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Introducción
Riquezas y diversidades alrededor del mundo

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David Scharff y Mónica Vorchheimer

“…cuanto menores eran las posibilidades de las culturas humanas para comunicarse entre sí, y por lo tanto, corromperse por mutuo contacto, menos capaces eran sus respectivos emisarios de percibir la riqueza y la significación de esa diversidad”

C. Lévi-Strauss (1974, p. 47)

El psicoanálisis con parejas y familias es el interés en común que reúne a los psicoanalistas, autores de las contribuciones que el lector encontrará aquí compiladas. Lleva por título “Diálogos clínicos sobre psicoanálisis con familias y parejas”, dado que han sido casos clínicos y discusiones que integraron el programa de dos congresos. En su mayoría fueron presentados en el primer congreso internacional sobre el tema, organizado conjuntamente por los Comités de Familia y Pareja de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) fundada por Freud en 1910 y la Federación de Psicoanálisis de Latinoamérica (Fepal), celebrado en Buenos Aires en el año 2015. Algunos capítulos se componen de trabajos presentados en Washington en febrero del 2014 en el marco del congreso organizado por el International Psychotherapy Institute de dicha ciudad, al que fueron invitados los miembros del comité y sólo el capítulo 1 ha sido preparado especialmente en ocasión de esta publicación.

Ambos eventos llevaban en su título el anhelo de poner en contacto la diversidad de perspectivas, lenguaje, clínicas, estilos y culturas que encontramos alrededor del mundo. No sólo en el sentido de la variedad geográfica de los analistas participantes, sino también por la amplitud y diversidad de las culturas psicoanalíticas que integran el universo de la sociedad psicoanalítica contemporánea.

Naturalmente que éste es un proyecto en extremo ambicioso en el cual vamos dando un poco a tientas los primeros pasos, renunciando a cualquier pretensión de exhaustividad. Sin embargo, el intento es el de desafiar la paradoja irresoluble a la que se refiere el epígrafe, tratando de ubicarnos como humildes emisarios o exploradores, curiosos y aventureros, esforzándonos por comunicarnos y tornar comunicables nuestras ideas, nuestras herramientas conceptuales, nuestras dificultades, nuestros hallazgos.

En este trayecto, esperamos que el lector se ubique también él como un emisario de su cultura, y pueda adentrarse en la riqueza y el significado de esta diversidad. Desde esta perspectiva, éste es un diálogo incompleto a la espera de ser continuado por las competencias del lector. El texto está plagado de intersticios, de oscuridades, de espacios en blanco que le dejan a quien lo lea la tarea de colaborar con él.

Si el psicoanálisis del siglo XXI es multicultural y multilingual, el de familias y parejas no es una excepción a la regla. Pero el deseo de acercarnos a las diversas caras que adopta el malestar en la cultura, bien vale este esfuerzo. Para quienes pensamos que el lazo social conlleva un inevitable e intrínseco sufrimiento, la exploración de éste en el marco del encuadre psicoanalítico con familias y parejas resulta un desafío pujante e inquietante, guiado por los mismos anhelos de Freud cuando aspiraba a trocar la miseria neurótica en sufrimiento ordinario.

Aún hoy, cuando se declara a diario que la familia moderna está en riesgo de extinción o que la pareja estable resulta de dudosa estabilidad, sigue resultando enigmático atender a preguntas sencillas y complejas: ¿por qué se junta la gente? ¿Por qué no pueden juntarse o permanecer juntos? ¿Qué se esconde detrás de los reproches y recriminaciones? ¿Cómo comprender la conformación del lazo social?

Preguntas éstas que no surgen de una reflexión general acerca de la condición humana, sino que provienen de la observación e intervención en el campo clínico mediante ese instrumento extraordinario que nos provee la disciplina psicoanalítica. Por eso, son estos, diálogos clínicos. Porque se interrogan a su vez por la acción terapéutica del método, porque rescatan el valor de la palabra en el marco de esa relación tan especial que es la relación analítica en la que confluyen la investigación y la cura, en la cual el deseo de analizar constituye el único deseo que le cabe al analista en su imperativo de abstenerse de influir sobre su paciente según sus propios anhelos o ideales.

Quien se adentre en la lectura encontrará familias y parejas que han llegado a los consultorios de analistas en busca de aliviar sus sufrimientos.

Haciendo historia, es el capítulo que abre el libro, en el cual Roberto Losso y Rodolfo Moguillansky trazan sus personales recorridos por los acontecimientos conceptuales, clínicos y políticos que contextualizan el estado actual del psicoanálisis con familias y parejas en Latinoamérica, especialmente en Argentina. También con un estilo personal Guillermo Bigliani nos hace partícipes de su propia perspectiva sobre cómo han llegado a él, en Brasil, los aportes locales e interregionales de la clínica vincular.

El capítulo 2 describe el abordaje que Anna Nicolò implementó en el tratamiento de una familia cuyo hijo permanecía aislado y reticente a los tratamientos individuales. Ella destaca la importancia que le asigna al trabajo sobre la narrativa biográfica compartida durante sesiones de terapia familiar; esto cobra especial relevancia, a juicio de Nicolò, en relación a las memorias traumáticas que, cuando se desmienten bajo la forma de secretos, pueden dificultar la organización de la historia individual de cada miembro en la familia, alterando la singularidad, no menos que la dinámica familiar. En su comentario del caso, Janine Puget señala sus divergencias, especialmente en lo referido al uso del pasado histórico que puede operar como resistencia e instalar a la familia en un pasado circular que les impida ver el presente. Cuando se interroga por el uso de los sueños en el análisis de familias entrevemos la riqueza que puede sedimentar al poner en contacto dos miradas diferentes. El lector se encontrará aquí con un vívido ejemplo de la brecha que el libro deja abierta como exigencia de trabajo de pensamiento para el clínico y teórico del psicoanálisis vincular y esperamos que le despierte resonancias personales para continuar este diálogo incompleto. Richard Zeitner, estimulado por el caso, hace un ejercicio en esta dirección, al evocar los aportes desde el pensamiento sistémico a la concepción del aglutinamiento agregando a su comprensión, a propósito del material, sus hipótesis de la dinámica inconsciente basándose en su modelo de las relaciones objetales y recalcando la importancia de la transmisión transgeneracional que se congela en mitos familiares que afectan las relaciones interpersonales.

El sugerente título que encabeza el siguiente capítulo, “Cuando 1 + 1 > 2 pero nunca 3”, nos hace partícipes de las reflexiones de Mary Morgan y Lissy Abrahams al tratar en co-terapia una pareja con dificultades en la capacidad de saber que en la relación hay dos y sugieren que cuando la función de tercera posición, o de “estado mental pareja” falta en la relación, con suerte, la pareja podrá internalizarla como parte del proceso analítico de pareja. Caroline Sehon y Sonia Kleiman comentan el caso desde miradas diferentes; la primera, refiriéndose a las ansiedades y defensas efecto del hecho de estar relacionados, como así también la curiosidad narcisística, entre otros tópicos de interés. Kleiman discute desde la teoría vincular las pre-concepciones que pueden pre- determinar el campo de observación, recalcando la importancia de lo que denomina “la situación”, con hincapié en el presente y el “hacer con” en el campo vincular.

Patrick y Margaret son una pareja mayor cuyo caso relatan Timothy Keogh y Cynthia Gregory Roberts en el capítulo 4, para ilustrar la dificultad en la elaboración de un duelo prohibido y el trabajo con la repetición traumática. Asistimos a la experiencia de co-terapia y a la introducción del artificio técnico que ellos denominan “conversación reflexiva” entre los miembros de la pareja terapéutica, como herramienta que colabora en la deconstrucción del bastión defensivo que mantenía a la pareja en un duelo congelado que los llevaba a interminables peleas. Con humor, Guillermo Bigliani comenta seriamente su propia lectura del caso, introduciendo la perspectiva transgeneracional; allí se pregunta de qué modo la historia de Australia puede haber impactado en los progenitores de los integrantes de esta pareja y aventura que podría inconscientemente estar siendo re-actuada por ellos; podemos observar en su comentario uno de los aportes rioplatenses a la comprensión de lo vincular, la inclusión de la dimensión transubjetiva; asimismo, él acentúa la importancia de la actualidad –y no sólo la historia– en la producción de subjetividad y en la constitución de lo inconsciente, un inconsciente abierto a los efectos instituyentes del vínculo y no sólo determinado por el pasado histórico, infantil y singular. Así, quizás inadvertidamente, propone considerar una “neurosis actual matrimonial”. Silvia Nussbaum, en su comentario, nos lleva de la mano para que podamos seguir de qué modo se posiciona ella para comprender un material. En el estilo de su texto, comparte con el lector las preguntas que se formula y las respuestas tentativas que va encontrando, aportando perspectivas a veces divergentes con los autores. De este modo, nos ilustra cómo a su parecer, las teorías implícitas que los terapeutas tienen condicionan el despliegue ulterior del material asociativo. Un ejemplo de ello es la hipótesis del determinismo traumático infantil en el que se apoyan Keogh y G. Roberts que los conduce a intervenir inicialmente con preguntas dirigidas a cada uno de los miembros de la pareja, lo que a su juicio, prefigura el material posterior.

Al arribar al capítulo 5, los niños ya han entrado al consultorio y también otro estilo de comunicación por parte de Regina Rahmi, quien nos presenta el caso de una familia con niños, sus acciones lúdicas, el movimiento, sus dibujos coloridos. El material hablará por sí mismo, ya que la analista se abstiene de sus comentarios. Serán Ricardo Rey y Zuli O’Neill quienes nos propondrán sus hipótesis teóricas. El primero, acentuando su comprensión etiológica de la dinámica familiar, la determinación de la conflictiva parental en la sintomatología del niño por quien consultan, y sobre quien los padres transfieren un objeto tiránico proveniente de sendos pasados, lo que dificulta, a su entender, el lugar del niño como enigmático; esto le permitiría un desarrollo en el que su subjetividad tuviera espacio de emerger. La segunda, haciendo hincapié en su entendimiento del aquí y ahora de la sesión de análisis, propone cómo el síntoma por el cual el niño es diagnosticado –su déficit atencional– puede ser comprendido, paradójicamente en la extrema atención que el pequeño presenta a la interacción familiar en la sesión, acentuando la importancia de comprender la producción subjetiva que tiene lugar en la situación analítica.

El capítulo 6 nos transporta a China, para encontrarnos con una experiencia de tratamiento y transmisión del psicoanálisis que se producen en simultáneo. Los Scharff, David y Jill, comparten su trabajo en Oriente en una intervención realizada con una familia china en China en presencia de alumnos en formación y con la ayuda de un traductor. Una verdadera experiencia intercultural que pone a trabajar nuestro sentido común y el respeto por la diversidad cultural, hechos estos resaltados en los comentarios de Isabel Gomes y Miguel Spivacow. La primera, sin embargo, se interroga si realmente, y sin desconocer la diversidad de paradigmas culturales, la comprensión psicodinámica del caso demanda nuevos instrumentos conceptuales o basta con los que el psicoanálisis, nacido en Occidente, nos ha aportado. Spivacow, entre sus comentarios elogiosos, subraya la posición prudente y respetuosa de los terapeutas, que debería guiarnos en cada consulta si deseamos hacer del psicoanálisis del siglo XXI uno que no permanezca aislado en una torre de marfil sino integrado a la sociedad contemporánea.

En el capítulo 7 Lucía Morabito nos presenta el caso de una pareja atravesando una descompensación proyectiva, según ella lo denomina, y las vicisitudes del duelo que deben atravesar por la pérdida del sistema de identificaciones proyectivas mutuas. Como señala Mary Morgan en su comentario, el caso nos enseña una vez más cómo junto a los deseos manifiestos de encontrar un cambio en la relación, subyace también un poderoso anhelo inconsciente de mantener el equilibrio previo. En esto coincide Karen Proner, si bien en su comentario aporta la noción de claustro acuñada por Meltzer para describir el modo en que muchas parejas como la de Mireya y Adolfo dominadas por el terror sin nombre en una colusión silenciosa, sólo pueden escapar del encierro en ese espacio mediante un asesinato, en este caso el de un bebé o la pareja.

Trabajando con los vínculos (capítulo 8), Elizabeth Palacios nos ofrece el relato de una experiencia clínica del tratamiento de una pareja de funcionamiento narcisista y del abordaje individual de cada uno de sus integrantes, a fin de mostrar el tipo de vínculo que cada uno es capaz de construir en dispositivos diferentes. La contribución de Lin Tao focaliza en la lectura del posicionamiento edípico y el uso que los integrantes de la pareja hacen de las interpretaciones más allá de su valor semántico. Esto mismo es minuciosamente considerado por Susana Muszkat quien resalta las dificultades en el reconocimiento de la otredad y además se interroga por la clase de efectos transferenciales de incluir dispositivos de tratamientos simultáneos. Desde ópticas diversas, sin embargo, ambos comentadores convergen en una comprensión similar del caso y empatizan con las dificultades contratransferenciales de la terapeuta.

El capítulo 9 es un interesante ejemplo de cómo muchas veces nos resulta más fácil a los analistas encontrarnos en la clínica, a pesar de tener modelos conceptuales heterogéneos. La presentación de dos entrevistas familiares que aporta Mónica Vorchheimer, y en cuyo título insinúa ya la dificultad de salida exogámica y la constitución de nuevas familias, es comentada por David Scharff quien señala convergencias en la comprensión del caso, aunque sugiere propuestas de abordaje divergente.

Por último, Richard Zeitner contribuye con un minucioso relato clínico de un proceso terapéutico con una pareja cuyos integrantes han sufrido traumas tempranos. Su comprensión de los mismos a través del discurso verbal y paraverbal así como de sus experiencias contratransferenciales permite gradualmente una redistribución de las funciones maternales originalmente delegadas in toto en el marido y así poder asumir las funciones parentales ante la llegada del segundo hijo. En su comentario, Teresa Popiloff hará foco en las alianzas inconscientes que negativizaban, por un lado, la masculinidad de Michael en la que se homologaba masculinidad y abuso, y por otro la maternidad de Sara, en tanto madre se equiparaba a regresividad psicótica. Asimismo, sugiere que estas alianzas inconscientes están en la base de la negativización de la sexualidad de la pareja.

Todo el libro está recorrido implícitamente o explícitamente por la búsqueda de semejanzas y diferencias. Algo que, sabemos, ocupa a todos los participantes de un vínculo, sea éste una pareja, una familia o una institución. Por esta misma razón, si bien este libro es en español, se podrá reconocer la diversidad de matices de la lengua. Algunos textos han sido originalmente escritos en inglés y traducidos; y sabemos que toda traducción fuerza cierta traición por efecto de las decisiones interpretativas. Otros provienen de analistas de países de habla española pero cuyas lenguas tienen expresiones, estilos o matices diversos. Hemos optado por conservar esta diversidad, también como muestra del espíritu que anima esta publicación. Como en todo encuentro con otro, reconocer las diferencias es un primer paso para que surja el respeto necesario para que se produzca un encuentro. De ocurrir el encuentro, ya no nos dejará tal como éramos antes de que hubiera acontecido. Esperamos que con la lectura de este libro, algo análogo le ocurra al lector.

Referencia bibliográfica

Levi-Strauss, C. (1988). Tristes trópicos. Barcelona: Paidós. pp. 47. [Tristes tropiques. New York: Atheneum, 1974]

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