundo hacia el cual se proyectan como algo que se llama Dios o que se llame nada, así se da la orientación hacia ese más allá del mundo.

Hasta aquí la referencia.

Creo que entonces hay una pista muy interesante, porque tanto el teísta como el ateo son religiosos en cuanto apuntan a un más allá. Y esta es una idea que tengo y que conversamos en el cártel: el ateo viable sería aquel que –y es una definición posible– hizo la experiencia de la inmanencia del síntoma del cual no hay salida, no hay más allá. La cuestión es qué estabilidad tiene esa experiencia y cómo se resitúa esa relación con ese más allá, luego de esa experiencia de la inmanencia del síntoma.

Por último, antes de darle la palabra a Gabriela Basz, que va a comenzar la serie de las intervenciones, me encontré leyendo esta biografía de Philip Dick escrita por Emmanuel

Carrère que se llama Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos.

Philip Dick le escribe una carta a una de sus mujeres –tuvo un montón–, y le dice así a una de ellas, a Anne:

“Existe una relación directa entre mi experiencia cuando te escucho por teléfono y la de un religioso, que a fuerza de tanto ayunar, de tanta soledad y meditación, alcanza a oír la voz de su dios, salvo que tú existes, una mujer, mientras que en lo que se refiere a dios tengo mis dudas”. (2)

Ubicado esto entonces le paso la palabra a Gabriela, cuya intervención se titula “La raíz de la creencia”.

1- Kojève, A., L’athéisme, Gallimard, France, 1988.

2- Carrère, E., Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos. Un viaje en la mente de Philip K. Dick, Anagrama, España, 2018, p. 67.

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