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Prefacio a la edición de Karnac1

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Susanna Abse

La vida familiar tiene la capacidad de proveer al ser humano de nuestras mayores alegrías y nuestras mayores aflicciones. Las familias pueden criar sujetos que aprenden a ser abiertos, amorosos y compasivos o ser la cuna del odio, la intolerancia y el prejuicio. Pueden promover confianza y curiosidad o bien, la sospecha y una actitud defensiva. La familia y lo que ocurre en su seno también opera –o no– como pasaje hacia la sociedad ampliada. El tipo de familia que se tiene y su salud emocional puede fomentar un enlace hacia un mayor involucramiento en el mundo ampliado o desalentarnos de participar en él. En nuestras familias aprendemos a relacionarnos con otros y si podemos confiar en el mundo, o si necesitamos, erigir defensas y estrategias para mantener nuestras vidas a salvo.

El profesor Peter Fonagy, psicoanalista y uno de los investigadores destacados en el campo de la teoría del apego, dice: “La teoría evolutiva sugiere que así como la mente humano necesitó responder a condiciones cada vez más desafiantes, complejas y competitivas, las normas del comportamiento y la comprensión social no pudieron ‘fijarse’ a través de la genética o la constitución. Estas normas debieron ser optimizadas mediante un largo período de desarrollo en el seno de un estrecho círculo de personas.”2

Las figuras de apego, usualmente los padres, proveen a los niños pequeños de la base necesaria para los sentimientos de seguridad y a partir de este sentido de seguridad, de la capacidad para explorar. (Bowlby, 1973; Main, Kaplan & Cassidy, 1985). El apego seguro beneficia al ser humano en el contexto de colectivos complejos, diversos, ayudando a que podamos transitar estos desafíos y a que estos se desarrollen. Las relaciones tempranas son centrales en el desarrollo de ciudadanos adultos equipados con capacidades emocionales y reflexivas que habiliten a implicarse en el trabajo de la sociedad civil, en el discurso público, en la deliberación racional y en la toma de decisiones morales. Sin embargo, los ciudadanos de esta clase no surgen en el mundo de forma automática, completamente maduros, sino que los albergan familias fuertes y relaciones íntimas durante los primeros años de la infancia.

La crisis actual de la democracia y el incremento del racismo, la xenofobia y toda clase de intolerancias, desafían al mundo psicoanalítico. Nuestra tendencia a conformar grupos cerrados donde custodiamos nuestras posiciones teóricas, sordos a otros puntos de vista o perspectivas, tiene ramificaciones que van más allá del narcisismo de nuestras pequeñas diferencias. A esta altura, nuestra profesión, más que cualquier otra, necesita escuchar a otros; escuchar diferentes modos de pensar e involucrarse activamente con la otredad de los otros. Nuestro trabajo con parejas y familias tiene un impacto que se extiende más allá de los individuos y sus vidas interiores; de modo que resulta vital que nosotros mismos estemos abiertos a nuevos pensamientos y aprendizajes; confiar en los otros, sentir curiosidad, explorar. Me complace decir que este volumen es ejemplar y nos muestra el camino para ampliar la colaboración y el compromiso con el otro. La así llamada ley de Sayre sobre la elevada intensidad de las pequeñas disputas académicas, formula, en esencia, que en cualquier disputa la intensidad del sentimiento es inversamente proporcional al valor de los temas en cuestión. En las parejas, donde cuestiones baladíes y pequeñas diferencias pueden sentirse como de vida o muerte y de consecuencias devastadoras, visualizamos estos fenómenos. Las parejas pueden pelear por el color de una alfombra con uñas y dientes; los psicoanalistas pueden hacer correr sangre por sus diferencias teóricas.

La política psicoanalítica, como las disputas académicas, pueden ser encarnizadas y cargadas de odio. Pero nada de esta intolerancia se evidencia en este volumen; mientras que nuestro mundo parece empujado hacia el aumento de la intolerancia por las diferencias y un empuje regresivo hacia la posición esquizoparanoide, este libro surge firmemente del territorio depresivo. David Scharff y Mónica Vorchheimer deben ser felicitados por crear un espacio para compartir, si bien la lectura puede agitar las aguas: existen diferencias reales que se expresan aquí y a fin de no apartarse de ellas el lector deberá tolerar estas diferencias y lidiar con divergencias culturales y teóricas tangibles.

Este libro, el quinto volumen de la colección Library of Couple and Family Psychoanalysis editado por Karnac, continúa lo que ya se va convirtiendo en una tradición. Si bien la serie inevitablemente se ha inclinado hacia la tradición de las relaciones de objeto evidente en las enseñanzas y escritos de la Tavistock Relationships y del International Psychotherapy Institute, también resulta evidente que la colección va abarcando una aproximación más amplia. Dos de los cinco libros de la colección han tenido un fuerte foco en la teoría del apego y uno de los volúmenes iniciales, How Couple Relationships Shape our World, puso la lente en brindar una rica perspectiva social sobre la relación de pareja. Pero es este libro el que nos llevará hacia un verdadero abordaje amplio y ecléctico. Al provenir de dos congresos, es posible oír aquí el internacionalismo de las voces con sus diferentes lenguajes y énfasis. Estas voces, aunque a veces suenan en nuestros oídos extrañas y diferentes, muestran la riqueza y diversidad de este campo de pensamiento. Pero el libro nos brinda gran cantidad de material clínico vívido y muestra aquello que hay en común en las experiencias psíquicas de familias y parejas. Somos muy diferentes, y aun así, también parecidos.

David Scharff y sus colaboradores en el Comité de Familia y Pareja de la IPA y el IPI han sido incansables en sus esfuerzos por desarrollar colaboraciones a lo largo del mundo. Sin David, este libro y estos vínculos no hubieran sido posibles, y la vibrante comunidad que se ha desarrollado en el campo del psicoanálisis de familia y pareja no hubiera cobrado entidad. Analistas de Gran Bretaña, Estados Unidos, China, España, Latinoamérica, Italia, Francia, han comenzado a conocerse y leerse unos a otros. Estoy segura de que esto nos ayudará a progresar en nuestra comprensión y habilidad para tratar eficazmente parejas y familias.

Espero realmente que podamos aprender el idioma del otro ya que hay mucho por ganar. Este libro es un comienzo; un excelente inicio que comienza un diálogo vital.

Referencias bibliográficas

Bowlby, J. (1973). El apego y la pérdida: la separación. Barcelona: Paidós Psicología Profunda, 1998, v.2, 444.

Fonagy, P., Luyten, P., Campbell, C., & Allison, L. (2014). Epistemic trust, psychopathology and the great psychotherapy debate. (Artículo web). [Confianza epistémica, psicopatología y el gran debate de la psicoterapia] Recuperado en www.societyforpsychotherapy.org/epistemic-trustpsychopathology-and-the-great-psychotherapy-debate

Main, M., Kaplan, N., & Cassidy, J. (1985). Security in infancy, childhood and adulthood: A move to the level of representation. [Seguridad en la infancia, infancia y adultez: un movimiento al nivel de la representación] En: I. Bretherton & E. Waters (Eds.), Growing points of attachment theory and research, Monographs of the Society for Research in Child Development, 50 (1–2, Serial n. 209): 66-104.

1 Traducido por Mónica Vorchheimer.

2 Nota del traductor: “Evolutionary theory suggests that as the human mind needed to respond to ever more challenging, complex, and competitive conditions, norms for social behaviour and understanding could not be “fixed” by genetics or constitution. These norms had to be optimized through a prolonged period of development within a close circle of people – people who we would term attachment figures.” (2014)

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